NUDO
Zeltia Amorós
Zeltia Amorós era una mujer bandera. No por su belleza, que era indiscutible, o porque tuviera unas bonitas formas, que las tenía,o fuese alta, que lo era. A Zeltia Amorós la seguían dos millones y medio de personas en redes. Y si había llegado a esa cantidad, era por su don de gentes, carisma y simpatía innatos. Zeltia, si se lo propusiese, vendía cualquier cosa doblando mínimamente el dedo meñique de su mano derecha. Además nadie dominaba el arte de la oratoria rápida pero eficaz como ella, de forma que, ella siempre resultaba ser el centro de atención y miradas, que dirigía a su antojo. Zeltia Amorós nunca estaba sola. Con ella se movía una cohorte de gente, entre las que se encontraban cinco personas de la agencia de comunicación, una peluquera, dos maquilladoras, dos asistentes personales, una nutricionista, una fisiotepapeuta, dos fotógrafos,un promedio de seis amigos que la seguían a cada paso, su marido Gerardo Sánchez, propietario de una agencia de publicidad y su cuñada Rita, que nadie sabía a ciencia cierta cuál era su labor, pero siempre estaba presente.
Aquella mañana se presentó en las dependencias de „Nisíninó“, una marca de productos de baño, ya que iba a participar en unas charlas sobre la mejor manera de ahorra agua a la hora de cuidar saludablemente el cuerpo. La responsable de la marca, la recibió con profusión de risas y besos, y la acompañó hasta una de las salas donde habían dispuesto sofás y butacas en semicírculo rodeando una estantería con productos de la marca, pero no se quedarón allí, la cruzaron y llegaron a otra sala más amplia donde ya se encontraba una pequeña multitud de gente, dando cuenta de un gran bufet y trabajando en grupos en la factura de jaboneras de bambú y bolsitas de olor con los jabones de la marca. La mujer la guió hasta una de las mesas, donde un grupo de mujeres y hombres, en entretenida charla, trataba de hacer jaboneras.
- Aquí te dejo…como ves es lo last el DIY de jaboneras….si te apetecen más las bolsitas de olor están allá, pero creo que esán llenos…aquí te he reservado sitio as usual…- Explicó separando una silla con el nombre de Zeltia en un folio pegado en el respaldo. Zeltia sonrió agradeciéndoselo y se colocó mejor el enorme bolso de ante que llevaba en el brazo.
- Gracias, Lini, eres un amor…- Contestó, y se dirigió a su cuñada.- Rita…tráme algo del buffet, por favor- Y se sentó en la silla que le correspondía, mientras su cuñada se alejaba hacia el buffet. Ante ella, una badeja con bambú, pegamento ecológico y estropajo verde. Miró a su derecha, y se fijó en que su compañera de mesa se limitaba a acariciar la varitas de bambú mientras, con claro gesto de aburrimiento, observaba pasar a la gente ante la mesa.- Tú tampoco tienes ni idea o qué?- Preguntó, la chica la miró y sonrió, tenía una bonita sonrisa, acorde a sus finos rasgos, llevaba el pelo castaño claro en una cola de caballo.
- Se me da fatal….tú sabes?- Se interesó, Zeltia miró en rededor un instante y se acercó más a ella.
- No tengo tiempo ni para hacer pis….lo voy a buscar para hacer jaboneras?- Preguntó, la chica escondió la risa tras una mano, y Zeltia se colocó magistralmente la melena de un solo golpe- Pues eso…yo soy Zeltia..
- Yo soy Carolina…
- Ach!Tú eres la famosa Cocón..- Descubrió Zeltia cogiendo el estropajo con las puntas de los dedos, la chica se encogió de hombros sin saber a qué se refería- si hija sí…al parecer ahora eres Cocón…después serás otra cosa y así y así…pero a mí me gusta más Carolina…y sabes una cosa? Te voy a seguir llamando así…ok?- La chica asintió- Jaboneras…ya no saben qué inventar…
El Mirlo
- A las diez viene Lara Míguez, de Comunicación Incorporated y a las doce tenemos brunch en casa de Loreto Colinas, por eso a las nueve se va a pasar Mariluz para arreglarte un poco ese pelo que, hija mía, parece que te hayas peleado con una jauría de lobos y….has dormido bien?, parece que tienes ojeras..a ver, mírame..no, sólo era la luz, de todas formas le diré a Mariluz que te ponga un poco de corrector…- Entonces le sonó el i-phone y Muca Méndez- Altobaldo de Gil de Atienza se alejó de la cama y salió del cuarto al tiempo que saludaba a una tal Ángela.Carolina Gil de Atienza la siguió con los ojos entornados de aquel al que acaban de despertar y estiró el brazo para alcanzar su móvil. Las siete y media. Según creía recordar era sábado. Pensó que debería estar prohibido por ley madrugar en sábado. Madrugar en general. Definitivamente no iba a ser su día. Y se tapó por completo con el edredón.
- Coquina, Lolinina, Lalina, Lilolina ya están más que cogidos, además de los subsiguientes opciones con números, así que es mejor que optes por algo más radical como Cocón…
- Cocón…
- Sí, es outofreach total, Coco hay miles de millones, pero @CocónGiAtioficial sólo eres tú, oneandonly….
- Pero es que yo ya tengo una…
- Se anula ya, y no hay problema, si no los followers se confunden y es un lío…
- Pero…
- Carolina por favor, Lara sabe de estas cosas, dale el móvil anda…perdona Lara..es que está en plan…ya sabes…
- En plan qué…?- Protestó Carolina sin entender a qué se refería su madre.
- Carolina…el móvil..- Muca clavó en su hija una mirada que no dejaba espacio al debate, y Carolina le entregó a Lara su móvil, quien, con agilidad pasmosa, comenzó a deslizar sus dedos por la pantalla.
- Ya está anulada…después en la agencia nos ocupamos del resto onsite…- Explicó devolviéndoselo a Carolina, quien sólo pudo comprobar que el símbolo de Instagram ya había desaparecido.
- Entonces ahora…- Comenzó, su madre le agarró suavemente el brazo y se dirigió a Lara con la mejor de su colección de sonrisas.
- Ahora nos vamos al comedor a desayunar, que seguro que ya está servido…- Indicó incorporándose, y haciendo levantarse a Carolina cogiéndola del brazo, Lara rio la gracia y las siguió hacia el fondo del inmenso salón.Carolina Gil de Atienza y Méndez-Altobaldo hacía tres meses que había cumplido los dieciocho años, justo cuatro días después de haber superado con un 9,5 la selectividad tras un brillante bachillerato por la rama de ciencias puras que había cursado en el colegio bilingüe Virgen del Socorro- Scarborough. Si hubiese tenido oportunidad de elegir qué estudiar, se hubiera decidido por la Ingeniería de Caminos, Canales y Puertos, no sólo porque le daba la nota de corte, sino porque siempre le había gustado construir cosas. Pero sus padres la habían matriculado en un grado de Relaciones Internacionales y Economía de Inversión, porque, según le habían dicho, era lo mejor que podía hacer, y ella había acatado su decisión. Como siempre. Ya que sus padres no sólo la querían, sino que sabían velar mejor que nadie por sus intereses. Por eso también se había prometido con Gregorio Hinojosa Valcuende, si bien le quitaba bastantes años, le conocía de toda la vida y una chica de su posición no se podía permitir andar tonteando sin rumbo, como le había explicado su padre, además, casarse para después traer hijos al mundo fruto de esa unión era el objetivo de toda mujer de bien que se preciase. Y ella sólo había podido darles la razón. Porque ellos sabían lo que era bueno para ella. Y la querían.Lara Míguez había sido contratada para „hacerla visible“, como ella misma le había explicado, y orientarla en las redes. Carolina le había dado la razón, como siempre hacía con todo el mundo, si bien ella no se consideraba un ser invisible y hacía tiempo que sabía moverse en redes. Cuando llegó al brunch de Loreto Colinas, Lara le volvió a pedir el móvil y tras volver a deslizar sus virtuosamente rápidos dedos sobre la pantalla se lo devolvió con una sonrisa triunfante.
- Hola @CocónGiAtioficial, mándame a mí las fotos antes de colgarlas, tus hashtag son #feliz #ennadamecaso #amor #misamigassonlomás -Explicó, para luego acercarse a un grupo de conocidas, Carolina pulsó la ventanita de Instagram en su móvil y no reconoció la que, en teoría, era su página. Ella nunca hubiera elegido esa foto para el perfil, y las cinco que adornaban la bandeja no las había hecho ella. Por un momento le pareció que se mareaba, y tuvo que apoyarse en una de los sillones, luego se pasó los dedos por la frente y guardó el móvil en el bolso. Trató de tragar saliva, pero no pudo. Nunca antes había tenido tanta sed.
Organza
La sala de fiestas „Organza“ estaba situada en un lugar inhóspito y lejos de cualquier nucleo de población conocido. Sin embargo era la sala de fiestas más buscada para la celebración de todo tipo de eventos desde hacía más de cincuenta años. Hasta allí se trasladaron Elodie, Filigrana, Pilar y Dámaso en el monovolumen que Max había puesto a disposición por si fueran necesarios desplazamientos en grupo.
- Pero estáis seguros de que es por aquí….seguro que en la última curva nos hemos teletransportado a Almería..- Comentó Filigrana tratando de dilucidar dónde se encontraban mirando con atención el árido paisaje que le presentaba la ventanilla. Pilar, sentada junto a ella le mostró su móvil, en el que había buscado la ruta.
- No hay dos….es el único con semejante nombre- Informó, Elodie, sentada en el asiento del copiloto, las miró por el espejo retrovisor.
- Paciencia…mujeres de poca Fe…sólo os falta preguntar cada dos minutos „Y cuándo llegamos??“- Bromeó, Filigrana le echó la lengua, Pilar iba a alzar una mano, pero Filigrana se la volvió a bajar sin dejar de mirar por la ventanilla.
- Allá lejos hay caballos….o son ovejas…?
- Son balas de paja forradas de plástico…- Aclaró Dámaso, que conducía.
- Hijo qué vista!….tengo que comer más zanahorias- Rio Filigrana achinando los ojos para ver mejor.
- O ir al oculista…- Anotó Pilar, Fili le dio un ligero cachete en la pierna.
- Calla…
Tras la siguiente curva, al fin, el „Organza“ se alzó a lo lejos ante ellos, un edificio amarillo, rectangular, con altas columnas al frente, de las que pendían banderolas lilas que en aquel momento se movían al viento. Sobre el edificio, en letras de celuloide también de color lila, el nombre :ORGANZA. Con los años las infraestructuras de acceso y aparcamiento habían mejorado, y de las simples pistas de tierra pisada para aparcar, habían evolucionado a un amplio aparcamiento, ahora desierto, con puertos especiales con marquesinas para autobuses, y que en horario de actividad incluso contaba con servicio de aparcacoches. Allí, en una de las plazas del desierto parking, aparcó Dámaso. El grupo se dirigió entonces a la puerta principal, que encontraron abierta de par en par. Una chica vestida con chandal y con una complicada trenza de espiga adornando su cabeza, pasaba la aspiradora a la moqueta lila del hall de entrada, un espacio de dimensiones panteónicas con columnas tan altas como las de la fachada y frisos florales en amarillo.
- Yiss…- Acertó a decir Filigrana perdiendo su mirada en las alturas, Pilar hizo una foto de los frisos, Dámaso miraba a su alrededor como lo haría alguien recien despertado de una anestesia general. Elodie, hoy con un mono negro con botas de caña alta, se colocó mejor su eterno chal, y se acercó a la chica de la aspiradora, que, de espaldas a ellos y portando earpods no se había dado cuenta de su presencia.
- Buenos Días…perdona?- La chica se volvió, y quitándose los earpods, sonrió, y Elodie también, y se hubieran quedado así, sonriéndose, la una a la otra, si Elodie no hubiera recordado de pronto el motivo que la había traido hasta allí. -Hola…nosotros querríamos hablar con el gerente….- Explicó, la chica asintió y le señaló una puerta de doble hoja, casi del suelo al techo, al otro lado del hall.
- El jefe?…sí, ahora está allá dentro…entrando ya le veis- Aclaró, Elodie iba a alejarse, pero antes se arregló un poco la melena.
- Y tu nombre..era?
- No te lo he dicho
- Por eso…
- Fernanda- Elodie asintió y tras darle las gracias se acercó al grupo, la chica se encogió de hombros, volvió a colocarse los earpods y pisó el botón de inicio de la aspiradora.
Dámaso abrió la enorme puerta, y los cuatro accedieron a lo que ocultaba.
Se encontraron entonces en un pasillo largo, forrado en el mismo lila que la moqueta de la entrada e iluminado por fluorescentes del mismo color disimulados tras florituras en el acabado de las paredes, también parecía estar insonorizado, ya que dejaron de oir el ruido de la aspiradora tan pronto la puerta se había cerrado tras ellos. Al final de ese pasillo había una puerta negra, bastante pesada, que Elodie empujó para acceder al otro lado.
En el otro lado reinaba la oscuridad. Absoluta. Pero antes de que pudieran reaccionar a ella, todos los posibles haces de luz en infinitas posibilidades de colores y formas, la rompieron al tiempo que un solo de guitarra la rasgaba abriendose paso entre un coro que parecía quejarse con largos quejidos en -a- y que explotó numerosas veces en un claro „THUNDER!!“. Mientras esto ocurría, desde el fondo de esa oscuridad cruzada por rayos cegadores de luz y perforada por miles de voces llamando al trueno, ascendió la sombra de una figura gigantesca que se acercaba a ellos moviendo los puños en el aire. Filigrana se cogió del brazo de Dámaso, quién trataba de distinguir algo en aquel despliegue de luz, Pilar se tapó los oídos y Elodie movió la cabeza al ritmo.“I was caught, In the middle of a railroad track, I looked round, And I knew there was no turning back...“ se desgañitó entonces Brian Johnson, justo en el momento en que la figura en sombra se hacía cada vez más pequeña y un hombre entrado en años, de baja estatura, con gafas cuadradas de un antiguo modelo metálico, escaso pelo blanco, y vistiendo un pantalón vaquero y camisa de manga corta con boligrafos prendidos al bolsillo de la pechera, se acercaba al grupo sonriendo con amabilidad. Antes de decir una palabra, alzó un brazo, entonces la música cesó y se hizo la luz, que casi los cegó a todos.
- Hola Buenos Días….es que estamos haciendo las pruebas de luces para la boda del sábado…y claro…como el „Thunderstruck“ en vivo en la cancha de River no hay otra…, Rolando Bravo, ustedes dirán…- Se presentó ofreciéndoles la mano, que todos estrecharon.
- En la del River?…en serio?- Preguntó Dámaso, Rolando Bravo le miró y sonrió orgulloso.
- Por supuesto….no podía ser de otra forma..- Y Dámaso le devolvió una sonrisa cómplice, Elodie carraspeó entonces.
- Verá Rolando, nosotros querriamos tratar con usted un asunto concerniente a una fiesta privada que desearíamos celebrar aquí…- Explicó buscando las palabras adecuadas, Bravo asintió.
