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Alquimista de Historias

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Alquimista de Historias

Archivos mensuales: noviembre 2019

Ottis y la gente bajita

28 jueves Nov 2019

Posted by Alquimista de Historias in Relatos

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Mamá, a Paulina le dan miedo Asterix y Obelix. No son tan terribles, de verdad mamá, Obelix es un hombre muy gordo y Asterix es bajito. Hay mucha gente gorda por ahí, y en el colegio todos somos bajitos. Todos. No sé porqué les tiene miedo, pero cada vez que los ve se pone a llorar y a llorar. Y la Señora Hendriks no tenía otra película, porque la Señora Paulsen estaba enferma y no vino hoy al colegio, y la Señora Hendriks nos llevó a todos al aula de música para ver una película y era de Asterix y Obelix. Y cuando empezó, Paulina comenzó a llorar y llorar. Y yo no lo entiendo, porque allí todos somos bajitos. Sólo los mayores sois altos. Nosotros somos todos bajitos. Entonces, mamá, Paulina nos tiene miedo. Por qué nos tiene miedo Paulina, mamá?. Yo no le tengo miedo a nada porque Justus y yo tenemos superpoderes azules. Y entonces la Señora Hendriks nos dijo que no nos moviésemos del sitio mientras ella iba a buscar otra película, y entonces Mariana dijo que tenía que hacer pis, y todos quisieron hacer pis, y la Señora Hendriks felicitó a Mariana y le dijo que tenía „Ideas Brillantes“, mamá, yo también quiero tener esas ideas que brillan, me las compras?. Y entonces salimos al pasillo en fila para ir a hacer pis, y pasó el Señor Müller y la Señora Hendriks le dijo que se quedara con nosotros porque ella se iba a buscar una película sin Asterix y Obelix y se fue y el Señor Müller nos llevó al baño. Y entonces Roland y Tim quisieron jugar a las tormentas y salpicaron con el grifo del lavabo a Willy y a todos y era muy divertida la tormenta y entró el Señor Müller y según entró resbaló y cayó al suelo , y nos dijo que nosotros queríamos matarle pero nosotros no podemos matar a nadie, verdad mamá?, eso sólo pasa en las películas de mayores, yo salvo gente, bueno Justus y yo salvamos gente con nuestros superpoderes azules, así chiuchiuu. Y el Señor Müller nos llevó otra vez al aula, y se acordó de nuestras mamás y entonces Anita y Peter empezaron a llorar y a llamar a su mamá, y el Señor Müller se acordó también de su mamá, y nos dijo que él iba a ver dónde se escondía la Señora Hendriks y se fue, y nosotros le seguimos corriendo por el pasillo porque también queríamos jugar al escondite con la Señora Hendriks y el Señor Müller nos gritó que él tenía que ir solo, y entonces apareció la Directora y le dijo que no se podía correr ni gritar por el pasillo, y el Señor Müller se fue a jugar al escondite con la Señora Hendriks y no lo encontramos justo, y Lucas y los otros quisieron seguirle, pero la Directora nos mandó de nuevo al aula y dijo que nos pusiésemos en círculo para bailar, y Kathy le dijo que ella sólo bailaba los jueves y hoy es martes y la Directora dijo que hoy era un día excepcional, mamá, qué es excepcional? Es cuando llueve?y Roland corrió al equipo de música y pulsó el botón y entonces, mamá, entonces, empezó „Despacito“ y todos nos alegramos mucho y comenzamos a bailar así, ves?, así, y Jonas subió mucho el volumen y la Directora comenzó a correr con los brazos arriba y nosotros también y la perseguimos y Willy se cayó y Kathy se sentó enfadada porque ella baila sólo los jueves y hoy es martes, y yo bailaba así, ves?, así, y entonces llegó la Señora Hendriks pero no sé que dijo porque yo bailaba y bailaba, y nos mandaron sentar en las sillas para ver la película sin Asterix y Obelix. Y la Señora Hendriks puso la película, que era de un niño que se hacía amigo de un ser que venía del espacio, y que no podía volver y le puso el nombre de E.T y tenía un dedo con luz, que curaba pupas, mamá, y Justus y yo queremos un dedo de esos, y entonces la Directora y la Señora Hendriks comenzaron a llorar, pero nosotros no, porque E.T va a volver, que se lo dijo al niño antes de volver a su casa. Y después ya sonó el timbre y nos fuimos. Y mamá, Justus, Willy y yo vamos a ir el sábado al monte con las bicis y vamos a volar. Porque para eso no hace falta tener poderes azules.

La Virreina

22 viernes Nov 2019

Posted by Alquimista de Historias in Relatos

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Nerea Barros dejó de confiar en el navegador de su coche. Primero le había informado que para llegar a su destino debía abandonar la Nacional y torcer en la primera carretera a la derecha. Esta carretera,mal asfaltada y con baches, la llevó hasta las ruinas de un castillo. Después de dar la vuelta,regresar a la Nacional, y volver a introducir su punto de destino, la amable y enlatada voz femenina le había informado que debía continuar otros diez kilómetros en dirección contraria y torcer en una carretera que se encontraría de nuevo a su derecha. Pero Nerea ya había recorrido más de diez kilómetros y no había visto carretera alguna a su derecha, ni cartel indicador, ni nada que le indicase que, al menos, se encontraba cerca del lugar al que quería llegar. Además ella parecía ser la única persona sobre la faz de tierra que circulaba en ese momento, desde que había comenzado su periplo de búsqueda no se había cruzado con ningún otro coche. La verdad es que el paisaje tampoco invitaba a recorrerlo, vasto, en tonalidades de monótono beig y de secano.

Todo había sucedido relativamente rápido. Hacía un mes, por casualidad, había reparado en una oferta de trabajo pinchada en el cartel de anuncios del Centro Cultural donde acudía a clases de pilates. La empresa CLORISA necesitaba, urgentemente, una persona con conocimientos de chino para labores administrativas. Como contacto se daba un teléfono móvil y el nombre de un tal Ricardo Sotillo. Si había algún idioma que Nerea dominase, era el chino. Sus padres, cuando todavía no se había puesto de moda, le habían mandado a clases de chino. Como otras niñas iban a ballet o a judo, ella iba a clases de aquel idioma con el que, con el tiempo, había llegado a desenvolverse como con el suyo propio. Sólo había podido visitar el país en dos ocasiónes, pero estaba intentando ahorrar para volver. Así que no había dudado un minuto en ponerse en contacto con Ricardo Sotillo. La citó tres días después, en un restaurante de tres tenedores. La recibió un hombre joven,moreno, alto y de complexión ancha, en vaqueros, camisa blanca y blazer, de modales exquisitos y, según comprobó después, trato campechano y amable. Sotillo le había explicado que él era el hijo del dueño de CLORISA, una empresa familiar de fabricación de silos. Gracias a su buen hacer y a la calidad de su producto, se habían hecho un nombre a nivel nacional y ahora a nivel internacional, ya que hacía unos meses un empresario chino se había puesto en contacto con ellos, interesado, no tanto en los silos, sino en la tecnología que el mantenimiento de éstos lleva consigo, y había abierto la puerta a una colaboración. De ahí que ahora necesitasen en plantilla una persona con conocimientos de chino. Ella le había entregado una carpeta con su curriculum y copias de su título de Bellas Artes y de los diplomas varios que había ido adquiriendo a lo largo del tiempo. Sotillo los había leído, y la había felicitado por su facilidad para los idiomas, ya que él solo sabía inglés pero a su manera, y se habían reído. No quiso andarse por las ramas, y le preguntó directamente si estaría dispuesta a hacerse cargo del puesto , ya que, le confesó, él no venía con mucha frecuencia a la capital y prefería dejar el asunto arreglado antes de volver al pueblo. Porque eso era otra cosa. La empresa estaba a cerca de doscientos kilómetros, y, de aceptar el puesto, tendría que mudarse al pueblo cerca del que se encontraba, de nombre Mimbres. Y Nerea había aceptado el reto. No tenía nada que perder y todo que ganar. Sotillo se había alegrado por su decisión, y tras intercambiar teléfonos y direcciones de contacto, le había dicho que le envíaría el contrato por correo certificado, mejor que por Email, ya que, según él, había cosas que todavía había que hacer en papel. Antes de despedirse, le rogó que, de ese momento en adelante, le llamase Cardito, ya que Ricardo Sotillo era su padre, y a él siempre le habían llamado así. Nerea le había agradecido su confianza y se habían despedido a la puerta del restaurante con un franco apretón de manos.

Cuando ya estaba a punto de darse por vencida y llamar a su futuro jefe para preguntarle cómo podía llegar a la empresa, divisó a lo lejos unas banderolas azul cielo de publicidad con lo que le pareció el logo de la empresa, un silo negro con una C en azul en su centro.

Al complejo CLORISA se accedía por un portalón, que encontró abierto, y se entraba a una explanada de cemento, presidida por el edificio principal, una construcción rectangular, de dos pisos, pintada de azul y con los bordes de las ventanas en negro, engalanada con las banderolas que había visto desde la carretera. La explanada servía también de aparcamiento. Aparcó el coche, al salir se fijó en que había aparcado al final de una hilera de BMWs negros Todoterrerno de alta gama.Su Polo verde le pareció diminuto en comparación. Por un momento se preguntó si habría hecho bien en aparcar allí, pero optó por dejarlo y dirigirse al edificio.

-Ya supuse que no nos encontrabas, no te preocupes, suele pasar…te envié un mensaje..pero seguro que no lo recibiste, hay problemas de cobertura, no importa..bienvenida!, ven que te presento al resto- Cardito había salido a recibirla a la puerta, ya que, según él, la había visto llegar desde la ventana de su despacho. La guió por la escalera hasta el primer piso. Nerea se fijó en que era un edificio de construcción antigua, con paneles de madera en las paredes, de los que colgaban fotografías antiguas de la empresa hechas desde el aire, el suelo estaba cubierto por una desgastada moqueta verde, las escaleras eran de linoleo gris con pasamanos de madera, ya manido por el uso. El primer piso no tenía mejor aspecto, con apenas luz, también panelado en madera, tenía una única ventana al fondo de un pasillo que la presencia de armarios archiveros hacían angosto, y una única puerta, de doble hoja, con cristal irisado, que Cardito abrió, dándole paso a un despacho relativamente amplio con cuatro mesas de trabajo, la más grande, de madera maciza y elaboradas tallas de flores, estaba situada junto a la ventana, las otras tres, mesas grises de oficina de común factura, ocupaban el resto del espacio. Nerea se fijó en que también el techo estaba panelado en madera, lo que no ayudaba a dar luminosidad a la estancia, que parecía atestada de armarios fichero y estanterías. La única fuente de luz eran dos ventanas, no demasiado grandes, que daban a la explanada, la moqueta aquí era marrón.

María del Pino Barragán, era una mujer de mediana estatura, que, a Nerea, le recordó a la directora del colegio en el que había cursado la Básica. Tenía el pelo negro, en una cuidada melena que reposaba en sus hombros, y que enmarcaba un rostro de pómulos altos y nariz recta. Maquillaba sus ojos, oscuros y algo achinados, dando volumen a sus pestañas, y observaba con ellos a Nerea inquisitivamente, sin perder detalle de lo que ocurría a su alrededor. Vestía una camisa de seda beig, de cuello barco con media manga, que caía holgada hasta la conturilla de un pantalón de pinzas de lana marrón en perfecto conjunto con los zapatos salón. Nerea se fijó en sus manos,pulcramente manicuradas en rojo, que mantenía juntas a la altura del vientre, cada uno de sus dedos portaba uno o varios anillos de oro, y de sus muñecas pendían varias pulseras, algunas de ellas con colgantitos.

-Nerea, te presento a Pino, Pino esta es Nerea,que, como te dije, a partir de ya, nos ayudará con los chinos- Presentó Cardito, en un tono que a Nerea le pareció que estuviera pidiendo disculpas. Pino se adelantó y la saludó dándole dos besos, rozándole levemente los hombros con las manos, lo que provocó el tintineo de las pulseras en las muñecas. Nerea notó entonces su perfume, que no supo identificar, pero que le dejó un eco de pachulí en la nariz.

-Hola, Nerea, bienvenida a CLORISA- Le dijo con una atenta sonrisa. De la habitación contigua salió entonces una mujer menuda, de pelo rojizo recogido en una cola de caballo, en traje chaqueta de tonos marrones, camisa blanca y zapatos mocasín, Nerea se fijó en que antes de saludarla,  había mirado fugazmente a Pino, quien pareció asentir.

-Hola Nerea…te llamas Nerea, si?…qué bien, yo me llamo Claudia..yo- Hablaba casi entrecortadamente, como buscando las palabras, a Nerea le pareció que estaba muy nerviosa, ya que retorcía los dedos de las manos contra su abdomen. Pino no la dejó terminar.

-Bueno pues…Cardito, después de que le enseñes las naves y todo lo demás, la puedes llevar a la casa, para que deje sus cosas y mañana será otro día- Ordenó, más que propuso, Claudia asintió sin dudar y sin dejar de retorcerse los dedos, Cardito carraspeó y sonrió levemente.

-Claro, no hay problema..bueno, esta es la oficina y colinda con mi despacho…

-El Sr. Sotillo, Ricardo, el padre de Cardito, apenas viene ya y por eso Cardito lo puede usar -Explicó Pino, sin perder su condescendiente sonrisa, que pareciera tener en su rostro perennemente. Cardito la miró un instante y se pasó una mano por el cabello, optando por el silencio.

El complejo de CLORISA lo componían, además del edificio principal, tres naves industriales dedicadas al tratamiento de materiales, fabricación y montaje de silos, respectivamente. Cardito le presentó a los jefes de producción y las operarios de cada nave.

Después, Nerea le siguió en su coche hasta Mimbres, situado a unos diez kilómetros de la empresa. Un pueblo de casas bajas, arremolinadas entorno a una iglesia y su plaza, a la que también daban el ayuntamiento y la escuela. La casa que ocuparía Nerea, según le había explicado Cardito, había pertenecido a una de sus tías y desde su muerte había permanecido sin ocupar. Estaba amueblada, en buen estado, y se encontraba cerca de la plaza, en una de las pocas calles anchas que enroscaban el pueblo.

-Puedes dejar el coche delante si quieres, aquí nunca pasa nada- Explicó Cardito, una vez ante la casa, una construcción restangular de planta baja y portón de madera, que ahora los recibía con las contras cerradas a cal y canto, antes de abrir la puerta miró hacia la casa anexa, de la que pendía un cartel de madera artesonada, que anunciaba una carpintería, y que parecía estar cerrada- Colindas con la carpintería de Gil, que parece que no está, ya lo conocerás…- Y abrió el portón.

A la casa se accedía por un amplio zaguán, que se abría a un salón concentrado en dos sofás y dos sillones de cuero marrón junto a una chimenea, y un aparador de pared a pared de madera oscura y abigarrada. Cardito abrió la única ventana, pero no consiguió con ello regalar más luz a la estancia. Después la guió por el resto de la casa, compuesta por una cocina completa que daba a un patio trasero, de tierra pisada y muretes de piedra, una habitación presidida por una descomunal cama de matrimonio de la misma madera que el aparador, y tan ancha que ocupaba la casi totalidad del cuarto, junto con un armario de tres cuerpos, también oscuro y labrado en sus laterales, con lo que Nerea creyó en un principio fueran gárgolas y que al fijarse mejor descubrió eran flores. El baño había sido reformado hacía poco, pero habían tenido que dejar la bañera, una pieza de metal incrustrada en un bloque de piedra de dos metros de largo.

-Vamos, que, si quieres te haces largos en ella…- Bromeó Cardito al mostrárselo, y se rieron.

Cuando se fue, Nerea comenzó a sacar las cosas que había traido del coche. No había traido demasiadas, sólo dos maletas con toda su ropa y un par de cajas con una pequeña compra que había hecho de camino para salir del paso por unos días.

