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Alquimista de Historias

~ Relatos

Alquimista de Historias

Archivos mensuales: septiembre 2020

El Ilustre

25 viernes Sep 2020

Posted by Alquimista de Historias in Relatos

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De qué me suena a mí esa cara?. Le conozco seguro, el caso es que de dónde. Alguna vez incluso he hablado con él, o algo así, con más gente. Pero dónde?. Le han nombrado Director General de no sé qué cosa, nada más ni nada menos. Hay que tener amigos en todas partes, y a lo mejor yo tengo uno que es Director General. Si es mi amigo. Del colegio no puede ser porque me saca cinco años, y a esas edades esa diferencia es un mundo. De la facultad tampoco, él es de Derecho y yo de Farmacia, a lo mejor coincidimos. La farmacia, a lo mejor compra en la farmacia, pero ya sería raro que se hiciese todo el camino desde Madrid a comprar justo en mi farmacia y que yo no lo recuerde. O será el padre de alguien, pero a las reuniones siempre vamos los mismos y me acordaría, apuntaban que estaba casado y tenía cuatro hijos. Yo si fuera tía también hubiera querido tener con él cuatro hijos, vamos, digo yo, planta la tiene. Bueno, di tú que el traje hace mucho. Tú ponle a un tipo cualquiera un traje y es otro, y no digamos ya un uniforme, eso ya es otro nivel. Como pasaba en aquella película en la que al final la saca en brazos de una nave industrial, cómo se llama?, que ella no sabía bailar y él le enseña y ensayan un salto en el agua…o esa es la otra.When your baby leaves you all alone, and nobody calls you on the phone, don´t you feel like crying?don´t you feel like crying?!! ahora la voy a tener todo el día pegada. Voy a acabar soñando con él,como me pasó con el vecino del sexto, que soñé que era bombero y cuando le encontré después en el ascensor hasta le pregunté qué cómo se sentía después de tanto fuego. Aún hoy me mira raro. Voy a tener que preguntarle a mi padre, que es el experto en caras, nombres y ascendencias, porque a Loli ya excuso de preguntarle nada, siempre tengo que recordarle cómo se llama la mujer de su hermano. Coralina. Pues no hay manera. Imagínate tú que se acuerde de este. Francisco Fernández López. Tampoco es que ayude mucho, Tarás Bulba, Miguel Strogoff, Thomas Jefferson, esos sí que son nombres. Tanto ringorango y seguro que le llaman Paco. Ay que alivio, ahí llega Loli.

  • Qué bien que vienes, tengo que preguntarte una cosa..
  • Vale, pero primero yo que te vas a partir…
  • Por?
  • Todo el mundo hoy me ha dado la enhorabuena, que si que qué callado lo teníamos, que si enhorabuena, que si ya sabían ellos que tú valías mucho, que vaya puestazo te ibas a gastar…
  • Yo? Por?
  • Porque eres la viva imagen de un tal Francisco Fernández López, que sale ahora por todas partes, el Director General de no se qué…

