Toma de declaración de la Sra. Dña. María P. En La Coruña, a 20 de Mayo de 1952, en presencia del Sr. Inspector José Antonio B. y el Sr. Subinspector Pedro M.
De verdad que no necesito nada, estoy estupendamente. Sí, todos los datos que he dado son ciertos, si no aquí tengo mi cédula de identidad si quieren verla, que está en regla. Cómo dice?..quieren ustedes que les explique el porqué de la situación, el porqué de la situación…pues a ver por dónde empiezo. Yo conocí a ese individuo..sí al Sr. Rodríguez, yo conocí a ese individuo en el año 42, después de Navidad. Mi hija le había conocido a su vez unos pocos meses antes y se decidió a presentárnoslo a mi marido,en paz descanse, y a mí. Nos pareció un chico estupendo, responsable y estudioso..qué?..Derecho, él cursaba estudios de Derecho..y, bueno, como son las cosas, mi hija y él comenzaron un noviazgo formal como hay tantos. Él fue acabando la carrera, y se decidió por preparar oposiciones al Cuerpo Jurídico Militar, al tiempo que las preparaba ya iba tomando forma la idea de preparar la boda. Se presentó a su tiempo y las aprobó a la primera, pueden imaginarse la alegría que sentimos todos, y en especial mi hija, que ya tenía el ajuar. Salieron las plazas, y a él le tocó Cartagena. Cartagena. Más lejos no le pudo tocar. Pero en fin, así fueron las cosas. Mi marido, en Gloria esté, pensó que sería buena idea si él y ese hombre hicieran un viaje a Cartagena antes de la boda, para montar la vivienda del matrimonio y el despacho de él. Fue entonces cuando mi hija se vio en cinta, pero dado que era una cuestión de poco tiempo que se casara, no lo vimos como un problema. En fin, allá se fueron los dos hasta Cartagena. De lo bueno lo mejor para su hija, faltaría más. Mi marido regresó nada más arreglar el asunto, el otro, con la excusa de tener que formalizar todavía unas cosas, se quedó allí. Pasaron días, y semanas, y no recibíamos noticias de cuando volvía. Intentamos llamar a las señas que teníamos en Cartagena, pero fue inútil. Como ya les dije, la boda estaba ya apalabrada y el día marcado. Al mes y medio, mi hija recibió una carta de ese hombre, en la que le decía que no tenía intención de casarse con ella. Se pueden imaginar el disgusto que recibimos…mi marido, con el fin de calmar las cosas, viajó de nuevo a Cartagena para hablar con él y hacerle entrar en razón. Pero ni le recibió. No fue capaz ni de dirigirle una palabra. Mi marido regresó enfermo, enfermo de pena y desesperación. Decidimos que mi hija pasase el embarazo en casa de unos parientes, lejos de todo lo que se pudiera hablar. Pasó el embarazo en la cama, y mi nieta nació prematura. Mi marido murió poco después, la disfrutó poco. Mi hija pudo emplearse en la gestoría de unos conocidos, y así poder sacar adelante a mi nieta, y ayudar en casa. De eso hace seis años.
Hoy por la mañana, cuando cruzaba la Plaza de Pontevedra, le vi. De paseo con un amigo, todo risas. Así que entré en la ferretería que hay en la esquina, y compré un martillo. Del golpe en la cabeza le derribé. Cómo dice? Con intención de matarle? Sí, tenía , tengo y tendré intención de matarle, de eso no le quepa ni la menor duda…como él mató a mi marido, casi a mi nieta y enterró en vida a mi hija y a la postre a mí. Sí, quise matarle. Pero no murió, sólo espero que cada vez que le duela la cabeza, se acuerde de mi. (Alguien entra. Entrega un papel) Qué pasa?…Que no presenta cargos? Sólo faltaría…entonces me puedo ir? Creo que mi hija está ahí fuera…Cómo dice? Estoy estupendamente. Hacía muchos años que no sentía tanta calma, fíjese que hasta me quiero reír…me puedo ir, entonces?…Pues nada, un placer.
*Basado en hechos reales.