-Cardito Sotillo no habla mucho, pero cuando se decide…macho, pensé que no se iba nunca- El que tal dijo, y la hizo volverse del maletero del coche, era un hombre joven alto, de pelo oscuro muy corto, en vaqueros, camiseta y botas de faena, que se dirigía a ella casi sin atreverse sonriendo por entre una barba de dos días, Nerea le devolvió la sonrisa.

-Hola, yo soy Nerea- Se presentó sin saber muy bien si darle la mano o dos besos, él tampoco supo y optó por ofrecerle la mano un poco a destiempo.

-Yo soy Gil, somos vecinos..esta es mi carpintería y detrás tengo vivienda..te puedo ayudar en algo?

-Como quieras, gracias…es poco sólo esto..

-No se hable más, para eso estamos…

La ayudó a entrar las maletas y las cajas, y salió con ella al patio.

-Ves?, no tienes más que asomarte al murete, suelo estar siempre por aquí…excepto si tengo alguna obra..

-Parece un sitio tranquilo..- Él la miró y levantó las cejas, para después perder su mirada en algún lugar de su patio.

-Sí..aqui nunca pasa nada- Concedió-…y hablando de nada, has comido ya?

Y de esa forma tan anodina, Gil entró en su vida para quedarse. O ella en la de él. Porque todo en esta vida es cuestión de perspectiva.

Nerea comenzó al día siguiente a trabajar en CLORISA. Los primeros días, hubo de familiarizarse con lo que iban a ser sus labores, y tratar de conocer mejor la empresa. Cardito le entregó una mañana dos volúmenes que contenían, según él, todos los datos que necesitaba saber, y se volvió a marchar sin entrar en el edificio. Tardó días en volver.

-Nereita, tienes ya las listas?- Pino se lo preguntó sin levantar la vista de su ordenador, tenía una voz como de cantante de ópera, casi nasal y atiplada, Nerea, que en ese momento leía el capítulo dedicado a tipos de silo y su función, levantó la vista sin entender lo que le acababa de preguntar.

-Qué listas?- Preguntó mirando a Claudia, quien a su vez le dirigió una mirada fugaz y pareció encogerse.

-Las listas de materiales, te dije que quería un lista de Excel con materiales, costes y encargos..- Pino clavó en ella una mirada acusatoria, que Nerea apenas pudo mantener.

-Que yo recuerde…

-Nereita, si no te acuerdas de una cosa como esa, no sé que hace aquí, entonces…- Claudia se incorporó entonces y pareció querer decir algo, pero Pino la señaló con el manicurado dedo índice de su mano derecha, haciendo tintinear sus pulseras.

-Claudita, tú te callas y siéntate que no haces nada de pie- Espetó, Claudita se volvió a sentar y asintió, manteniéndose en silencio, Nerea notó que le empezaban a sudar las manos, como siempre que se ponía nerviosa.

-No hay problema, si me das los datos te las hago sin problema…

-Qué datos?- Quiso saber Pino descreída, levantando un poco la voz, Nerea de pronto, tuvo la sensación de que se le habría un agujero en el pecho, que se tragara todo el aire que ella pudiera respirar. Logró carraspear y se pasó la mano por la frente.

-Los de…

-Tú tienes ojos en esa carita, verdad?, bueno, pues si miras a tu alrededor verás todos esos armarios, verdad?…búscalos- Y se lo explicó como si aquello fuera una verdad universal irrevocable, Nerea se incorporó y miró a su alrededor sin saber qué buscar ni dónde. Sin embargo, enderezó la postura y se dirigió a uno de los armarios archiveros, y trató de abrir uno de los cajones.

-Nereita, de donde tu vienes también usáis llaves?-Nerea no se volvió, se limitó a acariciar el tirador- Ya acumulas tres cosas a hacer, buscar las llaves, el armario específico y los datos…no quiero saber lo que puedes llegar a acumular al final del día si no sabes hacer ni lo primero- Y acercándose a ella posó un manojo de llaves sobre el armario, con suma delicadeza, sosteniéndolas con las puntas de sus manicurados dedos. Nerea obvió mirarla y cogió las llaves. El agujero en su pecho se había hecho más pequeño, pero todavía no se atrevió a respirar con normalidad.

-Mira…los de mi izquierda son de pedidos antiguos, el del fondo es de los de ahora desde Marzo, fuera están los de materiales…es que yo…no sé…- Claudita se había encerrado con ella en el minúsculo retrete,aprovechando que Nerea había anunciado que iba. La miraba con tal angustia, que Nerea por un momento pensó que le iba a decir algo más grave, Claudita le cogió las manos y casi sonrió- ..Nereita..a tí te gustan las orquídeas?- Frente a frente, en aquel minúsculo lugar, mirando a aquellos ojos verdes que, aún en un mar de angustia, querían ser dulces, Nerea sonrió y asintió con la cabeza, arrancando por fin una sonrisa a Claudia, quien le apretó las manos entre las suyas- Qué bien…

Por la tarde hizo su aparición Luisa, la mujer de Cardito. Ella era la persona que ocupaba la cuarta mesa de la oficina, y, según le había comentado Cardito, estaba de baja por enfermedad. Luisa era una mujer un poco más baja que su marido, delgada, con el pelo muy rubio peinado en una cola de caballo muy tirante y los ojos claros, que imitaba en el vestir a su marido, con vaqueros, camisa blanca y blazer, y mocasines. Abrió la puerta, y tras saludar sólo a Claudia, se metió en el despacho de su marido, cerrando la puerta con llave tras si. Pino clavó su mirada en la puerta, y su boca se hizo una linea un tanto más tensa de lo habitual, pero no se movió. Nerea, todavía inmersa en la ingente tarea de las listas de Excel, se limitó a volver a sus datos. Al rato, la pareja salió, dispuesta a irse de nuevo sin despedirse.

-Ya os tengo los billetes y el hotel, todo confirmado- Informó Pino sin dejar de mirar su ordenador, Cardito y Luisa se volvieron entonces, Luisa se colocó mejor el bolso en el hombro.

-No me digas más…Dublín?- Cardito le quiso apretar levemente el brazo, pero ella se lo apartó de mala manera, Pino los miró arqueando una ceja y maquillando su eterna sonrisa displicente.

-No entiendo qué tienes en contra de Dublín, Luisa, es una ciudad preciosa…- Anotó con un eco irónico en su voz, recostándose en su sillón de despacho. Luisa iba a contestarle algo, pero Cardito se adelantó.

-Y cuándo?

-No sé para qué preguntas…tres semanas Dublin…como si no lo supieras ya..- Y sin más Luisa abandonó la oficina dando tal portazo que temblaron los cristales, Cardito se quedó solo entonces y, fiel a su costumbre,se mesó el pelo con las manos.

-Intercontinental, vuestra suite, puerta a puerta, en primera…no encuentro razón para la pataleta..- Explicó mientras se colocaba mejor los anillos, Cardito dio media vuelta y se fue, pero evitando el portazo. – Y vosotras qué?..si busco “bobas” en el diccionario me sale vuestra foto- Espetó dirigiéndose a Claudia y Nerea, quienes habían sido testigos mudos de la escena y ahora se miraban entre si sin atreverse a mover un músculo.-

“Fernanda, de Mimbres, le dedica esta canción a Juliana en felicitación por sus bodas de plata…Felicidades Juliana...”Nerea rio al escuchar en la radio de qué canción se trataba y, mientras conducía de vuelta a casa para comer, la cantó tratando de ponerle dramatismo “María de la O, qué desgraciaita gitana tu eres teniéndolo tó…”, fue sin embargo incapaz de dar el suspiro de rigor de dolor al final. “Hoy en Manila habrá cielos despejados y sin chubascos, la humedad sólo alcanzará el dos por ciento y las temperaturas oscilarán entre los treinta y los treinta y cuatro grados...” Nerea miró fugazmente hacia la radio y se encogió de hombros, sin entender porqué era tan importante saber el tiempo que iba a hacer en Manila.

-Esta la ponen mucho…

-Marifé de Triana…

-He intentado hacer sus supiros, pero no soy capaz….esta gente tenía una capacidad pulmonar fuera de lo normal…- Gil rio y ella le secundó, comían en la imponente mesa de comedor de ella, con la radio de fondo. Gil había hecho muslos de pollo con patatas fritas y ensalada.

-„Torre de Arena“…

-Ah…“Torre de Arena“…yo entendía „Sangre Agarena“… y yo preguntándome porqué agarena…- Gil soltó una carcajada, Nerea meneó la cabeza negativamente, y se llevó un bocado a la boca- ..y sólo ponen copla, oye, hasta me están haciendo echar de menos el Reggaetón…

-Es que se decidió así, de todos los palos se eligió este..

-No te entiendo..- Gil suspiró, para luego sentarse mejor y carraspear.

-Verás…te explico..Gaspar, que es el que lleva la emisora, era un hombre soltero, que, después de pasar unos años por ahí, volvió al pueblo para ocuparse de sus padres que se estaban haciendo mayores. Ya sabes los problemas que tenemos con la cobertura ahora, pues lo mismo pasaba con la radio, no se podía sintonizar una cadena en condiciones, así que Gaspar, que había trabajado en radio, decidió montar una emisora en lo que había sido el pajar de la casa de sus padres. Y todos contentos, música, el tiempo y noticias de la zona, o nacionales, según la importancia, llamados, una emisora a nuestra medida vamos. Hasta que que Pino le cortó el grifo…

-Pino…mi Pino?- Nerea le miró sorprendida, Gil asintió despacio.

-Sí, la misma. Su hermano es el director de la Caja de Ahorros, y de buenas a primeras le denegó el crédito, alegando que su emisora no cumplía los requisitos….Pino, presente, por supuesto, añadió además que no aportaba nada y que la música distraía a la gente de hacer las labores…Gaspar casi se vuelve loco…pero encontró un patrocinador, y salvó la emisora…

-Pero…

-Exacto, peeero…Un par de meses después, durante las fiestas del pueblo, Pino, que era la encargada de dar los premios de la rifa….le sacó del armario..

-……-Nerea dejó el tenedor a medio camino entre el plato y su boca, sin acabar de creérselo.

-Al sacar el número premiado de Gaspar, le felicitó desde el palco micrófono en mano „espero que lo disfrutes a gusto con Fermín, como quiera que lo hagáis“…

-Hija de…

-Gaspar se desmayó…Fermín es el hijo de los Remolachos, que fardaban de „ser muy machos“ porque rima, en fin…. tuvimos que sujetar a los hermanos de Fermín entre diez…que si suben al palco Pino no lo cuenta…la sangre no llegó al río porque todos les brindamos nuestro apoyo y Pino..bueno, ya sabes cómo es Pino…Desde entonces, Gaspar sólo pone Copla y da el tiempo que va hacer en todos lugares pensables del mundo, porque sabe que ella detesta el género y odia viajar…además deja una grabación por la noche, así que ni aunque lo intente a las dos de la mañana…

-Y Fermín?

-No habló en un mes….pero se repuso…viven juntos en la que era la casa de los padres de Gaspar….yo ayudé con la reforma..

-Es puñetera…eso no se puede negar

-Sí, un poquito…- Ironizó Gil, Nerea le miró con curiosidad.

-Algo más que deba saber?- Gil sonrió y negó con la cabeza, al tiempo que se rascaba la nuca.

-No…te toca aguantarla, ten cuidado- Advirtió, Nerea suspiró.

-Te diré…

Salvador Méndez le apareció de repente en la pantalla de su ordenador esa tarde, cuando ella trataba de hacer cuadrar unos datos en las tablas Excel. La ventana con el rostro barbudo de Salvador saltó con el sonido que hace una pompa de jabón al explotar y la asustó. Él rio.

-Sabía que te iba a asustar, hola, yo soy Salvador, seguro que Cardito ni me ha mentado…

-Pues no, la verdad..

-Ya, suele ocurrir, no se lo tomes en cuenta, yo soy el ingeniero a cargo del cotarro- Aclaró moviendo la mano ante la cámara como quien remueve un café, ahora la que rio fue ella.

-Si estás ahora en las naves, puedo acercarme yo…

-Yo trabajo desde mi casa, Nereita…te puedo llamar así?

-Claro, todo el mundo aqui lo hace…- Admitió ella.

-Verás, yo no voy por ahí nunca….sólo por fuerza mayor..y todavía no se ha dado el caso, toquemos madera…pero no hay problema, verás, te voy a enviar una serie de informes que necesito le envíes al Sr.Ho…

-Quién es el Sr.Ho?…

-Ah..que todavía no te han dicho quién es Ho?…entonces qué haces?…

-Tablas de…- Salvador se pasó una mano por el rostro mientras farfullaba algo que ella no entendió.

-Ya…mira, entonces vamos a hacer una cosa..- En eso se abrió la puerta de la oficina y entró Pino, seguida de un hombre trajeado, Nerea se volvió a saludarles y cuando volvió a su pantalla, Salvador había desaparecido. Pensó que quizás ella habría pulsado alguna tecla que no era, pero no, Salvador estaba “desconectado”.

-Qué pasa? Se te ha colgado?- Preguntó Pino tras ella, Nerea se apuró a negar con la cabeza- Mira..este es Ramiro Limeres, y te ha traido tu coche- Nerea se incorporó a dar la mano al tal Ramiro, que se la aceptó gustoso, pero sin entender el tema del coche.

-Pero yo ya tengo coche…

-No, tú no tienes coche…ahora lo tienes, el tuyo lo puedes vender o dar para chatarra, lo que te parezca, a partir de hoy tú también conducirás un BMW, como todos aquí..- Nerea iba a decir algo, pero Pino extendió su mano derecha hacia ella.- Dame las llaves, le diré a Robus que te lo aparque en algún lugar que no moleste…-Nerea, que todavía no creía lo que estaba escuchando, no sabía cómo reaccionar, Pino movió los dedos y el tintineo de sus pulseras, hizo que Nerea alcanzase su bolso y le pasase las llaves, que Pino metió en el bolsillo de su pantalón de pinzas, hoy verde combinado con una blusa de seda verde perla. – Bien, Ramiro, dale lo que tenga que firmar para que firme, las llaves y después te vas que seguro que tienes cosas que hacer….tú entendiste, Nereita o te hago un croquis?-Nerea asintió, y el tal Ramiro le pasó una especie de tablet y un bolígrafo para pantallas táctiles, indicándole dónde debía firmar.

-Una cosa…- Comenzó Nerea, Pino arqueó una ceja y compuso un gesto de fingida preocupación.

-Un croquis…

-No, quién Robus?

Robus Villegas se acercó despacio desde el fondo de la nave de herramientas que era su lugar de trabajo, un edificio más pequeño que las otras tres naves, y que era donde se guardaban la mayor parte de las herramientas necesarias para arreglar, ensamblar, despiezar, cortar, pulir o serrar cualquier cosa que tuviera que ver con lo que se fabricaba dentro del complejo. Era un hombre alto, ataviado con un mono de trabajo y portando un casco en la mano, de pelo corto entrecano aunque en realidad era joven tal como comprobó Nerea cuando le tuvo más cerca. Lo primero que le llamó la atención de él fueron sus enormes ojos, de un azul casi transparente, que comenzaron a sonreir al verla y perdieron su luz y su rostro el amago de sonrisa al descubrir a Pino.

-Nereita…te presento a “HablaMudita” o Robus, como quieras llamarle, él no va a poder decirte nada porque es mudo, como una tapia…- Nerea, sin dar crédito y sin entender qué tenía que ver la tapia en todo aquello, le ofreció a Robus la mano y él se la estrecho. Por un momento se quedaron los tres en silencio, hasta que Pino soltó una basta carcajada.- Que es mudo…te estoy diciendo, pero no sordo…Nereita…por Dios, me lo cuentan y no lo creo- Y se arregló la blusa de seda, para despues colocarse mejor las pulseras. Nerea sonrió levemente a Robus, casi discupándose, y este le hizo un gesto que le dio a entender que no tenía importancia.