Pantaleón

23 miércoles Sep 2020

Posted by Alquimista de Historias in Relatos

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Iba a llegar muy tarde. Eso le pasa por quedarse despierta hasta tan tarde, pero entre unas cosas y otras siempre acaba metiéndose en la cama a las tantas. El pitidito insistente que había oído como de lejos mientras sobrevolaba, dejándose llevar por el viento, unos fiordos noruegos, era el despertador. Ella es una persona muy puntual. A veces en exceso. Tiende a llegar antes de la hora marcada. Pero últimamente está llegando tarde a todas partes. No se lo explica. Bueno sí. Todo tiene su explicación. Y hoy otra vez. Sin ella no pueden empezar, así que no es tan trágico. Lo que sí va a ser trágico es que si se para a ponerse lo que tiene que llevar, entonces sí que no llega ni con retraso, simplemente no llega. Un pantalón vaquero y una camisa blanca dan el pego. O no?. Los zapatos pasan bien. Lo peor va a ser el pelo. Ni corto, ni largo, ni todo lo contrario. Pues una colita de caballo y todos contentos. Y si me dicen algo, invento. Que a estas alturas puedo escribir un libro. No le hace falta hacer deporte, ella practica activamente jogging todas las mañanas para alcanzar el autobús. Porque esa es otra. Tiene que pasar a darle los Buenos Días a Panta de paso hacia la parada, porque después no quiere rollos de si no pasaste y no te vi y no me quieres. Ella lo que quiere es volver a llegar puntual a los sitios. Bueno y a Panta. Claro. Se habían conocido en un perímetro. A él le habían ordenado marcarlo y ella lo había tenido que atravesar de parte a parte. Además ella empujaba la silla tan complicada de aquel chico que se comunica con parpadeos, que ya le había avisado de que por allí no iban a poder pasar, pero ella le entendió mal. Y allí estaba Panta. Él se había encargado de empujar entonces la silla, de parte a parte, en un santiamén, razzfazz, con ella a paso ligero detrás. Ella se lo había agradecido en el alma, y le había preguntado su nombre. Él se lo había dicho: Pantaleón. Ella era la primera vez que oía ese nombre. Es que mi madre es de allí, había anotado él. De allí de dónde, le había preguntado ella. Y se habían reído. San Pantaleón das Viñas. Ella sigue manteniendo que después él hizo por coincidir. Él asegura que él sólo cumplía órdenes. De su corazón. Bueno, no te pongas estupenda que sólo te falta eso ahora. Y así están desde entonces. El problema es el asunto del coro. Que ella es la única con la formación musical suficiente como para dirigirlo. Hasta ahí todo bien. Lo que le falta ahora a ella es el puñetero certificado que lo acredita. Y el ministerio todavía no se ha pronunciado, como dice el Padre Céspedes. Y ella se desespera tras una sonrisa paciente. Como si fuera tan complicado pronunciarse. Vamos a ver. Porque en cuanto tenga el pronunciamiento hecho certificado, ya es libre de hacer lo que quiera con su vida. Con su vida y la de Panta. Que a fin de cuentas viene a ser la misma. Bueno, si te vas a poner así vete sacando los kleenex. Y cuidado con la escalera que sólo te falta un esguince. Y cuando ya esté todo listo, se lo dice a sus padres. Ya oye a su madre, ya te lo dije, ves?, ya te lo dije, ya te dije que eso no era para ti,pero como nunca me escuchas. Su padre se va a llevar muy bien con Panta. Después lo cuelgo todo. Y adiós muy buenas. Yo no lo veo, si lo pudiese ver malo, por eso no lo puedo ver, pero él a mí sí. Creo. Porque ahora está en Labores de Seguimiento y es invisible. Bueno, yo levanto la mano a la altura del número 5 de esta calle y saludo al viento como hace la reina de Dinamarca, que es, a mi modo de ver, la que mejor saluda desde los balcones. Y ahora mis tabla de running matutino. „Quién fuera bolsillo derecho trasero de tu pantalón! Buenos Días mi sol“. Ay Panta, que me pongo colorada.

Miren Urabayen aguantó la puerta del autobús hasta que la chica que corría para alcanzarlo lo logró. Se lo agradeció con una preciosa sonrisa, mientras se llevaba la mano al pecho, tratando de volver a respirar con normalidad. Se sentaron una frente a otra. Miren la observó en silencio, la chica sonreía a unos mensajes que recibía en su teléfono móvil, hasta le pareció que se ponía colorada al tiempo que se tapaba la boca, como hacen aquellos que no dan crédito. Lleva el pelo en una cola de caballo, de la que se desprende algún mechón, que ella siempre intenta meter detrás de la oreja sin conseguirlo, atenta a su móvil. Pantalón vaquero, blusa blanca. Pocas paradas después, al incorporarse para bajar, un brusco volantazo hace que se le caiga la bolsa que porta y tenga que apoyarse en Miren para no caer también ella. Le pide mil disculpas. Miren la ayuda a recoger las cosas que se han caido de la bolsa. Un rosario, un misal, un alzacuellos blanco. La chica se lo agradece regalándole de nuevo su bonita sonrisa, antes de abandonar el autobús. A Miren Urabayen le vinieron a la cabeza los Reyes Magos. De repente. Y que siempre se había preguntado qué era la mirra, y a qué olía. El oro no tenía olor. Lo que sí conocía era el olor del incienso. Y a eso olía ahora. A incienso. Si alguna vez tenía un hijo, le llamaría Baltasar.

