El Informe

La Sra. M. es constante. Prevalece en su voluntad permanente de informar a cerca de su opinión, sea ésta cuestionada o no se dé el caso. La Sra. M. se muestra diletante a la hora de dar explicaciones fundadas de sus actos, que, en ocasiones, pueden resultar lejanos a una reglada ortodoxia. Preguntada por estos episodios, aduce el acontecer de éstos a lo que ella denomina “ Fantasía”, para lo cual no tiene explicación plausible ni certificado que lo acredite. La Sra. M. es puntual y ventila su espacio de trabajo. Las personas a las que dedica sus horas de actividad laboral han asegurado, feacientemente, que la calidad de su vida ha mejorado desde que las actividades con la Sra. M. han dado comienzo. Cabe anotar, también en este caso, la ausencia de una explicación plausible y la ausencia de certificado médico que la corrobore. La Sra. M. es impredecible, pero eficaz. De haber sido posible realizar su trabajo en equipo, podría haber tenido “Team-Geist”, pero, al no darse el caso, la Sra. M. es autosuficiente.

La Sra. M. se declara defensora del talento creativo individual del ser humano, y por ende, de aquellos seres humanos que directa o indirectamente estén presentes en el radio de efectividad  de sus actos.

La Sra. M. es musical, si bien carece de talento instrumental.

La Sra. M. carece de la documentación necesaria que certifique posea una fundada formación profesional que la capacite para labores administrativas, es, sin embargo, capaz de operar con un ordenador.

La Sra. M. no tiene formación contable, pero no desconoce el desglose de transacciones monetarias a nivel usuario. La Sra. M. sabe la tabla de multiplicar.

Por las razones señaladas, nos vemos obligados a prescindir de los servicios de la Sra. M., a la que deseamos lo mejor en el futuro.

Suyo Atentísimo,

Este que lo es.

Broca

  • Estás cansada?
  • También…
  • Entonces…
  • Es que…no sé..
  • Te encuentras mal? Quieres que pare por algún sitio?
  • Ay Rober….que creo que me está dando un ictus…
  • Joder….a ver, tranquila, espera…justo ahora viene un camión.. joder…tú tranquila, vale?
  • Es que ahora me duele la cabeza, y yo creo que ya empezó en casa de Sito, porque ya sabes que dicen que empiezas por no entender nada de lo que te digan y tampoco puedes decir nada congruente…pues eso…
  • Voy a salir por aquí…y después ya vemos por dónde llego más rápido a un hospital…pero tú me estás entendiendo ahora?
  • Sí, perfectamente…es que no sé, supongo que va por olas…y la primera fue con el tío que estaba allí…
  • Qué tío?…voy a coger por aquí…OK Google el hospital más cercano…(”El Hospital más Cercano  es un libro de autoayuda publicado por….”.)..joder..pues estamos bien…
  • Jotaerre…o algo así
  • Como el de “Dallas”
  • Eso le dije yo, pero no…a lo mejor no me dijo Jotaerre, es que yo ya no sé…yo no entendía nada, ni tampoco podía explicarme congruentemente.. y pensé, pues sí que ya llevas un buen pedal, Lali, con un solo GinTonic, que ni estaba cargado…
  • Pero qué te decía?
  • No lo sé Rober…pero ahora me explota la cabeza…
  • Tú tranquila…mira, esa luz roja de allí?…en nada ya llegamos…
  • Y ya decimos que es un ictus o algo así…no sé..
  • Espera que te abro la ventanilla, a ver si con el aire…me tiemblan las piernas…
  • Tú tranquilo, amor, no va a ser nada…ya verás…
  • Ya entro por donde dice “Sólo Ambulancias”…
  • Ay Rober…

DOS HORAS ANTES ….

Lali – Qué agradable, verdad? Con esta luz así, el ambiente, la música de fondo…lo mejor para acabar la semana, bueno, hola, soy Lali..

Jotaerre – Sí, desde luego, las luminarias bálticas orientan los sentidos de forma cuasi onírica…yo me denomino Jotaerre.

Lali – Bálticas?…pues..Jotaerre, como el de Dallas entonces…

Jotaerre – En realidad, la superposición fonémica es libre de ser elegida por el individuo a tenor de la ocasión

Lali – Ya..

Jotaerre – Y tú…eres liberada?

Lali – Sí, bueno no sé…liberal soy…pero…

Jotaerre – Ser y estar no es lo mismo, por descontado, se es cuando se es y se está cuando se está, independientemente de la mera exactitud espacial y emocional del momento, ya me entiendes, ese saber “lo que” o “cómo”, tan típico hoy en día..

Lali – Ya…yo estoy bien..

Jotaerre – Racionalizar es de sabios…

Lali – Claro..

Jotaerre – Y no hacerlo coacciona, a ti no te coacciona?

Lali – Pues…

Jotaerre – Es una pasada, la coacción puede irrumpir en tu vida de buenas a primeras..

Lali – Ya..puede ser…

Jotaerre – De la nada, bum, te cuestionan, te coactan, niegan el Tú de ti, sin preguntar ni avernirse a razón de ser..

Lali – Tú de ti?…eso es nuevo?

Jotaerre – Canalización…hay que canalizar, esa es la clave, y no está en Rebeca…

Lali – Rebeca…

Jotaerre – Y aguantar la impronta con actitud y gracia, siempre la gracia…

Lali – Andalucia…ya..o no…

Jotaerre – Tu vilipendias?

Lali – …..

Jotaerre – Me refiero…sales por peteneras o la tangente te queda más cerca?

Lali – Yo..soy muy yo…

Jotaerre – Esa es la actitud, Lali eras?, ser, y no no-ser muy mucho for ever…

Lali – ….

Jotaerre – Mira, esos bailan, pobres…

Lali – Ya…

Jotaerre – Bailar es demodé, sentir, eso no es un dilema…

Lali – De moda…yo, no sé..voy a Zara y así…

Jotaerre – Necesitas deglutir?

Lali – …..

Jotaerre – Yo no, el agua es el principio y el fin..

Lali – …..

Jotaerre – Te noto ausente….te mueves o sólo eres satélite?

Lali – Me tengo que sentar…

Jotaerre – Perfecto, yo me encamino a socializar, es una pasada, encantado de haber intercambiado sintagmas complejos contigo…vive bien!

Lali – …..

Púgil

Perro y Rivera le habían sacado casi a rastras del cuadrilátero, le habían cubierto con una manta y abandonado con él el lugar. No recordaba cómo había llegado al hotel, todo se confundía en su cabeza en una vorágine de imágenes de gente, focos, gritos, y empujones. Rivera quiso meterle en la ducha, pero Perro se lo impidió, antes tenía que venir el médico y los inspectores, no quería más problemas de los que ya tenían, él los escuchaba sin saber a qué se referían. O tal vez sí. Aún tenía puestos los guantes, con restos de  la sangre y el sudor de Gabor. Se metió uno de los cordones en la boca rota, pero Perro le apartó la cabeza de un manotazo lento, deja coño, eso sólo te lo quita un juez. Rivera le sentó en el borde de la cama y le cubrió con un albornoz. Déjame que le corte los pómulos, parece un Santo Cristo, cagoendiós Rivera no me toques los cojones, ahí vienen.

Y la habitación se llenó de gente desconocida, hablando a gritos. Él seguía sin saber el porqué de tanto nerviosismo, o quizás sí. No estaba seguro. Sólo estaba sumamente cansado. De repente. Como si le hubieran cargado dos sacos de cemento sobre la espalda. Una voz de mujer le hizo entreabrir los ojos, o ya los tenía abiertos, no la entiende, estaba arrodillada ante él con una lamparita en la mano, le hablaba con calma y articulando bien las palabras en un idioma que en un principio no reconoció. Primero el ojo derecho, luego el izquierdo, le oscultó el corazón, alguien le pasó una jeringuilla, y ella le explicó algo al tiempo que le mostraba el artilugio y unas cánulas de muestras, él no sabía qué tenía que decir, buscó a Perro en la pequeña multitud que atestaba la habitación, pero no le encontró, la mujer le pinchó en la flexura del brazo derecho, un liquido rojo llenó las cánulas de muestras, entraba casi a presión a través de la jeringuilla, no es rojo, es casi granate, pensó, y se dio cuenta entonces de que era su sangre y le entraron nauseas. No era la primera vez que veía sangre. Y tampoco la suya. Pero la habitación con todas las personas que estaban en ella comenzó a dar vueltas sin control ante él. Y se hizo la oscuridad.

Durmió días. O a lo mejor sólo fueron horas. Nunca lo supo con exactitud. Cuando se despertó ya no estaba en el hotel, la habitación, en oscura penumbra, parecía de hotel pero no lo era, olía distinto y no tenía televisión. Le habían puesto un pijama azul cielo de raso con botones nacarados, se incorporó en la cama y se sentó en el borde, todavía sin saber dónde estaba, alguien había dejado unas zapatillas de casa a juego con el pijama junto a la mesilla de noche, de madera oscura y brillante. Se miró las manos, tiritas blancas decoraban sus nudillos abultados, se las llevó al rostro y se palpó los pómulos, también con curas al igual que sus cejas, supuso la hinchazón ya que apenas podía abrir bien los ojos. Se puso las zapatillas y se levantó de la cama, midiendo sus pasos se dirigió a la ventana. Las cortinas eran marrones, de una tela suave, descorrió una y la claridad le atizó en los ojos, teniendo que apartarlos un instante, cuando volvió a mirar vislumbró un paisaje nevado. No se podía distinguir entre el cielo y la tierra, de vez en cuando emergían lo que parecían muretes de piedra en la blanca inmensidad, sobre la que seguía cayendo nieve en pesadas cortinas.