-Verás Robus, yo ahora voy a conducir otro coche y él mio querría que….

-Ay por Dios…..que rollos te gastas , mira “HablaMudita” aquí tienes las llaves de un Polo desastroso que hay aparcado a la entrada, apárcalo por ahí….ya está, ves?…Bueno, vamos…qué tontería por favor…- Y se alejó clavando sus salón en el pavimento, Nerea miró a Robus y este le mostró el dedo pulgar de su mano derecha con una sonrisa, al tiempo que le guiñaba un ojo.

-Muchas Gracias, Robus, cuando puedas me dices dónde aparcaste mi coche…y no es desastroso…era de mi tía, pero rueda muy bien y me gusta el color…a ver para qué quiero yo un BMW?…en fin…Hasta luego- Y diciéndole adiós con la mano se alejó en la dirección en la que se había marchado Pino, Robus la siguió con la mirada y sonrió, luego, meneando negativamente la cabeza, regresó a su nave.

“Esta canción va dedicada a Eulogio de Podancos del Corbajo de parte de una admiradora…Va por ustedes”, la voz de Juanita Reina atronó entonces en todo el coche clamando su pena por ser sólo “Madrina”, y Nerea fue incapaz de bajar el volumen por muchos botoncitos que apretó en los mandos del volante, sin atreverse a soltarlo, ya que le daba la imprensión de ir conduciendo un tanque del que no controlaba la velocidad “Por fuera jardín de rosas, por dentro zarza de espinas, Madrina, mi pena es de Dolorosa más nadie me lo adivina…”, la cantó a voz en cuello, y trató de imitar los quejíos de la Reina, pero sólo consiguió llamar a las lágrimas. Sólo te faltaba eso ahora, que sólo es un coche. Ya pero lo de “HablaMudita” me llegó, pero quieres parar? “Madrina sin un lucero, Madrina sin un Te Quiero…”, bueno un lucero lo tienes, tampoco te quejes y no es torero, porque imagínate tú…bueno pues no te lo imagines que aún te estampas…tú ponle arte y ponte que das esa patada a la bata y te das la vuelta toda digna tú…y te vas…ya me voy a dónde..”En Buenos Aires hoy estará nublado y se esperan lluvias, las temperaturas oscilarán entre los diez y quince grados…” a Buenos Aires…sí venga, conformate con llevar esto a tu casa sin matar a nadie.

– Pero qué pasa…

-Nada…

-Entonces…qué?…pero por qué lloras…? Ven aquí…

-Es que no sé…

-Que no sabes qué?

-Nada…no sé nada…

-Nada? Qué no sabes nada?….mírame…y quién te ha dicho a ti eso..?

-No…nadie…me lo parece a mí..no sé….

-Eso es que estás cansada…. seguro…

-Será…

-Pero para de llorar, mujer….qué susto me has dao…

-Ya …

-A ver, arrejúntate más….cierra los ojos y piensa en ovejas…- Nerea rio y le miró secandose los ojos con las manos, él la miró de reojo- O gamusinos…eso..mejor gamusinos…

Contra todo pronóstico, Cardito se presentó en la oficina a primera hora de la mañana y le pidió a Nerea si podía pasar un momento a su despacho. Le explicó que el Sr.Ho, el empresario chino con el que andaban en tratos, querría ponerse en contacto con ella para conocerla y ellos querrían comunicarle un par de novedades en su producción. Había concertado una video-conferencia para esa mañana y que ya la avisaría cuando comenzase. Cuando salió del despacho, Pino la estaba aguardando de pie junto a su mesa.

-Se puede saber qué hacías ahí dentro?- Preguntó señalando la puerta del despacho de Cardito.

-Tratar unas cosas con Cardito- Solventó Nerea sentándose en su silla, sin querer dar más explicaciones.

-Qué cosas?

-Si tanto interés tienes, pregúntaselo tú misma..- Y no supo muy bien de dónde había sacado los arrestos para decírselo, pero después se sintió un poco mejor, Pino se arregló las pulseras y la miró arqueando una ceja.

-Las chicas de pelo corto como tú, o son bolleras o son subnormales, a cuál de los dos grupos perteneces ?- Y clavó en ella su afilada mirada, sin moverse un ápice de su posición, Nerea se incorporó de su silla con la firme intención de lanzarle la grapadora a la cara, pero Cardito abrió la puerta del despacho y la llamó con un gesto, ella cogió su libreta de notas, donde había ido recopilando datos que creía eran importantes, y entró en el despacho sin mirar atrás.

Ho era un hombre joven, de facciones amables y pelo negro, portador de un impecable traje gris a medida, que se presentó rodeado de un equipo formado por, además de él, seis personas, cuatro hombres y dos mujeres, sentados a ambos lados de una mesa de juntas donde él estaba sentado en la cabecera. Cardito presentó a Nerea como su asistente, hecho que era verdad pero que Nerea, hasta ese instante, no había creido que llegase a ser cierto nunca y la animó entonces a presentarse. La reunión transcurrió distendida y sin problemas salientables, y antes de despedirse Ho le indicó a Nerea que sus asistentes estarían en contacto constante con ella para conseguir un ritmo de trabajo fluido, y todos estuvieron de acuerdo en que iba a resultar una colaboración muy positiva.

Cuando salieron del despacho, Pino no estaba. Quien había llegado era Luisa, quien charlaba con Claudia, Nerea aprovechó ese momento para ir al baño. Antes de que pudiese cerrar la puerta, Luisa se coló con ella en el habitáculo, y cerró el pestillo de la puerta, apoyándose en ella, de forma que quedaron frente a frente, como días antes había ocurrido con Claudia. Nerea pensó que aquel retrete se estaba convirtinedo en una especie de confesionario, en el que la gente podía contarle a ella sus cuitas.

-Ni un hola te he dicho hasta ahora, soy Luisa, la de Cardito- Se presentó, dándole dos besos, Nerea sonrió- Y además la escena de la última vez…te debo una explicación..

-A mí?…

-Sí, Nereita, sí….es que verás, la Pino nos reserva siempre las vacaciones en Dublín..

-Dublín

-Sí…desde hace años, y no dos días, tres semanas o incluso un mes…en Dublín…y nos lo presenta todo confirmado y pagado…y claro, tenemos que ir a narices…conocemos Dublín como conozco Podancos que es mi pueblo, fíjate lo que te digo….

-Pero con anular, ya está…no?Vamos, digo yo…- Luisa, que la miraba fijamente desde su inmensidad azul, parpadeó varias veces.

-Anular…ya lo intenté…y lo tendríamos que pagar todo igualmente, porque ella lo estipula así…y hace las reservas sin consultar…hechos consumados…odio Dublín…te lo juro…y la odio a ella, pero claro…no me queda otra que tragar…qué te voy a contar que ya no sepas….

-Ya…

-Cada dos semanas estoy tres enferma, y las que paso aquí me siento con Cardito en el despacho….porque él tampoco puede ni olerla ya..

-Tú también…

-Odio Dublín, y odio el pachulí…yo odio odiar…. tan pacífica que soy…lo estoy intentando con el yoga, mi madre me dice que lo mejor es el boxeo para mi…porque salgo más agobiada…no sé…en fin…vas a hacer pis?

-Pues …sí..

-No te cortes…yo también..que mujeres somos no?No me voy a pasmar…- Nerea rio y se sentó a orinar- Puedes venir si quieres…

-A dónde?

-A Yoga…te paso las señas…a lo mejor te gusta…ya no tires que ahorramos agua…tú ahorras agua?Yo no lo sé…como con el plástico…..ahora tengo un montón de bolsas de rafia, si quieres te paso alguna…- Nerea asintió y cuando acabó, le dejó sitio- nosotros a donde queremos ir es a Lanzarote…

-Más calor que en Dublín hace…

-Es que yo necesito calor para quedarme…

-Quedarte en dónde…?

-Quedarme embarazada, que es un quiero y puedo pero no hay manera…en fin…

-Yo de vosotros no anulaba..pero se lo regalaba a alguien..- Luisa la miró aún sentada en el vater con los ojos muy abiertos y su rostro se iluminó, luego tiró de la cisterna y se subió el pantalón.

-Mi prima Noe…ay cómo se va alegrar la Noe…y tú dices que se puede?

-Mira, después vienes a comer a casa y lo miramos con Gil…- Luisa le dio un sonoro beso.

-Ay Nereita…Gil?…nuestro Gil?..ahora es tu Gil?- Nerea se encogió de hombros y casi le da la risa, Luisa le guiñó un ojo.

-Lista?

-Lista..- Y salieron del retrete, justo en el momento en que Pino pasaba por delante, Luisa hizo que no la veía y entró en la oficina tirando del brazo de Nerea para que hiciese lo mismo, Pino las siguió con la mirada y tensó la mandíbula un instante, para luego arreglarse maquinalmente los anillos y bajar la escalera.

-Nereita, han llamado los de la nave2, que ya tienen las cosas que Salvador quiere que tengas, que pases a buscarlas cuando quieras y que lleves casco- Informó Claudia entregándole un casco amarillo como quien entrega un cáliz, Nerea se lo recogió y con la misma salió hacia la Nave2. El capataz ya la estaba esperando con dos lápices de memoria y una carpeta, y, tras preguntarle si tenía tiempo, la guió por la nave explicándole lo que iba a ver después en los lápices a cerca de las novedades en la producción. Los dos estuvieron de acuerdo en que habría que hacer una reunión general con todos los implicados, y ella le prometió encargarse. Volvía hacia el edificio principal tomando un atajo, cuando escuchó la voz de Pino echándole en cara algo alguien de muy mala manera, se acercó a ver y al entrar en la especie de garage de donde provenían las voces, descubrió que la persona a la que estaba vilipendiando era Robus.

-A ver, „HablaMudita“, me consta que la gente como tú tenéis dificultades para entender las cosas, o a lo mejor es que ahora también eres sordo, que puede darse …de no hablar se pierde el oido..pues entonces me explicaré mejor…como vuelvas a colocar los sacos en el sitio equivocado te vas a ver vendiendo el cupón- Recalcó su amenaza punteándole el pecho con la manicurada uña del dedo índice de su mano derecha y buscándole la mirada, que Robus intentaba evitar, protegiéndose a medias con los brazos, Pino le dio una manotada en el hombro y le hizo mirarle, Nerea se adelantó a defenderle, pero Pino la frenó con un airado gesto de la otra mano- Tú quieta parada…se te acabó el saldo, „HablaMudita“, más te vale que lo hagas bien….- Y dicho esto se colocó bien la chaqueta y se dispuso a abandonar la pequeña nave de herramientas en la que se encontraban, Robus respiró hondo y la siguió con la mirada, de pronto triste en su luminosidad, que, sin querer, buscó la de Nerea quien acertó a acercarse a él y acariciarle un brazo, incapaz ella misma de encontrar otra reacción- Nereita, qué!? También te dedicas a Salus Infirmorum?!….Ven aquí!..- La voz de Pino la asustó y le hizo dar un respingo, Robus asintió con la cabeza dándole a entender que se encontraba bien, y le indicó la puerta con los ojos, aquellos dos luceros que no necesitaban de palabras para traducir lo que quisieran explicar.

„Esta canción se la dedican Josefa y Manuel a su hijo Josué por haber sacado el carnet a la primera…bien por Josué..“ Luisa soltó una carcajada al escuchar de qué canción se trataba y la cantó dando palmas „Mi carro me lo robaron, estando de romería, mi carro me lo robaron anoche mientras dormía“, Nerea le hizo los coros preguntándose también donde podía estar el carro. Hoy en Monrovia brillaría el sol.

-Este Gaspar es único…Monrovia, a quién se le ocurre?- Rio Luisa mientras se retocaba la tirantez de su cola de caballo en el espejo de la solapa del parabrisas.

-Hoy Gil tenía pensado hacer croquetas…

-Como las de mi madre ningunas

-Perdona las de la mía son de concurso..- Aclaró Nerea, Luisa la miró de reojo fingiendose dolida.- Una cosa..porqué no hay cantina en la empresa,seguro que compensa..

-Tuvimos una, compensaba y hacían una comida riquísima…

-Qué pasó?

-Pino quiso hacer los menús y decidir qué se comía, Teo, que era el que la llevaba, se negó y al poco hubo una denuncia anónima a Sanidad…encontraron cucarachas en la cocina y clausuraron el comedor. Hasta hoy…y luego están los dichosos BMWs, nos metió en un tinglado con el concesionario y todos tenemos uno, pero todos, eh?…flipa… – Nerea negó con la cabeza contrariada.

-Lo que yo no entiendo es que si ni Cardito la puede soportar, porqué no la despide…no sé, un buen finiquito y via..- Luisa perdió la mirada en el paisaje ocre que atravesaban.

-Créeme que no hay cosa en el mundo que más desee, pero no es posible…verás, cuando Clotilde y Ricardo, los padres de Cardito, quisieron montar la empresa, el abuelo de Pino les cedió los terrenos donde hoy se alza, con una única condición…que su nieta fuese empleada de la empresa de por vida, y si se faltase a este punto por algún motivo, la cesión sería nula – Explicó con calma, Nerea la miró fugazmente para no perder el control del coche.

-Pero eso tiene que ser ilegal…

-Un día te enseño el acta notarial. No hay nada que hacer…

-Y el padre de Cardito no puede hacer algo…

-El pobre tiene bastante con lo suyo, está ya muy enfermo…

-No es justo…

-Hay tantas cosas injustas….por ejemplo que no pises más el acelerador y no lleguemos a comer la croquetas…que tengo un hambre canina..- y le dio un azote cariñoso en el muslo, Nerea rio y se atrevió a pisar un poco más el pedal.

Esa noche, Nerea tardó en dormirse. Allí estaba ella, acostada en una cama de matrimonio de madera maciza, en la que fácilmente cabrían dos matrimonios, arropada hasta el pecho, los brazos por fuera de las mantas y las manos entrelazadas, mirando el techo en el que los dibujos que trazaban las sombras no se movían. Trató de encontrar alguna forma a las sombras. Una se parecía a Suecia. La más pequeña un chicle aplastado. Suecia. Podía irse a Suecia. Y empezar de cero. Otra vez. Pero para eso tienes que aprender sueco, Nerea, piensa un poco, ya, ya pienso, eso es lo que no paro de hacer, pensar. Chino no lo sabe todo el mundo. Ya y a mí qué. Como si no lo supiera. Pero me compensa?. Lo mejor va a ser dejarlo todo, y volver atrás. Seguro que Rami se alegra de volver a verte, eras la mejor repartiéndole publicidad. Al menos me daba para darle mi parte a Sheryll. Si, Sheryll. Bien simpática que era, y no la veía nunca. A lo mejor aún tiene la habitación. Sigo teniendo las mismas cosas. Puedes volver a las academias, y pasear perros, con la publicidad te da para algo pequeño en algún lugar. Algún lugar. Ya estoy en algún lugar. Y no quiero volver a pasear perros. Me recuerdan a Ayvén. Y a mamá. Mamá. Bueno, no te pongas estupenda, te diría ella, y haz algo de por vida. Haz algo de por vida. Y a tu padre no le des el disgusto. Con lo que se alegró por ti. Cajera. Seguro que encuentro algo de cajera en un hiper. Y lo combino con el sueco y la publicidad. Si lloras después tienes mocos y las sábanas están límpias, además mañana parecerá por tus ojos que ganaste el título de Peso Pluma.Y luego está Gil. Mi Gil.Con lo bueno que es. Y está. Tonta. No, si a tí es decirte que no hagas algo para que lo hagas. Y qué ganas?. A ver. Mojar las almohada con agua salada y mocos. Si sólo pudiera parar de pensar. Entonces pasaría como con la tierra, si de repente cesase de girar. Todos saldríamos disparados. Como mis pensamientos. Sólo tengo que ordenarlos y llegar a una conclusión. Como con los puzzles. Tú odias los puzzles. Por eso. Por eso no la encuentro. Conclusión. Suena tan final. No sé.

