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Alquimista de Historias

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Alquimista de Historias

Archivos mensuales: diciembre 2020

No grites

30 miércoles Dic 2020

Posted by Alquimista de Historias in Relatos

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Laura se despertó antes de que sonara la alarma del reloj. Ella pertenecía a la minoría de gente de su edad que utilizaba un reloj-desperador para salir de las garras del sueño, acostumbraba apagar el teléfono móvil antes de irse a dormir. Antes de apagar la luz leía un rato, no demasiado tiempo, de diez minutos a un cuarto de hora, ahora estaba leyendo uno de un arquitecto de jardines japonés donde explicaba su manera de entender la creación de un jardín. Desde que lo leía tenía sueños tranquilos y musicales, aunque cuando despertaba nunca se acordaba de las melodías. Ella también pertenecía a la minoría de gente que no se desperezaba al despertar, así que salió de la cama y fue directa al baño a darse una ducha. La ducha de la mañana no era larga. Lo justo para despejarse. Solía dejar el uniforme del colegio preparado en un galán de noche que había pertenecido a su abuelo. Su colegio, aunque femenino, daba la opción de usar pantalón de lana gris, y ella solía hacerlo en invierno, chaqueta verde ribeteada en azul con el escudo del colegio en la pechera, camisa blanca, con o sin corbata, ella optaba siempre por una pañoleta, que anudaba al cuello, zapatos negros de cordones. Si de algo tenía mucho, era pelo, abundante, liso y castaño en melena hasta los hombros. Ella no era ella sin su cola de caballo. No necesitaba más. A veces protector labial, por hacer algo.

Camino del comedor de diario, pasó por delante de la habitación de sus padres, la puerta estaba abierta, la habitación seguía tan intacta como los días anteriores. Su padre estaba de viaje, y su madre al parecer también, o no, no estaba segura. De vez en cuando recibía whatsapps de ella, plagados de emoticonos de muñequitos mandándole besos, u osos amorosos bailando. Ella le respondía con un gif de un koala comiendo hojas de eucalipto.

Cuando ella llegaba al comedor de diario, Marita ya le tenía preparado el café con leche en taza pequeña y la tostada con mantequilla que tomaba como desayuno. Eso era lo único que era capaz de tomar a esas horas. No se sentaba, bebía el café y se marchaba al colegio,chal de lana, bolso con libros y carpetas en ristre, tostada en mano.

Su autobús pertenecía a la ruta 5. La parada estaba a diez metros del portal de su casa. Durante mucho tiempo había compartido viaje con Adelaida Vázquez Campa, pero desde que ésta se había mudado a Oslo con su familia, se sentaba junto a Lourdes Paniagua Guzmán, a la que desde siempre habían llamado Lorde, antes de la aparición de la cantante del mismo nombre, como ella gustaba de aclarar, le intersase a su interlocutor o no.

  • Mira Lau, Nachete me acaba de enviar una foto…- Informó Lorde mostrándole la pantalla de su móvil, en la que se podía apreciar a un chico haciendo el símbolo de la victoria con ambas manos e imitando una mueca de ganster, sentado en lo que parecía un coche. Lorde negó con la cabeza, como quien da algo por imposible- Fíjate tú qué mérito, una foto desde el asiento de copiloto del coche de su padre a las ocho de la mañana…voy a enviarle una de nosotras aquí, de sufridoras en el bus…bueno, di tú que si aún fuera urbano, calladita estás más guapa Lorde…mi padre dice que a Nachete le falta una bugía, no un hervor…una bugía..y tiene razón…pero por eso funcionamos, porque justo esa bugía la tengo yo…o no?- Y la miró guiñándole un enorme ojo azul tras sus gafas de pasta verde. Lorde llevaba el pelo rubio liso cortado a lo chico, con un flequillo que le caía a uno u otro lado del rostro, según le viniese en gana colocarlo, y que enmarcaba un rostro pequeño y pecoso, como de eterna niña, que rompía el encanto con una voz rota y profunda.- Porque lo que tengo claro es que me voy a casar con Nachete…y ya sé cómo voy a ir, me voy a poner una pamela gigante de paja de estas que llegan hasta el suelo, un vestido lencero y sandalias, así me ahorro peluquería y maquillaje…como no me van a a ver…- Laura soltó una carcajada, sólo de imaginársela, ya que Lorde no se caracterizaba por su altura- crecer aún tengo que crecer…o eso nos dijo el especialista..así que la pamela para entonces me queda de vicio…no como a mi madre, que cuando se pone una parece el sombrero de „El Principito“, no te rías, c´est vrai….- En eso le llegó un mensaje de Whatsapp- hablando de la reina de Roma…“Dónde estás?“…dónde voy a estar mamá…en el puto bus..a ver..“En el bus con Lau“, ponte mona para selfie…- Y se hicieron un selfie sonriendo exageradamente a la cámara- „Llama a tu tía para la merienda“…vale, pero qué tía, tengo ocho, para ser exactos…- Recibe otro Whatsapp- „Hola Lorde, cuando salgas del cole avisame para la merienda y te recojo en la parada, seré la del Mini-Verde.Besousss“…entonces es Irene..qué le envío?- Lorde acarició la pantalla de su móvil en busca de un emoticono.
  • El Koala comiendo hojas suele gustar- Apuntó Laura, Lorde asintió con la cabeza y se lo envió a su tía como respuesta, quien a su vez le respondió con Jennifer Aniston dando palmas.

La mañana en el colegio transcurrió sin acontecimientos salientables, exceptuando que en la primera pausa, Laura recibió un mensaje de Whatsapp de su modista, con la que aquella tarde, tras el colegio, tenía una cita para probar el vestido que iba a llevar a la boda de su prima. La cita no sería en el taller como de costumbre, sino en otra dirección que le indicaba en el cuerpo del mensaje. Calle Amazonia, Torre 4, Fase 2, Piso 10G. Laura buscó la dirección online. Ni idea de dónde podía ser. Para llegar allí tenía que tomar el autobús de la Zona3.

Ella fue la última en bajar del autobús de la Zona3. El conductor, antes de abrir las puertas del bus, le preguntó si estaba segura de que tenía la dirección correcta, ella se la había enseñado en el mensaje de su modista, y él, aunque no muy convencido,la dejó bajar. Ante ella se abrió entonces un paisaje urbano totalmente desconocido, dominado por la presencia de infinidad de torres de pisos, rodeadas por un complejo entramado de calles. Calle Amazonia, Torre 4. Activó la búsqueda en su móvil, y éste le mostró casi inmediatamente un mapa con el trayecto a seguir. Tuvo que desandar dos veces una calle, y dobló donde no debía, pero por fin llegó a su destino. La Calle Amazonia era idéntica al resto de las calles, estrecha, larga, con torres de pisos a ambos lados y pasarelas de un edificio al otro, tanto aéreas como subterráneas. No tardó en encontrar la Torre 4, pero una vez ante el portal, no supo encontrar la Fase 2.

El portal estaba abierto, así que se decidió a entrar, encontrándose entonces en una especie de patio interior del que partían varios pasillos. Iba ya a llamar por teléfono a su modista, para que la guiase, cuando un chico, portando una pequeña bolsa de deporte negra apareció, caminando hacia ella.