Timba

12 sábado Sep 2020

Posted by Alquimista de Historias in Relatos

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  • Bueno, ya tenemos todo
  • Lee tú..
  • A ver..“El juego dispone de un tablero cuadriforme veteado…
  • Y eso qué és?
  • Yo lo veo un tablero normal, la verdad..
  • Pues que es cuadrado y tiene estas marquitas, pero no van a poner „El tablero es cuadrado y con marquitas“..
  • Por qué no, si lo es..?
  • A lo mejor es la traducción…
  • Bueno, da igual, tú sigue..
  • Quiere alguien algo de la cocina?
  • Pues mira, agua si tal..
  • Mi chaqueta, que la dejé allí…
  • No, no vayas a la cocina ahora, espera que acabe de leer las instrucciones…
  • Y te entrego un instancia..o cómo?
  • Venga, lee de una vez..
  • „El juego dispone de un tablero cuadriforme veteado, sobre el que se dispondrán las treinta y tres piezas empezando por las azules…
  • Y por qué las azules?
  • Treinta y tres…qué cantidad más rara, no?
  • „La edad de Cristo menos un mes“ que diría mi abuela…
  • Y se ponen sobre las marquitas..o cómo?
  • „…empezando por las azules mientras se tiran los dados, en el caso de que salga seis se saltará turno y se contarán veinte puestos…
  • Pero si todavía no empezamos, cómo vamos a tirar los dados…
  • Veinte puestos…hay que dar dos vueltas al tablero…
  • Tiene que dar seis la suma…
  • Qué suma?
  • De los dados..
  • „….una vez dados los dados y presentados los contrincantes, dado que se trata de un juego de estratégia, se dará importancia al contrincante de la derecha…
  • Uy
  • De la derecha de qué..o de quién..
  • Pues de cada uno..Y por qué al de la derecha?
  • Muy sectario me parece..
  • Hombre, los juegos van siempre hacia la derecha…
  • Bueno da igual…“al contrincante de la derecha, que se encargará de sumar y restar los puntos cada vez que el contrincante de turno le lance con vehemencia los dados…
  • Cómo que le lance los dados…?
  • Al tablero..
  • Y cada vez hay que hacer cuentas…y a Santo de qué?
  • Tengo sed..
  • „ lance con vehemencia los dados y acierte a disparar las piezas contra el borde superior del tablero y consiga así el plus-doble. De no darse el caso pasará turno dos veces y dará palmas para hacerlo patente…
  • Nonaino Nonaino..
  • Tra-Trá!!
  • Una vez acerté a dar con un bate a una pelota de baseball, la envié lejísimos…una bronca me cayó encima…
  • Bueno..esto son dados…
  • Si caen por ahí los buscáis vosotros…
  • „..para hacerlo patente. Ganará aquel que marque más veces la marca y obtenga más puntos con los dados dados sin haberse dado la vuelta…
  • Y si entra alguien a matarnos le decimos „no, perdona, es que no nos podemos dar la vuelta…“
  • Se me ha dormido un pie…ay! Qué grima por Dios…
  • Y los que no marquen la marca…qué?..damos palmas?
  • Supongo que continúan jugando hasta que lo consiguen…
  • El qué?
  • Darle a las piezas en la marca con el dado sin darse la vuelta ni que sume seis..
  • Yo tengo que beber..
  • Traeme mi chaqueta…
  • Ay espera que voy contigo y así despierto el pie…
  • Un dado es más grande que otro…
  • David y Goliath…
  • No, ese al final no lo compré, si se tiran piedras en lugares cerrados se acaban rompiendo cosas…