Se estaba preguntando en qué lugar de Canadá podía estar, cuando alguien llamó a la puerta. Hubo de carraspear para recuperar su voz e invitar a la persona a entrar.

El hombre era alto y vestía un traje caro, si algo le había enseñado su madre era a distinguir entre los trajes baratos y los que no lo eran, si pudiera acariciar la tela podría llegar a decir de quién era la factura. El hombre con el traje caro traía un maletín en la mano, venía solo y cerró la puerta despacio tras si, tenía el pelo castaño claro algo largo pero correctamente peinado, enmarcando un rostro serio y de facciones perfectas, por un momento le recordó a una escultura que Rivera y él habían visto una vez en un museo, no se acordaba cual. El hombre se acercó a él ofreciéndole la mano.

  • Buenos Días Fausto, mi nombre es Hermes Landas- Le estrechó la mano sin demasiada fuerza al observar las tiritas, tenía los ojos de un color que no supo identificar pero que le hicieron recordar el paisaje helado que había observado hacía un momento. Posó su maletín sobre una mesa auxiliar, y sacó un par de papeles, invitándole a tomar asiento, él se sentó de nuevo en el borde de la cama. Landas descorrió una de las cortinas y ocupó una silla junto a la mesa.- Puedes recordar algo de lo que ha pasado?- Su voz correspondía con su aspecto, e infundía tranquilidad. Fausto se encogió de hombros y miró fugazmente hacia la ventana.
  • Yo vine aquí para el combate contra Gabor Iliescu, recuerdo que sonó el tercer round y…en realidad poco más..yo- Obvió decirle que recordaba ver desplomarse a Gabor a sus pies salpicándole las botas con la sangre que le salía a borbotones por la boca, no sabía si era verdad o una de las pesadillas que había tenido. Landas asintió y leyó algo en los papeles.
  • Siento comunicarte que Gabor, el señor Iliescu, falleció antes de llegar al hospital. Según el informe preliminar, debido a una hemorragia interna masiva con la que tú, lo creas o no, no tienes nada que ver- Informó con aquella voz bien modulada y tranquila, él sintió como su estómago se retorcía y hubo de encogerse sobre si mismo, al tiempo que se llevaba las manos a la cabeza y cerraba los ojos. Landas le observó en silencio, luego se incorporó y acercó la silla un poco más a él.- Había sido operado de una úlcera hace tres meses, nunca debió subirse a ese ring. Sé que no te ayuda, pero, no tienes que sentirte culpable- Indicó, él se incorporó lentamente y le miró sin saber realmente lo que sentía, le pareció distinguir por un instante un cambio en la expresión del rostro de Landas, pero tan fugaz que lo achacó a su confusión.- Tienes dos opciones, la primera es tomarte un tiempo de reposo y por qué no de duelo, en el que te repones  para después volver al ring ,la segunda es a titulo personal y la puedes aceptar o no, es encargarte de mi seguridad y la de mi futura esposa, bajo condiciones negociables y hechas a medida.
  • Se refiere usted a ser su guardaespaldas?- Se lo preguntó más a si mismo que a su interlocutor, sin ser consciente de no haberlo dicho para si. Landas asintió con la cabeza y sin darle tiempo a contestar se incorporó y se dirigió a la mesa auxiliar a devolver los papeles a su maletín.
  • No tienes que contestarme ahora, he hablado con Rilley, Magnus Rilley, el promotor,  esta es su casa por cierto, y está dispuesto a llegar hasta las últimas consecuencias con la federación para que te compensen económicamente. Y lo harán, créeme. Así que, por el momento, no tendrás problemas de liquidez. Te dejo aquí mi tarjeta y mis números personales. Tú decides- Se acercó a la ventana, se había levantado una ventisca y los copos formaban tupidos remolinos, negó con la cabeza y se mesó el cabello antes de volverse ofreciéndole de nuevo su mano, él se incorporó y se la estrechó, esta vez con fuerza, y Landas se dispuso a abandonar el cuarto.
  • Señor Landas…yo- Comenzó inseguro, Landas se volvió ya casi en la puerta.
  • Llámame Hermes, por favor, el Señor Landas murió hace mucho tiempo- Acotó sin acritud, él miró fugazmente al techo, como buscando allí el valor que necesitaba y luego enfrentó la mirada de Landas.
  • Yo…soy gay- Y sintió un alivio extraño y nuevo, como si hubiera retenido la respiración durante demasiado tiempo y pudiera volver a sentir aire invadiendo sus pulmones, Landas no se inmutó.
  • Eres libre de ser lo que quieras Fausto, descansa y estamos en contacto- Y sin más, se dirigió a la puerta y abandonó la habitación.

Él fue lentamente hacia la ventana y observó los copos en la ventisca, respiró hondo y ensayó un conato de sonrisa en su boca rota, al tiempo que apoyaba la frente contra el cristal. La nieve. Tan blanca. El frío. Y la nieve. La nieve.

(…)

Bombardino Manteiga

Yo no soy gallego. Mi familia es de la Capital desde tiempos inmemoriales, literalmente, porque decidimos averiguarlo, ya cansados de la pregunta, y llegados a mis tatarabuelos seguíamos encontrando el mismo origen: La Capital. El nombre de familia para hombre es Bombardino, de mujer Carmen. A mí, como ya sabéis, me llaman Bomba. Lo mejor es que empiece por el principio, y así se entiende todo mejor, tú si quieres me vas preguntando por el medio lo que te parezca. Veamos. Nosotros no somos un “ grupo de garaje”, como se suele denominar a muchas bandas, nosotros somos un “grupo de trastero”, no te rías, es la verdad. Todos vivíamos en el mismo bloque, en Amazonia 10…qué?..sí, el mismo que saltó por los aires, pero afortunadamente el nuestro, bueno, el de nuestras familias, es el 10, el que explotó fue el 4, Amazonia llega hasta el 20. En fin. Vivíamos todos en el mismo bloque, así que nos conocemos desde nuestra más tierna infancia, como suele decirse, pasábamos mucho tiempo juntos. Si algo tiene Amazonia, son trasteros, un kilométrico laberinto de ellos, si pudiesen hablar, contarían muchas cosas, te ríes pero es cierto, y los chavales nos la pasábamos allá abajo haciendo mil cosas. A Pedro le regalaron sus tíos una guitarra eléctrica, y con eso surgió la idea, yo ya estudiaba piano, Tino y Pelayo también se animaron, y como nos faltaba la voz, convencimos a David, que aceptó porque el trastero estaba prácticamente a oscuras y no suponía peligro alguno para su tipo de epilépsia. Dicho y hecho. Allá abajo podíamos hacer el ruido que nos diese la gana, que nadie iba a protestar, porque al principio lo que hacíamos era ruído, no nos engañemos, después ya dimos forma a cosas, y con el tiempo la gente de los bloques bajaba a escucharnos tocar. Hasta que comenzaron las aglomeraciones, mi madre me decía que cualquier día pasaba una desgracia, pero en aquel momento nosotros no pensábamos más que en tocar y pasarlo bien. Un día vino un tipo de un garito, y nos propuso que tocásemos en su local, de gratis, por supuesto, nosotros le advertimos que, de hacerlo, tenía que ser con luces muy tenues o totalmente a oscuras, pero no le dijimos la razón, el tipo no puso pegas, y nos preguntó cómo se llamaba el grupo, y nosotros caímos en ese momento en que no teníamos nombre. Nos miramos, empezamos a decir “Los….”,”Los…”, mientras tratábamos de dar con una denominación, y David, sin más dijo “Somos LOS a secas”. Y así quedó. “Los”. Cada vez que tocábamos en algún sitio, suponía un lleno total, así que no tardamos en tener nuestro circuito, pero no nos regalábamos mucho, no creas, porque cada uno tenía sus obligaciones y David no podía agotarse, y para nosotros eso es sagrado. Nos hicimos más conocidos, llenábamos cualquier sitio, daba igual dónde, era el abarrote. A oscuras. Éramos un misterio. Entonces apareció Hermes Landas y todo cambió para mejor. Firmamos con su discográfica y hasta hoy. Al principio continuamos con la oscuridad, hasta que conseguimos las famosas gafas oscuras de David, sí, esas que ya son su seña de identidad, y que son un diseño especial que le permite estar en el escenario con todos los cambios de luces posibles, sin que le afecten. Qué? Sí, Hermes Landas existe, por supuesto, no es una leyenda urbana, lo que pasa  es que prefiere ser anónimo, no hay más. De hecho, a aquella Conferencia, le habían invitado a él, y fui yo en su lugar, porque yo por Hermes cualquier cosa, y fíjate tú todo lo que eso provocó. Nosotros estábamos en pausa aquel verano, seguimos sin prodigarnos mucho, como bien sabes, y yo, para variar, no tenía nada que hacer, así que allá me fui. Hacía un calor pegajoso, horrible, como de horno, hasta en la sombra, así que, buscando desesperadamente un lugar fresco llegué a la capilla de la abadía. Fue como revivir. Me senté justo al lado de la puerta de la sacristía, porque había corriente, y no molestaba a nadie mientras componía una cosa en mi dispositivo. Earpods, corriente y un piano. La gloria. Cuando me di cuenta, estaba rodeado de gente trajeadísima por todas partes, y descubrí que me había colado en una boda. Entonces, vi junto a mi a un ser de luz. Y pensé que me estaba dando algo por el calor, pero no, era realmente un ser de luz porque el vestido que llevaba brillaba de una forma maravillosa. Hola, yo soy Mariola y soy de Reyes, tú de quién eres?. Y ya la adoré. No me cupo la menor duda. En un momento le confesé que siempre había querido gritar “Yo!” en el momento en el que el cura dice la famosa frase de que si alguien supiese de algún impedimento que hablase en aquel momento o callase para siempre, y me dijo que ella también. Es tan difícil aguantar la risa en una misa solemne. Acabamos llorando. Pero como todos lloraban, nadie se dio cuenta. Nosotros nos casamos en Las Vegas, nos casó el mismísimo Elvis, faltaría más. Cuál es el secreto de nuestro éxito? Me lo preguntan muchas veces, y nunca sé que contestar, yo creo que seguimos siendo aquellos chicos del trastero, disfrutamos haciendo música juntos y, sobre todo, nos queremos mucho, somos piña, no siempre estamos de acuerdo, por supuesto, pero lo hablamos y ya está, sé que sueno melindroso, pero es la verdad. Las letras? También, las trabajamos mucho, mira, mi padre, cuando yo era niño, siempre me decía que tenía que hablar “con propiedad” y eso lo llevo también a las letras. Por ponerte un ejemplo, hay una canción que suena mucho por ahí que en un momento dice “…el mosquito más tonto de la manada”, vamos a ver, a ti te dicen ahora mismo que por la calle avanza una manada de mosquitos y no te dan la piernas para correr, los mosquitos se mueven en nubes. Cuadra tú “nube”. Difícil. Pues se queda “manada” y Santas Pascuas. Nosotros intentamos que nuestras letras cuadren, y que lo que ofrecemos llegue. Se dice de nosotros que somos un “fenómeno global”, encantados que nos comparen con el Cambio Climático, pero lo primeros sorprendidos fuimos nosotros. Con qué momento me quedo? Con la primera vez que llenamos Ventas, Hermes y Liberto no nos dijeron nada los muy cabrones, nos dejaron pensar que iban a ser cuatro gatos. Cuando salimos al escenario, nos recibió nuestra primera ola de entusiasmo colectivo. Yo soy llorón, lo confieso, y me dio llorona. Nos abrazamos en piña y después lo dimos todo. El resto es historia.