- Pero pasen, por favor…así podrán entonces verlo todo mejor…- Invitó extendiendo su brazo hacia el interior de la sala.La sala de fiestas era tan monumentalmente grande como lo era el edificio, con gradas a diferentes alturas que rodeaban una pista de baile circular presidida por un palco que iba de parte a parte y sobre el que, en su fondo, se erigía el púlpito de la música, dónde se podía distinguir a una persona trabajando con unos cables. Del techo pendían varias bolas de discoteca de diferentes tamaños, y repartidas por el espacio había podios con o sin barra para el pole-dance. El grupo buscó el centro de la gigantesca pista de baile y Pilar hizo fotos de las bolas de discoteca y del palco.
- Se trata de una boda, comunión…ustedes dirán..- Se interesó Bravo sacando un bolígrafo y una libretita de la pechera, todos miraron entonces a Elodie quien dudó un momento antes de comenzar.
- No. Se trata de una fiesta…simplemente una fiesta, sin motivo en particular…sólo por el hecho de pasarlo bien..- Explicó, Bravo asintió y anotó algo en la libretita.
- De cuántas personas se trataría?- Pilar levantó las cejas y abrió las manos en el aire, tratando de encontrar allí un número que decirle.
- Quinientas…más o menos..- Trazó, Filigrana la miró sin salir de su asombro, Elodie se mostró más escéptica.
- Cuánto aforo tiene este local?- Se interesó, Bravo miró un momento alrededor y se encogió brevemente de hombros.
- Mil?…todo depende de lo que quieran hacer…- Elodie suspiró y miró hacia las bolas de discoteca.
- Antes de nada…una pregunta..- Se atrevió Bravo mirándoles a los cuatro alternativamente, el grupo le miró a su vez interesado- Ustedes no serán miembros de una secta, verdad?- El grupo se miró entre si, sin saber muy bien porqué había llegado a esa conclusión.
- No, definitivamente no- Contestó Dámaso tajante, Bravo pareció respirar tranquilo.
- Tienen que perdonar, pero es que hace poco los Siervos de Blé hicieron aquí su reunión anual y me dejaron todo hecho un desastre…- Explicó, Filigrana fingió toser, Pilar achinó levemente los ojos tratando de buscar en su cabeza quién podía ser Blé, Elodie optó seguir inspeccionando las bolas del techo y Dámaso articuló una sonrisa amable mientras asentía haciendose cargo de lo terrible que había sido la situación.
- Se trata de una fiesta de carácter muy privado, no sé si me entiende..- Comenzó a explicar Dámaso, Bravo levantó las cejas un instante y pareció entender por fin qué es lo que querían.
- Con nosotros pasa como con Las Vegas, saben ustedes?…lo que pasa en el Organza, se queda en el Organza- Dijo con tranquilidad.
- Creo que entonces nos vamos a entender a la perfección, no es cierto?, me gustaría tratar con vos un par de detalles a cerca de lo privada que puede llegar a ser…- Invitó Dámaso, Bravo aceptó gustoso la invitación indocándole una pequeña puerta al fondo, ambos, acompañados de Elodie, se dirigieron hacia allí. Mientras Filigrana y Pilar se quedaron inspeccionando las posibilidades de la sala.
- Quién carajo es Blé?- Preguntó Pilar, una vez la puerta del fondo se hubo cerrado, Filigrana soltó por fin una carcajada y se dirigió al palco.
Tienen nombre de tribu de Juego de Tronos….ven, vamos a marcarnos un Barbra Streissand.
La Pavlova
- Buenas, soy yo..
- Sorry Eladio, todavía nada, lo que tengo claro es que tengo que aumentar kilómetros, tanto comer se nota…ahora haré ocho y cuesta arriba…donde no voy a ir es a misa, lo siento, pero por ahí no paso…ya con las charlas sobre las virtudes del ayurveda tengo suficiente….el otro día casi me duermo…y a todo esto qué haces despierto a estas horas?
- Manu…
- Yo es que estoy enganchado a una de policías en Netflix….
- Manu no sé de qué estas hablando….pero te llamo para avisarte de que tú recoges mañana a Larissa en el aeropuerto, a las nueve llega…
- Quién es Larissa?…y porqué yo?
- Larissa es la chica que se va a encargar de Gregorio, y tú eres el único según organigrama que no tiene nada que hacer a esa hora…
- Organigrama..
- Cosas de Isabel…en fin, nueve de la mañana, aeropuerto, te envío el número de vuelo por mensaje…lleva el monovolumen…
- Por?
-Por experiencia…después la alojas con Fili.
El contacto de Elodie les había suministrado una mujer que se ceñía a las condiciones que Mirloblanco buscaba. Lo suficientemente explosiva para que Gregorio se fijara en ella, y lo suficientemente hormonada para que a la primera de cambio saliera embarazada.Y Larissa Pavlova era explosiva. Manuma se había situado frente a la puerta de salidas con un cartel con su nombre, pero no le hizo falta. Larissa Pavlova era una mujer alta, de pelo rubio casi blanco en una melena ondulada que le caía abundante y perfectamente peinada sobre los hombros, enmarcando un rostro de maquilladas facciones eslavas presidido por unos achinados ojos azules profusamente adornados en azul y purpurina, iba ceñida en un mono de cuero que marcaba todas y cada una de sus virtudes, incluido todo lo que escondía un corpiño con aplicaciones en plata y tan tensado como un corset. Se abrigaba con un abrigo del mismo cuero que el mono, pero forrado de visón y caminaba sobre unos finos tacones de aguja de diez centimetros en unas botas de caña alta que le llegaban a la rodilla. La seguían tres empleados del aeropuerto con tres carritos a rebosar de maletas. Ella se dirigió a Manuma caminando como lo haría una pantera llevada por la curiosidad. Una vez llegó a su altura, le regaló una radiante y preciosa sonrisa que mostró la dentadura más perfecta que Manuma hubiera visto en su vida, y comenzó a contarle una historia, señalando a los hombres de los carritos, y a ella misma, y al techo, y a Manuma, y después otra vez a los señores y otra vez al cielo, para por último reirse y suspirar.
- Da?- Preguntó colgándose mejor su bolsito de Louis Vuitton en el antebrazo, Manuma sonrió y asintió.
- Da- Contestó, sin tener idea de a lo que había dado su consentimiento.
El trabajo oficial de Jacinto Hermida Ridruejo, más conocido como Filigrana, era el de coreógrafo de musicales. Antes había sido bailarín de competición, y, junto a su compañera, había llegado a ganar varios campeonatos de renombre internacional, hasta que un día, como ella solía contar, su cabeza había pensado en que su cuerpo tenía que moverse hacia la derecha, pero él había decidido ir hacia la izquierda, de forma que se se había roto los ligamentos de su pierna derecha, lo que le había obligado a abandonar la competición.Su compañera trabajaba ahora para el Circo del Sol, él, desde hacía tres meses, se hacía cargo de un musical que se representaba en un Palacio de Conciertos y Efemérides, tal como rezaba en la placa de la entrada, y hasta allí le fue a buscar Manuma con la recién llegada Pavlova.
Cuando accedieron a la gigantesca sala, les recibió Billie Eillish atronándola con su „Bad Guy“ que era bailada por el cuerpo de baile del musical sobre el escenario, bajo las indicaciones de la autoritaria voz de Filigrana, que, desde algún lugar en lo alto, les corregía los pasos.
- Cristina tienes magdalenas o tienes rodillas!!….lado, lado, arriba…arriba!!…Pedro girar no es saltar!!….Lucre vas a destiempo….así…ahora todos…DUH!!…vuelta!!! Reme vueeelta!! no giro!…. OK OK PAUSA!!- y Billie Eillish paró de cantar, alguno de los bailarines se dejaron caer al suelo y se tumbaron tratando de recobrar la respiración- Qué exagerados sois!….Dramadamas!!- Filigrana, tambien ataviada con ropa de entrenamiento de bailarina, descendió desde el lugar desde donde había dirigido el baile, hasta donde se encontraban Manuma y Pavlova.
- Buenos Días…qué se les ofrece..- Bromeó como saludo, Manuma sonrió descreido y señaló a Pavlova, quien estaba muy entretenida observando el techo de la sala.
- Fili te presento a Larisa Pavlova..
- Pavlova?…tiene nombre de primera bailarina del Volschoi „La Pavlova“..- Filigrana acompañó sus palabras con un gesto de diva con sus manos, Manuma negó con la cabeza dándole por imposible- …y tengo que integrarla al cuerpo de baile o cómo…?
- No, Max ha decidido que se quede en tu casa hasta que todo ocurra…
- „Hasta que todo ocurra“ suena a drama bélico…y por qué en mi casa si no es mucho preguntar?- Manuma levantó las cejas y soltó un buche de aire.
- Ni idea…yo soy un mandao- Resumió, Fili se encogió de hombros y arqueó una ceja.
- Voy a bautizar mi casa „El coño de la Bernarda“..o no, mejor „La casa de tócame Roque“ porque al menos me tocará alguien….- Sentenció haciendo un gesto desvaido con su mano hacia algún lugar.
- Y Arturo?- Quiso saber Manuma, Fili le miró achinando levemente los ojos.
- Cielo, has oido hablar del „fondo de armario“?…si?..pues eso..- Luego fijó su atención en Pavlova, quien había seguido la conversación en silencio, y sonreía afablemente, Filigrana la miró de arriba a abajo, fijándose en lo que el corpiño de cuero sostenía.
- Y todo eso es suyo?- Preguntó casi sin creérselo, Pavlova dijo algo entonces en ruso , que ninguno de los dos entendió, tomando el corpiño a la altura del pecho entre las manos y sopesándolo orgullosa. Filigrana y Manuma se miraron un instante.- Pavlova, tu nos entiendes entonces o cómo?- Pavlova asintió con la cabeza y les dio una sucinta explicación en ruso, que culminó con una explosiva carcajada, que les asustó a ambos. Filigrana se llevó la mano al pecho y suspiró levemente- Pues no sé lo que te iba a decir…- Confesó tratando de hacer memoria, Manuma no le dio importancia.
- Yo tampoco…entonces…vais a hacer algo con Billie Eilisch o qué?
- No, qué va, „Grandes Éxitos de Disney“….esto sólo era para calentar.
Lo que Pavlova tenía de explosiva, lo tenía de hacendosa. Nada más instalarse en la casa de Filigrana, comenzó a ordenar, limpiar, y pulir. Ordenó armarios, limpió alacenas, arregló estanterías, hizo un planes de comidas por semanas de forma que la compra se hacía conforme a los menús que ella cocinaba, puso al día el vestuario escénico de Filigrana y se convirtió en la mejor asistente que hubiese imaginado jamás, de forma que, al paso de Fili todo estaba arreglado, en su sitio y dispuesto para su uso. No había problema de comunicación, ya que, Pavlova entendía español perfectamente y las explicaciones que pudiera dar en ruso solían entenderse en el contexto, además Elodie, en ocasiones, servía de intérprete, ya que, por razones que nadie preguntaba, dominaba el idioma.La vivienda de Filigrana se convirtió en el centro neurálgico de Mirloblanco, ya que todos sus intengrantes tenían llave, y quedaba céntrica, de modo que, además de Pavlova y su disciplinado orden, todos ellos en algún momento y por razones distintas acababan pasando por allí.
A Filigrana la despertó una mañana una tromba de trompetas, que la hicieron incorporarse de vez en la cama. Su primer pensamiento fue que estaba en un cuartel, descartado éste cayó en los bomberos, pero tras olfatear varias veces también les descartó. Ante una nueva tromba de trompetas, decidió salir de la cama, sin quitarse todavía el antifaz, y salir al pasillo a ver qué estaba ocurriendo. Levantó el antifaz con dos dedos, y descubrió el origen de la tromba. Pavlova, armada con fregona, cubo y guantes, se disponía a fregar el suelo del salón, y para ello había elegido, como siempre, trombas y trombas de trompetas mejicanas „
„Que me entierren en la sierraaaa, Al pie de los magueyaleeeees,Y que me cubra esta tierraaaaa, Que es cuna de hombres cabaleeees“ Dejaba claro Pedro Fernández a pleno pulmón desde la cadena musical. Filigrana se subió el antifaz a la frente, y suspiró.
- No…si la que va a perder los cabales soy yo….- Se rindió, dirigiéndose despacio hacia la cocina.
Todo cuadra…
Lourdes Paredes Ridruejo sólo se parecía a Filigrana en la forma de los ojos. Además de que le encantaba bailar, en su caso, tangos, y era una asidiua visitante de todo boliche que se pudiera dar en la ciudad. Trabajaba como funcionaria en el Ministerio de Hacienda, en rango de inspectora, y cuando recibió la llamada de su prima para proponerle un plan, no encontró mejor excusa para cogerse un par de días propios. A la primera reunión asistió Max, acompañado de Fili y Dámaso, para explicar el plan de una manera creíble y ordenada. Lourdes aceptó ser parte de Mirloblanco, y lo hubiera hecho aunque el plan fuese desbaratado e inconexo, porque siempre había querido vivir peligrosamente, y lo único peligroso que le podía pasar en su vida diaria era meter por error un documento original en la máquina de destrucción de papel. Lourdes y Dámaso quedaron en encontrarse en lugares ajenos a las actividades de ambos, para escapar de miradas curiosas o rumores innecesarios. Comenzaron por encontrarse en cafeterías del extraradio, pero las mesas se les quedaban pequeñas, comieron en mesones, merendaron en churrerías, sucumbieron a McDonalds, y llegaron a la conclusión de que con sushi uno también queda harto.Dámaso descubrió que aún sabía llevar en el tango, y Lourdes que, para ella, el „Escondide de Hernando“, era ahora el de Dámaso, dijese lo que dijese la letra. Las carpetas fueron a más y los dígitos de las cantidades que manejaban se multiplicaban, como las cuentas cifradas y las empresas fantasma a nombre de Gregorio Valcuende. Demasiado dinero. Demasiadas cuentas.
- No tiene sentido che…- Acabó por claudicar Dámaso, tirando desganado unos folios sobre la mesa de la biblioteca pública de un pueblo de la sierra donde habían decidido recalar esa vez, Lourdes, que deslizaba sus dedos por una tablet y miraba la pantalla por encima de las gafas le miró fugazmente.
- El qué?
- Gregorio Valcuende tiene tanta plata como para pagar la deuda externa de varios paises si le da la gana….casas en todo el país, en Paris y Londres, no es cierto?- Ella asintió y se quitó las gafas- Se busca una mina para casarse…una mina jovencita, una hoja en blanco…vos me entendés…Gregorio no es el tipo que se case para tener pives, él lo hace por interés…siempre…pero qué interés puede tener en esa mina…eso es lo que no entiendo..- Explicó, Lourdes pensó un momento.
- Gordo, tu te has perdido alguna vez en una ciudad que no conoces?- Preguntó, Dámaso la miró sin saber a qué se refería, ella dibujó una calle en el aire con la mano.