  • Hola, perdona, sabrías decirme cómo llegar a la Fase2?- Le preguntó casi sin atreverse, el chico, un tanto contrariado por su pregunta, la miró un instante de arriba a abajo y asintió levemente con la cabeza, para luego indicarle que le siguiese con un gesto desvaido de la mano- Gracias…- El chico no contestó, se limitó a avanzar por el pasillo que les quedaba a la derecha, y ella le siguió.

Llegados al ascensor, él pulsó casi con rabia el botón para llamarlo. Era un chico alto,tenía el pelo muy corto y sus facciones marcadas no disimulaban su mal humor, una cicatriz en su ceja derecha no le daba un aspecto más amable. Llevaba una cazadora de piel vuelta forrada de borreguillo, pantalones vaqueros y zapatillas de deporte, parecía estar convencido de que el ascensor descendería más rápido si mantenía su mirada clavada en los números que se iban sucediendo en el visor sobre la puerta. Laura se colocó mejor su chal de lana, un viento helado se colaba por todas las rendijas, se arrepintió de no haberse puesto un abrigo aquella mañana. Cuando por fin llegó el ascensor, el chico abrió la puerta y la dejó pasar primero. Laura se situó al fondo del habitáculo, él junto al cuadro de botones, sobre el que alguien había pintado un grafiti amarillo.

  • Qué piso?- Preguntó, como de trámite.
  • Perdón?
  • Que qué piso…
  • Ah..décimo, gracias- Él pulsó el botón con el número 10. Le dio entonces la espalda, apoyándo el hombro contra la pared. Laura se arrebujó en su chal, mientras observaba el avance verde de los pisos en los números del visor. Silencio. El ascensor hizo de pronto un ruido extraño. Acto seguido se quedó parado entre el quinto y el sexto. Silencio.
  • No grites..- Dijo él entonces sin volverse, Laura aferró sus manos a su bolsa, y le miró con los ojos muy abiertos, sin poder disfrazar su pánico.
  • Perdón?..- Él suspiró, y miró hacia arriba, todavía sin volverse, como buscando algo en el techo del habitáculo, si bien lo que parecía buscar era paciencia.
  • Que no grites…se ha quedado trabado, suele pasar..
  • Y qué…hacemos?- Él se encogió de hombros, y apoyó la espalda contra la pared, luego la miró sin mostrar un ápice de empatía.
  • Esperar- Dijo casi irónico, ella miró hacia los botones.
  • No hay alarma?- Él ni se dignó a buscar el símbolo en el cuadro, fijando su atención en el móvil que sacó del bolsillo del pantalón.
  • No funciona- Informó, sin ánimo de darle conversación. Ella asintió en silencio, y sacó también su móvil, iba a decir algo, pero él se adelantó.
  • No hay cobertura- Ella le dio la razón con un leve gesto, y volvió a guardar el móvil en el bolsillo del pantalón. Silencio. Ella se cansó de estar de pie y se sentó. El hizo lo mismo. Silencio. Entonces se fue la luz.
  • No grites…
  • Yo no..yo no soy de gritar..
  • No se va a caer…suele pasar..
  • Ya..
  • Cómo te llamas?
  • Laura…y tú?
  • Luz..
  • Luz?
  • Sí, justo la que ahora no hay- Ella intentó no reirse, quien pareció reirse fue él- Riéte si quieres, no me importa- Su voz sonaba ahora más tranquila.
  • Perdona..
  • Suele pasar…y qué se te pierde por aquí?
  • Mi vestido…quiero decir, mi modista me ha citado aquí..excepcionalmente..
  • Modista?
  • Sí..Lola Alberdi, 10G..
  • Ni idea..
  • Vives aquí?
  • No, mi primo..
  • De visita, entonces..
  • No, a recuperar lo mío..
  • …
  • Se confundió con la bolsa…
  • Invirtió mal, o cómo?- Él tardó unos instantes en contestar.
  • No, esta que llevo es la suya..se llevó la mía por error, porque son iguales..
  • Ah comprendo…
  • 10G?
  • Sí..por?
  • Por nada..

La luz volvió con un topetazo que les asustó a ambos, y con ella el avance del ascensor.

  • Si quieres te ayudo a buscar el 10G..- Propuso Luz cuando llegaron al décimo, ella le sonrió sin poder disfrazar su alivio.
  • Pues sí…muchas gracias, esto es un laberinto

Salieron del ascensor y se encontraron en un inmenso rellano, del que partían tres pasillos, Luz le indicó que debían seguir el de la izquierda.

  • Tu primo vive también en esta parte?- Se interesó Laura, Luz asintió con la cabeza.
  • Sí, al dar la vuelta..- Explicó señalándole el final del pasillo por el que avanzaban, que no parecía tener fin. A, B, C, D, E, F. La puerta del apartamento G estaba entrebierta.
  • Alberdi, es aquí, mira está abierta…- Dijo Laura, para luego dar dos toquecitos con los nudillos contra la puerta antes de entrar- Lola?…
  • Laura…espera..- Advirtió Luz, pero Laura ya había entrado en el apartamento 10G. Alcanzó a avanzar un par de pasos, hasta escuchar un ruido desde algún lugar y darse cuenta de que estaba pisando sobre un rastro de sangre que se perdía en el interior de la vivienda. Una fuerza, que por un instante le recordó al rebufo de un tren de mercancías, tiró entonces de su brazo derecho y la arrastró sin que ella pudiera hacer nada por evitarlo fuera del apartamento, al tiempo que explotaba lo que a ella le pareció un ráfaga de petardos. La fuerza la hizo recorrer el pasillo a tal velocidad que sus pies no tocaban el suelo, abrió puertas, descendió escaleras sorteando varios escalones a la vez, más petardos, un cristal estalló en algún lugar, más puertas, otro pasillo, más escaleras sin atender a peldaños, gritos, voces, más cristales, más gritos, ráfagas lejanas, más puertas, los petardos fueron quedando atrás, más escaleras, patios oscuros, pasarelas subterráneas, más patios, en un avance infernal que parecía no tener fin y al que sus piernas respondían mecánicamente, sin saber hacía dónde.

La huída cesó como había empezado, de golpe. Y se vio acurrucada contra la puerta de una sala de calderas, incapaz de respirar bien, aferrando con una mano su bolsa, y con la otra la mano de Luz, quien junto a ella, había apoyado la cabeza contra la puerta, y, con los ojos cerrados, trataba de volver a respirar con normalidad.

  • Luz..
  • …
  • Luz..- Luz se volvió hacia ella, y la abrazó en silencio.
  • Laura…- Susurró aún casi sin encontrar su voz, luego le acarició el rostro con suavidad- Laura..no grites…-Ella negó con la cabeza, pero no pudo evitar que un llanto descontrolado manase de sus ojos, él tragó saliba y la volvió a abrazar.
  • Por..qué..me dices..siempre..que no grite..?- Articuló ella contra él, Luz la apartó un instante y la miró, su rostro había perdido todo rastro de dureza, ahora sólo había tensión y miedo, Laura fijó sus ojos en los de él, eran color miel, y sintió que allí estaba a salvo, sólo allí
  • – Porque si gritas..tú, entonces también grito yo…entiendes, Laura?…y eso no lleva a nada…ahora tenemos que…

No le dio tiempo a acabar la frase. Una explosión hizo retumbar el suelo, y todo se vio envuelto en una nube de polvo, humo y cristales. Después se hizo un silencio de plomo.