El tipo con el dron.

Padre dice que él la había encargado en verde. Linica opina que con ese color le iba a localizar cualquiera. Amarillo-chillón, ya lo dice. Ya da igual. Casi no pesa. Padre se parece a uno de los Cazafantasmas cuando la coge en brazos. Se lo digo y nos reímos todos. Linica suelta lo de Ghostbusters y yo hago la musiquita de después. Le hacemos una foto con ella. Sale con cara de velocidad, como en todas la fotos. Linica abre la caja que vino de regalo con la de la máquina. Me dice que es para mi. Es un dron. Nos quedamos los tres mirándolo en silencio, como los Reyes Magos en las estampas. Y luego Linica y padre me miran a mí, como si yo supiese qué se tenía que hacer con aquello. Leemos la nota adjunta. Es una promoción especial, y en resumidas cuentas nos lo regalan. Pues qué bien. Padre me dice que puedo probar para ver si compensa. Vale. Sé como funcionan. Todo será pedir el permiso. Linica no sabía lo del permiso. Padre dice que es por si le cae a alguien en la cabeza o algo así. O algo así. La Guerra de los Mundos. Se lo digo y él me dice que los militares también los usan, Linica me pregunta si es de Tom Cruise o de Tom Hanks. Es de Cruise. Padre dice que la de Hanks es la que que él habla con un balón en una isla. Linica dice que la película no es creíble porque nunca se ve cómo logra cortarse la uñas. Pasa un ángel. Padre se va con la máquina al almacén. Linica busca en Google métodos rudimentarios cortaúñas. Yo me llevo la caja del dron a mi habitación. Genio me manda un Whatsapp para preguntarme si me animo. Pues va a ser que sí. No tengo otra cosa mejor que hacer. Un par de birras y pizzas. Nos sentamos a ver pasar gente. Me subo pronto. Me llama Santos. Que no me olvide de lo de rafting. Para lo de las fotos. Caigo en lo del dron. Le comento. Le parece genial. Me canta la cancioncita. Pongo a cargar el dron. Tiene voz. Me asusto y doy un grito. Linica entra sin llamar armada con un volumen de Derecho Mercantil. Si tiene voz hay que ponerle nombre. Propone Sisebuto. Me quedo con cara de pensar. Fue un rey visigodo, me aclara. Acabáramos. Me quedo dormido viendo los videos de Instagram de una chica que es amiga de un buho. Al ayuntamiento a primera hora para lo del permiso para volar el dron. Rosina me dice que ya se puede pedir online. La próxima vez. Me acerco a lo de Santos. Van a ser tres lanchas completas. Miramos sobre el mapa el mejor lugar para apostarme. Ni muy alto ni muy bajo. Hace tanto calor que sudo a cubos. Dan ganas de ir en pelota. Me conformo con una ducha fría. La segunda. No sé si ir en moto o en coche. Me decido por el coche. Agua y bocatas. Aparco a la sombra entre los árboles. Busco un punto desde el que pueda seguir a las lanchas desde que vienen de arriba hasta que llegan a las aguas calmas. Hago volar un momento a Sisebuto para probar. Me ayudo del visor que hay en los mandos para ver lo que graba. Por un momento envidio a los  pájaros. Santos quedó de mandarme un mensajito cuando saliesen. Me como un bocata. Una avispa lo intenta. Sólo lo intenta. Mejor. Mensajito de Santos. Envío a Sisebuto. Los filmo todavía subiéndose a las lanchas. Santos me saluda. Yo también. Seré tonto?. Allá van. Tres eran tres. Dirijo el dron de forma que los filmo desde todas las perspectivas. Velocidad, agua y baches. Splasch. Subo cuando llegan a la zona honda y más rápida. Ostia. Dos que se quieren matar. Pero qué hacen?. Ostia. Pues ahí saltan. Ay Dios. Bajo el dron. Ahí se quedaron. Me tiemblan las piernas. Pues no. Emergen. Se los lleva la fuerza del agua. Parece que gritan. Yo también. Como si pudieran oírme. Ostia que llegan las barcas y los aplastan?. Lo filmo desde arriba. Santos agarra a uno. Casi vuelcan. El otro es una tía. Se aupa a otra de las lanchas. Ole sus huevos. Baches, espuma, palas y cascos. Me tiemblan las piernas. Llegan a las aguas tranquilas. Subo el dron. Alcanzan la orilla. Santos mira hacia arriba y me hace el gesto de OK con una mano. Me tiemblan las piernas igual. Hago volver el dron. Me siento sobre una piedra. Me tiemblan las manos. Regreso al coche. De repente todo es silencio. No sé qué hacer. Pues lo que tenías pensado, Lucas. Alcanzo el móvil. Abro la app. Subo el video a dónde quería subirlo. No quiero que nadie oiga mis gritos desgañitados. Los callo con música. “Los siete magníficos”. Lucas, dónde ves tu los caballos?. Ya, pero le va. Enter. Me pregunta si quiero poner un enlace en mi Instagram. Sea. Ya no me tiemblan las manos. Localizo en el buscador del coche “Los 7 magníficos” y conduzco de vuelta creyéndome “Yulbriner”, como le llama padre. Caigo en que hace mucho tiempo que no monto. Hoy no. Ya. Tengo que dar un rodeo enorme para llegar a casa. El pueblo está tomado por la policía y la Guardia Civil. Llego por fin. Guardo el dron. No me da tiempo a más. Linica entra en mi habitación seguida de padre. Contentísimos los dos. No entiendo nada. A lo mejor nos tocó la lotería. Padre me da palmadas en el hombro y me llama “Espilberg”. Linica me dice que no me preocupe, que ya se encargó de los derechos. Yo sigo sin entender nada. Los dos se miran y luego me miran a mí. Pasa otro ángel. Linica desbloquea su móvil, va a Youtube. Me vuelven a temblar las piernas. Mi video ya ha sido visto por tres millones de personas. Es hilo en Twitter. Meme en Instagram y TikTok. No puedo pensar. Me suena el móvil y recibo incontables mensajes de todo tipo. También suena el fijo. Alguien llama al timbre. Empieza el Carnaval. Los dos que saltaron eran un director de cine y su novia. Él me llama al móvil y me agradece el video. De nada. Que me quiere en su equipo. Todo se andará. Me dice que estamos en contacto. Todas la televisiones del mundo quieren entrevistarme. Accedo a atender a unos de la Sexta, que me llamaron antes y no se presentaron porque sí. Doy la vuelta al mundo con mi explicación de los hechos. Santos también. Nos hacen una foto juntos. Me llaman de “Las Tardes con Verónica”. Nadie entiende que no quiera ir a hablar con la tal Verónica. No quiero ir a ninguna televisión a hablar de nada. Mi video tiene vida propia. Acepto ir a la radio a la capital. Todo pagado. Me llevo a Linica. Es otra cosa. Estoy tranquilísimo. Coincido con Chisco Valbuena, al que también van a entrevistar por otro asunto. Los modelos son tipos normales. Al menos este. Es el único que conozco. Supongo que habrá más. Chisco y yo hacemos buen binomio. Somos de la misma quinta. Se cae el servidor de llamadas. Nos preguntan si querríamos venir más a menudo. Todo se andará. A la salida nos encontramos con Linica. Se queda de piedra al ver a Chisco. Una cosa es seguirle en redes. Otra tenerle delante. Por primera vez en su vida Linica no tiene palabras. Después se da cuenta de que es un tio normal y se le pasa. Pasamos el día por ahí. Es increíble la cantidad de semáforos que hay en la capital. En el pueblo hay dos. Chisco y su gente nos adoptan. Vamos a cenar a un sitio que parece un bosque. Me presentan a Fernanda. Cuadramos bien. Linica me guiña un ojo. Que no se rompa la noche, por favor que no se rompa. Volvemos a casa sin voz pero felices. Tenemos línea directa con Chisco Valbuena. Y con Fernanda. El país no funciona sin mi. Estoy en todas las salsas. Como el perejil. Padre es un “empresario del sector agrícola”. El dice que al menos no le tachan de “potentado”. Yo según ellos soy ingeniero agrónomo. Estudio el último curso del Grado de Técnico en Explotaciones Agrícolas Intensivas. Que piensen lo que quieran. Santos sale en la portada de Men’s Health. Publican una foto mía sentado sobre el techo de un RangeRover. La casa Rover me envía recuerdos y el último modelo de regalo. Ya tenemos dos. Este sería el tercero. Decidimos que sea para Linica. Uno para cada uno. Alguien saca lo de Madre. Nos cerramos en banda. Esa puerta no se abre. Silencio. Nadie dice nada. Se van de vacío. Mejor. Me siguen cientos de miles de personas en Instagram. La dejo a barbecho. Sólo miro los videos de la chica del buho. Me dan paz.