- Una vez perdido, sigues caminando en la misma dirección, sin saber hacia dónde tienes que ir…y entonces, cuando te vas dar por vencido, te vuelves, y miras en la otra dirección, y en ese momento te das cuenta de dónde estás, y encuentras el camino a tu punto de partida original…- Explicó clavando un punto imaginario en algún lugar entre ambos, Dámaso se apoyó en la mesa con los brazos cruzados.
- Estamos mirando en la dirección equivocada…- Hiló, ella asintió con la cabeza, y sus miradas se encontraron- Vos estás pensando lo mismo que yo?
- Rara vez no..
- Ella- Dijeron entonces los dos a la vez.
Y dieron la vuelta a la torta. Cambiaron de posición el mapa. Ampliaron horizontes. Se valieron del gran angular. Ella llamó a su „Garganta Profunda“, él a su amigo en el infierno. Lo regaron todo con café con leche en vasos, y tras una tensa espera en un local de golosinas que ofrecía telefonía y fax, en la que aprovecharon para descubrir ese privado placer de los „Peta-Zetas“en sus bocas, les llegó el esperado papel.
- Ahora cuadra- Admitieron los dos a la vez tras leerlo a través de las mismas gafas.
Dior y el resto de las cosas
Isabel y Fernando, gracias a las magníficas referencias de su agencia Montatanto, no encontraron dificultad en hacerse con la organización de la boda de los Gil de Atienza. Tenía que ser la boda de año, pero Isabel la quería convertir en legendaria, o eso fue lo que le explicó a Muca Méndez cuando le explicó las ideas que tenía al respecto. De lo primero de lo que se encargó fue del vestido, y, para ello acudió a la Casa Dior, quienes enviaron, especialmente, y haciendo una excepción, un equipo desde Paris a tomarle las medidas a Carolina, de lo que iba a ser el vestido de novia del que se hablaría, ya no sólo en la ciudad, sino en el país, y, más lejos, en el mundo, por generaciones. Tendría una cola de siete metros, y el velo estaría recogido por una tiara de oro blanco, diamantes y perlas, por la que Fernando,en nombre de la familia, pujó en Sothebys, que había pertenecido a una baronesa polaca. Los zapatos se los harían a medida, como una moderna cenicienta, y del maquillaje de toda las mujeres de la familia y allegadas, se encargaría el equipo de maquilladores que había ganado un oscar al mejor maquillaje hacía un par de años.
Todo eso no tendría sentido sin la ubicación perfecta. Y ese lugar se llamaba Rocalmonte.
La Abadía de Rocalmonte había sido restaurada con mimo tras llevar abandonada dos siglos. Ahora ya no alojaba actividad secular alguna, sino que ofrecía su recinto y edificios para la celebración de eventos y ceremonias. Sobre todo bodas, te toda índole, pero sobre todo religiosas, que podían oficiarse en su basílica anexa, un edificio con planta de cruz latina de tres naves y gran profusión de bóvedas y absides, recorrida por un pasillo central que desembocaba en un monumental altar presidido por una inmensa cruz de piedra que se alzaba hasta lo alto de la bóveda más grande. Allí, frente al altar, habían llegado, tras haber recorrido todas las dependencias de la abadía en compañía del jefe del departamento de eventos, José Luís Gil de Atienza, su mujer Muca Méndez de Altobaldo, Gregorio Hinojosa Valcuende y el binomio Isabel Palacios con Fernando Aragón. La hija de los Gil de Atienza- Méndez Altobaldo, Carolina, mientras ellos recorrían la basílica, protagonizaba una sesión de fotos en algún lugar del recinto.
- Tenéis alguna idea para la decoración del templo?- Preguntó Isabel mirando alternativamente a los padres de la futura novia, y, claramente, obviando a Gregorio Hinojosa, quien estaba entretenido observando la considerable altura de los ábsides. Muca Méndez la miró con un claro gesto de escepticismo, José Luís Gil de Atienza pareció no entender la pregunta ya que había estado pendiente de su móvil.
- Flores blancas, no?…lo normal..- Se atrevió Muca arrebujándose un poco más en su abrigo de lana, ya que si en algo se caracterizaba aquella basílica era por sus corrientes. Isabel levantó las cejas y se arregló un poco su chaqueta de borreguillo azul cielo.
- Flores…entiendo…bien, pues yo tengo la solución ideal: Rododéndros y peonías- Descubrió triunfante, Fernando la miró un instante y parpadeó dos veces, para después deslizar algo en su tablet y continuar en su aparente eterno silencio, Muca Méndez trató de encontrar en su mente una imagen de las flores a las que se había referido, José Luís Gil se encogió de hombros y Gregorio inspeccionaba con la punta de los dedos el encaje de la funda de uno de los reclinatorios con un gesto entre la curiosidad y el astío.
- Rododendros?- Acertó a preguntar José Luís Gil, Isabel sonrió y abrió los brazos, volviéndose hacia el monumental altar.
Murales de flores de rododéndro y peonías, que recorran todos los rincones del templo, despojándolo del frío de la piedra y envolviéndolo en un manto cálido y rosa..- Expuso triunfal, su público miró en rededor tratando de hacerse una idea, sin llegar a ninguna parte, sólo Fernando alzó la vista hasta lo alto de la nave y suspiró hondo.
- Pues…no sé…
- Peonías?
- Dejadlo en nuestras manos….siguiente punto, la música…- Isabel cambió de tema, esta vez Gregorio se decidió a dar su opinión.
- Para mi es importante que suene el Himno…- Dijo mientras se balanceaba sobre sus talones, todos le miraron un instante, cada uno sacando su propias conclusiones.
- Qué Himno?- Preguntó Muca un tanto despistada, Gregorio no le concedió ni un soslayo.
- El Himno…- Repitió dándolo por supuesto, Isabel ladeó la cabeza levemente, entrelazó los dedos de las manos y sonrió con afilada dulzura.
- Qué casualidad, Gregorio, yo había pensado lo mismo…el Himno a la Alegría, saliendo de las gargantas del Coro de los Niños Cantores de Viena que estarían en la nave derecha…acompañados por la orquesta de Saint Martin of the Fields desde la nave izquierda, elevando la felicidad de los presentes por vuestra unión a las alturas…una idea magnífica…no creéis?- Expuso con profusión de gestos a izquierda y derecha, con calma, como solía hacer las cosas. Gregorio Hinojosa dejó de balancearse sobre sus talones y la observaba sin mover un sólo músculo de su displicente rostro, los padres de la novia se miraron y emitieron una especie de amago de risa, Fernando, por primera vez en mucho tiempo, se permitió un claro gesto de orgullo.
- De qué naves…estás hablando…?- Alcanzó a preguntar Muca, un tanto perdida, Isabel suspiró y cogiéndola del brazo, se alejó con ella por la nave central.
- Verás Muca…yo te explico..- José Luís y Gregorio las siguieron con la mirada.
- Lo quiero todo por escrito…- Le espetó Gregorio a Fernando, éste alzó una ceja y asintió con la cabeza, para luego pasarle su tablet.
- Firma aquí- Dijo escueto, Gregorio casi le arrebató con rabia el bolígrafo electrónico que Fernado le ofrecía y firmó dónde éste le había ordenado, para después alejarse a paso vivo por el pasillo central, José Luís observó un instante la altura de los ábsides.
- Una cosa…qué es un rododéndro?- Preguntó sin bajar la vista.
Brubaker
Manuma había tardado semanas en encontrar un sistema de seguimiento de Carolina Gil de Atienza, casi todos los eventos a los que ella asistía tenían que ver con temas femeninos como presentaciones de maquillajes o nuevas tendencias en complementos, a lo que también asistía un público masculino, pero nunca encontraba la forma de acercarse a ella para tomar contacto. La oportunidad le llegó de la mano de un evento culinario. „Si no las dejas“ era una empresa de catering especializada en comida vegetariana en todas su variedades, que ya tenía un nombre dentro del circuito gatronómico, y había organizado el evento para presentar su nueva carta de servicios y platos. Para hacer el acontecimiento, a su manera de ver, más ameno, los organizadores habían decidido repartir a los asistentes en tres grupos mixtos. Un grupo se ocuparía de preparar la cena, compuesta por tres platos y un postre, en una cocina a la vista con dos zonas de trabajo y fogones; un segundo grupo se ocuparía de montar las mesas y bancos en los que, los futuros comensales, se sentarían a degustar la cena; el tercer grupo, estaría encargado de hacer a mano los manteles individuales sobre los que después reposarían los platos, utilizando las técnica del crochet. Manuma, haciendo caso omiso de las directrices de separación en grupos, se integró en el grupo de montaje de muebles, de los tres, el que mejor se le daba. A Carolina, sin darle opción a otra cosa, la sentaron en las mesas redondas del crochet, junto a otras chicas que, desde el primer momento, inmortalizaron la labor en sus stories.
- Cocóon!…hooola!! qué guay que estamos juntitas, mi compi!- Exclamó una de ella dándole a Carolina un sonoro beso en la mejilla, dejándole los labios marcados, mientras grababa a ambas con una go-pro. Carolina sonrió y se saludó a si misma, fingiendo una irradiante felicidad de tener que hacer mantelitos de crochet. Además, ella se llamaba Carolina. No Cocón. Y cada vez que alguien la llamaba así, un alfiler se le clavaba de repente en la planta del pie.
-Carolina Gil, mi amor, yo creo que nuestras cartas astrales deben ser parecidas o algo….Lorena, déjame sentarme junto a ella..no me quites pas, no me quites pas…- Quien así se presentó era Zeltia Amorós, acompañada de sólo tres personas de su séquito y su cuñada Rita, quien filmaba el techo con su móvil sin sacarse las gafas oscuras. La tal Lorena, se levantó del asiento que hasta entonces había ocupado junto a Carolina, y Zeltia se sentó en él dando un resoplido, mientras dejaba su siempre enorme bolso en el suelo. Carolina sintió unas ganas terribles de abrazarla, pero se limitó a acariciarle el brazo y respirar por fin hondo, no sabía porqué, su presencia representaba para ella la calma inmediata.- Y aquí qué se hace?- Y con un golpe de melena, levantó las manos en el aire, observando escéptica los instrumentos y las lanas para crochet que había ante ella.- Están de coña?- Sentenció mirando a Carolina sin creérselo, ésta asintió con la cabeza como quien da todo por perdido, al tiempo que intentaba envolver el hilo en sus dedos como se explicaba en un papel pegado sobre la mesa con las instrucciones.
Manuma aprovechó que había que llevar unas sillas ya montadas a la zona donde estaban las mesas de crochet, para acercarse a la mesa donde Carolina estaba e interesarse por lo que estaban haciendo, en un intento de trabar contacto, como quien arroja una soga desde un barco para atracarlo con la esperanza de que alguien en el muelle la recoja.
- Y por aquí…qué se cuece?- Preguntó mientras se arremangaba mejor las mangas de la camisa, que había tenido que recoger para poder montar mejor los muebles. Zeltia le miró fingiendo un inmenso aburrimiento y le mostró lo que llevaba hecho.
- Mantelitos de crochet….- Descubrió sin ánimo alguno, él levantó las cejas e iba a decir algo, cuando una chica que pertenecía a la organización del evento se acercó a la mesa portando una tablet y una estudiada felicidad, que pretendía irradiar con una flamante sonrisa de carmín.
- Qué tal niñas?! Cómo van esos mantelitos?!….vuestros compis de la cocina están casi listos y a las mesas les queda poco…sólo faltáis vosotras para que podáis participar!- Exclamó moviendo las manos como queriendo dar prisa, Manuma la miró descreido.
- Entonces si no hacen los manteles no comen….o qué?- Preguntó, Zeltia no pudo contener una carcajada, Carolina le miró y también rio, todavía no había logrado ni una sola vuelta, el resto de chicas cesaron en su actividad y se volvieron hacia la mujer que acababa de llegar, preguntándose de pronto lo mismo. La sonrisa de la mujer, por un momento desapareció de su maquillado rostro, y pretendió atraversar a Manuma con la mirada, pero éste le sonrió canalla de vuelta, alzando una ceja.
- Los mantelitos…osea…a ver…la comida vegetariana…- Comenzó ella, varias veces, sin hilo coherente, Manuma no esperó a que lo encontrase y dio un par de palmadas.
- Quién quiere ayudarme con las mesitas auxiliares?- Preguntó de pronto, y todas las participantes levantaron la mano entre risas, él, sin embargo cogió la mano de Carolina y la ayudó a levantarse de la silla al tiempo que hacía una especie de reverencia.
- Enhorabuena a los premiados….- Saludó, y con la misma se alejó con ella de la mano hacia la zona de montaje, mientras el resto les seguían estupefactas con la mirada.
- Pues yo no me voy sin comer….mando a alguien a un chino y los tienen fijo…así que ya me dirás..- Le espetó acto seguido Zeltia a la mujer de la organización, dejando el crochet sobre la mesa, la mujer se arregló el pelo y sonrió buscando la amabilidad en algún lugar.
- No hace falta…la comida ya está casi…- Alcanzó a contestar.
- Me salvaste la vida…se me da fatal todo lo que es tipo pretecnología, sabes?…yo soy más de montar cosas, pero me ponen siempre a coser o tricotar, el otro día a pegar estrellitas en una pared….a todo esto..yo soy Carolina- Explicó Carolina de camino hacia el otro extremo del local, Manuma sonrió.
- Yo soy M..Pablo, Pablo …- Repitió, si bien él solía tener muchos, todavía no se había acostumbrado a éste.
- Pablo Pablo..- Bromeó ella, él negó con la cabeza.
- Llanos Brubaker…Pablo Llanos Brubaker- Aclaró, ella le miró un tanto sorprendida.
Brubaker?…de qué me suena a mí Brubaker?…- Para entonces ya habían llegado a la zona de montaje, y Manuma no tuvo que dar más explicaciones.Pasaron el resto de la tarde juntos, primero montando todo tipo de mesas y después como compañeros de mesa en ininterrumpida y animada conversación, entre risas y bromas. Ya en los postres, se intercambiaron los números de teléfono y direcciones de Instagram correspondientes, y se hicieron una foto, fingiendo seriedad, mostrando un mantelito de crochet a la cámara. Un grupo de gente vino entonces a buscar a Carolina, y se despidieron con dos besos. En cuanto ella se fue, Manuma aprovechó para también abandonar el evento por otra puerta y mandar la foto a Isabel.
„La pica ya está en Flandes“- Escribió.
„No pares, sigue sigue…;) „- Contestó ella, él rio y respiró hondo, después buscó en google un lugar en aquella zona donde poder cenar.Volvieron a coincidir tres días después en un local de copas y conciertos. El grupo que amenizaba la noche se llamaba „Cañaveral“, y estaba compuesto por seis chicos de edad indeterminada, en vaqueros y camisetas polo de distintos colores , tres de ellos estaban sentados con una guitarra. El local estaba atestado de gente, sobre todo chicas muy jóvenes, que se conglomeraban delante del pequeño escenario a la espera de que „Cañaveral“ comenzasen a cantar. Cuando esto ocurrió, todo el público asistente prorrumpió en ovaciones, gritos y silvidos, al tiempo que coreaban a coro la canción. Manuma jamás había oído hablar de ellos, ni escuchado la canción que, según parecía, era todo un éxito. Localizó a Carolina en uno de los laterales, con un grupo de chicas, y se acercó avanzando a través de la multitud cantante.