La asistente de Ho se llamaba Li y le deseó Buenos Días en español, con una amplia sonrisa desde la pantallita que se había abierto en el ordenador de Nerea, para luego confesarle que junto con Buenas Tardes , Buenas Noches y Hola, qué tal?, era todo lo que hasta ahora había aprendido, pero que se esforzaría en mejorar, Nerea le ofreció su ayuda en tamaña empresa y se habían reido juntas.

-Qué es tan gracioso?- La voz de Pino tras ella la asustó, pero no se volvió.

-Me está dando unos datos que necesitamos…

-Dile que los envíe por fax y listo…

-No hace falta, ya los tengo, sólo los estamos contrastando para…

-Y porqué no los tengo yo, si se puede saber?…- Li le preguntó a Nerea qué estaba pasando, y ella le explicó sin entrar en detalles-Qué te dice?..

-Dice que si podemos continuar que no tiene todo el día…

-Dile que me envíe sus datos, que los necesito…

-Te estoy diciendo que…

-Ya!- Y dio un golpe a la silla, Nerea cerró los ojos un instante, y Li se acercó un poco más a la pantalla para preguntarle si se encontraba bien. Nerea le explicó lo que Pino quería, y Li ladeó ligeramente la cabeza, luego asintió en silencio.

-Te los envia luego…

-Pues no te ha dicho nada…

-No hace falta…

-No te hará falta a tí…en fin, cuando llegue el fax me lo das..

-Qué fax?

-El que me va a enviar esa de ahí…- Nerea acabó por perder el hilo, Claudia se incorporó, pero,como de costumbre, Pino la fulminó con un gesto de la mano y se volvió a sentar.

-Te los puede enviar por Email…

-Nereita, tu aprendiste las letras del alfabeto?F. A. X….te puedo inscribir en los cursos de integración esos que dan a esos analfabetos de por ahí, seguro que te cunde…- Y volvió a su mesa colcándose la blusa, hoy rosa palo sobre pantalones beig con salónes verdes. BlingBling, pensó Nerea al escuchar las pulseras, luego se pasó las manos por el rostro y regresó a Li quien parecía estar hablando con otra persona que se encontrase en la estancia con ella. Nerea se disculpó por el retraso, y Li volvió a ladear la cabeza y le respondió con un correcto „No te preocupes, no pasa nada“. Y consiguió hacerla sonreir de nuevo.

Una vez hubo contrastado toda la información,la archivó en su carpeta correspondiente y la guardó bajo llave en uno de los cajones de sus mesa, guardándose la llave después en el bolsillo.

-Pues ahora que ya has acabado de jugar al „Chinito-Tú-Chinita-Yo“, puedes ir a hacer la ronda de albaranes y facturas, así te aireas…a lo mejor aún hacemos algo de ti..- Pino se lo dijo sin levantar la vista de su ordenador en el que rara vez tocaba una tecla, Nerea iba a decir algo, pero Claudia la miró casi suplicante al tiempo que le ofrecía un casco- Eso, no vayas encima a perder la cabeza, verdad Claudita?- Nerea cogió el casco y sin contestar abandonó la oficina sin contestar.

Nerea hizo la ronda de naves y galpones por orden de tamaño de mayor a menor, y en cada uno se quedó un rato charlando con los operarios y capataces, quienes le agradecían que fuese ella quien se acercara a buscarlos, ya que hasta ese momento siempre habían tenido que echar a suertes quién era el afortunado que tenía que ir a la oficina a entregarlos. Todos la llamaban Nereita. Dentro de poco no iba a responder a la otra forma. En la última nave, el capataz le había dado una de las bolsas de rafia marrón que Luisa había repartido una vez, para que metiese en ella los papeles. Ya de camino de vuelta, se cruzó con una operaria que llevaba en la mano una cajetilla de tabaco,y, sin pensar le pidio uno, la chica le dio un mechero que tenía de más. Hizo camino por lo que ella consideraba su atajo, y llegó a la especie de plaza formada por la parte de atrás de varias edificaciones, que servía de fumadero oficial. Se apoyó en un murete y encendió el pitillo, el décimo en dos días, si seguía así iba a volver a empezar fijo, eso estaba pensando cuando Robus se apoyó junto a ella.

-Hola Robus….no le digas a nadie esto…fíjate tú…lo había conseguido dejar..tres años, y ahora ya ves….creo que este es el fumadero oficial…he visto a Luisa a veces perderse por aquí…tú no fumas claro, supongo…no sé…Pino me ha enviado a buscar albaranes…como si eso fuese importante…pero para ella lo es..así que si te pregunta le dices que vine a buscar albaranes….bueno..preguntar sería mucho, me llamaría a gritos y luego te echaría la culpa a tí…ahora mismo esto es lo único que me calma…porque tampoco duermo..o duermo mal….claro que a lo mejor es el colchón..no sé…pero tú no se lo digas a nadie…ay perdona…ya me entiendes….

-Soy una tumba…- Las palabras sonaron como exhalaciones entrecortadas, a Nerea se le calló el pitillo y se volvió hacia él con la boca abierta, Romus la miró a su vez sonriendo timidamente y levantó las cejas.

-Robus..tú?

-L-O-G-O-P-E-D-I-A…-Articuló despacio, y se llevó un dedo a los labios, indicandole así que ella también guardara el secreto, Nerea rio quedo.

-Seremos „Dos cruces en el Monte del olvido“ Robus…tal cual- Robus asintió con la cabeza, y abrió las manos en el aire para resumir la situación.

A la mañana siguiente la despertó el paso de algún vehículo pesado por delante de la casa. Miró el reloj de la mesilla, aún no habían dado las ocho y era sábado, así que no había prisa de levantarse tan temprano. Se tapó mejor con uno de los edredones y se volvió. Descubrió a Gil, aún profundamente dormido , en el otro extremo de la enorme cama, sonrió al pensar que, de tan lejos que estaba, de acercarse ella, emprendería lo más parecido a una expedición. Él se despertó al poco, y, al verla, aún sin poder liberarse del todo del sueño, sonrió y extendió uno de sus brazos sobre la cama, como tratando de alcanzarla, sin conseguirlo.

-Ahora mismo…eres la parte más septentrional de la península…- Casi susurró, ella rio, y, sin necesidad de brújula, emprendió su expedición.

-Voy a tener que buscarte en Google-maps…

-Se encuentra usted a diez leguas del punto indicado…

-Pues espera que me calzo las botas…y hago siete de vez…

-No hará falta con mi gadgetobrazo….vente pa´ca…

Los sábados por la mañana se dedicaban a desayunar con mucha calma, leer el periódico, pensar en hacer la colada para luego no hacerla y, ahora que el sol ya se atrevía a calentar más, dar largos paseos hasta uno de los castillos abandonados que salpicaban la zona. Un buen plan para dos.

-Y dices que Robus te habló?

-Sí, me llevé un susto terrible…me dijeron que era mudo…

-Robus se cayó de niño a un pozo, tardaron en encontrarlo dos días…ya lo daban por muerto, pero él sobrevivió…mudo. Siempre pensamos que había sido por el golpe…yo no lo conocí de otra manera..

-Me dijo que hacía logopedia..- Gil metió el pan en la tostadora, mientras ella preparaba la cafetera.

-Tú vas querer zumo?

-Sí, gracias- Él la abrazó por detrás e iba a entretenerse con su cuello, cuando llamaron a la puerta.

-Amazón?

-No que yo sepa…-LLevados por la curiosidad, fueron juntos a abrir.

Cuando abrieron la puerta, se encontraron a Cardito y Luisa portando una bandeja enorme envuelta con el papel de la tahona del pueblo y caras de circunstancias.

-Buenos Días…Los chinos vienen el miércoles.

Ho

-Hoy a las cinco de la mañana me sonó el móvil…y claro, pensé en papá, dije, ya está, pero no, era una tal Li, la conoces?..bueno, pues..me dijo que habían planeado su visita para el miércoles y era para preguntarme si suponía un problema…como para decirle que sí, sabes?-Cardito hablaba sin apenas punto ni coma, sentado a la ingente mesa de comedor en la que habían dispuesto todo lo que habían traido y lo que Gil y Nerea ya habían preparado para si, Luisa sentada junto a él asentía a sus palabras visiblemente nerviosa.

-Y me dice, nena que vienen los chinos, tú crees que es manera…qué susto por Dios…

-Amor, yo también me quedé en blanco, ok?- Gil y Nerea, sentados frente a ellos les escuchaban sin perder detalle, sin saber muy bien que tenía que hacerse en aquel momento.

-Todos los papeles están al día, Cardito, lo que había que enviar yo misma lo llevé al correo por si acaso…

-Cómo que por si acaso..- Quiso saber Gil, Luisa se adelantó.

-A veces las cartas desaparecen en CLORISA, sabes Gil?…como por encanto..- E hizo un gesto en el aire con las manos como el que podría hacer un mago, Gil asintió despacio creyendo entender a qué se refería y bebió un trago de su café.

-Tenemos que prepararlo todo sin que ella se entere…si no estamos perdidos…

-Qué quieres decir?- Preguntó Nerea, Cardito miró a Luisa y esta asintió.

-Verás…antes que Ho, hubo otro empresario interesado, un inglés….te voy a ahorrar los detalles, pero tengo suerte de mantener intacta mi reputación, hasta insultó a su reina…que básicamente para un inglés es como mentarle la madre- Nerea abrió mucho los ojos sin acabar de creérselo, Gil negó con la cabeza y se rascó la nuca.-

-Por eso, cuando supimos que íbamos a necesitar a alguien en plantilla que supiera chino, lo hicimos extraoficialmente, de hecho sólo colgamos un anuncio, bueno, mi prima, en un Centro donde trabaja, porque sabíamos positivamente que Pino no lo iba a ver- Continuó Luisa, sirviéndose un poco más de zumo. Nerea se pasó las manos por el pelo,castaño, ya no tan corto y aún algo despeinado, y les miró a los tres alternativamente.

-Y como hacemos?

-Por eso estoy aquí,- Apuntó Cardito-para tratarlo… también llamé a Claudita, pero tienen una comunión

-Tienen?

-Ella y su marido- Informó Luisa

-Siempre pensé que estaba soltera..no sé porqué..

-Él es, LuísJavier, el capitán de la Guardia Civil de aquí…

-Qué tienes pensado?

-Hundirnos en un mar de silencio.

Y así hicieron. Esa misma tarde, Nerea y Gil hicieron una visita a Checho, el dueño de la única carnicería del pueblo. Lo habían decidido así, porque, al ser un pueblo tan pequeño si hubieran ido Cardito y ella hubiera sin duda dado que hablar. Le explicaron la situación y le encargaron un bufet con el que deleitar en CLORISA a la visita en el último día de estancia, a la pregunta de Checho sobre qué debía ofrecer, Nerea le transmitió el deseo de Cardito de que los productos debían de ser de primera calidad sin reparar en gasto, mezclando productos de la zona con otros más generales, fríos y calientes; también le encargaron el vino que debía regar el ágape y él prometió no defraudar en la elección. Luisa le pagaría en metálico el lunes, de paso que hacía una visita a la mujer de Checho, lo que no levantaría sospecha alguna, ya que eran familia. Cardito se encargaría de reservar restaurantes para las cenas y las comidas de los días que el grupo fuese su huesped, además de buscar una oferta cultural a la altura. Todas las reservas se hicieron desde el movil de Gil. Salvador prometió hacer de Cicerone al grupo por el Complejo, bajo la condición de no coincidir con Pino ni en el tiempo ni en el espacio. Nerea llegó un momento en que se sintió como una espía que tuviese que trasvasar un secreto de estado durante la Guerra Fría. Claudita le envió un Whatsapp desde el móvil de su marido, pidiéndole disculpas por adelantado si no le dirigía la palabra hasta que todo hubiera pasado, pero lo prefería así para no meter la pata. El lunes y el martes, Pino se comportó como de costumbre, sólo que nadie le dirigió ni una palabra.

Ho era un hombre alto y muy elegante, Nerea se lo había imaginado de más edad, él y su comitiva, compuesta por Li y parte de su equipo, les saludaron a ella y a Cardito en el Lobby del Parador donde se alojaban, con la mayor de las cortesías y se alegraron mucho de por fin conocerles en persona. Li sorprendió a Nerea con un par de frases en español, y Nerea no pudo más que felicitarla por sus avances, Ho y Li, a su vez la felicitaron por su chino. Se quedarían hasta el viernes, ya que después continuarían viaje a Suecia y Noruega por otros asuntos. Para evitar que Pino se acercase al grupo durante la visita guiada y, así, cumplir con Salvador, Nerea les encargó a los capataces que asistiesen con todos sus obreros para lograr así una multitud, algo que Pino siempre evitaba ya que tenía pánico a las masas humanas de gente en movimiento. Y así hicieron, de modo que la visita guiada fue todo un éxito, y nadie vio a Pino. Y llegó el viernes, cuya mañana dedicaron a visitar los castillos más importantes y el pequeño museo en uno de ellos. Hacia el mediodía, se dirigieron al Complejo, para dar cuenta del bufet.

Ante el edificio principal, les estaban esperando Pino y Claudia, quien tenía el aspecto de alguien que acabara de salir de un funeral, aunque se esforzara por tratar de sonreir. Pino estaba sin embargo radiante, con un vestido-abrigo blanco de lana con brillos, melena marcada de peluquería, al igual que el maquillaje y zapatos de tacón de al menos diez centímetros, aguardando a la comitiva como lo haría un león escondido en la hierba alta. Nerea tuvo un mal presentimiento, pero Cardito le infundió seguridad con una fugaz mirada y convidó al grupo a seguirles.

-Así que estos son- Concedió Pino de primeras, casi regalándoles una sonrisa, pero sin maquillar su displicencia, Nerea le presentó a Ho y éste le estrechó la mano dirigiéndole unas amables palabras- Qué quiere, Nereita?- Preguntó sin siquiera mirarla, Nerea le tradujo lo que Ho había dicho y Pino, enarcando una ceja , levantó la barbilla y giró sobre sus altos talones- Ach, pensé que era otra cosa- y entró en el edificio por delante de todos ellos, Nerea trató de disculparse ante Ho, pero éste le ofreció su brazo e hizo un gesto desleido con su otra mano, sin darle importancia, Li le comentó algo entonces que Nerea no entendió y Ho asintió, sin perder la sonrisa.

Pino hizo una señal con la mano a Claudia, y ésta abrió la puerta de dos hojas que daba paso a sala de juntas. El grupo hizo su entrada entonces a la enorme sala, que se abría al paisaje a través de un ventanal que ocupaba toda una pared y presidida por la inmensa mesa rodeada de doce sillas. A la vista de la mesa y lo que había sobre ella, Nerea perdió el color y se quedó clavada en el sitio, Cardito se mesó el cabello con las manos, Ho y su gente les miraron a su vez,sin perder la sonrisa, esperando la explicación. Pero no la había. Sobre la mesa había dos jarras de vino, dos de agua, vasos y dos bandejas, una con queso en tacos y aceitunas, la otra con jamón serrano en lonchas, éstas las cortaba insitu, Sebas, el hijo de Checho el carnicero, situado al otro lado de la mesa ante una pata de jamón en su soporte, cuchillo jamonero en mano y mirándoles con la expresión de aquel cuya única otra opción hubiera sido el paredón. Nerea sintió que sus piernas se volvían de plastilina y se apoyó en Cardito, quien optó por mirar al techo por no mirar a Pino. Ésta se acercó a la mesa como lo hubiera hecho Cleopatra y presentó con gran gesto las bandejas.