Manfred

07 lunes Sep 2020

Posted by Alquimista de Historias in Relatos

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Yo siempre he sido muy sociable. Me interesaba por este y por aquel, me conocía todo el mundo, no?. Y también las mujeres. Eso fue siempre así. Con dieciocho ya tenía a mi hija mayor, y la madre dieciseis, imagínate tú qué plan, no?. Pero las cosas fueron así, y ya está. Y claro, mi padre me dijo, Manfred, tendrás que hacer algo de tu vida, y me hice ingeniero. Porque era lo que entonces se hacía uno para poder ganarse bien la vida, no?, Ingeniería. Mi primera mujer y yo nos separamos, pero más que separarnos cada uno hizo su vida de forma distinta, y ella conoció a otro, y tuvo otros hijos, claro, lógicamente. Lo mío con las mujeres, es digno de estudio, así te lo digo, porque claramente no soy el más guapo, ni el más fuerte ni pertenecí nunca a los que van primero ellos y luego el resto, como ves soy un tipo normal tirando a flaco, pero me las llevaba a todas. Mi amigo Gunther, que sí era el más guapo y más fuerte y todo eso, me preguntaba siempre que cómo hacía, porque a veces salíamos juntos, bueno, ya sabes, a ver un poco el mundo, no?, y el que se llevaba a la chica más mona era yo. Yo supongo que es por como hablo. No lo sé. Pero a mi me chiflan las mujeres, eso también cuenta, claro. En algún momento conocí a mi segunda mujer, como pasan las cosas, no?, y como era de esperar en seguida tuvimos dos hijos, y cuando digo enseguida es que hay meses en el año que tienen la misma edad, mi otra hija nos ayudaba y esas cosas, pero no siempre, porque mi hija tuvo una época muy hippy, y andaba como una loca de un lado para otro, un día nos llamó a las tantas, hola papá estoy en Grecia y pienso en ti ahora mismo, y yo le dije que pues qué bien, no?. Después se hizo profesora de latín y da clases en un instituto, su marido es profesor también, de biología, creo, pero no estoy seguro. Nosotros nos íbamos siempre de vacaciones a sitios donde los niños pudiesen correr y moverse libremente, no?, Egipto era perfecto, con toda aquella arena, no?, ahora ya no tanto. Mi segunda mujer un día me dijo que se sentía mal, y como son las cosas, al poco murió, no?, en aquel momento esas cosas no se podían saber, y supongo que ahora tampoco, el hecho es que yo me dije, Manfred, tú no sirves para estar solo y arreglarte con los dos críos, y como soy yo, pues me busqué otra mujer. Y sacamos las cosas adelante, y también a los críos. Y cuando ya nos relajamos, y ya casi se nos íban a ir de casa, nos llegó la pequeña. Durante cuatro meses fue un bulto en la matriz, no?, y yo diciéndole mira que yo barrigas ya he visto varias, y nos viene algo por ahí. Pero ella decía que no, que confiaba en su médico. El bulto se llamó María. Así de simple. Yo creo que porque nos cogió a los dos ya cansados. Con esta íbamos a All-inclusive, y la apuntamos a los Scouts. Por las excursiones, los niños necesitas moverse, no?. Yo ahora no me muevo mucho, la verdad. Si voy a algún sitio es a la casa que me dejó una tía abuela mía, que llegó a los ciento diez, fíjate tú, no?, y que está en medio de la nada. Aún hay sitios en medio de la nada, esta casa es uno de ellos, y voy siempre solo, porque mi mujer dice que si nos da algo allí cuando nos encontrasen seríamos momias, y eso a ella le da mucho miedo, las momias, la nada no tanto, no?, pero en fin. Cuando voy, abro todas las ventanas, y me siento en un porche que hay en la parte de atrás y que da a un inmenso jardín que mando cortar dos veces al año y que sirve de pista de entrenamiento a una familia de cuervos. Yo estoy convencido de que me conocen y me saludan, porque ya varias veces me presentaron a sus crías y dejaron caer nueces a mis pies. Yo llevo unos sandwiches y mi termo de café, y los observo hasta que se retiran. Y también me retiro yo. A veces me acompaña uno de mis hijos, el que se parece más a mi, y siempre me dice que si alguien nos matase allí el nuestro acabaría siendo un Expediente Abierto porque los únicos testigos serían los cuervos. Y yo le digo que en ese caso, estoy seguro de que ellos guiarían a la policía hasta el asesino, no?. Y nos reimos. Porque si hay algo, además de las mujeres, que me guste en esta vida, es reír. A lo mejor es por eso que tenía tanto gancho. No lo sé. Ahora sólo espero no llegar hasta los ciento diez, no sabría qué hacer con mi tiempo.