  • Qué hacemos ahora, Luz?
  • Ir a buscar a mi tío…él sabrá que hacer.

Buscando siempre la protección de los edificios, y cerciorándose de que, en el caos que siguió a la explosión, nadie se fijaba en ellos, se alejaron del lugar. La zona de polígonos industriales se encontraba casi anexa, comunicada con el área de viviendas por varias calles, que ahora eran un hervidero de policía, bomberos, guardia civil, ambulancias, y gente que trataba de huir, o de buscar a familiares. Luz y Laura lograron acceder a través de una pasarela subterránea, desde los sótanos de una de las torres. El tío de Luz poseía una nave industrial, en la que guardaba lo que que había sido su medio de vida durante cerca de cuarenta años: dos plataformas de coches de choque. Su hijo no había querido continuar con el negocio, y ahora todo estaba guardado bajo polvorientas lonas. Luz accedió a la nave por una pequeña puerta lateral. No encendió los neones. Laura buscó sentarse sobre unos sacos, le daba impresión de haber estado corriendo toda la vida. Luz sacó su móvil del bolsillo, y le envió un mensaje a su tío diciéndole que se precisaba su presencia en la nave, una mentira a medias.

Clemente Barbera Fernández, tardó menos de diez minutos en presentarse en la nave. Entró por la portezuela del portón principal, y encendió los neones. Era un hombre muy parecido a su sobrino, con el pelo blanco. Luz y Laura le esperaban ante las lonas que tapaban los coches, cogidos de la mano, única manera con la que Laura dejaba de temblar, aún cuando Luz ya le había dejado su chaqueta.

  • Luz?..Si es una broma, me cago en tu madre Dios la tenga en su Gloria…- Espetó Barbera, nada más descubrirles, Luz negó con la cabeza.
  • No tío…no es una broma…es..es..muy complicado…- Comenzó Luz, sin saber cómo explicarse, Barbera se acercó despacio a ambos.
  • Tiene que ver con la explosión de gas?- Luz y Laura asintieron en silencio- Y este bebé quién es?- Quiso saber Barbera señalando a Laura con las llaves.
  • Soy Laura
  • Se llama Laura
  • Hasta ahí llegamos todos….llamamos a Tito y no responde, dejé a tu tía con un ataque de ansiedad, lo que tengas que contarme tiene que estar a la altura…
  • Nosotros fuimos los que iniciamos todo…quiero decir…ella tenía una cita en el 10G, yo la ayudé a buscar el piso..ya sabes como es aquello….la puerta estaba abierta…y ella entró, claro, qué vas a pensar…vi la sangre, escuché el click y salimos por patas…- Barbera le escuchó con atención, y se pasó la mano por la cabeza y el rostro.
  • Yo ahora lo que necesito es un SolySombra joder…
  • Yo he pensado que…
  • Ah..has podido pensar..qué suerte chaval!…
  • Que podrías llamar a Rincón…
  • Rincón?…ya no está en primera linea, está jubilado…
  • Ya, pero cómo quieres que me explique..que nos expliquemos…va a ser más fácil si ya vamos con él…- En eso a Barbera le sonó el móvil, tras responder, se llevó la mano libre al rostro, después suspiró y se santiguó dos veces, se despidió con un monosílabo, por último se apretó los lagrimales y les miró a ambos.
  • Han encontrado al Tito, de esta sale…lo han llevado volando…literalmente, ya no sé ni lo que digo….Clemente céntrate…
  • Rincón..
  • Eso.. Rincón…

Manuel María Rincón Acevedo se había jubilado como inspector de policía hacía cinco años. Primero habló por teléfono con Barbera, después con Luz y por último con Laura, quien pálida, engullida en la chaqueta de Luz y sin soltarle de la mano, repitió lo que ya Luz le había contado, además de darle el dato del cambio repentino de emplazamiento de su cita con la modista. Se marchó de su casa sin dar explicación alguna a su mujer, y haciendo caso omiso a señales de tráfico y límites de velocidad, llegó derrapando hasta la puerta de la nave industrial. No se bajó del coche. Tras una perdida a Barbera, éste Luz y Laura salieron del edificio y se metieron en el coche, que salió a toda velocidad en dirección a la ciudad.

  • Y estos?…Los amantes de Teruel, o qué?- Salinas observaba a Luz y Laura a través del espejo de la sala de interrogatorios, ella apoyada en su hombro,la cola de caballo casi deshecha, pálida, con los ojos cerrados, agarrada de su mano, medio hundida en el borreguillo de la chaqueta, alguien le había puesto delante un café que ni siquiera había probado, Luz parecía hablarle con suma tranquilidad, y de vez en cuando le acariciaba la cabeza, él mismo parecía tenso, y exhausto, pero no a partes iguales. La inspectora Leguineche sonrió levemente a las palabras de Salinas, y negó con la cabeza, para después apoyarse en la mesa ante ella.
  • Ante tí tienes al minuto 0 del desastre de Amazonia 4: Luciano Gómez Barbera, 22, estudiante de Grado de Informática de Gestión en la Complutense por el día, trabajador en la Planta de Reciclaje de cristal Pristec en turno de noche, y Laura Montaner de Garza y Gómez de Lanera, 16, cuarto de ESO en el Colegio WITEC- Explicó con calma, Salina alzó las cejas.
  • Y se han encontrado en un universo paralelo, justo en Amazonia 4…
  • Algo así, él es sobrino del mejor amigo de Rincón….Laura tenía una cita hoy con su modista, y ésta le envió un mensaje de Whatsapp esta mañana cambiando la localización, del atelier de costumbre, a Amazonia 4, hasta ahí todo sería correcto, si no fuera porque hemos encontrado muerta a Lola Alberdi en su atelier y suponemos que llevaba muerta desde ayer, quien quiera que le envió el mensaje a Laura le tenía una trampa muy bien preparada…
  • Y algo salió mal….
  • Con el gas borraron qué salió mal exactamente….pero no saben que nosotros lo sabemos…
  • Están los padres de camino?..
  • Ilocalizables, en domicilio familiar atiende la mujer de servicio….
  • Y qué se hace?
  • Luciano sólo vio una sombra y escuchó un click, ella ni eso…pero los otros sí les vieron a ellos…sabemos que al menos uno murió en la explosión, el otro huyó a tiros y robó un coche, quien se toma tanta molestia para conseguir borrar rastros no va dejando cabos sueltos…
  • Crees que volverán a por ellos…
  • No si podemos evitarlo, ellos no saben que les tenemos, y lo más importante, no saben que hemos descubierto el plan de secuestro, si realmente tienen interés en Laura volverán a intentarlo…
  • Y entonces seremos nosotros los que hagamos trampa…
  • Salinas, a veces eres brillante…pero sólo a veces, no te lo vayas a creer. La inspectora Leguineche explicó a Luz y Laura el plan a seguir. Luz se quedaría en las dependencias policiales donde se podría velar mejor por su seguridad, Laura haría creer que regresaba sola a casa, cuando en realidad lo haría acompañada de la propia Leguineche y su gente. Laura retomaría al día siguiente su vida normal, nada podía desvelar el plan. Luz tuvo que despedirse de ella en el pasillo, Laura se negaba a soltarle la mano.
  • – Luz…no entiendo nada…- Laura entrelazó sus dedos con los de él, y miró a su alrededor sin ocultar su miedo.
  • Ya somos dos…pero ahora tienes que irte con la inspectora Leguineche, todo va a salir bien, ya verás…- Aseguró Luz con toda la calma que pudo reunir.
  • Y tú? Qué vas a hacer?…- Luz le levantó con suavidad la barbilla y le hizo mirarle a los ojos, ella casi sonrió. Allí estaba segura. Sólo allí.
  • Yo me quedaré aquí, no me pasará nada…sólo espero que en algún momento se les ocurra darme de cenar- Susurró casi en confidencia, logrando así que ella, al menos, se riera, después desenlazó con cuidado sus dedos de los de ella y le dio un último abrazo. La inspectora Leguineche la tomó del brazo y la guió por el pasillo hacia la salida. Laura se volvió una vez , antes de cruzar la puerta, pero Luz ya había desaparecido.