- A mí, personalmente, me parece una canción de catequesis…- Le susurró al oído, Carolina soltó una carcajada y se volvió hacia él, alegrándose sobremanera de verle.
- Brubaker! Qué cosas tienes!- Rio, él le correspondió entregándole un cocktail adonado con una sombrillita, que ella aceptó encantada. No se separaron en todo el tiempo en que el grupo de ella permaneció en el concierto, y después hizo por coincidir de nuevo en otro local donde una marca de Gin promocionaba sus combinados. Llegaron a la conclusión de que ambos visitaban el mismo gimnasio, y quedaron de verse en la presentación del nuevo programa de Siclo que éste ofrecía al día siguiente. Manuma, una vez ella se fue, optó por ir a pasar la noche a la casa de Filigrana, que le quedaba más cerca.
Rodondéndros
Filigrana, ataviada con un kimono rojo con dragones rampantes verdes y el pelo recogido en un moño, preparaba café en su cocina, que ahora parecía sacada de un catálogo por lo limpia y ordenada, mientras tarareaba algo incongruente y al tiempo hacía como si tocaba la batería, tan enfrascada estaba en su performance que no se percató de la entrada de Manuma en la cocina.
- Necesito una gelocatil- Filigrana soltó un chillido y se volvió blandiendo una cuchara, ante ella, un Manuma en boxers, el pelo revuelto y los ojos cerrados, se apoyaba en la nevera más dormido que despierto.
- No recuerdo haber frotado ninguna lámpara anoche….pero mi deseo se ha cumplido igualmente…los gelocatiles están en el aparador…o estaban, sólo Dior sabe dónde los ha puesto Pavlova…- Explicó señalando un mueble con la cuchara- solo o con leche?
- Se puede meter el café en vena?….
- No, pero un tazón de solo bien negro equivale…
- Yo no lo entiendo…
- El qué…
- El sábado jarana, el domingo karaoke con copas y jarana, el lunes inauguración de un local con copas, otra vez, el martes otra inauguración y jarana, el miércoles charla, comilona y jarana, ayer concierto insufrible y copas, hoy me toca Siclo y creo que un taller de zapatos o algo así….yo no doy…no doy…-Se quejó Manuma, sentado a la mesa de la cocina y escondiendo la cara entre sus manos, Filigrana rio y se sentó frente a él abriendo un paquete de sobaos.
- Tú come…que estás en mala edad…- Manuma le miró por entre los dedos.
- Comer? Pretecnología, manduca y copas…todo el rato….y un aburrimiento…
- Por Dior, Manuma! Ya será menos…- Manuma se incorporó en la silla y suspiró tratando de abrir los ojos.
- Fili
- Mande
- Por qué dices siempre „por Dior“?- Filigrana giró los ojos y desenvolvió un sobao con toda delicadeza, partiendo un trozo.
- Porque primero está Christian Dior..y después el resto de las cosas..- Confesó llevándose el trozo del sobao a la boca al tiempo que le guiñaba un ojo, Manuma rio y se levantó a poner el café, que acababa de subir.En eso le llegó a Filigrana un mensaje al móvil que les había dado Isabel.
- Pilar…“A las doce en San Venancio“…si le contesto „yo no me caso contigo ni drogá „ es capaz de darme dos hostias virtuales…en fin…OK…qué coño se nos perderá en San Venancio…y sobre todo DÓNDE …está San Venancio- Filigrana, hablando más para si, que para nadie más, deslizada sus manicurados dedos por la pantalla achinando los ojos- Jacinta…tienes que ir al oculista…
- Si quieres te llevo….sé donde queda…- Manuma, que se había vuelto a sentar, mojó dos sobaos en el café y les dio un enorme mordisco, Filigrana levantó las cejas y pareció dudar un instante.
- Si tal hasta me confieso…
Hubo un tiempo en que la iglesia de San Venancio había estado en medio de la nada. Ahora estaba rodeada de edificios por todas partes, menos por una, por la que discurría la calle de dirección única que le daba acceso. Era un edificio cuadrado, sin florituras y un parco campanario, la puerta, de dos hojas, estaba cerrada, y ante ella, esperaba Pilar, con un traje pantalón tipo levita y abrigada por una amplia capa y un gorro de angora negro. Filigrana salió como pudo del Smart azul cobalto en el que la había acercado Manuma, quien tras saludar a Pilar con la mano, continuó camino y se perdió calle arriba.
- No hace falta hacer yoga….basta con hacerse con un smart…- Sentenció Filigrana arreglándose su amplio abrigo camel que le llegaba hasta casi los tobillos, además se había recogido el pelo en un moño bajo y escondía sus ojos tras unas gafas a juego con el abrigo y los zapatos,colgado del brazo, su eterno bolso negro. Pilar la miró un instante de arriba abajo.
- Pareces mi profesora de latín- Piropeó, Filigrana sonrió y le envió un beso.
- Yo también te quiero, María del Pilar.
- Idem
- Y quieres que te acompañe a misa…o cómo?
- No coño, a encargar rododéndros.
La iglesia estaba en penumbra y parecía vacía, ambas mujeres avanzaron por el pasillo central hacia el altar mientras miraban a su alrededor descubriendo que, si bien por su aspecto externo no lo dejaba ni entrever, parecía sacada de un cuento. Con murales de flores y guirnaldas en suaves colores, y bancos de madera clara, que ayudaban a paliar la oscuridad, el altar era sencillo, como las figuras de los santos que, a veces, se adivinaban tras alguna columna. Y allí, junto al altar, vislumbraron la figura de una persona que parecía colocar unos jarrones.
- Buenos Días….perdone…- Comenzó Pilar alzando un poco la voz, que hizo eco y se agrandó como si lo hubiese gritado a los cuatro vientos, la persona que trabajaba en el altar, se volvió y tras bajar los dos escalones, se acercó a ella, era un hombre ni muy alto ni muy bajo,en vaqueros y camiseta azul marino, de complexión delgada, pelo corto y expresión amable en un rostro tranquilo, que caminaba hacia ella mientras se secaba las manos a un trapo. Y Pilar, justo en ese momento, lo supo. Supo que se casaría con ese hombre, en esa misma iglesia, que su vestido sería beig perla y sus zapatos de charol rojo, que tendrían niñas y serían tres, y que ella le llamaría papá a él y él a ella alelí. Pero de todo eso, el hombre, todavía no sabía nada, él llegó hasta ella sonriendo tranquilo. Y la cabeza de Pilar, por primera vez desde que sabía pensar, se quedó vacía.
- Hola, Buenos Días, en qué puedo ayudaros?- Preguntó el hombre, dirigiéndose a ambas, Fili, que se había quedado un poco retrasada observando una hornacina con un santo de rodillas, esperó a que Pilar dijese algo, pero a la vista de que parecía haberse quedado muda, se acercó con su mejor sonrisa sin saber lo que se suponía que tenía que decir.
- Hola Buenos Días….Ave María Purísima…
- No..yo no soy el párroco…soy el florista….Severo Aguirre, encantado- Se presentó el hombre ofreciéndole la mano, que Fili estrechó, ambos miraron entonces a Pilar, que a su vez miraba a Severo sin parpadear ni moverse un ápice.
- Verás Severo, nosotras necesitamos rododéndros…no es así Pilar? O cómo?- Se atrevió a comenzar Fili dándole un pequeño codazo, Pilar suspiró hondo y la miró fugazmente.
- Qué?
- Los rododéndros…
- Qué rododéndros?- Fili la miró por encima de las gafas.
- Si te va a dar un parraque dilo ya…- Severo, que las miraba a ambas carraspeó.
- Yo tengo un vivero de rododéndros…si eso lo que queréis saber…- Aclaró, Pilar miró a Fili con una expresión que nunca antes le había visto, casi beatífica.
- Tiene una vivero, Fili, te das cuenta?- Filigrana abrió mucho los ojos y se colocó bien las gafas, luego se decidió a tomar la iniciativa.
- Pues…enhorabuena Severo, creo que esto es el comienzo de una bonita amistad- Anotó mirándolos a ambos alternativamente- …y..tienes diez minutos? necesitamos explicarte algo.
- Además es detallista, me pasa a buscar mañana para llevarme al vivero..- Comentó Pilar ya en el Uber, camino del centro, Fili, junto a ella, se quitó las gafas y se apretó el puente de la nariz.
- Qué susto por Dior…pensé que te caías allí…en plan el crío de El Resplandor…
- Y esa voz…como de Valium…- Fili la miró escéptica, pero no dijo nada- y el nombre, Severo…
- Yo, ese nombre, siempre lo asocio con Ochoa…siempre…qué quieres que te diga…
- Severo Aguirre…le voy a enviar un mensaje para que se pase antes y así desayunamos, porque, joder, tampoco vamos a ir a un vivero sin desayunar digo yo…- Y acto seguido sacó su móvil del bolso y comenzó a deslizar los dedos por la pantalla, Filigrana sonrió, suspiró profundo y perdió su mirada en la ventanilla.
- No..si cuando llega así, de esa manera…
Gregorio
A Gregorio Hinojosa Valcuende ya no le paraban los taxis. Si en una única cosa habían coincidido todas las compañías de taxis de la ciudad, que difícilmente se entendían entre si, era en declararle „persona no grata“. Tampoco Uber. Daba igual cuál conductor clicase. No aparecía. Lo habían hecho al principio. Pero después se habían cerrado en banda. Él, personalmente, no entendía la razón para tanto despropósito. A su entender, todos ellos ofrecían un servicio, y él estaba en su derecho de no abonarlo si no lo consideraba a la altura de sus espectativas. Tan simple como eso. A la vista de que no iba a ser posible hacerles entrar en razón, había contratado un chofer. El de aquella tarde hacía el número diez. El último le había durado cuatro días, todo un record, teniendo en cuenta que los los otros sólo habían aguantado dos.
Gregorio Hinojosa, una vez, había sido atractivo, incluso había tenido gancho para las mujeres. Ahora no podía decirse que no lo fuera, pero su pelo, antes una indomable mata negra, ya no era lo que era, y lo tenía que llevar peinado hacia atrás con gomina para camuflar su falta en algunas zonas. Además, su nariz, antes casi apolínea, se había ido curvando sin saber él muy bien porqué y tenía ojeras, si bien podía presumir de dormir como un tronco las horas suficientes. Su displicencia hacia todos aquellos que, como él, habitaban el mundo, se reflejaba en un perenne rictus de hartazgo, que, a veces, combinaba con una sonrisa irónica, pero sólo a veces, Gregorio Hinojosa no se caraterizaba por su sentido del humor.
Aquella tarde había quedado de pasar a tomar café a casa de su prometida, para tratar algún asunto de la boda y verla. Podían pasar semanas sin que eso ocurriera, y él no tenía ningún problema con ello, sólo que ahora, con los preparativos de la boda, su futura suegra se empeñaba en querer tomar café al menos una vez a la semana. Y él se consideraba una persona sociable.
- Sólo estaré dos horas, como máximo tres, así que espéreme a pie de puerta para entonces…- Ordenó al chofer antes de bajarse del coche, el hombre sentado al volante pareció no inmutarse- Me está usted escuchando, gilipollas?- Insistió empujandole con el pie el asiento, el hombre se volvió, se sacó unos earpods de los oídos y le miró como preguntado qué deseaba.- Es usted imbecil o se cayó de cabeza al nacer?…en dos horas aquí delante…- Y con la misma salió del coche cerrando la puerta con fuerza. El chofer volvió a colocarse los earpods y se incorporó al tráfico sin inmutarse. La chica del servicio que le abrió la puerta, como respuesta a su Buenas Tardes, recibió, sin más, de mala manera, su abrigo y su bufanda estampados en los brazos y él continuó camino del salón sin ocuparse más del asunto.Muca se incorporó del sofá al verle entrar y se acercó a él a darle dos besos y un abrazo.
- Goyo! Qué bien que has venido! Caro…ven, dile hola a Goyo..- Invitó, Carolina, sentada en uno de los sillones hojeando una revista, la dejó a un lado y se acercó al que iba a ser su marido como quien se acerca a un perchero, pero con menos interés. Goyo le dio dos besos en el aire, y se sentó en otro de los sillones.Otra de las chicas del servicio trajo una mesita rodante con café y pastas, que Muca sirvió al gusto de cada uno.
- José Luís viene ahora, está atendiendo una llamada…
- Cuando venga, os tengo que enseñar algo que traigo aquí- Y les señaló una funda de tablet- el pasado julio fui con un viaje organizado a recorrer los Castillos del Loira, y quiero que Caro vea las fotos y los videos que hice, porque creo que sería un destino perfecto para la luna de miel…- Explicó, Carolina parapadeó lento e intentó sonreír, sin conseguirlo.
- Qué ilusión, Caro! Michi estuvo también hace tiempo y llegó encantada…- Se maravilló Muca dando una palmada, Carolina dejó su taza de café sobre la mesita, pero continuó en silencio. En cuanto llegó su padre, la sentaron entre Muca y Gregorio, y éste pasó a explicar un total de trescientas cincuenta fotos y setenta vídeos que tenía guardados en el dispositivo. Hubo un momento en que a Caro casi se le fue la cabeza en un golpe de sueño, pero consiguió reponerse a tiempo. Poco después le sonó el móvil.
- Ya atenderás….fíjate qué almenas, qué maravilla…- Comentó Muca, pero el teléfono no paraba de sonar- Ay hija por Dios…a ver quién es?- Carolina se incorporó por fin y atendió la llamada. Zeltia Amorós. Casi dio un salto en el aire de alegría, pero lo maquilló en una carcajada de alivio.
- Zeltia necesita urgentemente mi ayuda, mamá…tengo que irme…Gregorio, precioso el Loira…bueno…adiós- Y sin más abandonó el salón lo más rápido que pudo antes de dar oportunidad a nadie de decir nada, Muca llegó a incorporarse, pero sólo escuchó el eco de la puerta principal al cerrarse. Y Gregorio prosiguió con su relato, como si nada hubiera pasado, porque él siempre acababa todo lo que empezaba.
La Noche D
- Es que no sé…
- Que no sabes qué?
- Que soy una mujer lo sé, desde que puedo pensar vamos, lo tengo clarísimo….pero lo otro ya es otra cosa…
- Lo otro…
- Lo de operarme, ay mira chica…no soporto el dolor, ni las agujas, ni poner tiritas…imagínate semejante operación….el otro día me dio un ataque de ansiedad sólo de pensarlo…
- Pues no te operes…
- Es que luego está la presión, sabes?…que te vas a sentir mejor, que corresponde cuerpo y mente……yo no lo veo….estoy bien así…..y el Impertinente también..
- Quién es el Impertinente?