Me quieren entrevistar en el podcast “Un Pimm’s con…”. Yo, porno, como que no. Es el nombre de un cocktail inglés. Sea. Soy un profesional de la entrevista. El dichoso Pimm´s está buenísimo. Me pregunto dónde se consigue. Alguien lee mis pensamientos. Al día siguiente nos llegan a casa tres cajas y un kit para hacer cocktails. Padre nos dice que un buen combinado de vez en cuando no hace mal. Genio y yo hacemos mezclas. No comment. Fernanda. Es vernos y ofuscarnos. Tenemos que quedar a escondidas. Nos hacen fotos en la cascada de arriba. No me explico desde dónde. Descubro que Fernanda es Grande de España. Ella me dice que hay Grandes de España anónimos, y que ella es uno de ellos. Hasta ahora. Pues hágase la luz. Somos mayores de edad y en pleno uso de nuestras facultades. Eso lo dijo Linica. Padre la encuentra muy simpática. Yo también. Salimos en el Hola. Están por todas partes. Como la CIA. Chisco sale en nuestra ayuda y nos invita a Londres. Padre decide irse a la casa del tío a Fuerteventura. Cerrado por vacaciones. Vamos al concierto de Cold Play. A la boda de alguien en un castillo en Escocia, con banda de gaitas y fuegos artificiales. Linica se lía con uno de la Cámara de los Lores. Se llama James. Definitivamente no soy de té. Harrods no se ve en un día. Fernanda se compra una casa. Como quien se compra un billete de autobús. Encarga a unos que se la amueblen. Nos vamos con Chisco, su gente y James a Liverpool. We all live in a yellow submarine. Me da la impresión de que estoy viviendo en una vorágine sin orden ni concierto. Los de la Rover me quieren de imagen. La gente de Chisco me asesora. Sea. Ya que estoy me hacen fotos. Con Fernanda. Salimos en el Vogue. La casa de Chisco es un oasis de tranquilidad. Como él. En algún momento esta burbuja va a explotar. El final del verano, llegó y tú partirás. Duermo por primera vez en mi cama desde lo que me parece una eternidad. No me acuerdo de haber apoyado la cabeza en la almohada. Me despierta el traqueteo de un tractor en algún lugar. Todo bien. Me suena el móvil. Fernanda. Ya decía yo que me faltaba algo. Al parecer tiene una casona por aquí. Fernanda y las casas. Yo tengo que mirar en la web de la Escuela cuándo arranca el cotarro otra vez. Linica me envía una foto de James y ella abrazadísimos en algún lugar de Gales. Padre y yo vamos a la compra. Me dice que al parecer van a abrir otra vez lo de Madre. En algún momento iba a pasar. Él carraspea. Yo respiro hondo. Todo se andará. Sea. Hacemos un pedido gigantesco. Todo vuelve a su cauce. Mi video sigue teniendo vida propia. Ya hace menos calor. Fernanda se muda a la casona. Está a diez minutos a caballo de la mía. Vuelvo a montar. Linica y James se pasan el día hablando por videollamada. Chisco y yo colaboramos en la radio. Lluvia y frío. Vuelvo a la Escuela. Me da la impresión de que hace cien años que la pisé por última vez. Me siento por el medio. Martín se me sienta al lado. Ha estado tres meses de mochilero por Australia. En el OutBack. Sin móvil ni acceso a Internet.

  • Tú por aquí, un tedio total de verano, supongo…- Comenta.
  • Total…- Contesto.

La Situación (Dedicada a Celia B.)

Juan Carlos Santos-Olmedilla (Filósofo.Deshidratación leve y desorientación)

Yo no la vi. En ningún momento. Lo que no excluye que no haya existido, ojo, eso por delante, como cuando te dicen que ha habido un terrible tornado en Kansas, tú no lo viste, pero el tornado existió, pues así fue en este caso. Marinita Losada fue la que me dijo Juancar por Dios que está aquí que está aquí ven conmigo que no nos puede ver, y claro, yo me fui con ella, porque conozco a Marinita desde el Pleistoceno, bueno ya me entiende, desde tiempos inmemoriales, y nunca me ha dicho nada que sea mentira, que yo sepa, a lo mejor alguna vez sí, y como no estaba yo presente nunca podré decir lo contrario…yyyy…cuál fue su pregunta?, ah, eso, pues nada, me invitaron a formar parte del  Encuentro-Congreso “ Sentirse Bien como Forma de Vida. Despreocupación y Libertad en el hoy” y como ya sabía que iban a asistir varios amigos, dije que sí…que por qué Lavinia no nos podía ver? Eso tendrá usted que preguntárselo a Marinita, yo con Lavinia nunca he tenido ningún problema serio, digamos, y si me ve o no ya es cuestión de perspectivas, percepciones y dioptrías o cosas por el estilo, Marinita entonces me dijo de adentrarnos por un caminito que salía del jardín donde estábamos tomando el aperitivo previo a la primera Mesa Redonda, que no era redonda ni mesa…eran unos sillones bien colocados bajo un toldo, o eso me pareció a mí..es que sabe usted? Ya hacía mucho calor…el caso es que Marinita y yo nos fuimos por ese caminito, y usted no se hace una idea de lo alto que puede cantar una cigarra, y si fuera una sola, pero debían ser miles, y Marinita, por algún motivo, decidió ir hacia lo alto para encontrar otra vez el camino de vuelta y fue cuando la perdí, porque todo comenzó a irisarse y a darme igual y lo último que recuerdo fue acordarme de los Tuareg, no sé porqué, porque como usted puede apreciar este no es paraje para camellos.

Vicente Torralba (Director de Cine y Productor. Hipotermia, heridas superficiales, síntomas de shock-postraumático y desorientación)