Laura no se despertó antes de que sonara la alarma. Fue la inspectora Leguineche quien la arrancó de las garras de un sueño profundo en el que había entrado de golpe, gracias a una pastillita mágica que una de las personas que había invadido su casa la noche anterior le había dado para que pudiera descansar mejor. Por primera vez en su vida, sintió la imperiosa necesidad de desperezarse, después se dió una ducha larga y muy caliente, bajo la que se lavó el pelo. Tuvo que buscar el uniforme de repuesto en el armario, no se paró a buscar pañoleta. Tampoco se hizo una cola de caballo. Se puso un abrigo. Marita le había preparado su café y su tostada, pero sólo consiguió beber un trago. Su casa seguía tomada por un montón de gente.

  • Laura, cuando salgas por esa puerta has de hacerlo como todos los días, como si no hubiera pasado nada, no has de tener miedo, no nos vas a ver, pero nosotros estaremos ahí en todo momento, de acuerdo? Ten siempre el móvil a mano- La inspectora Leguineche se lo explicó con la tranquilidad necesaria como para infundirsela, Laura sonrió levemente y se ajustó su bolsa al hombro, para después abandonar la vivienda.

Hoy Lorde llevaba una diadema de flores de colores.

  • Mi tía me la trajo de México, me queda como a un Cristo dos pistolas, pero le dije que me la pondría hoy, y es lo que estoy haciendo, a ver, prueba gráfica- Se hizo un selfie sonriendo feacientemente a la cámara- ala ya está, la quieres?…ay hija que sosa estás hoy..tienes mala cara, „estás en tus días“? Cómo dice mi abuela?-recibe un Whatsapp- Nachete me quiere, qué bonito, le envío el koala, gracias por el consejo, arrasa el dichoso koalita…te has enterado del desastre? El del gas de ayer? Hay dos desaparecidos, no me extraña…tú viste cómo quedó todo?…zona catastrófica nada más y nada menos…y por supuesto mi madre ya loca con el gas…y nosotros no tenemos gas en ninguna parte, pero ella ya hasta olía gas- Laura sonrió levemente, pero continuó mirando por la ventana, aferrada a su móvil, Lorde levantó las cejas- Tú te has tragado un sable..- En eso a Laura le llegó una notificación al móvil, lo que la asustó, Lorde rio, era una notificación de Instagram, tenía un nuevo seguidor, ahora tenía doce- A ver? Quién es? John Light, sólo tiene una foto y sólo te sigue a tí…bloquéalo ya, no traen más que spam..- Laura abrió el perfil de su nuevo seguidor, y pulsó la foto, era de un amanecer con niebla, en tonos lilas, sonrió y se relajó al leer el único hashtag que jalonaba la instantánea: #nogrites

Luís

20 domingo Dic 2020

Posted by Alquimista de Historias in Relatos

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Ni un alfiler. Ni uno cabía. La multitud que se agolpaba en el andén de la estación de metro, aterida en una gama de prendas de abrigo multicolor, en la que primaba el verde y el gris, se le representó a Olivia un bosque espeso e infranqueable, por el que ella avanzaba forzando un surco sin soltar de la mano al niño. La ventisca que arrasaba el exterior, silvaba en forma de lenguas de viento helado también bajo tierra, colándose por los túneles y escaleras. Olivia levantó la vista un instante para mirar a la pantalla que anunciaba la llegada de los trenes, y confirmó así que el ruido que ya avanzaba por el tunel era el del que ellos debían alcanzar. El convoy llegó a la parada, y Olivia se vio succionada por la fuerza de la voluntad común de acceder a los vagones, a uno de los cuales accedió sin que sus pies apenas rozasen el suelo. Como una cuña, a presión entre incontables muros de abrigos y plumíferos, entre los que sólo podía mirar hacia los parpadeantes neones del techo, apretó la mano del niño para confirmar su presencia, y éste, desde algun lugar le devolvió la señal. En cada una de las paradas que no eran la suya, se vio obligada a luchar contra la corriente de gente que deseaba abandonar el vagón, como aquel que lucha contra las olas en su intento de no ser arrastrado a la orilla. Cuando llegó la suya, aprovechó el empujón general para ganar velocidad y poder alcanzar el anden ya a la carrera, sin embargo se vio envuelta en un torbellino de bolsas, mochilas, maletas, barbas, sombreros, cables de earpods, biberones,guantes, bufandas, manos, codos, caras, pecheras, ramos de flores, palos de escoba, periódicos, vasos termo, manillares de patinete, gafas y corbatas, del que salió totalmente desorientada para zambullirse en otra marea humana. Apretó la mano del niño de nuevo, y éste se demoró un instante en devolverle la señal, desde algún lugar allá abajo, pero lo hizo, y eso la animó a apurar el paso y abrir un surco al bies para alcanzar las escaleras de salida.

La ventisca había arreciado, y les recibió ya a mitad de la escalera con ráfagas de aguanieve indiscriminadas a bocajarro, que ella combatió cuerpo-a-cuerpo hasta poder alcanzar la calle, donde la situación no era mejor.

Avanzó entonces tratando de no resbalar, esquivando a las momias empapadas medio cubiertas de nieve que encontraba a su paso, sin caer en la cuenta que ella tenía el mismo aspecto. El niño pareció decir algo entonces desde detrás de la bufanda, pero ella no le entendió.

  • Ya, mi vida…ya casi estamos- Respondió mecánicamente, el niño insistió.- Ya llegamos…sólo una calle más…- Animó tratando de caminar más rápido.

Tal como había dicho, llegó a la que era su calle, y pronto a su portal. El niño volvió a decir algo desde detrás de la bufanda, mientras ella buscaba las llaves en el bolsillo interior de su chaqueta.

-Ya…- Contestó, para después abrir la puerta. El edificio carecía de ascensor, así que, subieron cansinamente los cuatro pisos por la escalera, el niño aún dijo algo, pero ella no le contestó, concentrada en subir los bloques de peldaños de una vez. Cuando por fin abrió la puerta de su apartamento, y después la cerró tras si, dejó exhalar un sonoro suspiro de alivio apoyándose contra ella.