- El que llevo colgado, hija, piensa un poco…
- Te presento a Catalina…- Filigrana soltó una carcajada.
- En serio?- Pilar afirmó orgullosa con la cabeza.- Y luego está el después…
- Qué después…?
- Pues el después, chica….ese después….
- Qué le pasa?
- Que no es lo mío…que quieres que te diga….no saber qué pasa después…
- La respuesta está en el fondo del mar….seguro
- Yo soy más de secano….y de vestuarios llenos de testoterona…qué quieres que te diga, sería feliz de utillera…
- Con esas pestañas causarías furor….- Filigrana arqueó una ceja y la miró irónica.
- Me consta, cariño, por eso el vestuario viene a mí…cómo te lo explico?- Esta vez fue Pilar quien soltó una carcajada.
- Y se te ocurre contármelo ahora…tú buscas la ocasión
- Ni en el Campeonato de Europa estuve tan nerviosa….
- Todo va a salir bien…
- Y eso quién lo dice?
- Severo a las plantas…y no veas como le crecen…
Pilar…creo que te está faltando oxígeno…o algo..-Estaban sentadas dentro del coche que las había llevado hasta el Organza. Por fin había llegado LA noche. Elodie les había asegurado que todo el que tenía que haber sido invitado acudiría y que estaba segura de que acabaría por llegar a ser nombrada en los libros de historia. Por algún motivo,que ninguno de los miembros de Mirloblanco se había planteado preguntar, ella se había presentado voluntaria para ser la persona encargada de llevar la supervisión del montaje de la fiesta en el Organza acudiendo casi a diario hasta aquel lejano lugar para asegurarse de que todo iba a salir según lo planeado. Pilar y Filigrana se habían limitado a pasarle listas de asistentes, música a poner, o tipos de bebidas que debían estar presentes. Del resto se había ocupado Elodie. Pilar bajó la ventanilla, el parking ya estaba casi lleno y numerosos grupos de mixtos de gente caminaban ya hacia el edificio del Organza, desde la cubierta del cual salían haces de luz lila que se cruzaban en la oscuridad del cielo.
- Ya es hora…ven- Indicó abriendo la puerta del coche, Fili la siguió. Estaban arreglándose los vestidos que habían elegido para tal ocasión, cuando la bocina de un autobús las hizo volverse. En total fueron cinco autobuses, desde uno de ellos las saludaron varios mariachis muy sonrientes mostrándoles los guitarrones. Fili y Pilar se miraron.
- Pero…a qué gente ha invitado Eladio?- Se preguntó Fili tratando de entender lo que acababa de ver.
- Jacinta!- La voz de Arturo la hizo volverse como quien hubiera escuchado un fantasma, Arturo, en chaqué y pajarita, se acercaba seguido de todo su equipo, a cada cual más elegante, Filigrana se llevó la mano al pecho sin dar crédito.
- Arturo?…eres tú…o me acaba de caer algo en la cabeza?- Preguntó todavía sin creérselo, Arturo suspiró y le ofreció su brazo.
- Creías que te iba a dejar sola en tal jarana…o qué?- Preguntó negando con la cabeza y dirigiendo sus pasos hacia el edificio.
- Bueno..- Acertó a decir Fili, todavía sin creérselo.Pilar se cogió del brazo de otro miembro del equipo y les siguió.
- Todo va a salir de puta madre…
A Filigrana la despertó el sonar de un móvil. En algún lugar. Ella estaba en el suelo de lo que una vez había sido su salón, envuelta en un mantón de manila, con una bolsa de hielos tapándole la cabeza. A su alrededor, un paisaje devastado de enseres, cojines, mantas, ropas, vasos, botellas,latas, platos, cacerolas, cajas de pizza vacias, confetti, purpurina, plumas,guitarrones y cuerpos semi escondidos entre todo ese maremagnum sobre los sofás y por las islas libres que habían quedado en el suelo. Filigrana extendió su brazo izquierdo y palpó alrededor en busca del irritante móvil, pero sólo alcanzó las cuerdas de un enorme guitarrón, lo intentó con la otra mano, y lo encontró debajo de una montaña de boas de fantasía. Se lo llevó al oido sin apartar la enorme bolsa de hielos.
- Qué..qué pasa?…- Su voz le sonó como una gruta oscura y profunda-..ya…bien…vale…pero…espera..una cosa…se lo folló o no?…ALELUYA!…-y colgó la llamada- Pavlova se lo folló gente!…Voy a llorar…- Sólo le contestó un murmullo indistinto y una par de toses.
Física y Química
Eventos, clubes, desfile o aledaños, conciertos sufribles o insufribles, sesiones de siclo, presentaciones, exposiciones, pinchos, teatros, carreras solidarias, catas de vinos, catas de quesos, catas de menús, entregas de premios, inauguraciones, brunches privados, brunches públicos, talleres de comida sana, talleres de comida baja en carbohidratos, talleres de comida con quinoa, talleres de factura casera de muesli, comidas solidarias con los pueblos oprimidos, cenas contra la guerra, la noche del Gin, charlas sobre la soledad del que camina solo, charlas sobre la alegría de sentirse parte del grupo, charlas sobre libros de autoayuda, charlas sobre el tú y el yo convertidos en nosotros, charlas sobre la maternidad, charlas con niños, charlas sobre partos naturales,charlas sobre cesáreas, charlas sobre pañales de tela, talleres sobre el lavado a mano, muestras de fotografías aéreas, encuentros- escuela para aprender a comprar yogures, partidos de Copa, partidos de Liga, carreras de sacos por Sudán, talleres para logar la risa perfecta.
Manuma acudió a todos y cada uno de estos actos, para labrarse un lugar en el círculo de Carolina Gil de Atienza. De forma que, igual hacia dónde ella mirase, él estuviese siempre en su campo de visión. Había logrado tener con ella un trato casi diario, y podía decirse que había conseguido hacerse su amigo, si bien en el mundo en el que Carolina Gil de Atienza se movía, eso, hacía tiempo que había perdido su sentido original. Pero algo fallaba, algo hacía que la situación se estancase en un limbo del que parecía imposible salir.
- Entonces tú de cuál eres del Madrid o del Atléti..?- Preguntaba interesado un chico junto a él, para tomar después un trago de su combinado, Manuma le miró y sonrió.
- Yo he sido siempre de los Lakers…si me disculpas…- Y dejando al otro sacando su propia conclusión, se alejó entre la multitud que asistía al acto „Infancia y Juventud: Futuro“. Localizó a Carolina al fondo, donde en breve „Cañaveral“ amenizaría la velada con sus guitarras. Ella estaba con su grupo, que ahora era más grande, ya que la gente de la agencia que llevaba sus cosas la seguía a todas partes y no la dejaba ni a sol ni a sombra, lo que hacía la misión de Manuma cada vez más complicada. La saludó con la mano, y ella le devolvió el saludo con una sincera sonrisa, animándole a acercarse. „Cañaveral“ salió al escenario entonces, y una ola de asistentes al acto les engulló, al tiempo que las guitarras comenzaban desliar la canción que les había hecho conocidos, y Manuma había acabado por detestar. Y la multitud comenzó a corearla, y a levantar sus móviles para crear un paisaje de estrellas. Manuma miró hacia Carolina, ella tampoco coreaba la canción, ni había levantado su móvil, aprovechando que estaba oscuro, observaba el escenario con los brazos cruzados y claro gesto de aburrimiento.Entonces Manuma lo supo. Tenía que llevar aquello a su terreno. Como él sabía hacer la cosas. Y, sin más, la cogió de la mano y, aprovechando la oscuridad y densidad de público, se perdió con ella hacia la puerta de salida.
- A dónde vamos?- Preguntó ella riendo cuando alcanzaron la calle, él la miró y accionó el dispositivo de apertura de su coche, que, milagrosamente, había logrado aparcar justo enfrente.
- A romper la noche…
No necesitaron invitación, ni tarjeta de socio, ni estar inscrito en lista alguna, para acceder al local. Tampoco era obligatorio hacer crochet. Sólo había que tener ganas. Y moverse con la marea al ritmo, dejándose llevar, en el calor y sudor, con su física y su química, también su anatomía, la cerveza y el tequila. Popiwa, sobre el mismo ladrillito. Callao, callao, pero gritando eoo, ni malos ni santos, moviéndose sin contrato. Malamente. Con el prum, pum-pum-pum-le-echaron cinco-dollar’-de gasola-y-lo’ 15-que-sobraron-son-de-ron-con Coca-Cola. Subiendo y bajando, prestándolo, pero no dándolo, cada loco con lo suyo. Felices todos, haciéndolo to el rato, disfrutando y sintiendo el impacto. Yo me la invento, como Einstein en su momento, y de la gravedad fueron el centro.Y apenas salió el sol se fueron corriendo, sin pensar en lo que estaban haciendo. Tratrá.
- Carolina…Carolina…- Muca había abierto las cortinas y las persiana, y trataba de despertar a su hija, quien dormía profundamente tapada hasta la cabeza con el edredón- Carolina!…No sé dónde os metéis…pero después no hay quién saque el olor a humo…ni que te hubieras deslizado por una chimenea….y esta ropa?…Carolina!- Carolina accedió a destaparse la cabeza, pero fue incapaz de abrir los ojos- Ese pelo…voy a tener que hacerte trenzas…bueno, alguien, yo no sé…voy a llamar a Isa a ver si puede hacer algo con tu cara hoy…levántate y dúchate tienes prueba a las nueve…- Y se fue mientras llamaba por teléfono. Carolina se tapó un ojo, y así pudo abrir el otro. Achinándolo mucho consiguió ver la hora en su despertador. Eran las siete. Había dormido justo cuarenta minutos. Había entrado por el garaje, y usado la puerta de servicio. Se tapó la cara con las manos y rio. Nunca antes había sido tan agotadoramente feliz.
A partir de entonces, Manuma y ella siguieron siempre el mismo sistema. Quedaban en un acto multitudinario, ella mandaba whatsapps contradictorios a varias de sus acompañantes de forma que siempre estaba con una y con ninguna, y desaparecían. Después él la dejaba delante de la puerta de los garajes, y ella perfeccionó su técnica de entrada en su casa, hasta conseguir no hacer ruido ni al girar la llave.
- „Y a mí me gusta la parranda…A mí me gustan las mujeres…Escucharme una buena banda…Y darle gusto a mis placeres“- Cantaba Manuma poniendo acento mejicano mientras la hacía girar y girar, Carolina reía tratando de no perder el equilibrio, cosa que casi hace, pero Manuma la sujetó a tiempo, aprovechando para atraerla hacia si, ella le miró riendo tratando de que su cabeza dejara de dar vueltas, y la risa de ambos se fue amainando, al tiempo que sin palabras llenaron el silencio que se hizo entre ambos. Entonces Manuma, respiró hondo y la soltó de repente.- Me tengo que ir…
- Ahora..?
- Sí…te llamo…- Y sin más se alejó corriendo. Carolina, sin entender su reacción, aún le llamó, pero él desapareció muy rápido al final de la calle. Ella miró alrededor, su casa no estaba lejos y ya estaba amaneciendo, así que dirigió sus cansados pasos hacia allí. Miró un par de veces hacia atrás, pero Brubaker no regresó.
The show must go on…
- No puedo
- Que no puedes qué?
- Hacerlo…yo me bajo en marcha, lo siento Eladio macho pero…
- Pero qué te pasa…o mejor qué no te pasa..?
- Me es imposible…
- En el Ambigú esta noche a las diez y media…
- Pero es que …
- En el Ambigú a las diez y media…- Y colgó. Manuma maldijo y continuó caminando calle abajo sin dejar de maldecir.
Cuando Manuma llegó al Ambigú a la hora tratada, se topó con una multitud de gente que ocupaba toda la acera y parte de la calle. Estaba planteándose dar media vuelta, cuando Eladio, hoy una Elodie en traje pantalón rojo y beig con echarpe de bisón, se presentó ante él acompañada de Isabel y Fernando.
- Está petao..- Alcanzó a decir Manuma, casi a modo de excusa señalando la entrada del local, Elodie se colocó mejor el echarpe de bisón, corrigió la postura y cogiendo del brazo a Fernando se dirigió a su objetivo.
- No para nosotros…seguidme- Afirmó mientras avanzaba, Isabel cogió del brazo a Manuma y la siguió.Si Moisés fue capaz de abrir las aguas del mar para dar paso a su gente, Eladio hizo lo mismo con la multitud vociferante ante el Ambigú. Ninguno de sus acompañantes acertó a saber cómo.Dentro del local la situación no era mejor, apenas se podía avanzar. Eladio los guió hasta una de las tribunas que rodeaban la platea central, ahora tomada por una masa impenetrable de público, y logró alcanzar la barandilla.
- Fili actúa ahora! Después la buscamos!- Gritó hacia los tres, quienes asintieron mientras trataban de no ser aplastados contra la barandilla.Y de pronto se hizo una oscuridad total. Que provocó un grito multitudinario de espectación, al que siguió el más absoluto de los silencios.Un único y potente haz de luz iluminó entonces una figura en el escenario. Era una mujer alta, vestida con un petticoat azul cielo que brillaba como mil estrellas,subida a unos tacones a conjunto y con una media melena caoba pulcramente recogida en una diadema a juego con el vestido. Con las manos en las caderas, miró un instante con gesto desafiante al público, que permanecía aún en silencio sepulcral. Entonces Salvatore Adamo atronó la sala con „Mis manos en tu cintura“, y la mujer comenzó a mover las caderas sensualmente al ritmo mientras cantaba en play-back la letra, escenificando lo que ésta decía de una forma melosa y candente a partes iguales dándole un nuevo y erótico sentido, llegado el estribillo „Y mis manos en tu cintura/pero mirame con dulzor/porque tendrás la ventura de ser tú mi mejor canción“ innumerables brazos masculinos desnudos surgían de la oscuridad y la recorrían anhelantes, hasta „mejor canción“ momento en el que volvían a desaparecer como por arte de magia a un golpe de sus caderas. Toda la coreografía era imitada al milimetro por todo el público, que hacía perfecto coro a Salvatore Adamo.Tras el último acorde explotó una inmensa nube de purpurina dorada, que cuando se deslió descubrió la presencia de una figura masculina vestida de futbolista, de melena paje rubia sujeta por una diadema roja y con un balón de reglamento bajo el brazo, que acto seguido comenzó a mover las caderas al ritmo de „La Bambola“ de Patti Pravo. El clamor y la reacción física del público fue tal, que el local pareció temblar en sus cimientos, el clamor fue a más en el momento en el que dos empleados secuestraron a un hombre del público y lo subieron al escenario, para ser él el objeto de la furia del futbolista.Elodie hizo una señal al resto para que le siguiesen. Un empleado, vestido de grana y oro, les dio paso a las bambalinas, abriéndoles la puerta de acceso, después de que Elodie le dijese algo al oido. Si bien el volumen de gente era menor, también aquella parte del local bullía en actividad. Abriéndose paso a duras penas a través de atestados y vociferantes pasillos, alcanzaron el camerino de Filigrana. La encontraron ya sin traje, sólo ataviada con unas mallas color carne, como las utilizadas por los bailarines de ballet, muy ceñidas, estaba bañada en sudor y en el momento en el que el grupo hizo su entrada, estaba bebiendo a morro de una botella de dos litros de agua mineral, bajo la atenta mirada de Pavlova. Cuando Filigrana se percató de su presencia, dejó de beber y lo que quería ser una sonrisa de bienvenida, se congeló antes de llegar siquiera a producirse.