-Quesos varios, y jamón, qué mas se puede pedir a esta tierra?…..por favor…por favor- Y animó al grupo que degustase lo servido, sonriendo como la anfitriona que no era,pero nadie se movió. Nerea logró tragar saliba y carraspeó, Ho le preguntó interesado si se encontraba bien, y Nerea le explicó lo que había pasado intentando no perder la calma, Ho alzó las cejas y asintió.

-Qué le dices? Es un queso curado buenísimo y el jamón es tres jotas….Qué dice?- Preguntó Pino acercándose a ellos, Ho la miró y dibujó una de sus enigmáticas sonrisas, para luego asentir con la cabeza y decirle algo a Nerea, quien trató de encontrar su voz.

-Te lo agradece mucho- Casi exhaló, Ho animó entonces a su grupo a degustar lo presentado, Nerea buscó apoyarse en una silla, Cardito buscó la distancia de Pino, situándose junto a Sebas.

-Qué pena que la ventana no se pueda abrir, parece que necesites aire…- La voz de Pino junto a ella, terminó de romper a Nerea quien buscó sentarse, Ho, atento a la escena, sirvió un vaso de agua y se lo ofreció- Dile, dile….que ni esto sabes hacer, dile….- Nerea, cogió el vaso con mano temblorosa y bebió a pequeños tragos, aunque mentalmente se la estaba arrojando a la cara a Pino y lanzando el vaso contra la ventana después, pero se lo bebió entero, con los ojos cerrados. Cuando los abrió, le pareció ver que Ho le comentaba algo a Li, pero no pudo escuchar qué, a lo que Li reaccionó asintintiedo con la cabeza y sacando su Blackberry del bolsillo interior de su chaqueta. Después, dieron cuenta de lo servido y brindaron con el vino, que Nerea ni probó, Cardito se bebió de un trago por no degustarlo, Claudia optó por servirse un vaso de agua y beberlo junto a la ventana, y Pino hizo bailar su vino en el vaso observando a todos los presentes, como lo haría un alcaide de prisiones.

El ágape transcurrió sin mayores sorpresas. Ho y su gente probaron de ambas bandejas, y aceptaron cada uno un vaso de vino, para acto seguido regarlo con varios vasos de agua, Sebas cortó más jamón, como si le fuese la vida en ello, sudando profusamente y concentrándose en la labor, ante la atenta mirada de Cardito, quien trataba de darle tranquilidad valorando su acción ante los visitantes, que hicieron fotos desde todas las perspectivas posibles, Nerea, incapaz de levantarse de su silla,disimuladamente, se giró y le dio la espalda a Pino, de forma que, en todo momento, conversó con Ho y Li, sentados junto a ella, compartiendo jarras de agua, que Claudia, convertida en una especie de alma en pena, no cesó de rellenar en lo que duró la reunión.

– Ya está aquí el monovolumen- Luisa, que optó por no entrar, hizo el anuncio desde el umbral de la puerta y volvió sobre sus pasos sin esperar contestación, Pino se arregló el collar de perlas y levantó la barbilla con un mohín que maquilló inmediatamente de sonrisa hacia los invitados, a quienes Nerea trasladó la información mientras por fin podía incorporarse de la silla, Ho le ofreció su brazo, que ella aceptó gustosa, Pino se acercó a ella y le aferró el antebrazo.

-Después hablamos tú y yo…- Le siseó abruptamente, para luego unirse al grupo que ya abandonaba la sala, Nerea sintió un eco de náusea que evitó con un carraspeo, Ho la miró un tanto preocupado y le preguntó si se encontraba bien, a lo que ella respondió buscando sonreír y asintiendo con la cabeza.

La práctica totalidad de la plantilla se había reunido en la explanada ante el edificio principal para despedir a Ho y su gente, que saludaron el gesto despidiéndose de todos ellos y dedicándoles unas breves palabras de agradecimiento, que Nerea interpretó aferrada a su bolso, sin perder la sonrisa, y tratando de no mirar a Pino, quien pareciera se hubiera tragado un sable. Por último, Ho y Li se despidieron de Cardito con un sentido apretón de manos, y de Nerea además con una reverencia acompañada de unas palabras de eterno agradecimiento, que terminaron por llenarle los ojos con las lágrimas que llevaba horas reprimiendo en la garganta. Pino, al frente de los empleados, hubo de contentarse con una ligera inclinación de cabeza por parte de ambos, antes de que entrasen en el vehículo, que tras arrancar abandonó el recinto. Aprovechando la desbandada de empleados, Nerea cogió del brazo a Cardito y se lo apretó con fuerza.

-Si no quieres que me muera aquí mismo….llévame a casa por el amor de Dios…- Le rogó ya sin poner freno al llanto, Cardito se aflojó la corbata.

-Es que si no el que se muere soy yo…..- Y la guió en dirección a su coche, haciendo caso omiso de los llamados de Pino, quien trataba de alcanzarles hecha un furia.

-A dónde creéis que vais?! Esto no se queda así! Un paso más y arde Troya!- Bramó dando una patada en el suelo, como para remarcar sus palabras, pero Cardito y Nerea ya no la escuchaban, se habían metido ya en el coche y Cardito abandonó el recinto a tal velocidad que los neumáticos chirriaron cuando tomó la dirección al pueblo, dejando a Pino sola, envuelta en la nube de polvo que el coche había dejado a su paso, tragándose otra vez un sable.

Nerea cerró los ojos, apoyó la cabeza en la ventanilla y se tapó la cara con la mano, tratando de controlar sus nauseas. Cardito se quitó la corbata y la tiró hacia algún lugar, para después aferrar sus manos al volante y fijar su mirada en la carretera, uniéndose al silencio de Nerea. Recorrieron la distancia entre la empresa y el pueblo en un tiempo record. Cardito paró el coche justo delante de la puerta de la casa de Nerea, quien, incapaz de articular palabra alguna siquiera para despedirse, salió del coche y casi tambaleándose empujó la puerta de su casa. Nada más entrar dejó caer su bolso, después se quitó los zapatos, y en su tambaleante camino a través de la sala se fue deshaciendo del resto de la ropa de que la cubría, dejándola abandonada tras ella, de forma que cuando alcanzó su habitación estaba en sujetador y bragas. Como pudo, se metió en la cama y se tapó por completo con los dos edredones, al tiempo que exhalaba un gemido agónico, en el que se aunaban agotamiento y dolor de alma. Sintió como si se hubiera introducido en un sarcófago, su cuerpo se convirtió poco a poco en una mortaja de plomo, tan pesada que no le permitía mover un músculo, sus ojos se sellaron y su respiración se hizo profunda, como si con cada aspiración tuviera que coger el aire del fondo de un pozo. Y en ese pozo se sintió caer. Despacio y sin rozar las paredes. Convirtiéndose ella misma en oscuridad.

Como quien abandona un tunel que atravesara la más cruenta montaña, en algún momento pudo abrir los ojos. Pero no del todo. Le suponía demasiado esfuerzo. Su sarcófago seguía intacto, en una oscuridad caliente y cómoda. Escuchó un ruido y no se pudo asustar, allí dentro se encontraba a salvo de todo lo que pudiese pasar. Se atrevió a separar levemente el edredón, para averiguar qué ocurría. Tratando de fijar la vista y a través de la rendija que eran sus ojos, descubrió a Gil sentado en un butacón junto a la ventana leyendo algo que supuso era un periódico.

-Hola, Bella Durmiente…- Saludó Gil con voz queda, dejando el periódico en el suelo, ella no encontró su voz, hubo de toser y se tapó el rostro con una mano- Llevas durmiendo un día y medio..- Le anunció, ella intentó decir algo, pero sólo logró una especie de gemido.- Cardito me explicó todo, él dejó el coche aquí y se fue hasta su casa andando, yo te vi entrar y cuando vine a ver qué te pasaba ya estabas ahí debajo….ha venido Checho, me ha contado que Pino se había presentado la mañana de la recepción y le había amenazado con denunciarle a Sanidad y pedir un control exhaustivo si servía lo que habíamos encargado, además le entregó una copia de un mapa del catastro. La finca de Checho, donde cría el ganado, colinda con la parcela donde la empresa de su marido, planea construir los adosados…Pino le dijo que sólo necesitaba hacer una llamada y su finca se convertiría en la zona de piscinas del complejo. No le quedó otra opción que servir lo que viste allí, y le obligó a enviar a Sebas a cortar el jamón, el chico no quería….y Pino le advirtió que si quería alguna vez aprobar los exámenes del grado que está cursando era mejor que accediese a su deseo. A él le ha dado por vomitos y dolor de cabeza…le han dejado ingresado por si acaso. Si no te hubieras despertado ahora, yo hubiera hecho lo mismo…..- Nera le miraba ahora fijamente, tapándose la boca con la mano- He hecho lentejas con chorizo, para que al menos tuvieras una alegría al despertar…- Los ojos de Nerea se llenaron de lágrimas, y extendió sus brazos hacia él en silencio, Gil sonrió apenas y, acercándose a la cama, se sentó en ella, ofreciéndole su abrazo, en el que Nerea, por fin, pudo dar rienda suelta al llanto.

El peso del silencio

-Nerea?- Gil se dirigió a ella rompiendo el silencio que compartían, estaban en el patio de la casa de ella, sentados en dos viejas tumbonas de jardín y compartiendo manta contemplando como el sol se ponía, regalando al cielo toda una variedad de rojos y lilas; Nerea le miró como respuesta, arrebujada en la manta, casi dispuesta a abandonarse de nuevo al sueño, en el que entraba y salía a intervalos irregulares desde hacía días.- Creo que ha llegado el momento de que te cuente algo- Nerea se frotó sus somnolientos ojos con las palmas de las manos y se incorporó un poco en la tumbona.

-Tú dirás

-Una vez, curioseando por las estanterías de mi casa, te fijaste en la foto de una chica y me preguntaste quién era, te acuerdas?, yo te dije que era mi hermana Soledad. Tú no preguntaste más, y te lo agradecí en el alma, porque es algo de lo que no quería hablarte hasta encontrar el momento. Y creo que ese momento ha llegado….no sé por dónde empezar…así que lo más sencillo será que empiece por el principio. Soledad es mi hermana mayor, me saca sólo seis años, pero ella siempre me dejó claro que ella era la mayor…jugaba conmigo como si fuera un muñeco cuando nací…en fin…, Soledad era alegre, bromista, tenía amigas hasta debajo de las piedras, le gustaba cantar y sobre todo bailar, aunque no lo creas me enseñó a mí…además era guapa, tenía una melena azabache que le llegaba a la cadera, que movía a capricho, con los ojos a juego, como decía mi padre, y tenía tipazo…podía haber traido a media humanidad de calle, pero no, ella solo vivía para Enrique Villaverde y Enrique para ella, desde que no levantaban más que tres palmos del suelo, una pareja de guapos, que decían en el pueblo….estaban juntos todo el día, mi madre les decía siempre que parecían siameses. Ella hizo una formación de administrativo, y él una de contabilidad, después comenzaron a dar a entender que se podía ir armando ya la boda, recuerdo lo contenta que se había puesto mi madre pensando en los preparativos…. La tarde en que todo lo que te acabo de contar estalló en mi pedazos, nevaba. Me acuerdo porque había tenido que ayudar a mi padre a sacar la nieve de la puerta a paladas. Primero llegó Soledad, corriendo y llorando a gritos, y se encerró en su habitación, y acto seguido llegaron Enrique y su padre, Enrique la llamaba fuera de si….y lloraba desesperado….pero Soledad continuó encerrada en su cuarto…Enrique no fue capaz, nos lo dijo el padre: Enrique había dejado embarazada a Pino Barragán. Mi madre se desmayó, y tuvieron que venir los vecinos a mediar, porque los dos padres se enredaron a puñadas, mientras Enrique llamaba a gritos a Soledad golpeando su puerta como un loco. Pero ella no abrió.

En quince días se armó una boda, entonces era así, y Enrique se casó con Pino Barragán. Mi hermana continuó encerrada en su cuarto, mi madre le ponía una bandeja con comida, pero la encontraba siempre intacta, vinieron sus amigas, hasta yo lo intenté. Pero ella no abrió. Mi padre quiso echar la puerta abajo, pero mi madre se lo impidió. Déjala. Déjala….Una mañana, cuando me levanté para ir al colegio, la puerta estaba por fin abierta…pero Soledad no estaba. Pensamos que se habría ido a dar una vuelta, a tomar un poco el aire, no sé…a la caida de la noche el Padre Octavio, el párroco, llamó a la puerta. Venía a decirnos que Soledad había ingresado aquel mismo día, por voluntad propia, en un convento de clausura…no pudo decirnos cual, ya que ella lo había querido así…Pero no acabó ahí…no..Dos meses después Claudita, que había sido la mejor amiga de mi hermana, vino a contarle a mi madre que Pino nunca había estado embarazada ni, al parecer, Enrique había tenido nada que ver con ella, todo había sido una historia montada por ella para conseguirlo….y sabes lo que culmina el pastel?…Pino no puede tener hijos, y lo sabía. Soledad…eligió una Orden Carmelita con voto de silencio. En Valencia. Aquello acabó por matar a mi madre…y mi padre, acabó por refugiarse también en el silencio, en su mundo, hasta que también se fue. Si…te cuento todo esto…es porque…pase lo que pase ahora..quiero que sepas de lo que es capaz Pino Barragán. Sólo eso.- Y se secó el rostro con una mano, Nerea se pasó a su tumbona y se fundió con él en un abrazo sacudiéndose en llanto.

-Gil…

-Sólo eso…

De almas y orquídeas

Nerea no podía respirar hondo. Aún no. El médico le había dado el alta a regañadientes, bajo promesa de comenzar por media jornada. Sólo pensar en abrir la puerta de acceso al edificio le provocaba un eco de náusea, sólo tenía ganas de llorar. Como los bebés. Deseó ser uno. Y poder llorar y llorar, porque sí, sin tener que dar explicaciones. Si esto es el fondo…ya lo he tocado, no puedo más. Esto se tiene que acabar. Todo lo que sé se lo pasa por el forro, recoger albaranes, ensobrar y mandar faxes….y el feo de la comida….así debe ser la muerte…o algo…qué mal…es que tú sabes chino, vamos a ver….y por algo Cardito me contrató…lo único que  ha hecho por si mismo en años, quizás es por eso…..ella no me quiere ahí…pues bien, que así sea. Me voy. Me da igual Ho, me da igual el sueldo, me da igual, ya pensaremos algo Gil y yo….Gil…ese no te da igual….no llores que vas conduciendo y ves borroso…Gil, ni un milímetro se alejó,mi Gil …con lo bueno que es,cómo llora aún por Soledad…….“no te pongas estupenda Nereita“…hasta tú misma te llamas también así…qué mal…que no llores que todavía no se ha inventado el limpiaparabrisas de ojos y esta bestia la tienes que llevar con dos manos….ya me da igual…. – Encendió la radio y abrió la ventanilla, un poco de aire fresco siempre venía bien.„ Esta canción va dedicada a alguien muy especial con motivo de su cumpleaños,y cito „Amor Mío siempre te querré“ , y aquí va sólo para sus oídos…“ Nerea optó por coger un pañuelo de papel para secarse los ojos al escuchar de qué canción se trataba „…La hija de Don Juan Alba dice que quiere meterse a monja,la hija de Don Juan Alba en el Convento de la Paloma…“ y subió el volumen, y acompañó a Miguel de Molina cantando contra el viento que entraba por la ventanilla las penas de aquel que había perdido a su compañera.

Cuando entró en la oficina, sólo encontró a Claudia, que archivaba unos papeles y se alegró mucho de volverla a ver.

-Dónde está Pino?- Preguntó Nerea al rato de llegar, Claudia la miró encogiéndose de hombros y dibujó un gesto de total ignorancia en su rostro.

-Ni idea, ya hace días que no viene…

-En serio?

-Ya volverá…- Y Claudia hizo un gesto desvaído con la mano, al tiempo que cogía un archivador de una estantería.