  • Por fin…pensé que no llegábamos nunca….ay..- Sentenció mientras se quitaba el gorro, el voluminoso chal, la chaqueta y las botas. El niño permanecía inmóvil junto a ella, sin hacer visos de quitarse nada. Ella sonrió- Ay Luís, tú tampoco das más…verdad mi vida?…ay pobre..pareces un enanito del bosque – Olivia rio y lo cogió en brazos, para dirigirse al baño- Ven, te voy a preparar un baño calentito-calentito, con la espuma de colores y los dinosaurios, vale?…y después el puré tan rico de verduras también calentito-calentito…a ver…ven..- Abrió el agua caliente de la bañera, se arrodilló en el suelo, y comenzó a liberar rutinariamente al niño de todas las prendas que llevaba encima mientras canturreaba una canción que había escuchado en la radio, fue poniendo todas las prendas en el bolsón de la ropa para lavar, las botas,empapadas, las colocó bajo la calefacción. Hasta que el niño estuvo completamente desnudo ante ella. Olivia le miró sonriente. Fue entonces cuando se dio cuenta. Aquel niño no era Luís. Se llevó la mano al pecho, y de pronto su capacidad para respirar desapareció, como si de pronto, sus torax no albergase dos pulmones. Sólo fue capaz de descansar su postura contra los pies y abrir la boca, sin apartar sus horrorizados ojos del rostro del niño-que-no-era-Luís, quien la miraba a su vez con una mezcla de sorpresa y sonrisa a partes iguales.
  • Entoces tú quién eres?….Ay es que si empiezo a gritar no paro….supongo que esto es hiperventilar…o algo…pero no..claro…si caigo redonda…tú qué haces?…a ver…calma Olivia, calma…- Respiró hondo y, con manos temblorosas, le acarició la carita al niño-que-no-era-Luís, quien le regaló una dulce sonrisa.- Cómo te llamas?- El niño-que-no-era-Luís continuó sonriendo, pero no contestó, Olivia carraspeó.
  • Quién eres tú?- Optó por preguntar rozándole con suavidad la punta de la nariz con un dedo, el niño-que-no-era-Luís le contestó con una risa de voltereta e imitó su gesto con su dedito.
  • Quén erez tú?- Rio divertido, Olivia no pudo, aunque lo intentó, sólo maquilló su angustia con una sonrisa.
  • Yo soy Olivia…Tú..eres..
  • Tú..erezz..
  • Cómo se llama tu mamá?- El niño-que-no-era-Luís dio dos palmadas.
  • Mamá..
  • Claro….dónde está tu casa?
  • Casa…mamá casa…- El niño-que-no-era-Luís volvió a aplaudir y de pronto un halo de puchero recorrió su rostro, y Olivia supo que tenía que actuar rápido.
  • Mira…mira! Cuánta agua…qué bien! Qué bien…mira…ven, vamos a jugar a una cosa…- Y aupándole en brazos le sentó en la bañera con agua, luego alcanzó un bote de la estantería y echó unos polvos en el agua, automáticamente se formó una ingente espuma multicolor. El niño-que-no-era-Luís comenzó a reír y a chapotear, ella introdujo dos dinosaurios en la montaña de espuma, y él los recibió con una exclamación de sorpresa. Olivia se sentó junto a la bañera. En qué momento había dejado de la mano a Luís? En qué momento no le había tenido pegado a ella? En qué momento había sido el momento?Y ahora qué se suponía que tenía que hacer. Llamar a la policía. Ya, y cómo lo explicas, vamos a ver, porque tú has secuestrado a un niño, o como dicen ellos „has sustraido un menor“. Y cómo no se dio cuenta, señora?. Y me quitan a Luís. Encima. Y la otra madre con los nervios en rompan filas, supongo, como estoy yo, me pondrá verde. Espera, vamos a ver. Se incorporó y sacó del bolsón de la ropa para lavar la chaqueta que había llevado encima el niño-que-no-era-Luís. Azul oscura, acolchada, sin marca aparente, buscó la etiqueta en el forro, dónde es posible escribir el nombre del propietario. Aquella chaqueta había pertenecido a Paul, Inka, Josephine, Damian y Amilcar. No había teléfono ni dirección. Quién de todos ellos eres tú?. Pues tendré que dar parte a la policía. Qué hora es?. Sea la hora que sea, ya es de noche y esta criatura está cansadísima- miró al niño-que-no-era-Luís, quien en ese momento se restregaba los ojos con las manos hechas puñitos en medio de una fantástica nube de espuma- y llegarán con tutútatá, y luces, y saldrán los vecinos, y a ver cómo me explico, y dirán que yo siempre he sido una chica muy normal, que siempre daba los buenos días, y que no, nunca habían visto al padre, y a ver como le explico si le localizan. Y dónde está Luís entonces? Yo voy a llorar mucho y salir horrible en la noticias. Estornudó. Y encima me voy a acatarrar. Mañana a primera hora. Voy yo en persona a la comisaría. Dónde está a todo esto?. Entro y digo: Hola Buenos Días, vengo por lo del niño sustraido. Olivia, parece mentira, con lo bien que te explicas normalmente. Bueno algo diré, ahora mismo sólo quiero abrir la ventana y gritar. Entonces si que vienen los tatútatá. Te voy a dar a ti tatútatá. Sacó al niño-que-no-era-Luís de la bañera y le envolvió en un toallón. Le vistió con un pijama y calcetines anti-resbalón. Iba a llevarle en brazos a la cocina, para darle la cena, cuando sonó el timbre de la puerta. Fue a abrir. Ante ella apareció una mujer enmomiada en azul-cielo, con los ojos muy abiertos, y llevando de la mano a un niño pequeño, también enmomiado y con gorro de pompón, que le daba todo el aspecto de un enanito del bosque, quien nada más verla, se avalanzó contra sus piernas abrazándose a ellas clamando „mamá“. El niño-que-no-era-Luís hizo lo propio con la mujer enmomiada en azul-cielo.

Su nombre era Ute, y su hijo se llamaba Malte. Había dado con ella, porque su nombre y dirección estaban cosidos al interior de la chaqueta de Luís bajo un letrero bordado en letras rojas que rezaba „Si me pierdo“. Tampoco ella sabía en qué momento había soltado a Malte de su mano. Lloraron las dos, por lo que había podido ser y no fue. Por cansancio y por querer llorar, que a veces viene bien si se hace acompañado.

Ute y Malte pasaron a formar parte de la vida de Olivia y el niño-que-sí-era-Luís, porque dos y dos son cuatro, y a veces, sólo a veces, la ventisca trae consigo cosas buenas.

Nuestro hombre en Wisconsin

14 lunes Dic 2020

Posted by Alquimista de Historias in Relatos

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Le habían llamado un martes. Que hubiera sucedido en ese día de la semana carecía de importancia. Lo que realmente le sorprendió había sido la llamada. No era el medio utilizado para comunicarse con él, si tenían que hacerlo. No había durado mucho. Instrucciones concisas. Lugar y hora.