- Quién ha muerto?- Preguntó, a tenor de las caras de los cuatro.
- No puedo..- Confesó Manuma, apoyado contra uno de los armarios, con los brazos cruzados y evitando mirar al publico que le observaba, esperando una explicación.
- Que no puedes qué..?- Preguntó Filigrana, para tomar después un trago largo de la botella, Elodie se sentó en uno de los sillones y dobló el echarpe de bisón sobre las rodillas.
- No puede entrarle al Mirlo…
- Pues a mí me parece muy mona ella…- Comentó Filigrana quitándose una pestaña postiza que se le estaba cayendo, Manuma negó con la cabeza y les miró por fin.
- No es eso…no puedo y ya está…no soy capaz, nunca me había pasado antes…no puedo…
- Entrarle a una tía o qué?…no lo entiendo…tú…para más inri..- Comentó Elodie sin salir de su asombro, Manuma miró un momento al techo.
- No, no es eso…cuando estoy con ella, no sé, no soy yo…soy de otra forma…y no lo puedo controlar…no sé lo que me pasa…- Filigrana sonrió contra el morro de la botella.
- Lo que te pasa es que te has encoñao…- Dictaminó, el resto y Manuma negaron con la cabeza y un comentario indistinto.
- Es que ni eso…no puede nada de nada…yo no me lo explico..- Elodie se pasó las manos por la cabeza, Pavlova, que se había mantenido al margen, de pie tras Filigrana, sonrió con dulzura y se atrevió entonces a comentar algo, Elodie levantó las cejas- Pavlova dice que es porque estás enamorado.Manuma les miró sin entender lo que querían decir, Isabel, apoyada en la puerta del camerino, se adelantó un paso.
- No eres tú, no sabes lo que te pasa, no eres dueño de tus actos…estoy con Pavlova, tú te has colado por Carolina Gil de Atienza- Explicó con calma, como siempre solía hacer las cosas, Manuma parpadeó lento y se encogió de hombros, mirándoles alternativamente sin saber de qué estaban hablando.
- Manu por Dior, es que nunca te has colao por nadie?- Preguntó Filigrana casi riendo, Manuma volvió a encogerse de hombros y negó sinceramente con la cabeza, Isabel se llevó la mano al pecho, miró fugazmente a su alrededor y su rostro formó una expresión de dulce compasión.
- Oich qué bonito!…Eso que sientes es amor mi vida, nada más y nada menos. Tú primer amor…- Explicó palpándose la zona del pecho donde se encontraba ese caprichoso órgano.
- Que es el peor….y el que peor pega…Ramiro se llamó el mío….era altísimo ahora que caigo….- Suspiró Filigrana mientras parecía recordar algo lejano en el tiempo, Elodie le dio un golpe suave con su echarpe, y Filigrana regresó de su corto viaje con un largo y sonoro suspiro.
- Pero es que yo no le he hecho nada….quiero decir…sólo hemos bailado mucho…eso sí, bastante, diría yo…y la he cogido de la mano…- El grupo se miró entre si, Elodie, pareció darse por vencida y se dejó caer hacia atrás en el sillón, Filigrana soltó una sonora carcajada e Isabel y Fernando se miraron intercambiando una solemne mirada, sólo Pavlova continuaba observando a Manuma con una sonrisa dulce y tranquila, y fue la única que dijo su opinión.
- Pavlova dice que no quieres hacerle daño, que es demasiado buena y que tu corazón ya no está en tu pecho, que lo tiene ella junto al suyo…- Tradujo Elodie mientras se apretaba el puente de la nariz con dos dedos.
- Ay Pavlova por Dior!….qué bonito! Que voy a llorar…- Protestó Filigrana cogiéndole una mano a Pavlova, quien a su vez le revolvió la melena. Manuma respiró hondo y se incorporó de su apoyo en el armario.
- Hay que hacerla partícipe de todo esto- Dictaminó.
- Tienes fiebre?- Preguntó Elodie mirándole a través de los dedos de las manos, con los que se tapaba la cara.
- Pavlova, saca el Jaegermeister…definitivamente necesito uno- Suspiró Filigrana. Isabel levantó una mano, para calmar los ánimos.
- Tiene razón, la he estado observando, no es como el resto…estoy segura que lo entenderá…
- Cómo puedes estar tan segura?- Preguntó Elodie, Isabel le miró y ladeó levemente la cabeza.
- Confía en mi, lo sé.
- She knows..- Apuntó Filigrana, y se tomó de vez el chupito de Jaegermeister que Pavlova le había servido.
DESENLACE
Últimas Voluntades
El Showroom de Aymisombrero ocupaba toda la entreplanta de un edificio neoclásico del centro, aquel viernes estaba a rebosar de público ya que se presentaba la nueva colección primavera-verano y para ello contaban con la colaboración de muchos nombres conocidos que habían servido de imán para asegurar el éxito del acto. Carolina acudió acompañada de su madre, el grupo de gente de la agencia que ahora siempre la acompañaba a todas partes y tres chicas con las que tendría que hacer stories sobre la presentación. En una de las amplias estancias que componían el Showroom, habían dispuesto dos largas mesas adornadas con cestas de bambú de distintos colores con lo que parecían materiales y las herramientas que se solían utilizar para la fabricación manual de sombreros en bandejas de fieltro. Cada silla situada ante las mesas, tenía adjudicado el nombre de la persona que debía sentarse en ella a pasar lo que ellos entendían por un rato distendido mientras fabricaba su propio sombrero de paja. A Carolina le tocó entre dos chicas que conocía de vista y que la saludaron mientras la filmaban en sus stories. Nada más sentarse y ver el patrón que le habían colocado delante, y que tendría que seguir para, en teoría, hacer su sombrero, sintió nauseas. Otra vez. Y le empezaron a sudar las manos. Se pasó una de ellas por la frente, e intentó sonreír a los llamados de la gente que, alrededor, filmaba stories y la quería hacer partícipe.
- Cocón!Hoooola…yo tengo un bombín…y tú qué tieneeeees?…Una pameeeela!Jo! Yo quieroooo!- Gritó la chica que estaba a su izquierda,mientras las filmaba a ambas tratando de que apareciesen las dos en la pequeña pantalla de su complicada cámara. Carolina sonrió y se envió un beso a si misma, antes de salir de casa había metido dos aspirinas efervescentes en el bolso por previsión, y sintió que, en breve, tendría que usar una.
- Un Panamá…con lo mal que me quedan a mí los sombreros…se lo doy a mi cuñada que hace colección…Carolina! Frente a frente estamos, qué bien- Quien de tal forma la saludaba era Zeltia Amorós, que en ese momento se sentaba frente a ella. Carolina de pronto sintió unas ganas terribles de llorar de alegría al verla, pero lo maquilló con la más bonita de sus sonrisas. Zeltia la miró un instante y alzó una ceja.- Estás bien?- Carolina asintió y carraspeó manteniendose en silencio, al no estar segura de encontrar su voz- Estás como pálida….en fin..- Luego le indicó que se acercase a ella con un gesto de su dedo índice, y ambas buscaron tumbarse sobre la mesa para poder hablar en susurro- Tú no te preocupes…hoy como con el crochet..yo hago mi Panamá y lo que tengas tú, nadie se entera y tan contentas…tu haz que haces…ok?- Carolina sintió como si alguien apartara una piedra muy pesada de encima de su pecho, y rio aliviada, el dolor de cabeza, sin embargo, insistía en quedarse.
Manuma llegó solo. Elodie le había suministrado una invitación, en la que se aseguraba que él era periodista. Nadie se lo cuestionó. Eligió para la ocasión una blazer azul con vaqueros y camisa blanca, como la gran mayoría del público masculino asistente. Deambuló por la estancia principal, donde una camarera, que iba vestida como un gondolero, le ofreció una copa de zumo de naranja. Como quien no quiere la cosa, recorrió el resto de los espacios ya atestados de gente, hasta que llegó a la estancia de las mesas. La localizó enseguida. Y una sonrisa se coló en su cara, sin que él pudiera hacer nada por evitarlo. Carolina. Sacó su movil del bolsillo y comenzó a teclear.
„La pretecnología es un arte“. La vio coger el móvil y sonreir. Todavía no estaba todo perdido, pensó.
„Acercate acercate un poco más
así de lejos no lo logramos ná…“
„Pues salgamos ya de este dilema“- La vio mirar disimuladamente alrededor, pero no le localizó.
„Dónde estás??
„Las mejores fiestas siempre son en la cocina“
- Voy un momento al baño- Se excusó Carolina levantándose de su asiento y cogiendo su bolso, Zeltia la miró fugazmente ya que trataba de trenzar dos trozos de algo que no cuadraban.
- Mi cuñada va a hacer el agosto con nosotras….- Comentó trenzando mal que bien ambas partes, Carolina rio y se alejó hacia la puerta.
El showroon había mantenido la cocina original de la vivienda donde se encontraba, un espacio no muy grande, tomado, aquella tarde, por un ejército de gondoleros que entraban y salían transportando bandejas de bebida y canapés. Manuma se situó al fondo, junto a la antigua puerta de servicio. Cuando por fin apareció Carolina, sintió una calma tal, que temió que, de cerrar los ojos, caería profundamente dormido.
- Pensé que no te volvería a ver…- Comenzó Carolina alzando la voz entre el barullo de los gondoleros, Manuma tenía tantas cosa que decirle, que optó por cogerla de la mano directamente.
- Date por secuestrada, después lo entenderás- Y sin más, abrió la puerta de servicio y ambos desaparecieron por ella, cerrándola de nuevo tras si.
No le dio explicación alguna,tampoco en el coche, aunque ella le preguntó varias veces a dónde la llevaba, sólo le dijo que después lo entendería todo, y ella, le creyó.
Cuando Manuma abrió la puerta del camerino de Filigrana, Carolina se quedó clavada en el umbral ante la cantidad de gente que se encontraba en su interior, y que, al verla aparecer cesaron de hablar y la miraron a la vez en silencio. Ella miró a Manuma un tanto asustada, pero él sonrió tranquilo y la invitó a pasar con él, cerrando la puerta tras si.
- Vosotros…no seréis una secta o algo así?- Acertó a preguntar, mientras Manuma la ayudaba a quitarse el abrigo, el grupo se miró entre si, preguntándose por qué llegaba a esa conclusión, y negaron la posibilidad con un murmullo indistinto.
Otra vez fue Max quien tomó en primer lugar la palabra, y comenzó a explicarle el porqué de todas las cosas, de la mejor manera, que no es otra que comenzando desde el principio. Una vez hubo contado su parte, cada uno de los otros miembros del grupo se presentó y le explicó su papel dentro del plan. Cuando le tocó el turno a Manuma,sentado junto a ella,le dijo su verdadero nombre e Isabel le ayudó con el resto. Cuando todo estuvo dicho, se hizo el silencio, y Carolina, que había escuchado atentamente y con verdadero interés a todos los presentes, permaneció unos momentos en silencio. Después bajó la vista un instante, e intentó sonreír sin conseguirlo.
- Yo…sólo quiero decir que…en contra de lo que pueda parecer..yo no soy boba- Dijo casi al borde de las lágrimas, todos hablaron entonces a la vez y desde todas las direcciones posibles recibió un pañuelo, ella sonrió entonces y alcanzó a parar las lágrimas en el lagrimal- Yo no quiero casarme con ese impresentable, pero me lo dieron como cosa hecha…pensé en escaparme..pero a dónde?..nunca he estado sola, ni sabría valerme…Max…no sé como podré agradecerte que hayas ideado esto. Y ahora…os agradecería me dijéseis qué puedo hacer yo para que el plan resulte…
- Hay algo más…- Indicó Dámaso, Lourdes, junto a él, le pasó un par de documentos- Creo que hemos encontrado la razón para una boda con Gregorio…vos tenías muy buena relación con tu abuelo materno, nos es cierto?- Preguntó, Carolina asintió.
- Él no se llevaba bien con mi madre….pero a mi me adoraba, y yo a él…- Recordó volviendo a tratar de frenar sus lagrimales, Manuma le ofreció su mano, y ella se la aceptó.
- Tu abuelo le dejó a tu madre lo que la ley le obligó, el resto te lo dejó a tí, en forma de fideicomiso. Serás beneficiaria de todo lo que contiene ese fideicomiso cuando cumplas veintiún años, sólo bajo dos condiciones lo podrías recibir antes, en caso de matrimonio o de muerte, en cuyo caso se determinaría quién sería el beneficiario..- Continuó Lourdes, Carolina les miraba sin poder creer lo que estaba escuchando.
- Yo no sabía nada de eso…..pero supongo que sin mi consentimiento…
- Existen maneras, cariño, muchas maneras…después de tu sí a Gregorio, supongo que tus padres querían hacerse con el capital..que es mucho..
- Estamos hablando de cifras de nueve dígitos,fondos e inversiones, que con los años han ganado valor…
- Y Gregorio se llevaría su parte…- Supuso Carolina, el grupo se quedó en silencio entonces, y ella los miró sin entender, luego recordó los supuestos que había dicho Dámaso y se llevó la mano a la boca, a punto de la náusea. Manuma la abrazó, y alguien le alcanzó un vaso de agua.
- Pero ahora nada puede pasar, mi vida, nos tienes a nosotros- La tranquilizó Isabel, buscando sentarse junto a ella, Carolina asintió todavía no muy segura de no querer vomitar y bebió un poco de agua, luego carraspeó.
- Hundámoslo, hasta que no quede de él ni el recuerdo de su existencia.
Cuentaatrás
Desde el momento en que Pavlova supo que estaba embarazada, comenzó a alimentarse, básicamente, de Borsch, una sopa muy completa de remolacha, que cocinaba en una olla de diez litros. Además, el efecto nido, comenzó en ella mucho antes de lo que se suele dar, con lo cual, la casa de Filigrana se convirtió en una especie de extremadamente ordenado y limpio almacén de productos de puericultura que olía perennemente a sopa de remolacha. Cuando le dijeron que llevaba dos, y que eran varones, Pavlova lloró dos días. Después ordenó todos los armarios como si nunca lo hubiera hecho antes, y se apuntó a yoga.
Dámaso y Lourdes, además de asistir juntos regularmente a todos los boliches de tango que tenían lugar en la ciudad, habían planeado el golpe perfecto a las cuentas de Hinojosa, de forma que, dada la señal, sólo tendrían que abrir una trampilla virtual para que su fortuna, como si del vaciado de un silo se tratase, desapareciese para siempre. También tenían el hacia dónde y el quién. Ahora sólo se trataba de esperar.