Vector y los problemas

03 jueves Sep 2020

Posted by Alquimista de Historias in Relatos

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-Vector tenemos un problema…

-Sólo uno? Me tranquiliza..

-Uno, pero grande…

-Sorpréndeme…

-Maritina Santillana no quiere ir al guateque de Luís Robledo…

-Y ese es el del martillo pilón…

-Qué martillo pilón?

-No es ese?

-Vector, esta gente no usaba martillos pilones….

-Entonces….a quién se le perdió el martillo pilón?

-Yo no trabajo Pérdidas…soy Encuentros y Casualidades

-Y qué necesitáis?

-Necesitamos que quiera ir al dichoso guateque…

-Y por qué no quiere ir ahora de nuevas?

-Porque llueve y hace frío…

-Y el guateque es al aire libre..

-No, es en la casa de Luís Robledo…

-Y ella tiene que ir por…?

-Porque allí va a conocer a Quique Calatrava con el que se casará y tendrán cuatro hijos, todos varones, el tercero de los cuales, Juan Manuel, se hará cirujano y será quien salve la vida a John Carpenter, el piloto de Formula1, después del accidente…

-Envía a Encuadre4, sabrá solucionarlo….

-En calidad de qué?

-Eso déjaselo a Encuadre4….

Maritina Santillana apartó el visillo de la ventana de su habitación y suspiró al tiempo que dibujaba un cansino mohín de hastío en su rostro. Seguía lloviendo a mares y hacía un momento el viento había lanzado una bocanada de granizo contra el cristal.

-Lo dicho, me voy a poner la bata y me voy a meter en la cama que es dónde mejor se está en días así…qué pereza arreglarme ahora…- Se lo decía sin demasiado ánimo a su prima Consuelo, quien pasaba las hojas de una revista, recostada en una de las camas gemelas.

-Yo no estoy invitada…así que tú verás…- Dijo sin ratro alguno de resquemor en el tono, mientras pasaba una hoja, Maritina se volvió a medias y se encogió de hombros, pero se mantuvo en silencio, para luego volver a observar la lluvia. En eso alguien llamó a la puerta, y antes de que pudieran decir nada, ésta se abrió y dio paso a la madre de Maritina, que venía acompañada de una chica de pelo castaño recogido en una cola de caballo y gafas de pasta negras, vestida con una falda de lana gris y un conjunto Pulligan azul cielo, y que sonrió con suma dulzura al verlas.

-Nena, mira, esta chica dice que viene de parte de Luís Robledo – Explicó la Sra. Santillana, que no parecía conocer a la chica, a la que observaba con una mezcla de curiosidad y reparo. La chica entró en el cuarto y miró en silencio a Maritina y a Consuelo, quienes a su vez también la miraban a ella un tanto sorprendidas.

-Hola, Buenas Tardes, yo soy Mariángeles, la prima de la ahijada del padre de Luís quien me envía para llevaros al guateque en coche, por la que está cayendo…- Explicó con calma, haciendo un gesto desvaido hacia la ventana, la Sra. Santillana se llevó la mano al pecho y parpadeó varias veces.

-En coche..? Mujer..sólo son dos calles, no había necesidad…con un paraguas…- Comenzó, pero Consuelo la interrumpio al tiempo que se incorporaba en la cama.

-Llevarnos? A mí también?- Preguntó sorprendida, Mariángeles se ajustó las gafas y carraspeó, para luego volver a sonreír de aquella manera tan irresistible.

-Sí, a las dos…no es fantástico?- Preguntó abriendo sus manos en gesto de alegría, Maritina se encogió de hombros y casi rio.

-Pues sí…qué amable Luís…no? Y de quién dices que eres ahijada..?