Había hecho el trayecto en tren. No tenía coche, y siempre usaba el transporte público en sus desplazamientos. Tanto en cortas, como en largas distancias. De esta forma se le brindaba la oportunidad de observar y escuchar lo que ocurría a su alrededor, fijándose en los cambios del paisaje, conversaciones, escaparates, vallas publicitarias, obras públicas y privadas, desvíos no previstos y sus causas, la gente y la vida que fluía a su paso. La parte que más le gustaba de su trabajo.

El encuentro no tuvo lugar en la Central, sino en las dependencias de una oficina de una empresa de seguros, que ocupaban toda una planta de un edificio del centro de Washington. Le recibieron con la cortesía habitual. Una mesa auxiliar con botellines de agua y una máquina de café le indicó que la reunión iba a ser larga. Y lo fue. Más tarde alguien trajo sandwiches. Le felicitaron por su labor en Wisconsin.

„Si te felicitan por algo, has te estar preparado para dos posibilidades: O te comunican un ascenso o te apartan de tus labores. En ambos casos no has de preguntar la razón. En el segundo, tu interés recaerá en cuál será tu siguiente misión. Entonces te dirán el porqué de tu relevo. Todo es predecible, amigo mío, menos el desarrollo de un parto natural…pero de eso te hablaré otro día“. Maldonado. Se había dado la segunda posibilidad, y a él no le había parecido mal, si bien no delató en ningún momento su opinión, ni con palabras ni con gestos. Conocía Wisconsin de frontera a frontera, y no había nada que ocurriera en aquel estado que se escapara a su observación, incluso había hecho suyo el acento y nadie hubiera podido decir que no era oriundo de aquel estado, si bien sólo llevaba residiendo allí tres años. La explicación a la causa del cese en sus funciones le vino en forma de una gruesa carpeta azul, que uno de sus superiores le pasó deslizándola sobre la mesa a la que todos estaban sentados. España. Él leyó la primera hoja del informe y comprendió lo que esperaban de él.

En el colegio había elegido Español como segunda lengua, y con el tiempo se había preocupado por aprender el idioma y conocer las culturas que lo hablaban. Ya en la universidad, había conseguido una beca y había pasado un año en Madrid, aprovechando la ocasión para recorrerse todo el país. Después lo había visitado periódicamente. Poseía el diploma que acreditaba que su nivel era bilingüe, y había conseguido hablar español sin acento, de forma que podía pasar sin problemas por un ciudadano español. Y esa sería su misión. Cuando el río suena agua lleva, había dicho otro de los presentes, y está sonando demasiado, tu cometido será decirnos la causa.

Una semana después dejaba de ser Mathew Mulligan, para meterse en la piel de Miguel Bello Queipo. El suyo era Mackenzie Robinson.

Decidió recorrer el país de sur a norte, comenzando por Andalucía. Elegía siempre ciudades medianas, cercanas a las capitales de provincia, lo suficientemente pequeñas para conocerlas rápido, lo suficientemente grandes para pasar inadvertido. Tardó parte del verano en recorrerla, y después siguió camino hacia la costa mediterránea, que cruzó durante el verano restante y parte del otoño, momento en el que enfiló, siguiendo la línea de los pirineos, hacia el norte que le recibió con lluvia y frío. Siempre en tren o autobús, filtrando la información que precisaba recabar, observando lo que nadie repara en ver, escuchando lo que nadie oye, leyendo prensa, escuchando radio, podcasts, viendo telenovelas y telediarios, siguiendo a influencers minoritarios, analizando las opiniones de youtubers, asistiendo de oyente a clases en las universidades, públicas y privadas, que encontraba a su paso; acudiendo a misa, reuniones de vecinos, romerías campestres, e inauguraciones de centros comerciales, conciertos y recitales, discotecas, bares,garitos, antros y afterhours, manifestaciones y protestas, reuniones sindicales, desfiles de moda, catas de vino, urgencias médicas, gimnásios, entrenamientos con grupos de runners, deporte que practicaba activamente y utilizaba para conocer mejor las ciudades o pueblos donde se iba quedando, sin olvidar Spas, y cursos de pilates . Llegó a Galicia en pleno invierno, caminó parte del Camino de Santiago, no le encontró sentido a la Ciudad de la Cultura, tomó la costumbre de llevar siempre consigo un paraguas, aprendió a hacer caldo, decidió que cenaría tortilla hecha con patatas de Coristanco y huevos de corral el resto de su vida, supo por qué Finisterre había sido bautizada como Finisterre, quedó incomunicado por nieve, y celebró la Navidad con auténticos desconocidos. Escribió dos informes, habló durante dos horas en una videoconferencia, y ya iba a dar por finalizada su estancia, adentrándose un poco en Castilla, cuando un elemento, que hasta aquel momento le había parecido marginal y sin verdadera importancia, cobró vida propia demasiado rápido, lo que le obligó a cambiar de estrategia.

Fiel a su costumbre volvió a elegir una ciudad mediana lo suficientemente cercana a Madrid, como para poder moverse entre ambas con facilidad. Una ciudad con su ayuntamiento, su hospital, su emisora de radio y su biblioteca pública, lugar en el que pasaba gran parte de su tiempo, leyendo prensa y haciendo uso de su Wifi.

Fue allí donde conoció a Natividad González Solaza, Nati, una chica que trabajaba en la biblioteca en calidad de empleada contratada, con la que trabó amistad por el contacto diario, amistad que se convirtió en ese algo más de tránsito, para acomodarse en una relación fija, que él dejó ir a más, hasta ese punto de no retorno, que aceptó como un riesgo que él estaba dispuesto a asumir, pero siempre manteniendo intacto su doble juego. Para Nati, él era Miguel Bello Queipo, un periodista freelance, con poco apego familiar y que en tiempo record se había instalado en su vida, para hacerla feliz, justo lo que él quería que pensase. Porque, al menos, en parte, era la verdad.

  • Hay nombres muy raros de paises…Islas Fidji, por ejemplo..- Ella se lo decía mientras observaban el techo, los dos tumbados completamente vestidos sobre la cama de ella, él sonrió.
  • Islas Feroe..
  • Nagorno- Karabaj- Dice ella, y él se acuerda entonces de repente. Nagorno-Karabaj. Su clase de la escuela pública. Su compañera de pupitre. Sus padres eran de allí. Él era junto con Tommy Hills el único neoyorkino por los cuatro costados, daba igual hacia dónde se rastreasen sus orígenes, todos tenían su comienzo en Nueva York. El resto de los alumnos provenían de todas las partes del mundo. Nagorno-Karabaj. Margaid Salisian. Sin darse cuenta lo dijo en alto.
  • Y eso dónde está?- Él volvió la cabeza hacia ella realmente sorpendido.
  • Qué?
  • Margaid Salis…o algo así..-Él carraspeó.
  • Es…una república, sí, una antigua república en el Cáucaso…
  • Pues ya debe ser pequeña, porque nunca la había oído antes..
  • Posiblemente…
  • Te hace tortilla…
  • Siempre me hace tortilla…
  • Pues venga…

No le resultó complicado encontrarla. Margaid Salisian ahora Baltritsch trabajaba como profesora de equitación en Connecticut, casada con Paul Baltritsch, dos hijos, un perro, GrandCherokee azul, hipoteca a veinte años.