Pero Pino no volvió. Ni ese día, ni al otro, ni la semana posterior. Luisa se incorporó de nuevo y trajo consigo una Nespresso de última generación, Claudia colaboró después con galletas surtidas, y Nerea con pastas de Titulcia.

-Nereita, mira, te he liberado la mesa esta para que tengas más sitio, ahora que tienes más que hacer, además la silla es más cómoda- Pasadas dos semanas, Claudia había vaciado la mesa de Pino y se la mostraba como quien muestra los premios de un concurso con una radiante sonrisa, que hacía brillar sus ojos verdes, Nerea, aún casi con el pomo de la puerta en la mano, sonrió y se acercó despacio.

-En serio?…y si vuelve?

-Pues que vuelva….ahora es tu mesa, quieres un café? Los de „Corte y Ensamblaje“ nos han traido churros..- Nerea asintió y comenzó a cambiar sus cosas de sitio.

-Cardito quiere que me encargue de unas cosas, ya voy contigo…-Le comentó Gil.

-Unas cosas…

-Me dijo algo de unos paneles, ni idea, ya veré lo que es…

-Supongo que querrá encargarlo antes de irse a Lanzarote…ahora que Pino no está…

-Pues hace bien…..Pino todavía no ha vuelto?

-Casi un mes…yo ya me estoy escamando…

-Escamando porqué? Si no quiere volver que no vuelva….

-Ya hombre, pero ni un aviso…no voy a a ir, estoy mala…no sé

-Y a tí qué te importa Nereita? Yo hace años que ni hola con ella y sólo cuando se me cruza de frente la miro….imagínate si no la veo…me la sopla..

-Ya hombre….pero yo necesito saber qué le ha pasado, para encontrar „mi paz“otra vez, como dice la de Yoga….hablando del Rey de Roma…mira, el coche de Enrique, a lo mejor están en casa…

-Qué haces?

-Preguntar qué pasa…

-No, tú no tienes que preguntar nada, si no aparece por el chollo que no aparezca, ya está…para qué vas a ir a su casa…Nerea…

-Yo me quedo más tranquila…

-Tranquila?

-Ay Gil…yo soy así…- Y tras aparcar junto al BMW de Enrique, salió del coche. Gil la siguió.

-Espera que voy contigo…

-Gil…

-Qué…- Nerea suspiró y se acercó a la puerta de entrada a la propiedad, no hizo falta que llamasen al timbre, estaba entreabierta. Los eternos aspersores, que normalmente regaban sin descanso el cesped del jardín delantero estaban apagados, iban a dirigirse a la puerta principal, pero escucharon el eco de una música que provenía de la parte de atrás del enorme chalet. Nerea y Gil se miraron un instante, y decidieron rodearlo.

Enrique estaba en la terraza a la que se salía desde el salón, bailando al ritmo de „Dance with somebody“ de Mando Diao al tiempo que le tiraba lo que parecían galletitas a su perro,un pastor alemán, que saltaba a su alrededor, feliz de recibir tal cantidad de premios sin razón alguna. Nerea y Gil se quedaron clavados en el sitio, la música salía atronadora desde el salón y Enrique, en vaqueros, camiseta y descalzo bailaba dando saltos y moviendo la cabeza al ritmo con los ojos cerrados. En un momento, el perro les ladró y se acercó a ellos moviendo la cola, sólo Nerea lo acarició, Gil observaba la escena, con las manos en las caderas y sin mover un músculo. Enrique se volvió entonces, y al descubrirles rio.

-Hombre! Pedrito! Hola Nereita…todo bien?!- Y le lanzó una galleta al perro, que saltó para alcanzarla, la canción estaba programada para sonar en bucle, una y otra vez.

-Si!…venimos…vengo a preguntar por Pino!- Gritó Nerea para hacerse oir, Enrique la miró escéptico y se encogió de hombros.- Es que no viene hace días!- Enrique se movió de nuevo al ritmo de la canción.

-Bueno…y?

-No..por si le ha pasado algo…

-Ni idea…- Gil negó con la cabeza, y cogió a Nerea de la mano.

-Vámonos- Y así hicieron, dejando a Enrique aún bailando, tras si.

-Bueno, „Pedrito“….pues vamos allá- Gil rio y puso la radio.

-Vamos allá

„Gerónimo de Mimbres le dedica esta canción a Berta para que la próxima vez le salude“ , Y R.E.M les guió en su camino hasta el Complejo, suavizando el paisaje y haciéndolo más grande „It´s easier to leave than to be left behind/ Leaving was never my proud/ Leaving New York never easy/

I saw the lights fading out“.

El complejo era un hervidero de actividad. La explanada estaba abarrotada por operarios que iban de un lado a otro transportando cosas, y vehículos de obra. Gil se quedó hablando con un conocido,y ella subió a la oficina. El edificio parecia estar tomado por gente que ella no había visto nunca, pero que se alegraron mucho de verla y la saludaron por su nombre. En la oficina se encontró con Cardito, Luisa, Claudia, su marido LuísJavier y su compañero de patrulla, todos ellos tomando café en relajada tertulia.

-Buenas, Nereita!- Saludó Cardito, ella saludó en general y se dejó servir también un café, Luisa había traido tarta de queso casera.

-Se sabe entonces ya algo?- Quiso saber Nerea dirigiéndose a LuísJavier, éste la miró sin saber a qué se refería.

-De qué?

-De Pino- LuísJavier miró a su compañero , y el otro negó con la cabeza.

-Qué hay que saber?

-No…nada..

-Pues eso..- Y la conversación derivó hacia cuáles eran las mejores playas en Lanzarote.

Nerea se sentó a su nueva mesa y abrió el ordenador, mientras éste subía miró hacia fuera, hacía un día radiante de sol, buscó con la mirada a Gil en la multitud, le encontró charlando animadamente con Robus y Salvador, luego volvió al grupo que todavía charlaba riendo y contando anécdotas sobre Lanzarote, Claudia había colocado tiestos de colores con orquideas en la ventana, y la puerta al despacho de Cardito estaba siempre abierta.

Entonces recibió el aviso de que Ho deseaba hablar con ella por teleconferencia, clickó sobre el aviso y saltó una pantalla, y en ella Ho, sonriente y tranquilo.

-Buenos Días, Nereita, qué tal estás?- Saludó en perfecto castellano, Nerea no pudo sino sorprenderse.

-Buenos Días, Sr. Ho…no sabía que supiese usted español..

-Quería darte la sorpresa, sólo quise esperar el momento…- Nerea sonrió

-Le felicito..

-Gracias, todo bien por ahí?

-Sí, Sr. Ho, todo va muy bien..- Ho sonrió amable.

-Me alegra mucho oir eso, Nereita, pero lo que me alegra más es verte sentada donde estás…- Y la pantallita desapareció. Con su sonido característico. Como el que hacen las pompas de jabón al explotar.

 

Índice de canciones:

«María de la O» Marifé de Triana

«Torre de Arena»Marifé de Triana

«Madrina» Juanita Reina

«Mi Carro» Manolo Escobar

«La hija de Don Juan Alba» Miguel de Molina

«Dance with Somebody»Mando Diao

«Leaving New York» R.E.M.

N.O.S.O.T.R.O.S (Neutrales-Objetivos-Sociales-Ordenados-Trabajadores-Respetuosos-Osados-Seguros)

06 miércoles Nov 2019

Posted by Alquimista de Historias in Relatos

≈ 2 comentarios

(Vuelvo a subir esta historia, cuyo tema está ahora de actualidad. Muchas Gracias.)

Ruy no quería el yogur. Ni con azúcar ni sin azúcar. Ni haciendo avioncitos o prometiéndole dos capítulos de Pepa Pig. Así que no insitió más, y le dejó levantarse de la silla de la cocina donde desde hacía veinte minutos trataba de convencerle de las buenas propiedades de los lácteos en general y de los yogures de fresa en particular, sin lograr que él abriese un ápice la boca ni dejase de menear negativamente la cabeza haciendo saltar sus indomables rizos pelirrojos. Se lo comió ella, mientras le oía trastear en algún lugar del apartamento, perdió su mirada en el patio de manzana que se podía ver desde la ventana de la cocina. Todo el apartamento daba a ese patio de manzana, en tiempos había sido un piso más grande, pero lo habían dividido en dos. El que daba a la calle era más oscuro y tenía más pasillo, el suyo recibía sol todo el día y, observando las partes de atrás de las otras casas que daban a ese patio, le daba la impresión de pertenecer a un microcosmos dentro de esa gran ciudad en la que le había tocado vivir. Por las noches se entretenía tratando de adivinar qué luces se apagarían primero, cuáles más tarde, las costumbres y rutinas de las personas que lo habitaban, como suponía que ellos hacían con las de ella. Román les ponía nombre y apellido, e inventaba historias partir de lo que observaba hacían en su día a día. Román era su compañero de piso, después de que Trini se hubiera marchado a Londres a probar suerte, ella había colgado un par de anuncios por el barrio buscando un inquilino o inquilina, y el primero que se presentó fue él. No le molestó tener que compartir vivienda con el por aquel entonces recien nacido Ruy, ni que ella trabajase en mil cosas o en ninguna, él en aquel momento también estaba en paro, después había encontrado trabajo en Decathlon. Conformaban una comunidad de tres, bien llevada y algunas veces bien organizada. A los ojos de aquellos que les observaran a través del patio darían la impresión de ser una pareja bien avenida con niño, si bien ,ellos no estaban juntos y el niño, que no se parecía a ninguno de los dos, sólo llevaba los apellidos de ella.

El vecino del quinto piso de la casa verde agua, trataba de arreglar una persiana sentado en el bordillo de la ventana de espaldas al patio, elevando los brazos hacia la caja y tirando con fuerza de algo que parecía atascado, la sintonía de su movil la asustó y la hizo tirar el yogur al suelo, al tiempo que alcanzaba el telefono llegó a ver como la que supuso que era la mujer del hombre de la persiana le hacía bajar del bordillo haciendo aspavientos con las manos y cerraba la ventana de golpe, respiró tranquila al deslizar el dedo para contestar.

-Hola Isolda, te pillo mal?- La voz de Alfonso sonaba como la de alguien que corriera los últimos metros de una maratón.

-No, la verdad, todo en orden…- Acertó a decir, si bien acababa de descubrir que al tirar el yogur se había salpicado la camiseta, cogió una bayeta del fregadero y trató de enmendar la mancha, pero lo hizo peor, con lo cual la tiró de nuevo al fregadero.- Estás bien?

-No sabes nada, verdad?- Carlota se sentó de nuevo y cambió de oido el movil.

-Qué ha pasado? No me asustes….algo con María Eugenia?- María Eugenia era la mujer de Alfonso, que se ganaba la vida como representante de Tupper-Ware y pasaba más tiempo en el coche que en casa.

-Ha caido en picado con la avioneta….

-Maria Eugenia?!….y qué hacía en una avioneta?!

-No mujer! Marigeni no!Hildefonso. Ha caido en picado…

-Hildefonso…

-Hildefonso Martínez Cuéllar

-No me gusta repetirme, pero…qué hacía en una avioneta?- se levantó de la silla y se apoyó en la encimera, para luego separarse y apoyarse en la nevera, y volver a sentarse por último sin poder parar de mover su rodilla derecha, señal de nerviosísmo que padecía desde que había tenido la capacidad de sentarse.

-Enseñar a pilotar a otro….una temeridad como otra en estos tiempos….hay reunión, en una hora en la sede central…- Y colgó, antes de que ella pudiese decir nada, antes de que pudiese decirle que Román todavía no había vuelto y que no tenía con quien dejar a Ruy, antes de poder preguntarle para qué la necesitaban a ella en la sede central.

Maldiciendo en voz baja el momento en que había accedido a meterse en política, buscó a Ruy. El suyo era un partido que había basado su programa en las ayudas a las familias monoparentales y aquellas que pasaban por dificultades. Llevaría a Ruy con ella a la reunión. Ya que, a su juicio, ambos puntos del programa coíncidían en su persona en ese momento.

La sede del partido se encontraba en un bajo comercial a tres calles de su casa, antes había dado cabida a una imprenta, antes de ésta una carnicería, y durante varios años había sido un local okupa. Constaba de dos espacios amplios, uno que daba al exterior con un ventanal panorámico, estaba tapizado a medias por carteles de propaganda electoral en los que se veía un grupo de gente, fotografiados desde el aire, formando una N mayúscula sobre un campo con flores de colores, estaba amueblado con tres mesas de despacho desconchadas dispuestas en U y sillas de distintas procedencias, y otro interior, con ventanas tipo tragaluz , donde habían dispuesto sillas y butacas alrededor de una rotunda y oscura mesa de comedor de madera de tipo castellano oval con un abigarrado pie central que imitaba el tronco de un arbol, dos estanterías Billy de Ikea con una cafetera eléctrica, tazas y carpetas con papeles, completaban la decoración.

Ruy no era el único niño que asistía a la reunión, Matilde llegó con su hijo Damián en su portabebés al pecho y Moncha con sus gemelas profundamente dormidas en sus sillitas. Alguien extendió una manta verde muy gruesa sobre el suelo, y ésta se llenó de cosas de plástico de colores y peluches que esa persona fue sacando de una bolsa de lona. La cafetera estaba ya funcionando.

-No voy a perder el tiempo con explicaciones. Voy a ir al grano. Dos temas:Uno. Hildefonso era el número 10 en nuestra lista, desgraciadamente ha quedado vacante, y como la vida sigue, el siguiente en la lista ocupará su puesto, esto es: Isolda Lindero López. Dos: Me han llamado los otros, nos brindan la oportunidad de sentarnos a las mesas de las coaliciones- Alfonso expuso lo que quería transmitir desde uno de los sitios en el centro mirando a los presentes, sentados alrededor de la mesa, recorriendo los rostros con la mirada por encima de las gafas y clavando levemente ante cada afirmación la mina de un bolígrafo bic sobre una libreta que tenía ante él.

Isolda, que le estaba ayudando a Ruy a desenredar un nudo de uno de los juegos, dejó de hacerlo al oir su nombre y miró a Alfonso sin ocultar su asombro, que se confundió con el eco de sorpresa de los demás asistentes. Ruy le tiró de la manga, y ella volvió a intentar deshacer el nudo, sin demasiada atención. Si bien se sabía capaz de hacer varias cosas a la vez, lo que había dicho Alfonso había descolocado por completo su puzzle mental. Y le faltaban piezas.

Siguieron dos horas de explicaciones, aclaraciones, dudas, preguntas, respuestas, amagos de debate, esquemas en hojas de libreta, risas, oratoria redundante, más preguntas y bocetos de declaraciones de intenciones, tras las cuales Ruy dormía sobre la manta aferrado a un ingenio de plástico , las gemelas se entretenían gateando por debajo de la mesa y Matilde recorría la sala acunando en brazos a Damián que no se decidía entre quedarse dormido o parar de llorar. Alfonso se había quitado las gafas y se masajeaba el puente de la nariz, mientras otro de los asistentes le leía el apunte de prensa que entregaría a los periódicos lamentando la muerte de Hildefonso, un par comenzaron a recibir mensajes de sus mujeres preguntándoles dónde estaban, otro era partidario de pedir un par de pizzas, todavía había mucho de qué hablar.

-Iba en serio eso de correr plaza?- Isolda se lo preguntó a Alfonso casi sin alzar la voz, ocupando la silla vacía junto a él, mientras el resto de los presentes y otros que llegaban a cuenta gotas, pululaban por el local formando grupos que hablaban entre si, dando el aspecto a la reunión de los prolegómenos de una boda.

-Por supuesto, tu eres el número once, ahora estás dentro

-Pero yo no sé si voy a poder…

-Cómo no vas a poder? Claro que si mujer, además, te necesito en esas reuniones.

-A mí? Yo no tengo ni idea de coaliciones ni de nada que se le parezca…

-Tu eres estudiada, yo no, y sabes hablar, yo soy más de organizar.