Carolina hacía una doble vida, por las mañanas hacía como que se iba a la facultad,cuando en realidad se encontraba con Manuma en la casa de Filigrana, y por las tardes se entregaba a su vida de futura novia del año convertida en la nueva it-girl de Instagram, labor que se hacía más llevadera con la presencia inestimable de Isabel.
- Qué ha sido eso?- Preguntó Filigrana levantando la vista del periódico que había comenzado a leer sobre la mesa de la cocina, Pavlova que pelaba patatas con las piernas subidas a un reposapiés le miró y, sonriendo con pillería, le contestó sucintamente mientras hacía un gesto con el cuchillo, Filigrana parpadeó dos veces.- Tú crees?- Ella explotó en aquella carcajada típica de ella que pareciera que alguien lanzara una granada al piso, y su onda expansiva asustara a todo aquel que se encontrara a su alrededor, ahora Fili, quien se incorporó de su asiento anudándose mejor su kimono, esta vez amarillo con flores rojas, y salió al pasillo. Justo en ese momento, Carolina salió de una de las habitaciones, portando su abrigo, una mochila y dos bolsas en los brazos, y corrió hacia la puerta de salida, dirigiendole un rápido saludo a Fili con la mano, antes de salir y cerrar la puerta tras si. Justo después, salió Manuma del mismo cuarto, también casi a la carrera asegurándose de llevar todo consigo mientras se ponía unas gafas oscuras.
- Manu?- Le llamó Fili, Manuma se volvió ya en la puerta- Yo de mayor quiero ser como tú- Le lanzó pícara, Manuma la miró por encima de las gafas y le guiñó un ojo, antes de salir pitando por la puerta.
En el otro extremo de la ciudad, Elodie entraba por fin en su apartamento. Nada más cruzar la puerta se quitó los zapatos de tacón y los lanzó hacia algún lugar, dirigió sus pasos entonces hacia el baño y ya allí comenzó a deshacerse de la ropa que llevaba puesta ese día, un traje chaqueta tipo chanel azul marino de falda hasta la rodilla con blusa de volantes a juego. Una vez se liberó de la falda y la blusa, ya en medias y spencer, se miró en el espejo del lavabo, que ocupaba toda la pared y estaba rodeado de foco fluorescentes led. Se quitó el espencer, y observó la prótesis de silicona con dos perfectos pechos que tenía adherída a su torso como una segunda piel, de forma que parecían suyos. Comenzó a despegarla con cuidado de no hacerse más daño del necesario, y la colocó sobre la encimera, se acarició las marcas que le habían dejado los bordes a la altura de la clavícula y la cadera. Después situó sus dedos en el comienzo del pelo en la frente, y liberó su cabeza de la impecable melena castaña que hasta entonces había portado, colgándola sobre una cabeza de figurín antiguo que le miraba desde lo alto de una estantería. Se bajó las medias y se quitó una faja compresora.
Eladio Figueredo Cabezas se observó desnudo en el espejo un instante, y se alegró de verse, incluso se saludó. Luego alcanzó un bote de leche desmaquillante y se metió en la ducha. Eladio Figueredo Cabezas era dama de compañía de mujeres que asistían a actos, a cenas, entregas de premios,compras, teatros, cines y eventos de alto standing en general acompañadas de una mujer joven, atractiva, elegante, de maneras exquisitas y conversación fluida, que también se metía con ellas en la cama, donde le tenían como hombre. Un hueco en el mercado en el que era la mejor y con una importante cartera de clientas. Había elegido el nombre de Elodie porque era muy parecido al suyo propio, y Rampling, porque era una fan declarado de la actriz.
Tras ducharse, se dirigió a su cuarto y sacó del armario una muda masculina limpia y un chandal gris. Aún secándose el pelo, corto y castaño claro, con una toalla, buscó su móvil en el bolso y se dejó caer sobre el sofá del salón, al tiempo que soltaba una especie de suspiro de alivio. Luego deslizó sus dedos sobre la pantalla y pulsó video-llamada.
- Buenas Tardes, Diosa…- Saludó él, alegrándose de escuchar su propia voz, que, ese día todavía no había usado con nadie, sonriendo tranquilo a la imagen que tenía en el móvil.
- Buenas Tardes Ladrón….cuando te coja no te suelto…- Advirtió Fernanda, él rio.
- Un poco de paciencia…ya falta menos…
- Tus „menos“ no son mis „menos“…
- Diosa…cuéntame cosas…- Y se recostó en el sofá,respirando hondo.
- Para eso ponte el telediario….a ver…haré una „essscepción“, porque me caes bien y eso…en la boda del sábado van a servir cachopo con patatas fritas…..y digo yo que para eso no armas una boda no?…vamos que yo voy a una boda y me dan cachopo y me voy…- Él soltó una carcajada, ella le miró alzando una ceja toda digna- en serio…con estas dos por banda…
- Te creo…
- Mañana dos bautizos….con payasos…“Cómo están ustedeees?!“
- Ahora que te he visto…bien….
- Ladrón…
- Dime, Diosa…
- Tú sabes que te tengo en buena estima…verdad?
- Yo en más…dónde vamos a parar…
- Mira…- Él fijó la vista un instante ante lo que le mostraba y abrió mucho los ojos
- …No seas cruel…- Acertó a decir
- „ya queda menos“…- Él fingió quejarse de dolor, y la que rio ahora fue ella.
- Ya te envié las medias cristal…- Susurró conciliadora.
- Como premio de consolación…
- La pedrea….no te jode…me tengo que ir…ya te harás ver…
- Un beso…
- Sólo uno?…no, si encima agarrao…
- Diosa…
- Te lo envío por dron…si te parece…chau-pescau..- Y colgó, no sin antes enviarle un beso, él rio y dejó caer el móvil sobre el sofa, después se tapó la cara con las manos. Ya faltaba menos.
Los Gil de Atienza y Méndez de Altobaldo se complacieron en invitar, tres días después, a cerca de cien personas a la cena de pedida de su hija Carolina. La celebraron en el restaurante „Pataleo“, de moda en la ciudad, ya que, además de restaurante, se ofrecía también como local de copas y conciertos. Si alguien ajeno hubiese observado a los asistentes, el código de vestimenta y los fastos, hubiese podido jurar que se trataba de la boda. Carolina, sentada junto a Gregorio no le dirigió palabra ni mirada alguna en momento alguno, y si en algún momento él se había dirigido a ella, ella le había contestado con un gesto indistinto de su cabeza. Este comportamiento no pasó inadvertido a su madre, quien, sentada a su derecha la conminó varias veces a trabar conversación con su futuro marido, pero Carolina hizo que no la oía, tratando de mantener bajo control las náusea que le provocaba sólo él hecho de estar sentada junto a aquella persona.
Una vez llegados a los postres, Carolina se disculpó un momento y se fue al baño. Por el camino hacia los aseos se topó con Zeltia Amorós, quien la cogió del brazo y la llevó a una de las terrazas del local, que daba hacia una zona de aparcamientos y contenedores de basura.
– Qué bien que te encontré….así no fumo sola…
- No sabía que fumaras…
- Te sorprendería lo que no sabes de mi….
- Bueno mujer, yo…
- Te lo digo sin acritud, sin malos rollos, quieres una calada?- Carolina negó con la cabeza.- Ves esa valla publicitaria de ahi?…pues esa se supone que es mi vida, que soy yo…no lo que están anunciando…la valla en si…y detrás está Zeltia, la verdadera Zeltia, escondidita, para que no la vean…
- Siempre me has parecido de armas tomar….hasta me dabas miedo al principio…- Zeltia rie.
- En serio?…..pues no, a veces me veo a mi misma como el director de un circo…sabes?…todos hacen lo que yo quiero que hagan , cuándo y dónde, nadie protesta, todos me siguen….ese es mi problema, que todos me siguen…y yo quiero estar sola. Cuando estoy sola soy feliz. No te estoy echando…esto para mi es estar sola…ya me entiendes….
- Seguro que Gerardo ya te esta buscando….
- Pues que me busque…no tiene otra cosa que hacer, bueno si, organizar eventos….que yo busco….quiero más a este cigarrillo que a él…el pobre…ni lo adivina, a lo mejor me meto también a actriz, soy buenísima…no me mires así. Yo no quiero a Gerardo, nunca le quise….está muy bueno, y me sirve para la cama y eso, pero nada más…había que casarse y me casé, él estaba a mano y cuadró…pero mi amor es otro.
- Quién?
- Ty Roberts…cría perros husky para trineos en Canadá, le conocí hace cuatro años, en un evento en Nueva York, él estaba allí por otra cosa, no me acuerdo cuál, y según nos vimos…ya. No hubo duda. Yo ya estaba con Gerardo pero estaba sola allí, sólo fue mi cuñada Rita, pero como es boba….ni se enteró, en fin. Tenemos un trato. Yo aguanto dos años más, voy apartando dinero a una cuenta que sólo conozco yo….ya tengo tres millones….y cuando llegue el momento, me divorcio y desaparezco. Adiós circo. Ni voy a tener movil, sólo te digo esto.
- Y Gerardo?
- Gerardo es guapo y tiene pasta….no te preocupes, en seguida se consolará….- Carolina la miró un instante, y, por un momento, estuvo tentada en contarle la verdad, pero apartó la idea, acariciándose la frente con los dedos, si bien Zeltia era la única del todo conglomerado de redes y eventos en el que la habían metido, que podía considerar su amiga, no podía arriesgarse a que todo se fuera al traste.- Tu futuro también te busca….- Carolina casi se asustó y sonrió para maquillarlo de algo parecido a ilusión- No lo intentes…ven, vamos al baño, tengo que lavarme los dientes para que la fumeta siga en secreto- Y cogiéndola del brazo, la guió hacia una puerta que daba acceso a un cuarto anexo a la sala del evento desde la terraza donde estaban.Gregorio se cruzó con Carolina cuando salió del baño, y sin mediar palabra alguna la agarró con fuerza por un brazo.
- Que sea la última vez que desapareces así…- Rugió sin alzar la voz, Carolina trató de soltarse.
- Suéltame, imbécil!- Soltó, él le apretó más el brazo y la zarandeó.
- Repítelo y…- En eso Muca apareció por el fondo del pasillo, y Gregorio soltó a Carolina quien se alejó de él corriendo y pasó delante de su madre sin dirigirle la palabra. Gregorio se acercó a su futura suegra arreglándose la chaqueta del traje.
- Átala corto…muy corto. Ya la embridaremos en su momento…- Aconsejó, para luego dirigir sus pasos al salón de fiestas. Muca le siguió con la mirada y se colocó mejor un pendiente, después volvió a su mesa.
Muca siguió el consejo de Gregorio, y apartir de ese momento Carolina no pudo dar un paso sin ella como acompañante, dejó de asistir a las clases en la universidad, redujo radicalmente el número de eventos, y prácticamente se la enclaustró en casa. Para evitar posibles fugas la encerraban con llave en su cuarto. Sólo salía a las pruebas del vestido, rodeada por un ejército de gente, y regresaba a su encierro, como si de una princesa medieval se tratase. Pero a Carolina no parecía importarle, accedía dócil a todos los deseos del enjambre de gente que, a medida que se acercaba la fecha del evento del año de que sería protagonista, se hacía mayor. Y si no le importaba era porque, si bien sólo tenía acceso a su móvil cuando su madre se dignaba a devolvérselo, ella tenía un segundo, que le había suministrado Isabel cuando había entrado a formar parte de Mirloblanco, que guardaba bajo el colchón de su cama y a través del cual seguía en contacto con todos ellos a través de video llamadas nocturnas.
Así, a través de videollamadas, le explicaron cómo era el plan de escape del día de su boda.
Twist and shout
El día en que debía celebrarse la boda entre Carolina y Gregorio, amaneció con un sol radiante. A Carolina la despertaron a las cinco y media de la mañana para trasladarse hasta Rocalmonte, donde todos los equipos que se iba a ocupar de que fuese la novia más espectacular del año se encontrarían para ponerse manos a la obra con ella cuanto más pronto mejor, ya que la boda estaba planeada para la una de la tarde.
A partir del momento de su llegada a la estancia donde se la acicalaría, Carolina pasó por todo un centrifugado de peluqueras, estilistas, maquilladoras, modistas, fotógrafos, stories de Instagram, manicura, entrevistas, posados, y retoques, tras lo cual, si se miraba al espejo, veía a una chica que se parecía algo a ella, a la que habían peinado con una trenza semideshecha surcada por hilos dorados con flores y maquillado con profusión, y ahora estaba vestida con una especie de enagua de tul y gasa que le llegaba hasta los tobillos, sobre la que después le colocarían un vestido que ella no había elegido y que pesaba como una armadura. Trató de respirar hondo, pero no lo consiguió. El enjambre se movía a su alrededor entre risas, stories y fotos.
A las once, el enjambre se fue a ocuparse de otras cosas que no acabó de entender, y ella se quedó sola. A las doce, según el plan, buscaría las escaleras que bajaban a las antiguas bodegas, y saldría por una puerta que daba a un camino sin asfaltar donde le estaría esperando un coche. Sencillo. Sólo tenía que encontrar una excusa para ausentarse y que nadie quisiese acompañarla. Aprovechando que estaba sola, sacó de su bolso su pasaporte y se lo metió en el borde de la braga, colocándose después la enagua lo mejor que pudo. Justo en ese momento, su madre regresó a la habitación acompañada de los ocho niños y niñas de arras, ya vestidos para la ocasión a conjunto con ella.
- Ahora va a venir Lara con el fotógrafo para haceros una fotos, te agradecería que sonrieses al menos en estas…ah…y además…te van a vestir antes, porque el empleado del juzgado ya está aquí y subirá con Gregorio para que firméis antes de todo el jaleo. Así ya no hay más problema, verdad?…no hay más problema…- Anunció mientras sentaba al más pequeño de los niños sobre la cama, Carolina sintió que se le cerraba la garganta y que toda su sangre se concentraba en sus pies, su madre, ya encasquetada en un vestido en seda lila y tul rosa, la miró y se colocó bien un pendiente, luego, sin esperar su opinión, dio media vuelta y salió de la habitación. Carolina escuchó como dio dos vueltas a una llave, y se lanzó hacia la puerta tratando de abrirla, sin éxito. Lo único que quería hacer en ese momento era gritar, gritar como una posesa, pero entonces miró hacia la cama, sobre la que estaban sentados ocho niños y niñas entre tres y ocho años que a su vez la miraban a ella en asombroso silencio. A Carolina le dio la risa, más fruto del nerviosismo que de otra cosa, y se acercó a la ventana. Imposible. La altura era demasiado grande. Estaba a punto perder el último ápice de calma que le quedaba, cuando la puerta se abrió casi de golpe y Zeltia Amorós, un sueño en azul cobalto con tocado de plumas a juego, apareció ante ella portando una caja blanca sobre una mano y su enorme bolso en la otra.
- Zeltia!- Exclamó Carolina, sin saber si reír o llorar.- Dónde has conseguido la llave?!