-Eso ahora no importa, es hora de que os arregléis para vuestra gran noche…- Animó Mariángeles, las primas se miraron entre si y luego a la Sra. Santillana quien en ese momento guiñaba los ojos, como hacía cuando quería acordarse de algo y no era capaz.

Maritina Santillana escogió para la ocasión un vestido azul cobalto de media manga, que si daba vueltas se abría dejando ver las enaguas de tul gris. Le dejó prestado a su prima un vestido verde agua, también con enagua, pero no de tul. Mariángeles estuvo presente en todo momento, sin perder un momento aquella sonrisa que invitaba también a sonreír a todo aquel que la mirase, y llegada la hora las llevó en un Mercedes hasta la misma puerta del portal de Luís Robledo, disculpándose por no acompañarlas, ya que tenía que devolver el coche al garaje.

-Un Mercedes, Encuadre4, no encontraste otra cosa..?

-Vector, era eso o un Rolls…

-Bueno, visto así…

-Hay que buscar un nuevo algoritmo para Consuelo

-Qué tiene de malo el de ahora?

-Ella no estaba invitada, según su algoritmo actual Consuelo no va a este ni a cualquier otro guateque, se hace mecanógrafa y se emplea en el Ministerio de Educación donde trabaja hasta su jubilación, se queda soltera..

-No podemos cambiar el transcurso de los acontecimientos Encuadre4, sólo ayudar a que sucedan…

-Ya lo hemos cambiado con su asistencia al guateque, Vector, es inevitable..

-Y qué necesitas?

-A Hipólito Miranda..

-Y ese es..?

-Ferreterías Miranda, tiene el mismo algoritmo que ella, pero en versión ferretería..

-Y ese es el que pierde el martillo pilón..

-No que yo sepa, Vector, y yo lo sé todo de él, sé que calza un cuarenta y cinco por ejemplo…

-Puede dormir de pie..

-El duerme poco y mal, tendré que mirar también ese factor…

-Pero esta vez sin Mercedes..

-No te prometo nada, Vector, y voy a necesitar a Escala7..

-Escala7 no está disponible…

-Es el único que puede solventar la situación…

-Ahora mismo se encuentra desviando flechas en la Guerra de los Boers…

-Envía a Ajuste08 es su especialidad…

-Lo haré…y Encuadre4, intenta que todo quede ahí..

-Todo será intentarlo.

Hipólito Miranda repartía cuidadosamente las tuercas del número 5 y las del 6 en sus compartimentos, sacándolas una a una de las cajas de repuestos que acababa de recibir, antes de depositarlas en su sitio corroboraba con un vistazo experto que no tuvieran defecto alguno, ajustándose de vez en cuando sus gafas metálicas bifocales. Hipólito Miranda había sido un adolescente que había crecido mucho en poco tiempo, convirtiendose en un hombre muy alto, de complexión delgada y tendente al encorvamiento, como también lo habían sido su padre y su abuelo antes que él. Hipólito portaba gafas desde la infancia y el grosor de los cristales había ido aumentando al ritmo de su miopía, lo que daba a su rostro, de facciones tranquilas, una expresión de eterna concentración. Y en eso estaba, concentrado en dilucidar si una de las tuercas del 6 estaba abollada o no, cuando escuchó la campanita que anunciaba la entrada de clientes en la ferretería. Salió de la trastienda aún con la tuerca  entre sus dedos, y hubo de ajustarse las gafas para ver mejor a la persona ante el mostrador, un hombre joven, ni alto ni bajo, de cabello rubio en correcto corte, con gafas oscuras y azicalado con un gabán negro bajo el que se adivinaba un traje de perfecto corte del mismo color con camisa blanca y pajarita gris, que sonrió mostrándole una flamante dentadura nada más le vio aparecer.

-Buenas Tardes…en qué puedo ayudarle?- Preguntó Hipólito sin moverse del umbral que daba paso a la trastienda ni soltar la tuerca de la presión de sus dedos, el desconocido tamborileó brevemente con los dedos sobre el mostrador sin abandonar su brillante sonrisa.

