Luz azul y ligera brisa. El día empezaba bien. Sisac cerró la puerta de su casa tras si y se alejó caminando despacio calle arriba. En su último mensaje, Héctor, el nuevo guardabosques, había dicho que llegarían hacia el mediodía. Su hija Nené y él ya habían adecentado la casa días antes, ahora sólo quería abrir las ventanas y asegurarse de que todo estaba en orden para los nuevos inquilinos.

La casa estaba algo alejada del resto, era la última antes de la senda que conducía a las rutas de subida a los montes, muy concurridas todo el año, pero sobre todo con la llegada del buen tiempo. Era una construcción de dos plantas de piedra vista, con dos mansardas, a la que se accedía por una rampa de adoquines en dos tonos de gris con el motivo de la rosa de los vientos. Abrió la pesada puerta de madera maciza y se detuvo un instante en el umbral, sólo le recibió el silencio, sonrió levemente al pensar que a partir de ese día se llenaría de vida otra vez. Comenzó por abrir las ventanas y las contraventanas de la planta baja, ocupada por un amplio salón-comedor con chimenea, la cocina y un aseo, luego subió al piso superior, repartido en tres dormitorios y un cuarto de baño completo. Al abrir las ventanas del último de los cuartos, se paró un instante a contemplar la impresionante vista de los montes y las cumbres desde allí, si bien le habían acompañado toda su vida, no se cansaba de admirarlos en su inmensidad de roca y verde.

-Mamá quiere saber si necesitarán más mantas- La voz de Nené, tras él, una chica morena con cola de caballo, en vaqueros y abrigada con un plumas verde, le asustó, no la había oído llegar, ella sonrió y le mostró las mantas que llevaba en los brazos.

-Puedes dejárselas sobre las camas, y que ellos decidan- Comentó él, Nené dejó entonces una de las mantas sobre una de las camas gemelas.

-Voy a dejar correr un rato el agua- Y salió del cuarto, Sisac la siguió y volvió al piso inferior, para comprobar que todos los electrodomésticos que había en la cocina funcionaban. Después, padre e hija se sentaron en un banco en la terraza que daba a la parte de atrás, a la que se salía por el salón.

-Son él y su hija, solos…

-Que yo sepa sí, eso me dijo.

-Estarán separados, o algo.

-No le pregunté, no quise ser tan indiscreto….

-Y tú dices que yo podría cuidar de la niña…

-Sólo si quieres, todavía no tiene plaza en la guardería de abajo, será cuestión de semanas, y te ganas unos cuartos…

-Qué tiempo tiene?

-Dos y medio….- A Nené le dio la risa, él la miró sin entender por qué.

-Se viene hasta aquí, solo, con un bebé de dos años, a cuidar la flora y fauna….tiene arrestos, me gusta- Decidió, cerrando los ojos contra el tímido sol, que apenas calentaba, pero que ya se atrevía a salir, Sisac meneó la cabeza, pero no dijo nada.

Héctor llegó un poco antes de las dos de la tarde, al volante de un Mini Cooper Countryman azul con un pequeño remolque acoplado.

-Lo dicho, arrestos no le faltan- Sentenció Nené al ver el coche aparcar ante la casa, Sisac se pasó la mano por el cabello, blanco y crespo, y meneando la cabeza, como dándola por imposible, se dispuso a recibir al nuevo vecino.

-Buenas!- Saludó un sonriente Héctor al salir del coche, extendiendo teatralmente los brazos, Sisac le ofreció la mano y un abrazo de bienvenida, Nené le dio dos besos. Era un hombre joven, ni alto ni bajo, de pelo rizo castaño ,algo largo, y gafas Truman, ataviado con vaqueros y una camisa de cuadritos azules, Nené se fijó en que calzaba unas robustas botas de senderismo, al menos, pensó , antes de mirar a través de la ventanilla para descubrir a una criatura que dormía en una sillita reglamentaria.- Se durmió justo en el cruce, Oona siempre hace lo mismo- Comentó su padre al tiempo que abría la portezuela, luego, medio metiéndose en el coche, la libró de los arneses y la sacó de la silla, sosteniéndola en brazos, con la cabecita sobre su hombro, la niña no hizo visos de despertarse. Sisac y Nené le guiaron al piso de arriba, donde él la acostó en una de las camas gemelas de uno de los tres dormitorios, Nené cerró la ventana y echó las cortinas.