-Estudiada si, pero de ahí a…

-Juntos llegamos, ya veras,…mira tu por donde, me ha salido un nuevo lema.- Y lo escribió en su libreta en letras de imprenta. Isolda se pasó las manos por el rostro buscando despejarse un poco, no quería tomar café, si lo hacía no podría dormir en toda la noche.

Román llegó cuando caía la noche, había escuchado la noticia en la radio y supuso que la encontraría allí. Fue él el que llevó a Ruy en brazos a casa, después de que se diera por terminada la reunión.

-Necesitaban gente para hacer bulto, y me apunté, por supuesto que el programa que tiene me gustó y esas cosas, pero de ahí a una mesa de negociación hay un mundo…a lo mejor mañana llamo a Alfonso y le digo que no, que llame al número 12, a lo mejor a ese le hace ilusión- Se lo explicaba sentados ambos a la mesa de la cocina, mientras observaban cómo se iban encendiendo o apagando las luces de las ventanas en el patio.

-Tu piensa que no lo vas a hacer de gratis, y que te viene muy bien lo que puedas ganar, además, una mano lava la otra y quién te dice que te sale un buen chollo de ahí?- La voz rota de Román le infundía siempre calma, como un interruptor que aplacase sus nervios nada más accionarlo, le miró en la penumbra y sonrió.

-Y después traigo los pinchos que sobran, como en la galería aquella te acuerdas?- Román rio y le ofreció un pitillo, la nube del humo se deshiló hacia el exterior hasta desaparecer en largos trazos.

-Lo importante es participar…

-Como en las olimpiadas..

-O los concursos escolares.

Las semanas siguientes las recordaría después como un sin parar de reuniones y encuentros, ruedas de prensa, declaraciones conjuntas, entrevistas en radio y televisión, intrincados vericuetos burocráticos para acceder a su acta de dipitutada, firmas, fotos de grupo, desayunos, comidas, cenas, noches sin dormir y cientos de llamadas e Emails en todas direcciones, mientras Román se hacía cargo de Ruy al que ella sólo veía ya dormido.

Fue entonces cuando apareció Montatanto.

-A qué hora dices que vienen?- Román salía del baño, rodeándose la cintura con una toalla tras la ducha, desde que trabajaba en Decathlon había adelgazado unos cuantos kilos y limado volumen, seguía siendo ancho y alto, pero su aspecto general había cambiado un poco, o eso le parecía a ella, ahora que se fijaba y le veía medio desnudo, como tantas otras veces, como él la había visto a ella, y por qué se fijaba ella ahora tanto.Tampoco se había afeitado.

-A las once, quedé aquí, porque al parecer quieren ver „mi fondo de armario“- Y formó las comillas con los dedos índice y anular de las manos, al tiempo que alzaba las cejas, Román soltó una carcajada camino de su cuarto deshaciéndose de la toalla.

Isabel Palacios y Fernando Aragón llamaron a la puerta a las once en punto, cuando Isolda había sabido sus nombres y apellidos se le ocurrió que no podían haber elegido mejor el nombre para su empresa, Román había apuntado que „Imperio“ también hubiera sido una opción. Montatanto se iba a encargar de la asesoría integral de su imagen, en las últimas semanas su constante presencia en medios de comunicación de todo tipo la habían vuelto un rostro conocido para el gran público, como Isabel le había dicho por teléfono, y ella se había preguntado a qué „gran público“ podía referirse, ya que ella siempre unía esa definición a actrices y cantantes, y ella no era ninguna de esas dos cosas. Ella estaba dando sus primeros e inseguros pasos en la política.

Isabel era una mujer menuda, de pelo rubio en media melena de alisado japonés y ojos azules, aún en pantalones de pinzas tipo chino y camisola blanca de lino irradiaba una elegancia que amenazaba con intimidar, si bien el cálido abrazo y los besos que repartió nada más cruzar el umbral la devolvieron a la categoría de un ser común con el resto de los mortales. Fernando venía de traje pero sin corbata, Román comentaría más tarde que le había recordado a Buster Keaton, pero en alto, ya que la que hablaba era Isabel, él se limitaba a deslizar sus dedos por un I-pad.

-Y el resto está en el trastero, claro, el típico trasiego verano aquí, invierno en trastero y demás…- Comentó Isabel ante el armario de Isolda cogiendo una camiseta de los Rolling-Stones con la punta de los dedos, y recorrriendo con los ojos achinados las tres baldas en las que se mezclaban la ropa de Isolda y la de Ruy.

-No tenemos trastero- Apuntó Román, apoyado en el marco de la puerta de la habitación, Fernando se volvió hacia él con los ojos muy abiertos, pero se limitó a deslizar algo en el dispositivo, Isabel asintió con la cabeza, Isolda carraspeó y recogió del suelo el pijama de Ruy poniéndolo sobre la cama.

-Zapatos tengo más, pero tampoco es que sean de diseño..- Y su voz le sonó a excusa, y notó que se ponía colorada, buscó a Román quien a su vez la miró a ella y le sonrió alzando las cejas, y ella le imitó. Isabel se volvió hacia la habitación y dibujó una enigmática sonrisa oriental en su rostro de muñeca de porcelana.

-Desde cuándo sois pareja?- Comenzaron a hablar los dos a la vez, Fernando cesó de anotar en su I-Pad, Isabel no movió un músculo.

-Compartimos piso desde hace tres años, no somos pareja- Aclaró Román, al tiempo que cambiaba de postura y se apoyaba en el marco contrario de la puerta, Isabel miró fugazmente la hora en su ínfimo reloj de pulsera.

-Llama a Alpha y a Fierro- Ordenó atusándose la camisola con las palmas de las manos, Fernando sacó otro dispositivo del bolsillo interior de su chaqueta y excusándose salió del cuarto.

-El café con leche?- Preguntó Román, Isolda acabó de convencerse de que él era capaz de leer sus pensamientos, Isabel ladeó la cabeza y sonrió abiertamente por primera vez desde que había llegado.

-Más café que leche, sin azucar, gracias todo un detalle- Román asintió y se alejó hacia la cocina.

Alpha, una mujer joven con mono vaquero y una chaqueta azul larga de lana y un hombre de gafas de pasta marrones, bermudas beig ,camiseta polo verde y zapatos ingleses con calcetines, no llamaron al timbre, tamborilearon levemente la puerta con los dedos y Fernando les abrió. No se entretuvieron en saludos y les llevó hasta la cocina, que, a falta de salón, se convirtió en centro de operaciones donde Román preparaba café y la mesa se llenó de tablets, Ipads y demás dispositivos electrónicos. Fierro llegó cerca de media hora después, un hombre con el pelo casi al rape y cicatrices de quemaduras en las manos y en parte de su cabeza ,que trajo una bolsa grande con croissanes y una caja con doble fondo de pastas de Titulcia.

-Empecemos por los básicos: Tu madre y tu hermano, algún miembro más, además de Ruy, por supuesto?

-Mi madre vive en Albacete, bueno, en Albacete no, a media hora, trabaja en la oficina de correos…aunque ahora está de baja, creo, por cosas de ciática o hernias discales…no me explicó bien, mi padre murió hace quince años. Mi hermano Hugo es licenciado en Bellas Artes y trabaja de reponedor en el Mercado Central desde hace relativamente poco, antes repartía publicidad- Isolda sentada a la mesa de la poco espaciosa cocina, rodeada de aquel variopinto grupo de gente desconocida, trataba de encontrar las palabras adecuadas para contar su vida sin entrar en demasiados detalles, la mujer Alpha tecleó algo en su portatil.

-Bellas Artes, lo podemos mover a Galerías, yo me ocupo.

-Qué Galerías?- Preguntó Isolda, Isabel le acarició el antebrazo y tomó un trago de café.

-Ella se ocupa- Y guiñó los ojos, el hombre Alpha deslizó algo en su Ipad.

-Ruy- Y se hizo el silencio, y todos miraron a Román que disponía los croissanes en una bandeja.

-No es mio, si es lo quieres saber- Respondió sin volverse hacia la mesa y sin dejar de hacer lo que estaba haciendo, Isolda se tragó la risa y cogió una pasta de Titulcia triangular con una almendra encima.

-Ruy tiene padre, lógicamente, pero no sé quién es…quiero decir, fui a una fiesta de Erasmus en un local que ya no existe y, bueno, pues, me decidí por tenerlo…- Trató de explicarse, para luego morder la galleta y no dar más explicaciones.

-No fue Invitro, quieres decir

-No, fue un encuentro fortuito….

-„Fruto de una relación anterior“

-Pero es que yo no tengo ahora „relación“, como para que sea de la „anterior“..- Protestó Isolda tapándose la boca para que las migas de la galleta no se esparciesen por la mesa, el hombre Alpha carraspeó.

-Me hago cargo, pero así no tenemos que ahondar en explicaciones que no quieras dar- Explicó con calma mientras escribía algo en su tablet, Isolda asintió y miró fugazmente a Román quien apoyado en una encimera de espaldas a ellos esperaba otra vez a que subiese el café en la cafetera.

-Este apartamento por ahora es factible, más adelante ya veremos- Fierro entró en la cocina blandiendo un catalejo, y abrió la ventana para otear con él la distancia- …más adelante, ya veremos- Repitió para luego plegar el catalejo y apoyarse en el fregadero, dejando la ventana abierta, lo que regaló corriente al atestado espacio.- Quién vive en el apartamento B?

-Creo que son estudiantes, pero no estoy segura, antes vivían dos hermanas ya mayores, pero se fueron a una residencia…

-Estudiantes de dónde?- Isolda negó con la cabeza y Román se encogió de hombros, era algo en lo que nunca se habían fijado, Fierro sacó su movil del bolsillo y abandonó la cocina al tiempo que hablaba con alguien.

-Román-Dijo la mujer Alpha alzando la vista hacia él, pero sin denotar expresión alguna, Román se volvió y recorrió todos los rostros que le observaban por un instante.

-Mis padres viven en el Algarve portugués, en Quarteira al menos la última vez que supe de ellos, no sé si han mudado, profesión „sus labores“- y se pasó una mano por el rostro, obsequiándoles con una media sonrisa, Isabel había ladeado levemente la cabeza, como Isolda había observado que hacía en ocasiones cuando algo le llamaba la atención, estuvo tentada a imitarla, ya que a ella también le había llamado la atención la información, en todo ese tiempo nunca le había preguntado a Román por su familia, ni él le había contado nada- Mi hermano Mateo falleció hace diez años en accidente de tráfico, conducía yo, pero la culpa fue del otro, en fin- Perdió su mirada, ahora más negra que nunca, o así le pareció a Isolda, en el patio interior y cruzó los brazos- Yo soy licenciado en Historia por la Universidad de Salamanca y trabajo en la sección de Deportes Acuáticos de Decathlon, y cuido de Ruy cuando ella no puede- Y le guiñó un ojo, y ella rió sin saber por qué, los demás presentes escribieron o anotaron algo en sus dispositivos electrónicos y sólo pararon en el momento en que escucharon subir el café.

-Se me había olvidado que sonaba así, fíjate, y el olor, yo es que tengo una de Nespresso y claro, no hace ese gorgoteo….me voy a tener que comprar una, no es mala idea, Fer…. -Y mientras lo decía, Isabel alcanzó una pasta de Tiltucia con la punta de los dedos, Fernando asintió y escribió algo en una libretita que sacó del bolsillo. Fierro regresó entonces y se situó de nuevo junto a la ventana.

-Mi prima lo hace en una tartera, no sé cómo…- Anotó el hombre Alpha sin apartar sus ojos de su tablet.

-„Café de pota“ el mejor en Galicia, y con gotas ni te cuento- Fierro oteaba de nuevo con su catalejo el patio desde la puerta de la cocina.

-De Ulloa- Sotomayor Valdevientos?- La mujer Alpha volvió a elevar su mirada hacia Román sin mostrar expresión alguna, Roman abrió una de las alacenas y cogió varias tazas que puso sobre la encimera, volviéndose a medias para asentir con la cabeza.

-Valdevientos?- Preguntó Isolda sin esconder su asombro, Isabel guiñó los ojos y por una vez no ladeó la cabeza, Román pareció sonreír para si mientras servía el café.

-Somos una familia muy extensa- Anotó entregándole a cada uno una taza.

-Un catalán, un coreano, y dos vascos- Comunicó el hombre Alpha dirigiéndose a Fierro, este asintió.

-Suena al típico chiste de „van unos en un tren“, pero lo dicho, por ahora factible…por ahora- Y remarcó sus palabras levantando el dedo índice de su mano derecha, el único libre de cicatrices, para luego volver a sus labores de observación con el catalejo mientras comía una pasta de Titúlcia.

En eso a Isolda le sonó el móvil, se incorporó casi de un salto al ver el número y cambió instantáneamente el movil de oido, como Román sabía que hacía cuando se ponía nerviosa, ella le miró casi presa del pánico.

-Es Ruy, que se ha caido de cabeza del tobogán…- Román se adelantó a cogerle el teléfono.

-No te preocupes, yo me ocupo- y haciéndose cargo de la llamada salió de la cocina a paso vivo para abandonar después a la carrera el apartamento. Isabel hizo sentar otra vez a Carlota y le pasó una tablet con la más amable de sus sonrisas.

-Y ahora nos vamos a ir de compras cielo, desde aquí mismo, no es maravilloso?- y le pasó una pasta de chocolate, Isolda meneó dudosa la cabeza y se la aceptó fijándose entonces en la pantalla de la tablet por la que desfilaban varias modelos de Teresa Helbig, Isabel reaccionó a su mirada escéptica con una risa cantarina, como de hada madrina de cuento.

Ruy llegó en brazos de Román, apoyando su rizada y roja cabeza sobre su hombro, sus ojos, normalmente azul cristalino, estaban hinchados de llanto, y un emplasto adornaba su sién izquierda, en la mano llevaba una jirafa azul con lunares rojos. Isolda quiso cogerle en brazos, pero Ruy prefirió quedarse en los de Román al tiempo que se ponía su chupete y cerraba los ojos aún con un eco de llanto en su respiración, ella le besó el emplasto y volvió a la cocina, mientras los dos se metían en el cuarto de ella.

-Yo creo que un caoba claro, con reflejos rubios le va mejor que bien…

-Ella es claramente castaña oscura, y tiene una tez pálida, si la pones de rubia la matas…

-Entonces caoba con tonos café, en vez de rubios, y le subimos el comienzo del pelo, y ahuecamos, menos ceja, afinamos un pisco la nariz, más labios….

-Las manos….

-Las manos en carmin o en opal, dependiendo de la ocasión…porque hija, las tienes como las de „La más grande“….

-Pues sí, fíjate , no me había fijado, y eso que se las hice una vez….ya llovió….

-Y brillos, muchos brillos….

Isolda asistía a esta conversación semi tumbada en un cómodo sillón de terapias estéticas, sin poder tomar parte ya que su rostro estaba oculto tras una mascarilla facial que le impedía siquiera mover un músculo. Alguien le tomó la mano derecha, otra persona la izquierda, una tercera persona el pie izquierdo una cuarta el derecho, optó por cerrar los ojos y dejarse llevar por la relajante música que escuchaba de fondo, como de violines sin violines y lo que le pareció el sonido de las olas del mar.

Montatanto la dejó delante de su portal a última hora de la tarde, recordándole que se verían al día siguiente a las diez. Nada más abrir la puerta de su casa, le recibió un sabroso olor a algo que Román estuviese cocinando y los gritos de Ruy mientras venía corriendo a recibirla.

-Bapa- Ruy escondió su cara entre sus manitas embadurnadas de pintura de témperas y le dió un beso de chocolate la mejilla, Román le dio la probar una cuchara de madera con una salsa densa y oscura que sabía a tomate con algo más que no supo definir, pero que le abrió el apetito, no se acordaba de la última vez que había comido ese día, además de las pastas de Titulcia.

