Es raro. Ayer estábamos en casa. En la que hasta ayer era nuestra casa. Y hoy estamos aquí. En la que a partir de hoy será nuestro hogar. Hogar. Esa es la palabra que usaron. Hogar. También tenemos nuevos nombres en los pasaportes. En realidad son los mismos, pero cambiados de orden y eliminando el que antes era el primer apellido, lo que hace nuestras señas de identidad más comunes. Ahora, según mi pasaporte, me llamo María Benítez López. Le pregunté al Chat cuánta gente hay con ese nombre en el mundo. Aproximadamente cien millones de personas. No me importa. Nunca me ha gustado ser el centro de atención.
La casa nueva no es tan grande como la anterior. Pero tiene piscina y mucho terreno. Al parecer aquí nieva. La que ahora se llama, según su pasaporte, Josefina, hubiese querido que nos enviasen a un sitio de calor. Como el que estábamos. Pero no. Lleva enfadada desde que le quitaron el móvil. Ya se le pasará. El que ahora se llama, según su pasaporte, Pedro, es feliz. Le han regalado un camión enorme tipo trailer cargado de coches pequeñitos, y se pasa las horas jugando a cargarlos y descargarlos, montando historias de persecuciones. Yo creo que ya se olvidó. O se acuerda menos.
Las personas que ahora se van a hacer cargo de nosotros, se llaman Karen y Steve. No sé si son sus nombres reales, pero sus nombres concuerdan con su aspecto. Al parecer ella no trabaja y él tiene una empresa de publicidad. He decidido no hacer preguntas. Tomo las cosas según vienen. Todavía no vamos a ir al colegio. Algo bueno tenía que salir de todo esto. Mi habitación tiene como ventana un lucernario perfectamente cuadrado. La de Josefina también. Tampoco eso le hizo gracia. Yo creo que lo mejor que pueden hacer Karen y Steve es pedirle dos menús completos de McDonalds con doble de patatas y Milkshake de fresa. Después siempre está encantada de la vida. Me pregunto si aquí habrá MacDonalds, no vi ninguna M amarilla en el trayecto en coche desde el aeropuerto.
Tenemos perro y gato. Kor y Bluf. Kor es un BorderCollie que lo primero que hizo fue poner su cabeza en mi regazo en cuanto me senté. Kor sabe cosas. A Bluf le intuimos.
Según parece tenemos vecinos. Pero las casas quedan alejadas. Una tal Patricia vino a hablar con nosotros, e interesarse por como nos iba. Supongo que será una psicóloga, pero no nos lo dicen para que hablemos con ella. Yo sólo le hablo a Kor. Que sabe cosas. A Patricia le digo lo que quiere oír. Josefina responde con monosílabos. Pedro pinta cuadros de aviones y ballenas.
Tenemos una televisión tan grande como una pantalla de cine. Si en algo estamos de acuerdo Josefina y yo es en seguir viendo “Arrecifes de ambición”. Yo creo que GaelFernando es el amante secreto de Florita, Josefina está convencida de que él a quien realmente quiere es a Claudette.
Tengo un caballo. Se llama Allende. No sé de qué me suena el nombre, en algún lugar lo leí. El de Josefina se llama DoorToAbyssII. No sé quién les pone los nombres a los caballos, pero debe estar muy aburrido. El de Pedro es un ponny. Y él le llama Ponny. Supongo que tendrá otro nombre, tipo PuertaNúmeroDos,o algo así. Pero Ponny se va a quedar. Me gusta salir a montar, a veces viene Josefina, otras no, pero nunca voy sola. Karen me acompaña. Ya tenemos nuestra rutina, y la necesito para tener orden en mi cabeza. Para mirar hacia delante y no hacia atrás. Supongo que eso me lo dijo Patricia, y me gustó.
Josefina quiere volver a tener móvil. Pero no nos dejan. Así que le preguntamos todo al dispositivo que hay en la cocina. Hace de todo, menos llamar por teléfono o enviar mensajes de cualquier tipo. Por supuesto Josefina ya lo intentó. Karen nos explico que, tal como nos habíamos habituado a nuestros nuevos nombres, también nos teníamos que habituar a que todos aquellos que poblaban nuestras redes ya no están. No es que hayan muerto, o algo así, pero para nosotras sí. Y eso Josefina lo lleva mal. Yo no. Yo sólo veía TikTok. Ella tenía un par de crushes por ahí. Yo supongo que, en cuanto volvamos a visitar algún colegio, tendrá otros. Pero hasta ese momento, tendremos que aguantar sus humores.
Karen ha encontrado el sendero al centro del sistema de Josefina. Hoy nos hemos pasado toda la tarde comprando online ropa, accesorios y todo lo que se nos ocurriese que pudiésemos o no necesitar. Nos reímos mucho. Y nos hizo bien. No sé si alguna vez me pondré una balaclava de lentejuelas multicolor forrada de borreguillo lila, o un peto vaquero de color verde, pero ha merecido la pena el buen rato que pasé haciendo el pedido. Después hicimos pizzas y vimos una película de esas que acaban bien.
El colegio al que vamos a ir no tiene uniforme y es mixto. Steve y Karen nos llevarán cada mañana, y nos recogerán cuando finalicen las clases. Al parecer hay un autobús, pero nuestra casa no está en la ruta, o al menos así nos lo han explicado. He de admitir que estoy nerviosa, ya me había acostumbrado a estar en casa, sin hacer nada en especial aparte de montar, ver la tele y comer rico. Josefina ha preparado tres outfits distintos, y no se decide, así vacía su armario una y otra vez, para añadir o quitar algo de los conjuntos. Pedro se pasea por casa con su nueva mochilita. Cada uno está nervioso a su manera.
Nuestro nuevo colegio está dentro de un edificio que parece una mansión de las que aparecen en las series inglesas que tanto le gustan a Karen. Y está literalmente en medio de ninguna parte. Como yo. De alguna forma. Está rodeado de campos y pistas de todo tipo de deportes. Nos recibieron dos señoras muy amables, acompañadas de dos niñas. Viola y Sierra. Ellas van a ser nuestras madrinas. Viola está en mi curso, Sierra en el de Josefina. Viola me cogió de la mano antes de entrar en el edificio, y en ese momento supe que nunca, pasase lo que pasase, nos volveríamos a soltar.
Una vez llegamos a la que sería mi clase, fui recibida como supongo que se recibe a los jefes de estado. Y casi quise llorar. Pero, como siempre, no pude. La Sra. Auchinclos, me pidió que me presentase al grupo. Y yo lo hice.
Mi nombre es María Benítez López. Tengo doce años. Mi perro se llama Kor , mi gato Bluf y mi caballo Allende. Tengo dos hermanos, Josefina y Pedro. Mi comida favorita es la pizza y no me gusta la CocaCola.
Lo que no les dije es que sé cosas. Demasiadas. Y por eso estoy aquí.