Al poco se les unió Chusa, la mujer de Sisac y madre de Nené, quien trajo varias tarteras de comida y una botella de vino, con los que la familia quiso darle la bienvenida al nuevo guardabosques. Hasta su jubilación,hacia pocos meses, ese había sido el trabajo de Sisac, quien le entregaba el relevo con gusto, y no tardó en hacer planes con él para, en los próximos días, subir al monte y explicarle sobre el terreno su nuevo puesto.

-Mañana a las nueve, ya puedo estar aquí- Confirmó Nené cuando ya se iban, Héctor sonrió e iba a comentarle algo, cuando otra cosa llamó su atención, una pequeña torre de piedras sobre el murete que bordeaba la casa.

-Vaya! Es la primera vez que lo veo con mis propios ojos, es muy dificil lograr que se mantengan..- Comentó señalando la torre, compuesta de cuatro piedras planas y lisas, colocadas unas sobre otras en delicado equilibrio vertical, Nené , Chusa y él se acercaron para verla más de cerca.

-Qué barbaridad! Estaba ya antes? No me fijé…la gente hace torres de piedras por ahí arriba, ya las tengo visto, pero así…Sicac?- Chusa se volvió hacia su marido, el único que no se había acercado, y que parecía buscar algo con la mirada a su alrededor- Sisac?…mira, tienen un nombre…cómo era?- Sisac la miró un tanto distraido y se pasó las manos por el rostro varias veces, antes de acercarse.

-Ni idea…- Sentenció

-Ya lo miraré…- Anotó Hector, quien aprovechó para sacarle una foto a la torre de piedras con su móvil- Increíble.- Sisac levantó las cejas un instante y pareció buscar algo en la lejanía, luego se rascó la nuca.

-Bueno, nos vamos pues, mañana es otro día- Dijo dándole una palmada en el hombro, y comenzó a bajar la rampa, seguido de Chusa y Nené.

Los días que siguieron, Héctor los ocupó en organizar la casa con la ayuda de Nené y Chusa, y en ponerse al día con Sisac recorriendo la zona. Salían al amanecer y volvían a la caída de la tarde, con los mapas en papel plagados de crucecitas de colores y los dispositivos electrónicos cargados de nueva información que Héctor debía estudiar y catalogar, Sicac, en ese aspecto, se alegraba de no tener que volver a hacerlo. Nené se quedaba a cargo de Oona, una niña con el pelo rizo de su padre y unos vivos ojos verdes, con la que Nené hizo buenas migas, si bien la niña no era muy juguetona ni se reía demasiado. Es una niña muy seria, le había comentado a su madre, y ésta le había respondido que no había niños de esa edad que fueran serios, que a lo mejor todavía no se había adaptado a aquello, con tanto campo, teniendo en cuenta que ellos venían de una ciudad. Nené optó por darle la razón, pero de todas formas buscó en Internet juegos con los que poder entretenerla. Le gustaban los niños. Pero lo suyo era la contabilidad.

-Le di la cena y se quedó frita, dormía ya mucho antes o empezó aquí?-Se interesó Nené, Héctor acababa de llegar del monte y se dejó caer sobre una de las sillas de la cocina- Aún queda estofado…para ti, y todos los vecinos a los que quieras invitar, ya sabes las raciones de mi madre..- Él rio y, quitándose las gafas, se apretó el puente de la nariz.

