Lois Ribadulla fotografió la gaviota, pero salió movida. Se había sentado en una de las terrazas de La Marina a tomar algo, antes de seguir camino. Una caña y una tapa de tortilla. Al sol. Como de vacaciones. Pero sin moverse del sitio. Fotografió otra gaviota, contra el cielo azul, con las alas desplegadas. Ahora sí que había salido bien. La quiso subir a Instagram bajo el hashtag “gaviotaalviento”, pero ya había cerca de doscientas cincuenta mil entradas, “elvientoylagaviota” sólo ciento cincuenta mil, “gaviotavuelavuela” veinte mil. Optó por “quiénfueragaviota”, con sólo cinco mil. Inmediatamente le gustó a Claudia. A veces se preguntaba si le espiaba por satélite desde Ontario. Sonrió, algún día iría a Ontario a preguntárselo.

El hombre apareció de repente junto a él, y casi le asustó. Llevaba un impermeable amarillo como los de faena de los marineros, pantalones vaqueros que habían visto mejores días y los pies en unos náuticos que alguna vez habían sido azules, ahora eran grises. Tenía el pelo rizo claro de canas con reflejos castaños, algo largo y encrespado, su tez estaba curtida por el sol y sus facciones denotaban cansancio. La claridad le hacía guiñar los ojos, y parecía buscar algo en la bolsa de plástico que portaba en la mano, mientras murmuraba algo para si, que Lois no pudo entender. Se sentó en la mesa junto a Lois, y soltó un largo suspiro, dejó la bolsa sobre la mesa y se pasó las manos por el rostro, para tratar de despejarse. Luego miró a Lois, tratando de fijar la vista.

-Buenos Días…

-Buenos Días…

-Me podrías decir en qué hora vivo?

-La una y media…

-Muchas gracias……es que yo no sé….esto es de locos…- Y se pasó la mano por el rostro mientras negaba con la cabeza, Lois sonrió y esperó a que se explicase- Tú vete…tú vete que….tal…y….me voy….y bueno….qué dolor de cabeza…qué dolor de cabeza….

-Necesita usted una aspirina?

-No…o sí….ya no lo sé…la verdad…ya no sé ni lo que necesito…agua, eso….agua sí que…

-Cuando salga el chico…

-Qué chico?

-El camarero

-Ah!…ya…- Se frotó los ojos con las manos, y trató de fijar la vista hacia el puerto, alzó las cejas y negó con la cabeza- ni idea…aunque me mates….yo sin gafas…lo nunca visto…..literalmente…tú vete que no pasa nada….y yo…ahora qué hago…claro…- Se mesó el pelo y volvió a soltar un suspiro agotado, dejó caer los brazos a ambos lados de la silla- pues nada….

-Está usted solo?- Se interesó Lois, para tomar después un trago de su cerveza, el hombre alzó las cejas y formó un gesto de esceptismo en su rectilíneo rostro, ahora marcado por el cansancio y el desánimo.

-No…solo…solo nunca estoy…además están los del Atolón…

-Qué Atolón?

-El Atolón 527…- Lois dejó el vaso de cerveza a medio camino entre la mesa y su boca, sin entender a qué se refería, aquel hombre, a su modo de ver, sufría alguna clase de transtorno. El hombre le miró y se pasó otra vez la mano por el rostro, trató de fijar la vista, pero se dio por vencido y negó con la cabeza- El Atolón 527…yo soy el Cónsul General….no creas..lo heredé….fíjate tú…que piensas….total…qué va a pasar en un Atolón allá…pues sí pasa…fíjate….

-Qué…pasa..en un Atolón?…Vive gente?- Quiso saber Lois, el hombre soltó un suspiro sonoro y movió una mano en el aire.

-Debo tener ahora una cantidad de trabajo atrasado…..por lo del referendum….sabes?….

-Referendum…

-Sí…..tienen derecho a Referendum….y lo van a hacer….por el cuento de las perlas…en fin…que no lo creerás…pero están por todas partes…

-Quién?

-Los ciudadanos del 527….a veces no doy…no doy….se instalan o viajan y pierden cosas….y luego está la élite…

-Qué élite?

-Los de saltos de trampolín…..tenemos dos platas….y también me tengo que ocupar….no de que salten…pero….

-Ya- Lois pensó que aquel hombre, claramente, no regía, pero no parecía peligroso y, aún sin mucho sentido, tenía una conversación agradable. En eso el camarero se acercó a ellos, preguntando si el nuevo cliente deseaba algo.