La avispa es un insecto. Eso que quede claro, no un animal, como leí en algún lado. Vale que son una especie protegida, y esas cosas, me pregunto yo que protegidas de qué exactamente, porque hasta nadar saben las puñeteras, sabes?…sí, las avispas nadan. Así que no sé de qué hay que protegerlas. Se supone que si matas una te puede caer una multa, o algo así, pues la pago, sabes? Porque vamos a ver, no es lo mismo decir “Fulanito no mataría ni una mosca” que “Fulanito no mataría ni una avispa”, entendámonos, una mosca puede hacerte la vida imposible un rato, pero se va y punto, y la matas o no, depende de lo que te toque los cojones. A la avispa la acabas matando, y encima si a la cabrona le da la gana te pica antes de palmar…vamos a ver..hay alguna película de Disney en la que la protagonista sea una avispa? Nones..o en su defecto…que esté como personaje secundario y sea de los buenos? Nones. Pues ahí está. Cuando se acabe el mundo, el único ser que sobrevivirá será la avispa, te lo digo yo. Es que son parte esencial del ecosistema…MIS COJONES. Así te lo digo. Qué cómo se llegó a esta situación?…Situación…the situation..que se dice en inglés no?….os importaría darme otra taza del chocolate caliente este tan delicioso? Se consigue en todas partes o os lo dan a vosotros por ser quien sois?…ya…pues ahora mismo hasta me haría socio mayoritario de la empresa, te lo juro. The Situation…eso. A mi me llama Hoyos, y me dice que me quieren para dar una charla sobre la libertad, y ser feliz, y esas cosas, y yo lo primero le pregunté si era AllInclusive y con dietas, y él me dijo que por supuesto…qué?, gratis no voy a ningún sitio, sólo a casa de mis padres, por supuesto, sólo faltaría…y a saraos privados en petit-comité..pero vamos…gratis y porque sí a ningún sitio. Entonces, Susi y yo vinimos hasta aquí, que no es moco de pavo porque el chofer se perdió tres veces. Todo bien, hasta que estamos en el vermut ese que sirven antes de que empiece la historia…y hete ahí que veo aparecer a Lavinia por el fondo y digo trágame tierra, Susi al menos tenía el abanico para taparse, pero yo estaba a campo abierto, por así decirlo, y le dije a Susi de meternos detrás de unos árboles frondosos…que por qué no me podía ver Lavinia? Pues mira, ya puestos, lo voy a decir y me libero más de lo que ya estoy…liberado, eso es, estoy Liberado..Liberateeee que dice la canción pues yo ya estoy a full de liberado hoy…cómo dices? Si ya….yo a Lavinia le hice una putada, sip, una putada de manual… con un documental sobre su vida como artista, iba a ir sobre su vida diaria, su creatividad, un poco su pasado, unos de esos documentales que se hacen sobre gente… ya estaba todo apalabrado y preparado, y en resumidas cuentas la dejé colgada, no lo hice y di la callada por respuesta…lo peor no es eso, sino que ella ya había invertido pasta y la perdió, porque no se la devolví para invertirla en otro proyecto…una Putada, así con mayúsculas, pero como yo soy quien soy no pasó nada, y ella después de un tiempo desapareció, literalmente, hasta hoy…y claro..cómo dices? No es que no te atienda…es que mis oidos son agua…qué poético estoy oye…esto es sólo chocolate en polvo?…en serio?…pues eso, que le dije a Susi de meternos detrás de unos árboles frondosos hasta que se fuese, o algo, pero la tía firme allí…además como que brillaba, o eso me pareció a mí…porque el calor que hacía no era normal y yo ya llevaba dos birras heladas…todo influye…pero brillaba fijo…y ni abanico ni mierdas, detrás de los arbustos nos faltaba la vida…así que decidimos irnos más allá…qué? No..más allá de los árboles, no al otro barrio..eso vino después…porque entonces seguimos una senda sombría, muy agradable, como un túnel…y como todo túnel, tiene su fin…y fuimos a dar a una mar de arbustos en flor..que aunque me mates ahora mismo no sabría cuál…y ya allí empezó el zumbido, un zumbido atronador…como de guerra psicológica, tú ya me entiendes, que no puedes pensar….y empezó Pearl Harbour, te lo juro..porque yo PearlHarbour me lo imagino así…nubes y nubes de avispas cabreadas en vuelos rasantes dispuestas a matar todo aquello que respire…y ya ni vuelta al túnel ni nada…sólo sabes correr, gritar y tratar de derribar al enemigo a manotazos de alguna forma…y corrimos a ciegas…tan a ciegas que no nos dimos cuenta del precipicio…y allá saltamos…te juro que esa sensación de verme en el aire cayendo al vacío fue un pico de adrenalina tal que estoy convencido de que por un microsegundo mi corazón se paró….CLONK…quieto parao…y luego viene el grito supongo, porque yo no recuerdo gritar…sólo ver que abajo había un río  al que me acercaba a velocidad laser…y no me pasó mi vida ante mis ojos, ni me acordé de nadie en especial, ni lloré….yo solo pensé OSTIA SI NO TIENE CAUDAL OSTIA SI NO TIENE CAUDAL…y cerré los ojos…cerré los ojos para no ver la muerte tan de cerca…yo estoy sembrao hoy o esto no es chocolate en todos los días de su vida…ya…tú dirás misa…pero yo tengo un Flow fuera de lo normal…y…me clavé en el frío más helador jamás sentido por cojón alguno en su puta vida…y entonces vi a Susi..y pensé joder tío, joder…que ha saltado contigo joder…y me di cuenta de muchas cosas…como que me cuadró un puzle mental o algo así…porque saltó conmigo con todo su coño….en plan hasta el fin…y lo entendí todo…TODO…..pero no se lo pude decir porque nos llevó la corriente cada uno por un lado….que en las películas se ve super easy, y tienes los stunts, y todo el show…pero otra cosa es verte a merced de la puta fuerza del agua mientras esquivas rocas como montes…y entonces me encontré con los que iban haciendo rafting…..y uno que iba en las balsas me agarró como pudo…Susi se subió a otra…se subió tío…SE SUBIÓ…es que yo como no lo supe ver?…y aquí estamos…cómo dices? En serio? Un tipo con un dron lo filmó todo de principio a fin y somos virales…lo que no me pase a mí hoy…y quién es él? Y a qué dedica el tiempo libre? Pues a volar drones Vicente piensa un poco…esto no es chocolate, a mi puedes decírmelo, no se lo voy a contar a nadie…a casa de Dron, a casa de Dron, nos vamos a casa de Dron…podría tocarle a cualquiera diez boleros….a qué olerá la luna?

Marina Losada Linares (Publicista y Editora. Deshidratación leve. Ansiedad, confusión y esguince de tobillo)

El Niño Jesús de Praga es clavado a mi. No me mires así, no en estos momentos precisamente…cuando era niña, siempre me lo dice mi madre, Marinita tú eras igual al Niño Jesús de Praga, que dime tú a cuál se refiere, porque hay varios y que yo sepa mamá nunca ha estado en Praga, yo creo que tenía una estampa o algo así, da igual. Pero yo ahora estoy ofrecida a él y tengo que ir a donde quiera que se encuentre a ponerle flores, hacerle una misa o cantarle algo…bueno, cantarle no, porque voz lo que se dice voz no tengo, pero flores sí, así unas flores monas en una cestita..plin..me he ofrecido yo misma, así, sin más, porque a algo tenía que aferrarme digo yo…qué Situación? No te entiendo o hablas en código, una de dos…qué cómo llegué yo a esa Situación quieres decir?….pues verás, por mi culpa, sólo mi culpa, mi Santísima Culpa que se decía antes en el catecismo, que más que Culpa lo mío es una especie de losa en forma de persona, y esa persona es Lavinia Fuertes porque lo que le hice no tiene nombre…bueno sí, lo tiene, se llama Traición, con mayúsculas. Ella y Eladio tenían ya la fecha y la boda montada, y va y Eladio y yo nos fugamos juntos a Óbidos…qué? Sí, el Óbidos de Portugal, no es un lugar de fuga con glamour pero en aquel momento nos pareció genial…hasta ahí puede pasar la cosa, pero no contentos con eso, eh? Eladio escribe una novela contando los pormenores de su relación con ella sin dejar detalle, cambiando nombre y escenarios, pero blanco y en botella leche…y yo se la edito, y para más inri es un superventas y gana todos los premios habidos y por haber, highlife with confetti!…a costa de airear la intimidad de la que una vez fue mi mejor amiga….esta limonada qué lleva? Me recuerda a la que hacen los Usacos…perdona?…los Usacos, son los habitantes de USA…yo les llamo así..porque americanos son todos…pero esta limonada lleva algo más…bueno en fin….no sé que te estaba contando…ah, ya…pues la cosa es que yo la veo aparecer y sólo quería irme de allí, irme, irme, irme…y le dije a JuanCar vámonos de aquí antes que nos vea, y como JuanCar hace lo que yo le digo desde que coincidimos en la clase de la Srita. Remedios pues nos fuimos…y con el apuro del momento pues JuanCar perdió el rumbo, y de repente ya no estaba a mi lado…Ya no me cantes cigarra, que acabe tu sonsonete, que tu canto aquí en el alma como un puñal se me mete, sabiendo que con tu caaaaanto pregonando vas la muerte…ya lo sé que no tengo voz, pero un buen mariachi me pirra…oye y si le llevo un mariachi al Niño Jesús de Praga a Praga?…que son praguenses o pragueros…esta limonada está riquísima…y eso, que el Reino Cigarra se echó sobre nosotros como en Egipto pero aquí en este lugar recóndito…en fin…y a mí no se me ocurre otra cosa que ir hacia arriba, como en las películas de terror, sabes?…que si te fijas huyen todos escaleras arriba, en lugar de hacia fuera…pues yo igual, yo subí monte arriba con sandalias descalzas, claramente estaba histérica o algo…y claro, me torcí el pie…me caí y como pude me senté dentro de lo que parecía un metido en una roca…y fue cuando empecé a sentir como un especie de bufido que venía del fondo…era Triska…la osa..que se llama Triska….que salió un momento para ver que coño pasaba y se quedó de piedra, claro, como yo…y ni pa lante ni pa tras…de hito en hito ella y yo…fue cuando me encomendé al de Praga…y como pude marqué el teléfono de emergencias…porque tan arriba fui que hasta cobertura había..la chica muy amable, Jennifer, pero la llaman Jenny…y fue la que llamó al Seprona, que fíjate tú existe, como Teruel…siempre se habla del Seprona, el Seprona, pero una nunca lo ve, no? O tú ves a los del Seprona todos los días?…yo no…pues existe, no es un ente…es gente…dame otro vaso de limonada que algo tiene que se me escapa…y gin no es…claramente….resumiendo que cuando vi aparecer a Toni con el fusil, ya me puse en lo peor…pero era para dormir a Triska que no me quitaba ojo…y Pum, yo creo que la pobre va a pensar que tuvo una pesadilla…después me dijeron que era un tanto mansa y que tuve suerte que no tenía cría….yo una cosa te digo, entre que me encomendé al de Praga, mirar fijamente durante horas a Triska a los ojos y el calor yo creo que entré en trance y aún sigo…ya sé, gengibre, tiene gengibre..no…pues entonces no sé…Poeta de puerta adentro, espectadora dormida, nadando sola en el río, nada pasa en tu vida, cigarra, canta cigarraaaa, que ya está llegando el díaaaaEsta era de la Ostiz….será una señal?