-Siempre ha dormido bien, y tampoco me ha dado problemas con la comida, es una niña muy buena…- Explicó, Nené optó por no comentarle su seriedad, a lo mejor era sólo una fase, como había leído en un foro- Seguro que os preguntáis dónde está su madre- Nené le miró en silencio, era algo que todo el pueblo se estaba preguntando, pero nadie se había atrevido todavía a sacarlo a colación, Hector se incorporó y acercándose despacio a la ventana, apoyó sus manos en el alfeizar, mirando hacia el exterior- Horas después de nacer Oona, ya en la habitación, ella estaba en la cama con ella en brazos, y me la pasó, “Abre la ventana, por favor, tengo mucho calor” me dijo, y nada más acabar de decir la frase inclinó la cabeza hacia atrás contra la almohada y dejó caer los brazos…ni siquiera cerró los ojos. Una aneurisma, nos dijeron después. Y allí me quedé yo, con Oona en brazos, sin saber cómo moverme. Tardé dos años en averiguarlo, y decidí venir aquí- Se volvió hacia ella, y se la encontró mirándole con los ojos muy abiertos y una mano aferrada a la boca- La gente dice que es una nena seria, la verdad es que risas lo que se dice risas, no ha visto muchas por mi parte……pero seguro que eso va a cambiar, porque quiero que cambie…..estoy seguro- Y él le sonrió, para lograr apartar el gesto de horror del rostro de ella, consiguiéndolo a medias.

-Gracias..

-Por?

-Por contármelo…

-No quiero vivir nunca más entre fantasmas.

En mitad de la noche, algo despertó a Héctor. Miró el reloj, faltaban minutos para las tres. Iba a volver a dormir, cuando escuchó de nuevo lo que le había despertado. Era la voz de Oona. Se incorporó en la cama y encendió la luz de la mesilla. Parecía estar riéndose. Se puso las gafas y salió de la cama, ya en el pasillo, las carcajadas infantiles le sacaron de dudas y abrió la puerta del cuarto que ocupaba Oona, contiguo al suyo.

-Mia papá, mia! “Son tus perzúmenes mujé! loz que me sulibeyaaan!Loz que me sulibeyaaan! Son tus perzúmenes mujeeeé!”- Oona, de pie en el centro del cuarto en penumbra, movía los pies al ritmo poniendo los bracitos en jarras contra sus caderas, mientras cantaba la estrofa a voz en cuello con su medialengua, Héctor achinó los ojos y se ajustó las gafas, para después dar la luz, ella se rio y dio dos palmadas- OH!! “Tus ojoooz zon de colibríiii, ay como mi aleteeyaaan!!Ay cómo mi aleteeeyaan!!”– Por un fugaz momento, Héctor pensó que él mismo estaba sumido en un sueño absurdo.

-Oona, mi vida….qué..?..ven..tranquila..ven- Y la cogió en brazos, ella se abrazó a él y le dió un sonoro beso.

-Qué coza ez el sulibeyo?- Preguntó su vocecita después, él la miró preocupado y le tomó la temperatura con la mano contra la frente, ni rastro de fiebre, ella volvió a romper a reir con ganas y a dar palmadas, él le dió un beso y decidió llevársela con él, ella se giró un instante y pareció despedirse de su cuarto con las dos manos al mismo tiempo, y apoyó su cabecita en su hombro- Loz que me zulibeyaan….loz que me zulibeeeyaaan…- Y aún cantando la metió junto a él en la cama, ella le dio otro beso y, sin más, volvió a quedarse profundamente dormida. Héctor se quitó las gafas y se apretó el puente de la nariz, no pudo evitar reirse. Él también se había preguntado muchas qué era el “sulibeyo”.

-Sólo a tí se te ocurre…..ya….ya cuando vi las piedras…pensé…pero no podía ser, pensé que te habrías ido ya….Los Perjúmenes…a dónde fuíste a dar…y por qué?….a ver…vaya susto ese padre…ya…tú ríete que no tiene gracia….qué quieres? Ella no está…no está aquí….te digo que no….te crees que no la busqué?…y la busco…no creas…pero no está….marchate….ya….ya lo sé…..pero deja a la criatura en paz…..te quieres callar?….para ya…

-Papá…con quién hablas?- Sisac se volvió y se encogió de hombros, disfranzando una especie de sonrisa, Nené sonrió también.