-Bapísima- Confirmó Román, volviendo a las cazuelas, ella se sentó junto a Ruy y le acarició la mata roja de rizos, aún tenía el emplasto, pero estaba menos hinchado, según Román en urgencias le habían dicho que no le quedaría cicatriz.

Antes de cenar decidió darse una ducha, ya que tenía la impresión de haberse caido en una marmita de crema hidratante para que después alguien le aplicase laca en grandes cantidades.

Román había cocinado una salsa de tomate con calabacin y berengena, y en lugar de acompañarla con pasta se había decidido por arroz, para la ocasión abrieron una botella de vino. Ruy cenó un buen plato y ella lo llevó a dormir, le daba la impresión que hacía semanas que no lo veía. Después se reunió con Román en la cocina.

-Y de qué Valdevientos eres, de los de los bancos, de los constructores, de los transportes…- Se habían sentado mirando hacia el patio, con los pies sobre la calefacción, su rutina nocturna desde que vivían en aquel piso.

-De todos y de ninguno…

-Venga Román, que soy yo, que parece mentira hombre, no es que me importe que nades en pasta o no, pero enterarme así…

-El que iba a hacerse cargo de las cosas era mi hermano, a mi me dejaban en paz con mi „capricho“ de estudiar historia, pero se nos cruzó uno que se creía Ayrton Senna y…bueno, Mateo se quedó alli- Miró por un momento la brasa de su cigarrillo, ante de tomar otra calada- no me echaron la culpa, porque no la tenía, pero el vacío puede oradar montañas y me fui.

-Pero tenéis contacto o estais enfadados?

-No, les llamo a veces, y me bajo cuando tengo humor, mi padre viene a menudo y hacemos algo juntos, mi madre no, y yo lo respeto.

-Así que eres un rico heredero

-Heredero del turno de mañana

-Román, esto va muy rápido…

-Rápidos van los trenes y no todos descarrilan, tu haz lo que te diga Montatanto y no hay problema…

-Y si sale mal…?

-Siempre podrás decir la frase „era joven y necesitaba el dinero“, además te vas a codear con gente importante, vas a ir a saraos, a viajar, mal no lo vas a pasar…

-Y Ruy? Me da la impresión de que me lo estoy perdiendo, no sé, todavía es muy pequeño…

-Él sabe quién es su mamá, y eso es lo más importante- Miró por un instante el reloj de la cocina- como también es importante dormir, que si no este servidor mañana es un zombi que vende piraguas…- Y se incorporó para estirarse cuan largo era.

-Román

-Si Mylady…

-Gracias…

-Las que tu tienes „bapa“, que duermas bien- Y pasandole fugazmente la mano por la cabeza abandonó la cocina, ella le siguió con la mirada y cerró los ojos relajando la cabeza en la nuca, no era mala idea irse a dormir.

Montatanto llegaron acompañados de tres operarios en mono gris. A su pregunta sobre qué venían a hacer los operarios a su casa, Isabel le contestó que la casa estaba falta de armarios, y sin más dilación la apremió a apurarse un poco, ya que de lo contrario llegaría tarde a su primera cita del día. Y se sumió en una borágine durante la cual visitó incontables showrooms de firmas de alta costura y de pret-a porter, presidió comités, dirimió debates, viajó a Bruselas, Londres y Ginebra, se reunió con asociaciones vecinales, representantes de grupos antisistema, plataformas de padres, enlaces sindicales, reuniones de los grupos en coalición, habló en radio y televisión, acudió a eventos, se acostumbró a verse en los periódicos, recibió clases intensivas de inglés y francés, de oratoria, de protocolo, y un gabinete logopédico perfeccionó su dicción y ritmo de respiración.

„EL NOVIO CAÑÓN Y FORRADO DE ISOLDA LINDERO“, acompañaban el titular fotos de Román, tomadas mientras hacía jogging por el parque, y en su posterior intento de despistar a los fotógrafos. „CÓMO SE CAZA UN MILLORARIO?“ , alguien les había hecho una foto mientras paseaban con Ruy por las calles aledañas a su casa, Ruy de la mano de ambos. „VALDEVIENTOS. NUESTROS ROTSCHILD“, y a lo largo de varias páginas a todo color se desgranaba la historia de la familia materna de Román, con fotos incluidas.

-Pues sí que han debido de buscar en el fondo del baúl de las fotos, esta es de la puesta de largo de mi madre y mi tío Gervasio murió antes de nacer yo…- Román miraba con interés las fotos, sin poder evitar reirse, Isolda, sentada frente a él a la mesa de la cocina miraba las fotos del parque.

-Y tienen razón, estás cañón…

-Tengo que dar ejemplo al cliente potencial…- Ella soltó una carcajada descreida, él hizo que se arreglaba el peinado, se miraron un instante, pero antes de que puedieran decir nada, Ruy entró en tromba en la cocina imitando el ruido de las aspas de un helicóptero, Román se incorporó y le alzó del suelo, haciendo de él un avión y perdiéndose con él por el apartamento, Isolda sonrió al escuchar las carcajadas de ambos, se disponía a unirse a la pequeña flota aerea, cuando vibró su móvil. Respiró hondo. Montatanto.

-Ni se os ocurra salir ahora

-Ya

-He vaciado tu agenda para este fin de semana. En casita y tranquilitos. OK?

-OK

-Porque estáis „tranquilitos“…

-Tranquilísimos…

-Perfecto. El lunes a las ocho. Happy Weekend, dear!- Ella le deseó lo mismo, imitándola en los gestos, ahora que no la veía,y dejó con desgana el móvil sobre la mesa, se volvió hacia el patio de manzana, un hombre estaba cortando el pelo a otro junto a la ventana del tercer piso de la casa azul, sonrió, y se acordó de cuando su madre lo hacía con ella. Su madre. Tendría que llamar a su madre.

-Me he bajado todo „Downton Abbey“…- La voz de Román la hizo volverse.

-No lo digas muy alto….

-Me he bajado todo „Downton Abbey“…-Susurró él entonces haciendo altavoz con las manos, la hizo reír.- Y pedimos media tonelada de pato agridulce y toda la producción de arroz de Vietnam Este….

-Y cerveza

-Eso que no falte..

Se pasaron el resto del fin de semana en casa, tranquilos, como había ordenado Montatanto, con los móviles desconectados y sin atender al telefonillo. Aprovecharon para ordenar los nuevos armarios a medida que recorrían el apartamento de parte a parte, jugar con Ruy y verse todo Downton Abbey, mientras comían pato agridulce con arroz regado con cervezas heladas.

El lunes a las ocho en punto, Isolda ya estaba de nuevo en su papel de diputada ,tacones en ristre, esperando que Montatanto le hiciera una perdida para que bajara, Román le preparó su vaso termo con café con leche, más café que leche y tres de azucar, y se lo tendió como haría un camarero del Ritz. Y se hizo el silencio entre ambos, como cuando el mar se retira, y algo quiso decirle él que ella ya sabía, y él se adelantó un paso, cuando llamó Montatanto. Y volvió el mar. Él le abrió la puerta, pero ella no se decidió a salir.

-Ve…

-Pero…

-Ve..

Y ella bajó las escaleras, mirando de vez en cuando hacia atrás, hasta que le perdió de vista y escuchó que la puerta volvía a cerrarse.

A partir de ese momento al apartamento volvió a sobrarle una habitación, y aquellos que les observaran desde las otras ventanas del patio de manzana les tomarían por lo que eran,una pareja bien avenida con un niño pelirrojo de rizos. Él llevaba la casa y atendía a Ruy, mientras ella se sumergía en un laberinto político en el que nunca había tenido intención de meterse. A eso se unió que Fierro llegó a la conclusión de que el apartamento no era viable en aras de una mínima seguridad, y que la prensa descubrió un filón en Román, que no podía dar un paso sin verse asaltado por una horda de paparazzi, que le perseguían haciéndole todo tipo de preguntas absurdas. Una tarde, mientras se dirigía a hacer una visita a su tía Soledad, hermana de su madre, a la que creía debía una explicación después de que los Valdevientos pasasen a ser los protagonistas absolutos de prensa y televisión, una nube de fotógrafos y micrófonos se le echó encima a dos calles de su objetivo, y se vio de pronto cercado contra la pared de un edificio con focos de cámaras cegándole y preguntas a gritos. Él, como única salida posible, sacó su móvil y llamó a su primo.

Se subió al coche de su primo como quien escapa de un dinosario enfurecido. Álvaro Warren Valdevientos se incorporó al tráfico casi llevándose por delante a un par de cámaras de televisión y haciendo caso omiso de los gritos y protestas posteriores.

-Te van a poner a caldo…

-Que me pongan…Primo!…años sin vernos…y ahora así!…luego te doy un abrazo…- y Álvaro le dio una palmada sobre un muslo riendo.

-Es que ya no sé que hacer….

-A Lotta le pasó lo mismo….llegó a no querer salir a la calle….

-Mis padres se han ido a Nueva York…hasta allí no van a ir…

-Por qué crees que hice lo de Ávila?…Voy a dar una vuelta absurda y volvemos a casa….entramos por atrás….

-Isolda quiere convertirse en avestruz….

-Pero estar estáis- Si bien Román tenía el pelo y los ojos oscuros, ambos primos se parecían en las facciones heredadas por su común Valdevientos, marcadas ycorrectas, en su debido lugar.

-Estar estamos…..siempre estuvimos, al menos yo, era cuestión de tiempo….

-Espera un momento-Álvaro accionó un dispositivo en el volante, Lotta respondió con un „Digamelón“, Álvaro sonrió y miró a Román quien supuso que sólo un hombre enamorado hasta la médula puede sonreir así- Lotta? Dile a Fuen que prepare las habitaciones de atrás y que Pedro vaya a las señas que te envié…

-Muy bien…estáis bien?- La voz enlatada de Lotta no dejaba de ser dulce, Román se ríe.

-Hemos sobrevivido- Lotta suelta una carcajada

-Estamos llegando, amor-

-Ya se lo digo- Cuelgan.

-Muchas Gracias

-No digas tonterías

-Y tu no tienes nada que ver- Su hermano Hugo siempre empezaba las conversaciones desde un punto del que nadie sabía origen, ella optó por una respuesta negativa, si algo había aprendido en ese corto espacio de tiempo era que era más fácil convertir una negación en afirmación, que lo contrario- Me llamaron ayer y empiezo mañana, no sé cómo se lo tomará Bernardo, pero Gallagher es Gallagher….

-Quién es Gallagher?

-El marchante, la galería… tú en qué mundo vives?- Ella optó por no contestar- Y por eso te quería preguntar…no vaya a ser que te meta yo en un embrollo…

-No, no creo…- Y apuntó en un papel que tenía que preguntárselo a Montatanto.

-Ya pregunté y puedo ir normal….

-Normal

-Nada de trajes o eso

-Mejor, créeme..

-Paso un día y te cuento…pero eres Kissinger sister, no hay quién te localice!

-La próxima vez llamas a Román…

-Ay pues es verdad…bueno, hasta más ver u oir, dale un beso a mi sobri..

-Será dado…y enhorabuena a los premiados!- Hugo soltó una carcajada y ambos colgaron, ella le envió un mensaje a Montatanto, que respondió con un emoticono sonriente, ella correspondió con un Gif de Dory parpandeando. Después volvió a sumergirse en el boceto del discurso que debía dar esa tarde en la sede de la Asociación Provincial de Amas de Casa. Se preguntó con qué cara iba ella a presentarse ante aquellas mujeres, si hacía semanas que sólo iba a una, que ni siquiera era la suya, a dormir y veía a su hijo a través de los videos que le enviaba Román varias veces al día, de pronto tuvo ganas de llorar. Pero no pudo. La puerta de su despacho en la nueva sede del partido se abrió, sin que ella hubiera dado permiso para hacerlo, dando paso a un exultante Alfonso, que entró dando una sonora palmada que la hizo dar un respingo.

-Ministerio!

-….

-Tenemos Ministerio

-Alfonso, no sé de qué me estás hablando…

Tres miembros del partido entraron entonces, dando también palmas, ella se incorporó sin saber qué era lo que se suponía que tenía que hacer.

-Te puedo seguir llamando de TU, Señora Ministra?- Ella se tuvo que apoyar en la mesa, por una fracción de segundo, le había dado la impresión de que el despacho, con todos ellos dentro iba a comenzar a girar. Los otros se acercaron a ella y se turnaron en besos y abrazos, uno salió corriendo en busca de champán.

-El Ministerio de Asuntos Sociales es nuestro!- Y la voz de Alfonso le sonó como la de alguien que acabase de ganar el Gordo de la lotería, ella alcanzó a sentarse en su silla, temiendo que la habitación amenazase con girar otra vez.

-Alfonso…

-Pero alégrate mujer, que parece que te hubiesen condenado a la horca!

-Alfonso…yo no puedo ser ministra…yo…es mucho para mí…- Se habían quedado solos, los otros se habían marchado en busca de los demás integrantes para brindar, Alfonso acercó una silla a ella y se sentó, sin rastro de sonrisa alguna en su rostro, levantándole suavemente la barbilla con el dedo.

-Por supuesto que puedes, Isolda. No nos querrás aguar la fiesta…- Ella alcanzó a mirarle, pero no le reconoció, como temía también ,llegado el momento, no reconocerse a sí misma. Y quiso llorar otra vez, pero el despacho se llenó de gente blandiendo botellas de champán y cantos propios de estadios de fútbol tras la victoria de un campeonato.

Y se fue. Cogió su bolso y se fue corriendo. Cuando llegó a la calle, se sorprendió a si misma huyendo sin saber a dónde. Se paró y trató de respirar con normalidad. Al paso de un taxi, le hizo seña y se subió.

En Decathlon esa semana estaba dedicada a „Valles y Montañas“ y a todas las actividades deportivas que se pudiesen realizar en ambos parajes. Ella entró por la puerta principal haciendo caso omiso de los comentarios que escuchó a su alrededor de aquellos que la reconocieron, a paso firme y rápido se dirigió a la zona de deportes acuáticos. Román se encontraba en ese momento reponiendo gafas de natación, que dejó caer al suelo sin dar crédito cuando la vio. Ella se acercó a él y le cogió de la mano sin mencionar palabra, para después casi a la carrera buscar un lugar en el que poder hablar con tranquilidad, encontrándolo dentro de una tienda de campaña de tres espacios, a la que cerró la cremallera de acceso al interior tras si.

-Algo con Ruy…

-No

-Te han echado…

-No

-Quieres comprarte una tienda de campaña…

-Román, por favor, esto es serio….me han hecho ministra..- Él escondió el rostro entre las manos, ella negó con la cabeza.-Yo renuncio…

-Estás loca?

-Todo va muy rápido, Román, y no doy, no doy…

-Claro que puedes…

-No sin ti…

-….

-Puedo si estamos juntos en esto, necesito que seas mi „No te preocupes, ya lo hago yo“- Él le regaló media sonrisa, y su voz rota pulsó el interruptor de la calma.

-Acaso no lo soy ya?- Un rumor de voces se acercó entonces a la tienda, algún flash, el móvil de ella empezó a recibir whatsapps ininterrumpidamente, el de él vibraba y sonaba sin tregua. Ella le cogió la mano, el carraspeó y entrelazó los dedos de ella con los suyos, se miraron un instante y él subió la cremallera de la tienda.

„A tenor de la inesperada visita de la Ministra de Asuntos Sociales, Isolda Lindero López, a la flilial de Decathlon esta mañana, hemos de informar de la intención de su Ministerio de surtir de tiendas de campaña tipo JumpLake 4 a todo aquel colectivo que se vea afectado por la pérdida súbita de vivienda, bien por catástrofe natural bien por accidentes ajenos a su voluntad. La Sra. Ministra se complacerá en dar una rueda de prensa al respecto, que se anunciará en los próximos dias.“

Agencia Montatanto

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