-Agua, una botella grande de agua….y un café, con leche..a ver si así…- El camarero asintió y volvió a irse, el hombre buscó algo en sus bolsillos, y sacó un puñado arrugado de billetes verdes.

-Dólares!….Y yo por qué tengo dólares?…..aceptan dólares?….

-Le invito yo, no se preocupe…- Se ofreció Lois, el hombre le miró agradablemente sorpendido.

-Gracias,hombre….

-Yo soy Lois

-Yo me llamo, Haakon…

-Haakon?

-Sí, Haakon Liverssen….para servir a Dios y a usted…fíjate tú de qué me voy a acordar….qué dolor de cabeza….por favor- Y se apretó el puente de la nariz con los dedos.

-Noruego?

-Yo…de noruego sólo tengo eso….el nombre…herencias de mi padre…como el Atolón….

-Ya- El camarero trajo la botella de agua y el café, Haakon se sirvió un vaso grande y se lo bebió de una vez, casi acto seguido se sirvió un segundo e hizo lo mismo.

-Supongo que….tanto pensar seca…

-Ya

-Ahora tendrán que venir…

-Quién?

-Ellos

-Ellos quién?

-Esa gente que me dijo que vendría….

-Los del Atolón?- Haakon alzó la vista entonces hacia el cielo y parpadeó varias veces, Lois, sin querer también miró hacia el cielo.

-Qué?…No..hombre…los otros…la gente que quedó de venir a recogerme

-A recogerle…cómo?

-Ay, yo ya eso ya….ellos sabrán que tienen experiencia en estas lides….- Lois iba a decirle algo al respecto, cuando un coche aparcó ante ellos, y de él salieron dos hombres.

-Sr. Liverssen! Por fin damos con usted!- Exclamó uno de ellos haciendo un gesto de alivio con los brazos, Haakon se llevó una mano a la frente y cerró los ojos.

-Le dijimos que se quedase en la habitación….- Apuntó el segundo.

-Pero vamos a ver…..necesitaba sentir tierra bajo los pies….y volver en mi….a todo esto…dónde está mi barco?- Los dos hombres se miraron entre si, como buscando uno la explicación en el otro.

-Pues…suponemos que lo reflotarán…..

-Reflotar han dicho?- Haakon miró entonces a Lois, que había asistido a la conversación sin saber muy bien qué estaba pasando, y éste se encogió de hombros, Haakon se tapó el rostro con una mano y negó con la cabeza- Yo sólo quería dar una vuelta…..una vuelta…una….y te diré las que di….pues nada….qué dolor de cabeza….

-Todo bien, Sr. Liverssen?- Se apuró a preguntar uno de los hombres, Haakon se incorporó y cogió su bolsa de plástico, Lois le imitó-

-Y ahora qué?

-Tenemos que llevarle al hospital, para un chequeo…

-Ya…pues habrá que ir…- Y se volvió hacia Lois, ofreciéndole una cansada sonrisa.

-Muchas Gracias, Lois….y perdona el jaleo que te he dado….no tengo tarjetas, es lo que tienen los naufragios supongo…que el mar se lo lleva todo….barcos,gafas, tarjetas….pero mira…tienen ustedes un bolígrafo?- Uno de los hombres se lo ofreció solícito, y Haakon cogió una servilleta donde escribió una serie de datos, instando a Lois a hacer lo mismo.- Este soy yo, @haakonliverssen527 …he visto que estás en Instagram…..estaré encantado de seguirte…mi dirección y esas cosas- Y se rio cansado- ahora no podría seguir ni a mi sombra….en fin- Guardó la servilleta de Lois y le ofreció la mano, que Lois aceptó gustoso. Después, Haakon siguió a los dos hombres hasta el coche, que se alejó tras incorporarse al tráfico.

Lois volvió a sentarse y leyó lo que Haakon había escrito, su nombre completo, su dirección de Email y postal, y su Instagram. Sonrió. Y guardó la servilleta en la cartera para no perderla. Siempre había oído que las apariencias engañan, pero nunca se había visto ante un ejemplo tan claro. Una voz a su derecha le hizo volverse.

-Tendríaustéuneuro?- Preguntó un chico junto a él, ofreciéndole la palma de la mano, en vaqueros y camisa de cuadros, bambas rojas de cordones, casi sonriéndole. Lois abrió la cartera, y le dio una moneda de dos euros. El chico asintió y se lo agradeció, alejándose por la acera. Lois le siguió con la mirada. Nunca sabría cual era su historia. Acabó la cerveza y la tapa. Más tarde, consultó su cuenta. Tenía un nuevo seguidor. Todo un Cónsul General. De un Atolón. El 527.