-Con nadie, conmigo mismo..

-Tú sabías que tenemos ese disco….en vinilo, nada más y nada menos? Mira- Y levantó un dedo para hacerle escuchar la canción que ahora sonaba en el equipo de sonido, él asintió y se pasó las manos por el cabello sin darle más importancia- Pero que conste que yo no se la canté….ni idea de dónde la pudo escuchar, a lo mejor en la radio el otro día- Nené se alejó hacia la cocina- Espiridión Pichincha…-Y soltó una carcajada- de dónde sacarán esos nombres- Sisac negó con la cabeza y miró hacia algún lugar del comedor como pensando, luego hizo un gesto de hastío con la mano y salió de la casa dando un portazo.

Oona decidió lanzarse a hablar. Y no parar. Consigo misma y con cualquiera que le saliera al paso. Y descubrieron que sabía reir. Una risa como de gaseosa, que salpicaba sin piedad y contagiaba a todo aquel en su radio de acción. A veces se reía sola, de repente, sin venir a cuento, y se explicaba cosas ininteligibles a si misma, o canturreaba canciones irreconocibles. Su entretenimiento favorito era hacer torres con piedras, planas y lisas, que colocaba verticalmente unas sobre otras en sorprendente equilibrio, las tiraba y las volvía a hacer a su antojo, repartidas por la propiedad.

-Increible, tan pequeña, y ya es capaz…a mí se me caen siempre- Comentó Héctor, mientras la observaba desde la ventana del salón formar una de esas torres en el jardín de Sisac, habían adoptado la costumbre de reunirse los sábados a comer todos juntos, Chusa sonrió y le ofreció una cerveza fria que él aceptó gustoso.

-Le vino bien el cambio, de eso no cabe duda- Él le dio la razón con un gesto y bebió un trago largo de su cerveza, se fijó entonces en una foto enmarcada sobre la mesa junto a la ventana, dos hombres y una mujer jóvenes, altripechados con aperos de montaña reían en blanco y negro a la cámara en lo que parecía un descanso durante una subida.

-Son Manchester, Luz y Sisac, de los tres, sólo Sisac está vivo…- Héctor la miró e iba preguntar algo, pero ella se adelantó cogiendo el marco entre las manos.

-Sucedió va a hacer dentro de poco cuarenta años, mucho antes de conocer yo a Sisac, tenían planeada una subida, pero Sisac no pudo ir, porque estaba enfermo con gripe, los otros dos sí que subieron, pero no regresaron, el cuerpo de él pudieron encontrarlo, ella no apareció nunca, se habían criado juntos, Sisac no habla de eso…

-Manchester? -Chusa sonrió y acarició el cristal del marco.

-Le pusieron ese mote porque su única ilusión era marcharse con Luz a Manchester, nadie le llamaba de otra forma…- El revuelo de la llegada de Sisac con otros invitados les hizo dejar la foto en su sitio, y salir al jardín. Al ver llegar a Sisac, Oona salió corriendo hacia él.

-Sisá! Sisá! Mia, mia!- Sisac rio y la cogió en brazos, pero ella quiso volver al suelo, – mia, mia, “Para que nooo me olviiideeezzz …ni ziquiera un momentooo…y zigamoz unidos los doz gracias a los dreecuerdoozzz!!!”- Sisac negó con la cabeza y comenzó a reirse a carcajadas, mientras ella le dedicaba la canción moviendo teatralmente las manos, ante la sorpresa de todos los presentes. Héctor sacó su móvil y comenzó a grabarla.

-Tengo que grabar esto…sino no me lo cree nadie- Musitó divertido, Sisac sin parar de reirse la cogió en brazos y la abrazó contra sí.

-No te voy a olvidar…..no te preocupes…- Susurró, Nené se la cogió de los brazos.