(Nota de Prensa: Los organizadores del “Encuentro-Congreso:Sentirse Bien como Forma de Vida. Despreocupación y Libertad en el Hoy” lamentan informar de la cancelación del evento debido a causas de Fuerza Mayor. A todas aquellas personas que ya hubieran pagado por asistir, se les ofrecerán dos opciones, bien recibir el dinero de vuelta o invertirlo en un cheque-regalo que les permitirá disfrutar de una estadía de dos días en la Abadía-Parador en la que iba a celebrarse. Se desconoce todavía el alcance y gravedad de la situación, que ha movilizado medios policiales aéreos y terrestres, además de gran cobertura mediática debido a los numerosos nombres conocidos que se encontraban en el lugar. Se espera que, en breve, una rueda de prensa arroje más luz sobre lo sucedido. )

Mariola Sánchez Frías no tenía que ponerse. Eso es lo primero que le había venido a la cabeza cuando había recibido de manos de su amiga Reyes la invitación para su boda hacía ya varios meses, y seguía en la misma. Entre unas cosas y otras, no había encontrado un momento para ir a buscar un vestido aceptable que llevar, así que se había decidido por hacer una incursión en el armario de su abuela, que siempre había tenido mucho gusto a la hora de escoger su ropa, y a la que no le iba importar ya si le cogía prestado algo para salvar la situación. Se decidió por el modelo que su abuela había llevado como madrina de la boda de uno de sus hijos, hacía más de cuarenta años. Un vestido largo en tul gris perla, de  holgada manga corta y escote bandeja, perlado de diminutos cristalitos que brillaban según les diese la luz. Al ser largo nadie se daría cuenta de que llevaba unas sandalias de tacón, ya muy puestas, pero muy cómodas. No se complicó con el pelo, y se hizo un recogido muy apañado, que solventó colocándose una flor parecida a una hortensia de un antiguo tocado a un lado de la cabeza. Cartera negra de mercadillo, que daba el pego y en la que cabían muchas cosas, y salió de su casa dispuesta a no abrasarse de calor. Había recibido la noticia de la boda de Reyes con alivio, ya que su amiga y FranLuís, su futuro marido, hasta ese día habían sostenido un noviazgo agónico de doce años. Agónico para Mariola. Para Reyes y FranLuís había sido un noviazgo muy normal, sin altos ni bajos, ni pausas o alejamientos. Y hoy por fin se casaban. Sonrió al recordar el día en el que le había propuesto a FranLuís que se llevase a Reyes a Las Vegas, para hacer algo diferente, y FranLuís había entendido Las Vegas del Rey Sancho, una localidad cercana, y le dijo que era un sitio muy a desmano, la iglesia era horrible y no había local para tanta gente, y ella le había dado la razón. Elvis has left the building, definitivamente. La cuesta que llevaba a la Abadía-Parador en el Alto de las Gatas, era muy apreciada por aquellos amantes del deporte a los que les gustaba correr y escalar al mismo tiempo. Mariola no pertenecía a este grupo de personas, así que encaró la cuesta con calma y por la sombra, ya que había salido con tiempo de sobra, y no tenía prisa. Llegó al final de la cuesta, sin apenas haber sudado y con resuello, lo que le confirmó que las clases de Tai-Chi estaban dando su fruto. Muy bien, PequeñoSaltamontes, pensó, antes de meterse por una de las entradas laterales de la Abadía. La recibió un jardín en sombra, gracias a infinidad de toldos color caldero extendidos del muro hasta las ramas de los árboles, presidido por una especie de palco con sillones y butacas, lo que no dejó de sorprenderla ya que no se podía imaginar qué harían Reyes y FranLuís allá arriba, pero se encogió de hombros y miró en derredor para ver si encontraba a alguien conocido. El jardín estaba bien concurrido, por gente vestida un tanto informal para una boda, pero pensó que era disculpable debido al calor, un camarero se le acercó con una bandeja con cervezas Coronita casi heladas, y ella se hizo con una, para después mezclarse entre la gente, todavía buscando un rostro amigo o al menos conocido. Se cruzó con un hombre que era clavado al presentador del Telediario  de las tres de la Primera, que la saludó tan afectuosamente  que a ella le dio un poco de vergüenza no saber quién era, acto seguido una mujer que le sonaba de haberla visto en algún sitio, pero no supo dilucir  dónde, pasó por su lado, y apoyando una de sus manos en su hombro le dijo al oído algo parecido a “Benditos los Ojos” con una sonrisa radiante, para después perderse entre la gente, lo que llevó a Mariola a pensar que debían ser parientes que tenía FranLuís en Murcia. Entonces alguien llamó a gritos a una tal Lavinia, y muchos se volvieron hacia ella, y ella también se volvió, pero quien quiera que fuese la tal Lavinia no hizo visos de saludar. Continuó su garbeo, hasta llegar a una mesa con entremeses, y se decidió por un trozo de Empanada Gallega, que le supo a gloria y que le hizo caer en la cuenta del hambre que tenía. Empezó a sospechar que algo no cuadraba cuando vio aparecer al Ministro de Fomento, y supo que era él porque ella trabajaba como administrativa en una empresa constructora de la zona, y día sí, y día también les llegaban fotos de las hazañas de ese hombre a lo largo y ancho del país. Y no era pariente ni de Reyes ni de FranLuís. Entonces supo que estaba en la película equivocada. Como quien no quiere la cosa, fue buscando la manera de desparecer del mapa, y lo consiguió a través de una puerta que había tras el palco, que la llevó al interior del Parador. No tuvo que dar muchas vueltas hasta toparse con un grupo de gente conocida, que se dirigía a la capilla. Y allí, en la capilla, justo al lado de la sacristía, Mariola Sánchez Frías conoció a Bombardino Manteiga López, con quien descubriría lo bien que se lo puede pasar una bailando un pasodoble, que si dos ríen juntos están menos solos y que Las Vegas, por la noche, desde el aire, es azul.

A Lavinia Fuertes le gustaba bajar en bicicleta desde Gaiberg a Bammental. Solía ir al menos dos días a la semana, a hacer alguna compra pequeña y a correos. Si no, la gran parte de su tiempo lo pasaba en Gaiberg donde tenía todo lo necesario para ser feliz. Loris y ella se habían comprado una antigua granja, y la habían restaurado con tiempo y mimo. En una parte Loris tenía su consulta de veterinario especializado en caballos, y en la otra tenían su vivienda que compartían con sus dos hijos, tres gatos, y todos los Border Collies que tenían en su criadero. Actualmente diez. Además, Lavinia, dos veces por semana, impartía clases gratuitas de cerámica en el local de la Asociación de Mujeres. En lo que antes había sido un granero, ahora transformado en atelier, seguía creando maravillosas y únicas esculturas, que siempre tenían el mismo comprador: Richard Michael Johnston III, un barón tejano del petroleo, que desde que había visto una de sus esculturas en una exposición, había hecho todo lo posible para conseguir un contrato exclusivo con ella, de forma que todas las esculturas que ella crease serían de él, sin importar precio ni tamaño. A Lavinia Fuertes le gustaba montar a caballo con Loris y los niños, y llegar por el bosque hasta el Weiβer Stein, los días que estaba abierta la cabaña-taberna tomaban un refresco y un tentempié antes de emprender la vuelta. A Lavinia Torres le gustaba hablar con Loris, envueltos en la oscuridad, mirando las luces encenderse y apagarse en el valle ante ellos, disfrutando del crepitar de la noche, de los trenes en la distancia, y la calma. Esa inmensa calma.

ChowChow

Llaves, cartera,móvil, paraguas y gafas. Marcelo Quintanilla no pudo evitar sentirse muy orgulloso de sí mismo en aquel momento, lo había encontrado todo a la primera y sin tener que pensar dónde estaba cada cosa. Tener las cosas en su sitio, quieras que no, ayuda, le había dicho siempre su madre, y tenía razón. Ahora a la calle, a dar su ronda mañanera, el pan, echar la primitiva, el periódico, acercarse a ver si ya habían puesto las ventanas del edificio que estaban construyendo más abajo, fíjate tú qué le importaba a él, que no había puesto una ventana en su vida, pero era por curiosidad y por las grúas, siempre le habían fascinado las grúas, con el vértigo que él tenía, nunca se le hubiera ocurrido postular para ser conductor de grúas, se decía conductor de grúas o eran técnicos, ahora no lo iba a mirar, operarios, eso era, operarios de grúa, allá arriba, que ni se les ve. En fin, pan, primitiva y periódico. Ya iba a salir, cuando sonó el teléfono fijo. Era su hijo.