  • La chica..
  • No te preocupes, todo en orden..
  • OK
  • Déjala ser mi problema
  • OK
  • Lo sabe?
  • No
  • Mejor
  • Sí
  • Déjala a oscuras
  • Cuánto tiempo?
  • El necesario…
  • OK..
  • Algún cambio salientable?
  • Tienen más presencia mediática, se les ve más…
  • Va más rápido de lo que esperábamos..
  • Mucho más…
  • Ten tu código a mano..
  • OK
  • Hasta nuevo aviso..
  • Hasta nuevo aviso..

Nati compartía piso con Melanie Fuentes Pérez, amiga suya desde la infancia que además trabajaba en la misma biblioteca que ella, y el compañero de ésta, un hombre llamado Bosco Gonçalves Valenzuela, que sostenía que él se pasaba la vida decepcionando a la gente, ya que cuando leían su nombre se hacían en la cabeza una imagen, y después se encontraban con él, que se la desmontaba: Bosco era un hombre ni alto ni bajo, moreno, sin características físicas dignas de mención, hijo de padre portugués y madre burgalesa, que trabajaba de técnico de logística en una empresa de servicios, al que Mac dio en apodar Mr. Entusiasmo, ya que siempre estaba de buen humor y dispuesto a hacer cosas.

Ocupaban un piso de dos dormitorios,con una amplia cocina, un salón mínimo y un baño equivalente en tamaño a un salón de baile de tamaño mediano, cruzado todo ello por un pasillo que no parecía tener fin. Pero el alquiler era barato, y estaba bien situado para todos. Mac, se convirtió en seguida en el cuarto habitante, ya que, además de estar más céntrico que el suyo, tenía acceso a más información de lo que pasaba en la ciudad y por ende en el país, a través de lo que contaban los otros.

  • Ya verás como la montamos del revés y además nos sobran piezas- Comentaba Bosco mientras leía las instrucciones de montaje de una estantería KALLAS 112×147, que Mac y él habían ido a comprar a Ikea, Mac recorrió con la mirada todas las partes de lo que al parecer era una estantería, repartida ahora por el suelo del dormitorio de Bosco y Melanie, y no pudo disfrazar su escepticismo.- Veamos, figura 1… Tres horas, dos fracasos, incontables pérdidas de tornillos y un abandono después, las estantería estaba montada. Bosco colocó entonces las cosas que debían ocuparla, entre ellas cuatro marcos de fotos familiares y un colgador de collares de hierro fundido en forma de frondoso árbol, del que colgaban innumerables rosarios.
  • Mi padre faltó pronto, el pobre, y estas son las únicas fotos en las que estamos todos, en Portugal, no sé…mirarlas me da alegría, en fin, y esto es la colección de rosarios de Melanie…mira, este lo encontró en un tren, y este tan antiguo se lo regaló una señora a la que cuidó y que había sido madame en un famoso burdel…porque Melanie, ahí donde la ves es ATS, pero encontró lo de la biblio y no se lo pensó, tal y como está la cosa…- Explicó Bosco mientras colocaba con sumo cuidado el colgador en la estantería, los rosarios oscilaron levemente y chocaron unos con otros, haciendo un curioso ruido, como de cuentas al caer. „Los días, Mac, son siempre iguales. Las rutinas se repiten, las tuyas y las ajenas. Las mismas caras, los mismos coches, las mismas conversaciones, nada cambia. Cuando eso sucede, ese cambio mínimo en el discurrir de la rutina, esa será tu señal, por absurda que te parezca, y tendrás que seguirla…“.Maldonado.
  • Tiene que ser una equivocación..yo no pedí nada por Amazón, pero el chico que lo trajo me pidió la firmita y se largó sin más…- Nati regresó de ir a abrir la puerta al mínimo salón , donde todos se disponían a ver la tele un rato tras la cena, portando un paquete entre sus manos.
  • Tienes un admirador!- Exclamó Melanie, dando fingidas palmadas de alegría- Miguel, ten cuidado…- Advirtió en broma, Mac rio y negó con la cabeza.
  • Al menos no es un ramito de violetas…míralo por el lado positivo..-Anotó Bosco, Nati se sentó en una de las butacas y comenzó a abrir el paquete- Será un libro..
  • Pesar, pesa..- Se ayudó de un bolígrafo que había sobre una mesita, para abrir la caja, y después liberarlo de una cantidad ingente de papel de embalaje- No.
  • Qué es?- Preguntaron los otros casi a la vez.
  • El set de „Downton Abbey“…la serie completa- Nati sostenía el set entre sus manos, sin poder disimular su estupefacción, Melanie volvió a aplaudir y lo tomó entre las suyas.
  • Pues nada…maratón y mantita en cuanto llueva..- Anunció, Nati se encogió de hombros.
  • Me gusta la serie..pero..quién me regala el set porque sí?…Miguel?- Mac la miró y negó sinceramente con la cabeza, para luego guiñarle un ojo.
  • No he sido yo, yo soy más de bombones..- Confesó, luego le pidió a Melanie el set para observarlo de cerca, y lo inspeccionó con atención. En uno de los laterales había pegada una pequeña etiqueta con un código de barras, bajo el que había números y letras. Casi soltó una carcajada, pero pudo contenerse y se limitó a sonreír para si.

La exposición „La Actitud y el Instante“ tenía lugar en la galería de arte Gallagher en la capital. Mac llegó antes de la hora a la que estaba fijada su cita, la exposición había tenido mucho eco mediático y esperaba mucha afluencia de público. No se equivocó en su suposición, y nada más entrar se vio rodeado por una silenciosa muchedumbre, que deambulaba por entre los expositores y observaba los cuadros. No tardó en localizar a su contacto. Raymond Griffith había elegido para la ocasión un traje de tweed marrón con chaleco en verde, corbata y zapatos abotinados a juego, ahora llevaba el pelo trigueño oscuro en un impecable corte que ponía el último acento a su porte de aristócrata británico. En aquel momento observaba con escepticismo una escultura abstracta hecha con galletas Príncipe.