-Ven aquí calandria-Y Oona le dio un beso, para apoyar después su cabecita en su hombro, Héctor alzó las cejas y ella le guiñó un ojo.- Voy a ser su representante, que lo sepas…

Durante la comida, Héctor se fijó en un ala-delta que sobrevolaba las cumbres, por un momento se preguntó desde dónde habría despegado y dónde pensaba aterrizar al observar cómo se perdía entre las nubes todavía bajas, pero apartó la idea para seguir disfrutando de la tarde del sábado con tranquilidad.

-Sisac? Me has continuado tú el jersey que le estoy haciendo a la niña?- Preguntó Chusa días después, mostrándole su labor de punto, Sisac, que leía el periódico sentado a la mesa del comedor la miró sin entender a qué se refería.

-Yo? No sé ni coger las agujas…cómo te la voy a continuar?

-Es que yo hice una del derecho, otra del revés, derecho, revés, ocho azul, ocho verde, ocho amarillo, y ahora hay un buen trozo revés, derecho, revés, derecho, amarillo, azul, verde….y no cuadra…

-Sería Nené…

-Ya le pregunté, no le gusta hacer punto

-Pues no sé, la harías y te olvidaste…

-Puede ser, voy a tener que ir al médico, ayer quise ordenar el armario de la ropa de cama y cuando lo abrí ya estaba ordenado, y Nené tampoco fue, hasta colgué un ramito de lavanda….y que no me acuerde…- Sisac alisó despacio la hoja del periódico que leía y volvió a ponerse las gafas.

-No te preocupes….puede pasar….-Chusa se encogió de hombros y salió del salón meneando la cabeza, sin poder explicarse los sucedido, Sisac miró un instante hacia fuera y respiró hondo, para continuar con su lectura.

Nené, mientras tanto, jugaba con Oona a las cocinitas, habían dispuesto una batería de tarteras de juguete sobre la mesa de la cocina y la niña se entretenía rellenándolas de garbanzos, habas y lentejas, mezclando unos con otros mientras canturreaba una canción, como ahora era su costumbre, de rodillas sobre una silla, concentrada en su labor. Nené ordenó la ya de por si ordenada cocina, y subió un momento al piso superior a buscar ropa para lavar, desde allí escuchó la voz de Héctor, que se había parado a hablar con un vecino en el camino, había salido temprano y volvía para comer. Cuando Nené volvió a la cocina, Oona le salió al paso portando un precioso ramo de flores silvestres, ella misma llevaba la cabeza adornada con una corona de margaritas y hiedras, la niña le tendió el ramo con una sonrisa que hizo brillar sus enormes ojos verdes.

-Oh! Muchas Gracias, Oona, pero….- La niña la salpicó con su risa de gaseosa y volvió corriendo a la mesa a continuar con sus comiditas, Héctor entró entonces con dos conejos y una bolsa de lechugas, Nené le mostró el ramo y no pudo evitar ponerse colorada- Muchas gracias, hombre, es precioso y huele muy bien…qué detalle, no tenías por qué…- Héctor parpadeó tras sus gafas varias veces y optó por sonreír, sin saber muy bien a qué se refería, luego asintió.

-De nada…de nada, esto…mira lo que me ha dado Ernesto- Acertó a decir mostrándole lo que traía, ella le sonrió, encantada con las flores.

-Voy a ponerlas en agua…- Y abandonó la cocina en busca de un jarrón, Héctor se quedó un instante parado, todavía con su carga en las manos, la risa de su hija le sacó de sus pensamientos, la niña seguía jugando con las legumbres y las tarteras.

-“Doz gardeniaaz para tiiii, con ellaz quero disirr…te querooo, te adorooo…mi viaaaa..”- Héctor meneó la cabeza, preguntándose de dónde había sacado su hija ese amor repentino por las canciones antiguas, y colocó su carga sobre la encimera de la cocina.