-Muy Buenas Tardes, Hipólito…bueno lo de Buenas es un decir, verdad?..en fin, soy Oleguer, el primo de Luís Robledo…- Se presentó, Hipólito se ajustó mejor las gafas y alzó las cejas un instante para luego acercarse al mostrador con la calma de las personas altas.

-Luís Robledo?- Hipólito conocía a Luís porque los dos acudían al mismo Club de Ajedrez, pero antes de que pudiera preguntarle al desconocido qué le traía por la ferretería, Oleguer se le adelantó.

-Sí, verás, me ha enviado para que te venga a recoger…necesita tu ayuda para el guateque, ya sabes cómo son esas cosas, que si la música, que si la CocaCola los sandwiches, las luces…y necesita de tu presencia para que todo salga bien..- Explicó, Hipólito, sin querer, dejó caer la tuerca que hasta entonces había sujetado entre sus dedos, y ésta rebotó en el suelo y se perdió por algún lugar por debajo de las estanterías.- No me digas que no es un buen plan, Hipólito…- Anotó Oleguer apoyándose con suma elegancia en el mostrador para atraer hacia si la atención de Hipólito quien por un instante había intentado buscar con la mirada la ruta seguida por la tuerca, pero después se ajustó las gafas y volvió a concentrarse en Oleguer y lo que acababa de decirle.

-CocaCola?…pero yo..

-No tenemos tiempo que perder, Hipólito, subamos a tu casa para que puedas cambiarte, no estoy diciendo que ese mandil te quede mal, pero cada ocasión necesita su habío, verdad?, dirás tú que yo voy ligeramente overdressed, pero sinceramente, no encontré otra cosa y seguro que tú tienes ropa suficiente para dar la talla, que no te falta, por lo que observo…ven, Hipólito, no hay tiempo que perder…

-Pero yo…

-No tengas cuidado, Hipólito, tu padre lo entenderá….

 

-Vector, Escala7 necesita más gente..

-Gente, es un término demasiado amplio…

-Necesita y cito „más afluencia de público“…

-Ha dado razones?

-Negativo

-Contacta con Muchedumbres, ellos le ayudarán…

-Entendido, Vector…

-Ha encontrado alguien ya el martillo pilón?

-Herramientas y Elementos Móviles se está encargando…

-Algo es algo…

Luís Robledo no conocía a casi nadie de las personas que ahora abarrotaban su casa. Cansado de acudir a abrir la puerta cada vez que llamaban al timbre, había dejado encargado de hacerlo a uno que dijo llamarse Jacinto y ser amigo de su prima Marisé la de Pamplona. Mirara hacia donde mirara ante él se extendía una nube baja de humo en la que se movía un mar de cabezas danzantes al ritmo de la música que salía de su tocadiscos, en ese momento un Twist, que no recordaba que tenía. De lejos le pareció divisar a su mejor amigo, Quique Calatrava, quien bailaba y charlaba animadamente con Maritina Santillana, que había sido la primera en llegar con su prima, una tal Consuelo, a la que no había visto nunca antes, como a la gran mayoría de los presentes, entre ellos un grupo de cinco jóvenes de rasgos asiáticos y que dijeron ser filipinos, con los que se cruzaba de vez en cuando y le felicitaban por el buen ambiente. Desde un lateral Marimanuela Ordoñez, a la que no recordaba haber invitado pero él se había alegrado sobremanera al verla aparecer, le hizo señas para que se acercara, en ese momento estaba tratando de mantener una conversación con un grupo de gente entre la que se encontraban la tal Consuelo, Hipólito el de la ferretería y un chico rubio con gafas oscuras que parecía un maniquí de revista.

-Tienes un salón enorme, Luisito! Cuánto local!- Felicitó Marimanuela, Luís asintió pasándose la mano por el cabello, ya que, sin querer admitirlo, hacía ya un rato que había dejado de reconocer su propia casa, optó por preguntarle si quería una CocaCola, que tampoco sabía de dónde salían, y los dos se perdieron en la multitud.

-Qué barbaridad! Es la primera vez que estoy en un sitio así!- Admitió Consuelo, aferrada a su CocaCola, Hipólito miró a su alrededor y asintió con la cabeza.