  • Dígame?
  • Papá…estás bien?
  • Perfectamente..
  • Es que te estoy llamando al móvil y no lo coges…
  • Es que lo tengo dentro de la cartera, y no me doy cuenta…
  • Vale, mira es que te llamo porque te voy a subir a Colin….
  • Y ese quién es?
  • Mi perro, papá, parece mentira, mi perro…
  • Ah! ChowChow…
  • Colin, se llama Colin…
  • Ya, pero es un ChowChow…o no?
  • Sí, pero…da igual, te lo mando ya por el ascensor para no perder tiempo, que tengo que ir al ambulatorio y no lo puedo llevar…
  • Bueno, pues mándalo y ya va conmigo de paseo…
  • Vale…

Marcelo abrió la puerta de su casa, y salió al descansillo, en seguida ya vio como subía el ascensor y en cuanto llegó a su piso, abrió la puerta y le dio la bienvenida al perro que él llamaba ChowChow, un ChowChow en tonos beig y marrones, de esponjoso pelaje y ojos soñadores que no dudó en alzar las patas delanteras contra sus rodillas en cuanto le vio. Marcelo rio y entró con él en el piso, si ahora iba a salir con el perro no podía llevar paraguas, así que tenía que buscar el gorro que siempre se ponía en tales ocasiones. Se dirigía a su habitación, a buscar el gorro en su armario, cuando, ahora sí, notó la vibración del móvil en la cartera. Era su hija.

  • Hola, dime…
  • Hola..dónde estás?
  • Pues ahora en casa, pero…
  • Pues de perlas, porque me salvas la vida….la guarde de Simón tiene una fuga de agua y hasta nuevo aviso nada, así que te lo subo y lo recojo cuando salga…
  • Bueno, y…
  • Ya tiene todo en la mochilita…ahora mismo estamos..

Marcelo metió el móvil en el bolsillo del pantalón, y se dirigió a la cocina, con tanta llamada le había entrado sed, también le puso agua a ChowChow en el recipiente que ya tenía para él junto al tendedero. No había acabado de beber el vaso, cuando ya oyó las llaves en la puerta de entrada y la conversación que su hija sostenía con Simón explicándole por qué se tenía que quedar con el abuelo. En cuanto le vio, Simón decidió que los brazos de Marcelo eran mucho más cómodos que los de su madre, quien le entregó la mochilita, y tras darles un beso a ambos, se apresuró a meterse de nuevo en el ascensor para no llegar tarde a trabajar. Marcelo puso a Simón en el suelo, y suspiró, en teoría podría bajar con ChowChow y Simón a comprar el pan y luego ir al parque, a darle pan a los patos y a los columpios. Para eso iba a necesitar la sillita de urgencia que su hija le había dejado para esos casos, y que estaba en una de las habitaciones que ya no usaba. Seguido de ChowChow y de Simón, no había recorrido ni medio pasillo, cuando sonaron el telefonillo y el teléfono fijo a la vez, lo que causó que ChowChow se asustase y comenzase a ladrar, y Simón a hacer pucheros. Marcelo cogió al niño en brazos,  acarició la cabeza a ChowChow,  y se decantó por atender el telefonillo.

  • Sí?
  • Somos los de la derrama…está usted en casa?
  • Pues mire….
  • Dentro de veinte minutos se hará en su casa la oscuridad…pero no se preocupe..
  • Cómo dice..?
  • Gracias, muy amable…

Marcelo se quedó mirando el auricular del telefonillo, sin saber muy bien si se trataba de una broma, o la derrama iba a tener lugar de una vez por todas. Para cerciorarse, aún con Simón en brazos, y seguido de cerca por ChowChow regresó al salón, y desde la ventana, pudo ver que, efectivamente, un enorme camión había aparcado delante del edificio y un nutrido grupo de obreros se disponía a montar un andamio. Suspiró y se sentó en el sofá, ChowChow se acostó en el cojín que tenía para él cerca de la calefacción, Simón miraba a su abuelo espectante, como sólo miran los niños cuando saben que todo es posible, Marcelo le sonrió e iba a decirle algo, cuando sintió la vibración de su móvil en el pantalón. Era su otra hija.

  • Dime..
  • Papá estás bien?
  • Perfectamente..
  • Es que te llamé al fijo, no me cogiste, y hace un rato este me daba todo el tiempo comunicando y claro, yo ya iba a llamar a los Bomberos de Cádiz…
  • De Huelva..
  • Qué pasa en Huelva?
  • Los Bomberos que dices, son los de Huelva…
  • Ah! Pues yo siempre pensé que eran de Cádiz fíjate…
  • Y de Huelva aquí, aún iban a tardar….
  • Qué va…en fin, necesitas algo de la plaza? Estoy a dos números..
  • Si eso una meigas…y pan..
  • Te noto cansado…
  • Pse…
  • Nada, hoy hace un día prefecto para una caminata de las tuyas, paraguas, teléfono, gafas y via…o no?

Hollywood

Uwe Triebke supo, al verla, que aquella casa tenía que ser suya. Y si no esa, una exactamente igual. Tal como estaba en la foto. Incluso la mujer que aparecía en la terraza, con un caftán de flores rojas y un pañuelo anudado a la cabeza, con una copa en la mano, se daba un aire a su Ilse. La terraza de la foto se abría a un valle gigantesco, y hasta eso podía ser posible. Compró la revista, y, nada más acabar los trámites que tenía que hacer aquella mañana, se fue directo a hablar con Norbert Grüber, el arquitecto que había construido la casa del juez Paulsen, y que era la envidia de toda la magistratura. Grüber le recibió, hojeó la revista, escuchó los planes y le dijo que no era posible. Uwe Triebke le aseguró que a él el dinero no le faltaba, y que era buen pagador, pero Grüber no se refería al dinero, sino a otras cosas, que le explicó con ayuda de un cartabón y una regla sobre un mapa de la zona, que extendió sobre una mesa. Uwe Triebke escuchó lo que Grüber le explicó, entendió todas y cada una de sus excusas, le agradeció que le hubiera recibido, y se marchó sin creer una sola de las palabras que el arquitecto le había dicho. Aquella casa tenía que ser suya. Sin más dilación, se dirigió al domicilio de su amigo Gottfried Landle, que era constructor. La familia Landle estaba en ese momento disfrutando del café con bizcocho de la tarde, y le ofreció un trozo, además de una taza, pero Uwe no tenía tenía tiempo para bizcochos con café, y así se lo hizo saber a los Landle, quienes no supieron qué decir. Gottfried Landle dejó su café sin terminar, y se fue con Triebke para que le explicase cuál era su problema. En el coche de éste, subieron por el camino que llevaba a las colinas, sin asfaltar, estrecho, plagado de curvas ciegas, infinidad de baches y sumamente empinado. Triebke conducía tan rápido, que Landle llegó a pensar que ,en realidad ,iban en auxilio de alguien que se encontrara en peligro de muerte, allí, en aquellas colinas en medio de ninguna parte. Cuando parecía que iban a adentrarse en el monte cerrado en el que finalizaba el camino, Triebke paró el vehículo a un lado. Landle se arrepintió en seguida de no haber llevado una chaqueta, ya que corría un viento helador; mientras pensaba esto, miró a su alrededor, para contemplar las vistas, único motivo por el que los excursionistas subían hasta allá arriba, él mismo hacía años que no lo hacía. Triebke se adentró en uno de los campos a uno de los lados del camino, cuando llegó al centro extendió los brazos dando un grito, y a la pregunta de Landle de si le pasaba algo, respondió que aquel era el punto exacto donde quería tener su casa, para que la terraza se abriese a las vistas y que le encargaba a él la construcción. Landle se acercó al punto donde se encontraba Triebke, y miró en derredor. Y Landle pensó rápido. Porque él era un hombre que pensaba muy rápido, no sin motivo había llevado una vez un premio extraordinario en el colegio por su velocidad a hacer cuentas complejas mentalmente y recibido de regalo un mecano, y pensó en metros cuadrados y cúbicos, en que el perímetro es la suma de los lados, en que el área es la base por la altura, en que un poliedro es la región del espacio limitada por polígonos, en desbrozadoras y grúas, en camiones y piedras, muchas piedras y cemento, mucho cemento, y en dientes, en los dientes de su hija Anja, en lo que le había dicho el dentista que le costaría ponérselos en línea para que no pareciese un conejo, y en aquellas casitas en Mallorca que su mujer y él habían visto en un catálogo, y en dónde habría ido a parar el dichoso mecano, y tras pasarse una mano por el rostro, él también sonrió y le dijo a Triebke que él era su hombre. Y un apretón de manos zanjó el trato. Lo primero fue hacer carretera de aquel camino de monte, para lo cual Triebke habló con quien tuvo que hablar y pagó lo que tuvo que pagar, y el camino se convirtió en carretera, imposible por lo inclinada y las curvas, pero asfaltada, y eso era lo importante. Después llegó darle forma a un sueño, ahora ya no solo de Uwe Triebke, sino también de su mujer Ilse, quien se aseguró de que su nueva casa fuese una copia exacta de la de la revista. Amplios ventanales, tejado irregular a diferentes alturas, un salón que ocupaba la mayor parte de la planta principal, sin una sola bombilla, ya que, como era sabido, en Hollywood no se usaban bobillas, sólo lámparas de pie, una cocina minúscula, porque a Ilse nunca le había gustado cocinar y para algo eran socios de un Club de Tenis con estrella Michelín, una habitación principal en suite casi tan grande como el salón, y dos angostos cuartos más,  por si todavía tenían otro hijo,si bien Ilse, entonces, no lo había decidido todavía. Pero lo que más imponía de la faraónica obra era la terraza, en cerámica de gres azul, a la que se salía desde todos los ventanales de la planta principal, y se extendía a lo largo de lo que aproximadamente equivaldría una pista de aterrizaje de un aeropuerto modesto, con balaustrada de madera y hierro fundido imitando ramas de árboles floridos. El día que la inauguraron, Ilse estrenó un vaporoso vestido de lunares verdes, tras haber buscado sin éxito uno con flores rojas, y se recogió el cabello con un pañuelo a juego, luego se situó en uno de los extremos de la terraza tratando de que no se la llevasen las ráfagas de viento, al tiempo que sostenía una copa con Aperol, y Uwe le hizo una foto desde el otro extremo, que después enmarcó y decoró su mesa de despacho durante años. Ilse, con gesto de constricción, aferrada con una mano a la balaustrada, el vestido y el pañuelo al viento, ofreciendo con la otra una copa a la cámara. Aquella fue una de las pocas ocasiones, en las que pudieron usar la terraza, ya que tanto en verano como invierno era barrida incesantemente por el viento, además, contra todo pronóstico, en los dos años siguientes Isle trajo tres hijos al mundo, que se unieron al que ya tenían, y los dos cuartos angostos resultaron inútiles, lo mismo que la imposibilidad de colocar bombilla alguna o que dos personas estuvieran al mismo tiempo en la cocina sin resultar multitud, a lo que hubo que añadir la incomunicación  que sufrieron con las nevadas tras las cuales la casa, prácticamente, pasaba a ser una colina más del paisaje. Ilse y Uwe Triebke acabaron por mudarse con sus hijos a una casa en el centro del pueblo, sin terraza, pero con un balcón, jardín y dos baños con bañera. Con el tiempo se fueron construyendo más casas en las colinas, y la villa de los Triebke quedó en el medio, como un mamotreto anacrónico, más parecido a un decorado de una película que a una casa real. Sólo para la foto.