-Desde cuándo sabes tú hacer punto?….vamos a ver…..que no fuiste tú?…entonces quién?yo no fui y Nené tampoco….y orden tampoco fue nunca lo tuyo…….ya, entonces quién….y además te metes a casamentero….- Una ráfaga de viento sacudió los árboles y le quitó a Sisac su gorra. Caminaba por un sendero entre los árboles, Héctor le había pedido si, en su paseo diario,podría señalar los árboles que debían ser talados. Él haría lo propio en otra zona, además quería ir hasta la zona de las simas con un equipo de expertos para hacer inventario de las rutas peligrosas, ahora que parecía que el buen tiempo se había instalado por fin en la zona- No te pongas así….que te creo…primero un ramo que no lo salta un torero, después un cesto hecho a mano repleto de arándanos y rosas…con lo que le gustan a Nené los arándanos….y las rosas…por supuesto….que a tí no te gustaban…ya lo sé…por eso me extrañó…pero romántico eras…”Para que no me olvides”…..- Sisac rio y el viento le envolvió en un torbellino de hojas, pero él ni se inmutó- hoy por fin la lleva al cine….a lo mejor lo hizo él …pero no veo yo a Héctor haciendo cestos….en fin….a lo que iba…..pues si no lo sabes tú…yo sólo te oigo a ti, porque lo que es ver…..que?…Chusa? Chusa va a ir al médico, ya cree que pierde….no te rías….el otro día metió pollo al ajillo y sacó después pollo al estragón….- El viento le quitó la gorra otra vez- Pararás de reir?……por qué no te marchas?….no la esperes más….ya….las promesas se las lleva el viento viejo amigo….- Una racha de viento casi le lanzó contra un arbol- serás cabrito….no te pongas así…..a mí no me molestas, lo digo por ti, no te cansas de esperar?….no sin ella, ya…..la eternidad por delante…..tú que puedes, haz lo que quieras….pero por favor, no le cantes más a la nena- Tres hojas parecieron entonces bailar ante él, llevadas por una ligera brisa, él sonrió- esa justo no me importa ves?- Y se alejó sendero arriba, entre los árboles, que un viento caprichoso agitaba a su paso, tarareando “La Boheme” de Aznavour.

-Así que eras tú.

-Quién sino, Manchester?, sólo estamos tú y yo.

-Ya, eramos más…pero acabaron por irse…y tú, por qué te has quedado?

-En principio sólo tenía que buscarte…después se lió un poco…

-Con labores de punto, ramos de flores y pollos al estragón?

-No te rías…anda que tú con tus grandes éxitos de los setenta…verás es que yo antes tenía un DIY Blog de esas cosas….

-Un qué?

-Claro, es imposible que sepas qué es eso…..yo le decía a la gente a través de un medio que se llama Internet cómo hacer determinadas cosas….también labores de punto….y, lo siento, pero la de Chusa no cuadraba como la estaba haciendo..

-Y también quisiste hacer cuadrar a los otros dos…o qué?

-Sólo necesitaban un empujoncito…y el cesto me quedó monísimo…

-Arándanos y rosas?…

-No te rías…a veces hay que usar la imaginación….que no desaparece..por cierto…ya me explicarás la telepatía, se me resiste….

-Es cuestión de práctica….

-Tiempo tenemos…

-Ya….otra cosa…para qué me buscabas?

-Yo soy la que se cayó en la sima…y…

-La que andan buscando ahora todos esos…

-La misma….perdí el control del ala-delta y allá me fui…después ya sabes….y ella me ayudó…ella me envió…

-Quién?

-Luz….no sabe salir, estamos muy abajo, y tiene miedo de hacerlo, te está esperando, ella me dijo dónde encontrarte…..mira…el helicóptero, ya habrán encontrado el ala….ven, te llevaré con ella….ya es hora…

-Gracias…

-No hay de qué….

Sisac se puso la gorra y salió de su casa, cerrando la puerta tras si. Cielo despejado, apenas brisa, el día empezaba bien. Al querer bajar los tres peldaños de la acera que rodeaba su casa, reparó en ellas. Dos torres de piedras planas y lisas, colocadas en difícil equilibrio vertical, descansaban, una junto a la otra, sobre el murete. Sisac sonrió, y miró hacia las cumbres, en las que aún se deshilaba la niebla.

– Saludad Manchester por mi- Y, lentamente, se alejó calle arriba, tarareando la canción que, una vez, el viento le había regalado.