-Yo también! Ni en las fiestas de la patrona hay tanta gente!- Anotó teniendo que inclinarse ligeramente para que ella le oyera, Consuelo sonrió y tomó un sorbito de refresco.

-Y eso que no tenía que venir!- Comentó, Hipólito se ajustó las gafas y levantó las cejas.

-Yo tampoco! Oleguer me dijo de venir, y vine!- Explicó señalando a Oleguer, quien asistía a la conversación con una correcta sonrisa, y una vez Hipólito dijo esto levantó una ceja y apoyó su mano en el hombro de Consuelo.

-Consuelo, a Hipólito, si tú le dices ven, lo deja todo!- Anotó, Consuelo, se llevó la mano al adorno de la pechera de su vestido y miró a Hipólito totalmente maravillada.

-Hipólito!- Casi suspiró, Hipólito se inclino hacia ella, ajustó las gafas y alzó las cejas.

-Bueno..todo..todo..- Sopesó él con un halo de duda, Consuelo le cogió del brazo y rio.

-Ay Hipólito, qué cosas tienes!- Y quiso comentarle algo a Oleguer, pero éste ya avanzaba entre la muchedumbre danzante, y se perdió entre las nubes de humo.

 

-Y tenían que ser filipinos…

-Eso díselo a Muchedumbres, Vector, yo soy Datos y Señas..

-Cómo se ha solucionado el Algoritmo Consuelo?

-Consuelo Sánchez e Hipólito Miranda comparten algoritmo desde que les hicimos coincidir, regentan una cadena de ferreterías y una empresa de materiales de construcción, tuvieron tres hijos, y actualmente siete nietos…

-Vale, vale..y Maritina Santillana?

-Su algoritmo no varió, salvamos la situación…

-Perfecto…dónde está Escala7 ahora?

-Está en Lo que el Viento se llevó…

-Se ocupa ahora de Huracanes y Desastres?

-No, Vector, en el rodaje de „Lo que el Viento se llevó“…

-Ya me parecía a mí…y Encuadre4?

-Está en Woodstock, con el equipo de Aglomeraciones y Efemérides..

-Y nadie sabe dónde está el martillo pilón?

-Vector, es mejor que lo demos por perdido y lo incluyamos en Lapsus y Dejavús

-Tienes razón, inclúyelo, algún problema más?

-Yo siempre traigo problemas, Vector…

-Díme entonces algo que no sepa…

 

Uwe Kohlhof se disponía a colocar un poco más de musgo sobre las rocas de cartón piedra que decoraban el ingente escenario del teatro, cuando se dio cuenta de su presencia, allí, en medio del escenario, iluminado con una haz de luz proveniente de un foco en lo alto, había un martillo pilón. Uwe Kohlhof se acercó para asegurarse de que no estaba viendo visiones. Al confirmar su sospecha, suspiró con fuerza y llamó al ayudante de Dirección Artística.

-Horst! Hoorst!!

-Y ahora qué pasa?!

-No me grites..

-Perdona, pero quien gritó primero fuiste tú…

-Qué hace esto aquí?

-Qué es „esto“?

-No lo ves? Un martillo pilón?

-Un martillo qué?

-Pilón, Horst, un martillo pilón, qué tiene que buscar una cosa así en „El anillo de los Nibelungos“?

-Ay a mí no me mires, si está ahí será porque al Excelentísimo Jochen se le ocurrió, así que déjalo…

-Así en el medio?

-Sí, así en el medio..

-Como para que alguien tropiece con la de gente que entra y sale después…

-Pues querrá que tropiecen, yo qué sé, el Excelentísimo es él…

-Pues pondré una marca luminosa…

-Tú si que eres una „marca luminosa“

-Yo también te quiero..

Ese año la puesta en escena de la ópera „El anillo de los Nibelungos“ en el Festival de Ópera de Bayreuth fue muy celebrada y alabada en todos los medios.

Todos compartían la misma opinión. Un martillo pilón en medio del escenario, resumía a la perfección el alma de la obra.

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