McKenna Flanagan se sentó en el sillón más cómodo del salón, a esperar que comenzase la celebración, ya había invitados que pululaban por la casa charlando y riendo, pero ella, si bien a sus setenta y cinco años se encontraba ágil y en forma, había preferido hacerse con un sillón y guardar fuerzas. Recorrió entonces con la mirada las fotos que decoraban la pared, y tuvo que ponerse las gafas que ahora siempre llevaba colgadas de su cuello para cerciorarse de que lo que veía era lo que creía ver, se incorporó y se acercó para confirmar lo que suponía: aún existía la dichosa foto. Barry casi se le había puesto de rodillas, necesitaba que posase para él aquella última vez, y ella no había podido decirle que no, como siempre había sido y siempre sería, si bien ya estaba fuera de cuentas para dar a luz y lo único que podía ponerse eran pareos informes. Y allá se habían ido, al medio de la nada en un valle lejos de la ciudad, a lo que iba a ser el decorado de una película, una villa con una terraza inmensa sobre la que caía el sol a tal plomo que ella se había tenido que poner un pañuelo en la cabeza. Barry la había dejado entonces sola con René, su asistente, que era un encanto y que tenía un miedo horrible  a que ella justo rompiese aguas en aquel ignoto lugar, y él se había ido a algún lugar al otro extremo del valle para hacer la foto desde allí, porque así lo querían los productores, y como entonces no había móviles ni nada por el estilo, les había hecho señales de luz con un espejo, y ella entonces, cuan ballena, se había situado junto a la barandilla con una copa de agua helada, y posado por última vez antes de dejar las pasarelas para siempre. Después, Barry los había recogido de nuevo, y cuando estaban de camino de vuelta, los temores de René se habían hecho ciertos, y ella había roto aguas. Barnaby Michael Flanagan había nacido doce horas después, hacía hoy exactamente cincuenta años, la foto de los tres con el bebé, más pequeña, estaba colgada al lado, McKenna sonrió y la acarició, hoy sólo aquel bebé y ella estarían allí para celebrarlo. Volvió a mirar la foto de la terraza, y suspiró, más tarde se había enterado de que aquel decorado había sido desechado y derribado poco después. Al parecer siempre hacía demasiado viento.

Seattle

  • Sabes qué estoy pensando?
  • Nop
  • Que Vane es clavada a Michael Stipe
  • Y ese quién es?
  • El cantante de REM
  • El cantante de REM?…Vane no es calva…
  • No, no por eso, lo digo por la cara…es igual, si te fijas…
  • Voy a buscarlo…porque así a bote pronto no me acuerdo de cómo tiene la cara…a ver…pues no sé de dónde sacas tú lo de Vane…
  • Yo la veo calcada, hasta se mueve igual…así como aerodinámico..
  • Aerodinámico…tú te tomaste una aspirina con CocaCola o qué?
  • No pasa nada con eso, es una leyenda urbana…y Michael Stipe se mueve así como haciendo así con los brazos, y Vane también..
  • En la vida la vi yo hacer cosa semejante…
  • Es que no te fijas en nada…
  • Será..
  • Michael Stipe es el padrino de la hija de Courtney Love…qué guay tener un padrino así, no?…sales del instituto en Seattle y ahí está el de REM esperándote…
  • En Seattle?…y por qué en Seattle?
  • No es “Sittl” se dice “SEAtl” con ea…me lo dijo uno que estuvo  allí…pues porque REM se hizo famoso allí..
  • Aquí dice que son de Georgia…
  • Pero pasaron un tiempo en Seattle…
  • Tu tienes el raro subido hoy…sea como fuere la Vane no se parece a ese tipo…
  • Hablando del Rey de Roma por ahí viene…
  • El de REM?..
  • No..la Vane…
  • Joder pues sí que se parece..
  • Ves…ya te lo decía yo…
  • Sólo que con el flequillo no se le nota tanto…
  • Es calcada…
  • Te voy a matar, ahora me la imagino bailando esa de ¨HappyPeople¨….
  • Hola Vane…
  • Qué hay? Qué hacéis?
  • Nada…aquí …haciendo Playlists…
  • A ver?…ah el de REM…es clavado a mi tío Alfredo, una vez lo confundieron en un aeropuerto y todo…y eso que no es calvo…

Sentido Común

Yo nunca he ido a España porque no me gusta el arroz. Soy más de horno. Por eso me alegro de poder ir en breve a Suiza, allí también hay hornos y puedo ser libre. Ser libre, respirar a pleno pulmón y ser salvada sin tener que buscar la salvación como si fuera la última gota de agua. Porque yo voy a salvarme a Suiza, aquí ya no hay tanta gente a la que acudir para que te salven, tuve una suerte inmensa de poder adquirir una de las últimas plazas para el encuentro. Cómo dices? Sí, es un encuentro, ella lo organiza todo desde América, es una Apóstola de las Mentes Unánimes Liberadas y reza por todos nosotros online, y yo por supuesto rezo con ella, y sólo de verla ya me salvo y me ilumino, además tiene una voz prodigiosa, porque ella quería ser una gran cantante, pero ahora salva las mentes y los cuerpos de todos nosotros desde América…qué? América del Norte, sí, a ella no le gustan las fronteras ni los límites, por eso sólo nos dice que está en América, por el Norte, y yo sé que es allí porque se ve en las fotos que pone que es allí, sí, por la forma de las carreteras. Y ella dice que no dice dónde está porque en realidad está en todas partes, con todos nosotros, ahora mismo, por ejemplo, siento su espíritu aquí entre nosotras, su fuerza y luz unánime. Y por eso viene ahora físicamente a Suiza, a salvarnos físicamente, a todos nosotros. Bueno, a todos no, sólo a dos grupos de setecientas personas, miércoles, jueves y viernes en un lugar amplio donde quepamos todos y podamos sentir su luz unánime. Porque ella es luz, y sólo con mirarte a través de la pantalla sientes que te llena del poder ascentral de las mentes liberadas, porque ella habla con ellas y luego nos transmite sus mensajes, y sana a la gente de ser engullida por el mal del mundo, por eso sólo como pollo de corral y carne de ternera Bio, porque el diablo está en todas partes, y yo voy a que me libere y a que me de más pelo. Mi amiga se conectó el otro día y notó que, al verla, le volvía a crecer el pelo, y yo quiero sentir también eso, que mi pelo crezca y ver volar de nuevo mi melena al viento, y comer pollo con las manos, sin temor a los diablos caminantes incrédulos, y me libera ella en persona sin más problema, porque aquí ya no hay gente que te libere porque sí. Es complicadísimo. Y por eso voy a Suiza. Qué? No, no voy en tren. No me fio de los trenes, nunca sabes a dónde te pueden llevar, voy en el autobús que hace la ruta entre aquí y Nápoles, y me deja cerca del lugar de reunión….la última vez tuve que bajar antes, porque la gente no entiende que para ser bendecida por ella hay que saber sus canciones de memoria y yo canto durante el viaje y elevo mi espíritu hacia los Unánimes, moviendo mi cuerpo al ritmo de la gloria, y por eso la última vez me tuve que bajar en algún lugar cerca de Friburgo, y un hermano, no mi hermano….que con ese no me hablo y es un desposeído sin atisbos de querer ser salvado de nada, un hermano que también iba hacia allá y me llevó en coche. Me gusta Suiza. Mucho. Porque allí todo está en orden, como yo.