- Me siguen dos millones y medio de personas, Carolina, malo sería que uno no tuviera una llave…..- Explicó, para luego entrar en el cuarto y cerrar la puerta con un pie- Ayúdame ven…
- Zeltia…yo…cómo?- Carolina le cogió la caja y Zeltia colocó su bolso sobre una mesa.
-Ciego es el que no quiere ver….y yo os vi…..ya desde el crochet…que había tomate….y a Gregorio Hinojosa le di una vez un pisotón con tacón de aguja….sólo eso…en fin….apura…ven…no hay tiempo…- Y sacó de su bolso un par de zapatillas de deporte azules con purpurina de colores- con las prisas no encontré otras, mi niña, póntelas y corre…- Carolina la abrazó y le dió un sonoro beso, luego se puso las zapatillas, Zeltia abrió entonces la caja que había traído, que estaba llena de merengues de chocolate, ambas se miraron con los ojos muy abiertos- Siempre he querido hacer esto…mi sueño hecho realidad…por fin…una masacre de chocolate…- Carolina rio y Zeltia la abrazó tan fuerte como pudo- Corre niña…corre…- Le dijo al oído, y Carolina abandonó la habitación a la carrera. A mitad del pasillo alcanzó a escuchar los gritos y risas de felicidad de los niñ@s de arras.
Y Carolina corrió. Corrió todo lo que aquellas zapatillas dieron de si, abriendo puertas y bajando escaleras que parecían no tener fin. Cuando llegó a su objetivo y abrió la puerta que daba al exterior, le pareció haber estado corriendo horas. Pero allí no había ningún coche. Entonces sí que gritó. Y quiso llorar de pura desesperación. Se subió otra vez la enagua y corrió un poco por el camino, y lo divisó. Un monovolumen blanco con lunas tintadas, al final de la pista. Por un momento pensó que se iba a caer, pero después consiguió volver a correr. La puerta del monovolumen se abrió, y de él salió Manuma a recibirla y ayudarla a entrar. El monovolumen abandonó el lugar entonces a gran velocidad.– Tranquila, ya pasó todo…ya estás aquí…- Trataba de tranquilizarla Manuma, mientras Carolina daba rienda suelta a la tensión acumulada en las últimas horas en un llanto descontrolado contra él.
- En todo caso…yo ya había decidido gritar „Yo!“ en el momento en el que el cura dijese „Quién tenga algo en contra, que hable ahora o calle para siempre…“, siempre he querido hacerlo…- Anotó Max acariciándole un hombro, Carolina rio entre lágrimas y le miró por entre su arruinado maquillaje.
- Y…a dónde vamos ahora?- Preguntó, Manuma le pasó un pañuelo de papel.
- Vosotros dos, Fili y yo nos vamos a Nueva York, volando, por supuesto…el señor conductor tiene también sus planes- Explicó Max, Eladio le sonrió por el espejo retrovisor, ella no le habría reconocido.
- Mi señora y yo nos vamos a la profundidad alemana, el lugar ideal para borrarse…
- Perdona, esa señora, soy yo?- La voz irónica de Fernanda llegó desde la última fila de asientos, Eladio le envió un beso y rio sin contestarle, ella sonrió a Carolina y le pasó una bolsa de deporte.- Espero que te guste y te sirva, un par de mudas para no ir de novia por la vida…- Carolina se lo agradeció y cogió la bolsa.
- Fili…y tú que vas a hacer en Nueva York?- Preguntó Manuma, Jacinto se volvió a mirarle desde el asiento del copiloto, se había recogido el pelo en una cola de caballo, y no llevaba maquillaje, además llevaba pantalones y un jersey.
- Decirles a aquella gente cómo se baila….que no saben…- Apuntó
- Y Arturo?- Preguntó Carolina, Jacinto la miró por el espejo retrovisor y le guiñó un ojo.
- No sabes la de piscinas que hay en Nueva York…- Informó.
- Mira que si ahora perdemos el vuelo…- Se preocupó Carolina, Max negó con la cabeza.
- Dámaso y yo compartimos el mismo amigo en el infierno…bueno, justo en el infierno no, pero por allí anda…y nos ha prestado amablemente uno de sus aviones…sí, oyes bien…uno…yo colecciono afilas…él aviones…en fin…que sin nosotros no sale..- Relató tranquilizándola.
- Ahora, en un musical, es el momento en que nos ponemos todos a cantar „Hey Jude“…- Dijo Jacinto.
- Pues ya de ser los Beatles yo me arrancaría por „Twist and Shout“nos pega más…- Opinó Max, Jacinto hizo un gesto desvaído con la mano.
- Como quieras…pero para eso tendríamos que subirnos al techo del coche, armar la coreo, se para el tráfico en la autopista, vienen los de verde…y entonces sí que no llegamos…
Mientras tanto, Isabel y Fernando estaban a las puertas de la basílica de Rocalmonte. Ella en un Petite-Robe-Noir y zapatos en conjunto y él en chaqué, esperando a que se desencadenase el desastre.
- Dámaso y Lourdes?- Preguntó Isabel mientras observaba la entrada de los invitados.
- Ya están en Iguazú
- Pilar y Severo?
- Nos han mandado una foto desde la Convención de Bonsais de Edimburgo…mira..
- Carolina y el resto?
- También nos han enviado un video….después te lo pongo…es que cantan…y ahora..
- Ya..Pavlova?
- Mañana llegan su madre y su hermana….
- Fer…somos el último hombre en el nido de ametralladoras…- Dijo ella, casi llorando. Fernando la miró, y sin más le dio un beso en los labios,después la cogió de la mano y entrelazó sus dedos con los de ella.
- No te preocupes…siempre llevo suficiente munición.
„MADRID. (Última hora)
El empresario Gregorio Hinojosa Valcuende ha sido detenido alrededor de las tres de la tarde de hoy, tras protagonizar un incidente con arma de fuego en el barrio de Malasaña. Hinojosa Valcuende recorrió varias calles del barrio disparando al aire con un rifle de caza, y profiriendo insultos y frases intimidatorias a todos los colectivos y formas de entender la vida de ese distrito madrileño.
Hinojosa Valcuende alcanzó con sus disparos varios balcones, y el pánico se adueñó de las personas que en aquel momento atestaban las calles.
Fueron necesarios cinco agentes de la policía nacional para reducirle, y dos de ellos resultaron heridos a causa de las patadas y puñetazos que Hinojosa propinó al resistirse a la autoridad.
Cabe recordar que el empresario se encuentra en concurso de acreedores, después de perder hace unos meses toda clase de liquidez, según él insiste en declarar, de „forma totalmente inexplicable“. Este hecho coincidió con su fallida boda con Carolina G.A.M., quien desde entonces, según fuentes fiables, se encuentra en paradero desconocido voluntario.
Al mismo tiempo, la modelo Larissa Pavlova, en avanzado estado de gestación, le reclama la paternidad de los gemelos que espera, según ha explicado desde las páginas de la revista Hola en su última edición.
Hinojosa Valcuende ha sido ingresado en un sanatorio mental privado, y su familia ha declinado hacer declaraciones al respecto….“
SÜSSE
Hacía mucho tiempo que no me lo pasaba tan bien. La verdad es que esto es bastante aburrido. Yo en ningún momento quise acabar aquí, por lo que me ha costado adaptarme.
Pero empezaré por el principio, que es siempre la mejor opción.
Me acuerdo perfectamente del día que mamá me presentó a Gregorio, había organizado una Merienda de Juventud, como a ella le gustaba llamarlas, y él vino acompañado de dos primas suyas, a las que ni hice caso, porque de pronto sólo tenía ojos para Gregorio. En aquel tiempo se hacía llamar Goyo, y tenía un don de gentes que le hacía irresistible, además estaba el físico, como salido de una revista de figurines, el pelo engominado y aquella mirada que encandilaba. Y me encandiló. Nada más acabar yo el colegio nos prometimos. Ya durante el noviazgo, casto y sin apenas besos,ya que me decía que eso sólo se podía hacer tras la boda, me trataba mal. Yo no me atreví a decírselo a mamá, ni a Max, que entonces todavía estaba en Londres. Simplemente le creí. Si soy sincera, no me acuerdo de mi boda. Sólo que había mucha gente y que mi vestido era lo más parecido a un merengue, del que salía mi cabeza con un moño historiadísimo y maquillada como nunca lo había estado antes ni lo estuve nunca después, bueno sí, mucho después, pero todo a su tiempo.
La primera bofetada me la dio camino de nuestra luna de miel, porque me retrasé un poco en el control de seguridad, me cogió tan de sorpresa, que no reaccioné. Siempre se cercioraba de que no hubiese nadie cerca, así que nadie lo vio. Después sólo fue a peor.
Nos fuimos a vivir a una casa que nos regalaron sus padres en una urbanización que por aquel entonces todavía estaba en ciernes, en la sierra. Lejos de todo. Cuando iba a visitar a mamá, hacía por quedarme un par de días, pero él siempre venía a buscarme, derrochando simpatía y amor por mi, y yo de tonta me iba con él. Hay muchas formas de anular a una persona, Gregorio las sabía todas. Me obligaba a firmar cheques,pagarés, folios en blanco e incluso quiso que vendiese una finca enorme en Extremadura, pero no contó que para ello necesitaba la firma de Max, quien ya por aquel entonces había regresado hacía poco al país. El regreso de Max hizo que la situación cambiase, ya que venía a casa con mucha frecuencia y Gregorio guardaba las distancias con él, ya que sabía de lo que era capaz si se enteraba de lo que estaba haciendo conmigo, cara al exterior representábamos la pareja más feliz sobre la faz de la tierra. Aprovechando esa mínima libertad, me apunté en unos talleres para mujeres que organizaba el ayuntamiento del pueblo de la sierra donde vivíamos. Allí conocí a Isabel, Fernando y Eladio. Isabel por aquel entonces llevaba el pelo en unas rastas largas, recogidas siempre en unos lazos imposibles, y unos atuendos más própios de un saltimbanco. Se ganaba la vida haciendo malabares por la calle, y vendiendo cosas que hacía ella misma, como puseras, bolsos y babuchas de cuero. Había recalado en la sierra después de toda una vida en la calle, debido a que nunca había tenido una familia ni nada a lo que llamar casa. Fernando era su compañero, un chico muy callado, de apariencia muy similar a Isabel, que no se separaba de ella, y que organizaba los por entonces primeros talleres de informática. Eladio era un hombre que parecía una mujer, con una impresionante belleza andrógina. Una vez, Isabel y yo, le pusimos una peluca y maquillaje, y nadie hubiera dicho que aquella chica era en realidad un hombre. Se llevaba a las chicas de calle.
Yo pasaba el día entero en el taller y la casa que compartían los tres, y regresaba a la mía al caer la noche. Ellos me convencieron de separme de Goyo, y, como primer paso yo pasé a ocupar la casita destinada a invitados, que tenía una entrada independiente, y estaba situada junto a la piscina. Además, Max me había regalado un perro,Milú, un pastor alemán entrenado, que me acompañaba a todas partes y que una vez le había mordido a mi adorable marido un tobillo cuando intentó siquiera acercarse a mí, con lo cual Goyo, guardaba las distancias.
Isabel y yo teníamos un plan, yo con mis contactos y ella con su saber hacer fundaríamos una agencia de comunicación y eventos, Fernando se ocuparía de las bambalinas y nosotros de nuestros clientes y sus agendas. Eladio se ofreció a actuar de relaciones públicas, y nos habíamos reído porque le dijimos que a poder ser queríamos tener también clientes masculinos. A Max le había parecido una idea magnífica y nos prometió su ayuda.
La última tarde que pasé con ellos, acordamos que Eladio y Fernando pasarían a buscarme en coche a la mañana siguiente, para ayudarme a recoger mis cosas y abandonar a Gregorio de una vez por todas.
Cuando llegué a la casita de invitados, vi que había luz en la casa principal, pero no le di importancia, Milú estaba conmigo, por la mañana dejaría todo aquello atrás. Ya nada podía pasar. Me duché y me puse el pijama con una bata muy abrigosa que me había regalado mi madre. Aunque ya había cenado en casa de Isabel, me entró hambre otra vez. Me alegré de encontrar una jarra con batido de frutas en la nevera, Renata, la chica que trabajaba fija entonces en la casa, se debía haber acordado de que a mí me encantaba tomar esos batidos antes de irme a dormir. Me bebí un vaso grande.
Y después ya estaba aquí. Es una rara sensación ser testigo de las cosas y no poder participar de ellas. Me encontraron Eladio y Fernando, cuando vinieron a buscarme por la mañana, como habíamos acordado. Yo estaba hundida en la piscina. Fue Eladio quien se tiró a sacarme, le resultó muy difícil ya que la bata pesaba demasiado. Intentaron reanimarme. Pero ya era tarde. Yo ya estaba aqui. No había ni rastro de Milú.
La versión que Gregorio y su familia dieron de lo sucedido, fue que yo, en las garras de una profunda depresión, había decidido quitarme la vida tirándome a ahogar en la piscina. Yo, que había sido campeona regional de cien metros mariposa. Además, yo le había dejado como único beneficiario de mi fortuna en un testamento que nunca escribí.
Mi familia, con Max al frente, nunca se creyó esa versión. Gracias a contactos, consiguió hablar con el forense, sin que nadie supiese del encuentro. Si bien era verdad que yo me había ahogado, nunca habría sido capaz de alcanzar por mi propio pie la piscina debido a la cantidad de somníferos que había tomado. Además, la dosis no hubiera sido mortal. Los dos estuvieron de acuerdo en que necesariamente alguien tuvo que haberme tirado al agua. Y Max sabía quién. Pero no hizo nada. Por mamá. Porque ella se lo pidió. Espera, Max, espera, todo a su debido tiempo, le dijo. Y tenía razón.
Todos han cumplido su parte. Ahora me toca a mí. Desde que Gregorio fue ingresado en el sanatorio mental, le visito todos los días. No sólo por la noche, también durante el día. La primeras veces salía corriendo a gritos, en ocasiones me presentaba con el aspecto que tuve cuando me sacaron del agua y le llamaba de forme lúgubre, como hacen en las películas, y él trataba de empujarme, y caía una y otra vez. Otras me siento en su cama y le miro sin decir una palabra, toda la noche, sin parpadear. Qué bien me lo estoy pasando. Tenía razón mamá. Ha valido la pena esperar.
*Canciones que se nombran,cantan o versionan en la historia:
- „Thunderstruck“- AC/DC
- «Bad Guy»-Billie Eillish
- „Mis manos en tu cintura!- Salvatore Adamo
- „La Bambola“- Betty Pravo
- „México lindo y querido“-Pedro Fernández
- „Callao“- Wisin&Yandel&Ozuna
- „Bailando“-Gente de Zona&Enrique Iglesias
- „Felices los 4“-Maluma
- „Qué pena“-Maluma&Balvin
- „Popiwa“-Lo Blanquito&Crazy Design
- „Telakuti“-Lo Blanquito&El Sholivery&Soco Francis
- «Ni mala ni santa»-BeckyG
- „Malamente“- Rosalía
- „Twist and shout“-The Beatles
- El grupo musical „Cañaveral“ no existe.