  • Muy amable de tu parte proponer encontrarnos aquí, tuve un enlace que programaba los encuentros en Ikea, aún tengo pesadillas…en fin, por ti no pasa el tiempo, pásame tu contacto con el diablo…sigues siendo mi tipo..- Ray ajustó mejor el dispositivo al interior de su oído y se fijó ahora en una fotografía.
  • Buenas Tardes Ray, gracias por el cumplido…no hace tanto que no nos vemos..-Mac leyó un cartelito junto a una montaña de sacos de arena mojados.
  • Siempre es demasiado…oh Dios qué se supone que es esto? „Beso de Judas“, vale, y quién se supone que es Judas aquí?…yo y el arte..
  • Cuéntame cosas Ray..
  • Cómo envidio a Bond, cuando le preguntan por su nombre él dice“Bond, James Bond“ con esa pausa legendaria…yo en cambio cuando me preguntan, y lo intento „Griffith, Raymond Griffith“ no les hace tanta gracia…en fin…Cuando me notificaron la misión pensé que era un castigo…con quién te has acostado Ray y no deberías haberlo hecho?, yo de profesor de inglés en un colegio…me consta que mi gramática es correcta, pero de ahí a sentar cátedra hay un mundo, en fin…a todo se acostumbra uno menos al té de jazmín, por dónde iba…es un colegio privado,según ellos elitista,- Hace que suelta una carcajada irónica- proclaman que es británico y bilingüe, aunque los dos únicos británicos allí dentro somos yo y mi asistente de conversación Paul…que lo creas o no es de Liverpool y toca la guitarra- Mac disfrazó su carcajada con una leve tos mientras leía uno de los carteles ante un cuadro- el resto de docentes son de aquí..Paul es el yerno del Jefe de Estudios, Carmelo de la Fuente, que envió a su hija a Liverpool a mejorar el inglés justo después de acabar el colegio…y digamos que mejoró la vida de un inglés, esto es, Paul Higgings, y se quedó de paso embarazada, no sólo una, sino hasta tres veces en los últimos tres años, boda solemne mediante, por supuesto, y es un deporte que no está dispuesta a abandonar según tengo entendido, ya que en su círculo está bien visto y se practica mucho….Paul es otro cantar, en fin…se declaran elitistas y segregan niños y niñas, nosotros damos clases en ambas partes, los niños el pelo corto, las niñas largo, muy largo…demasiado largo en mi opinión, podríamos celebrar un Woodstock en el recreo y no desentonarían….tiene que ver con la religión, que allí se escribe con mayúsculas….“Felicidad“..un girasol, y lo enmarcas?…en fin….- Ray suspiró, y metiéndose las manos en los bolsillos, se acercó a observar una escultura en forma de helado de cucurucho derretido.
  • Quién lo financia? Nuevo Poder?- Mac se acercó a una jaula para pájaros rellena de cojines de pluma.
  • Si están detrás no lo llevan por bandera, pero el dinero se ve, desde las intalaciones hasta los materiales, todo es nuevo y cuando deja de serlo se repone, la comida es digna de una estrella Michelin, los uniformes tienen un corte y un color elegante…lo único que les falta es nivel académico, por lo demás quedarían muy bien en cualquier portada de revista, los apellidos son sinónimo de dinero, algún abolengo hay, nannys uniformadas, aupairs japonesas, coches con chofer…
  • Contacto fluido?- Ray aceptó una copa de champán que una chica iba ofreciendo a los presentes, y se lo brindó a Mac sin dejar de observar una muñeca „pepona“ vestida de luces.
  • Sí, gracias a Paul…como ya te he dicho, es un chico que promete, si hubiera un X-Factor en lo nuestro yo ya hubiera pulsado el botón rojo…todo se andará…Ay al menos el champus es bueno, a dónde se ha ido la muchacha?…en fin…Se celebró un brunch en casa del dueño del colegio, Cristóbal Velázquez Puig, en una de esas urbanizaciones con garita en el acceso, y Paul me invitó, mansiones con jardín y doncellas con cofia, lo típico..nos recibió la Sra. De Velázquez, acompañada de una doncella portando una bandejita de plata tapada por un pulcro pañito blanco bordado…y por un momento pensé que iba a hacer un número de magia o algo por el estilo, pero después, querido Mac, oh después…la Sra.de Velázquez, todo sonrisas, destapó la bandeja mientras exclamaba „Bienvenidos, Trooping de Colour!“…y entonces supe que íbamos a morir. Todos…- Mac no pudo evitar reir y buscarle un tanto sorprendido por entre los brazos de una escultura que representaba dos bailarines hechos con cigarrillos, Ray parecía concentrado en leer un cartelito explicativo ante una lata de cerveza aplastada- La lengua escalata, que es lo que había en la bandejita, estaba realmente deliciosa..Paul y yo tenemos ahora nuestro propio Inside-Joke, no es maravilloso?…yo reciclando latas, y resulta que son obras únicas „Amor Incondicional“, qué cosas…- Y abrió mucho los ojos, para después acabarse la copa de vez.
  • Entonces ya estás dentro…- Mac buscó a la chica del champán con la mirada, pero no la encontró.
  • Estoy en las listas de invitados y acudo a todas las reuniones…un derroche, „sigue al dinero“ recomendaba aquel…y es lo que estoy haciendo, te haré saber los hechos salientables en cuanto sucedan…en ese caso te llegará de regalo por Amazon el DVD de „55 días en Pekín“…
  • Downton Abbey es una serie muy buena…
  • Mac…cómo es tener una novia llamada Navidad?
  • Natividad…
  • Sea como fuere…le va el nombre, muy alegre ella…hacéis buena pareja..
  • En algún momento recibirás una caja de DunkinDonuts…
  • De colores y rellenos, por favor….
  • Como gustéis…
  • Lo dicho, sigues siendo mi tipo Sr. Robinson….“Trooping the Colour!“ – Ray hizo un gesto desvaido con el brazo, a modo de despedida,Mac sonrió para si, y le observó alejarse entre los asistentes a la exposición hacia la puerta de salida.

„NuevoPoder“ era el motivo por el cual Mac había aplazado su marcha del país. De una nota al margen sin apenas resonancia mediática, había pasado a ser un partido político con voz y voto después de las elecciones municipales, en las que había conseguido colocar concejales prácticamente en todas las provincias. Poco a poco su presencia en prensa y redes sociales se había hecho mayor. Su fundador y cabeza de partido, Leandro Cabral, aparecía diariamente en radio y televisión, siempre rodeado de un equipo de hombres y mujeres jóvenes que transmitían buen humor y optimismo. También contaban con un grupo musical, llamado „El Grupo“, que les había acompañado durante la campaña de las municipales, con guitarras y canciones pegadizas que enaltecían la alegría, la esperanza y una buena actitud frente a la adversidad, que sonaban continuamente en la radio, de música de fondo en los supermercados, cantadas por aspirantes a estrellas en el metro, como música de bailes en TikTok, y de acompañamiento de stories en Instagram. La actitud. Eso era muy importante. Tener buena actitud, según „Nuevo Poder“, abría las puertas de los corazones. „NuevoPoder“ prometía un cambio, pero no dejaba entrever hacia dónde, marcaba nuevos horizontes, pero no la dirección hacia la que mirar, se hacía cada vez más grande, y la misión de Mac era averiguar el cómo.

  • Me voy a matricular en alemán en la Escuela de Idiomas- Anunció Bosco una tarde a su regreso del trabajo, lo dijo como aquel que se da por vencido y da por aceptada su derrota.
  • Pero no querías meterte en chino?- Preguntó Melanie, que ayudaba a Nati a meter las cosas que habían comprado en el supermercado en las alacenas de la cocina, Bosco se dejó caer en una silla junto a Mac, que parecía consultar algo en su móvil.
  • Tenemos nuevo jerifalte, sólo habla alemán, y si no lo entiendes te jodes…- Explicó Bosco dando una leve palmada sobre la mesa.
  • Ya no es Mariano?- Preguntó Melanie, mientras se subía a un banquito para colocar algo en un estante alto.
  • Mariano ahora lleva la zona Este…fíjate tú, tiene que salir tres horas antes de casa para llegar, le coge totalmente a desmano, pero no le dieron ni opción „Tú para allá y este para aquí“, hechos consumados…
  • Pero algo de español sabrá…- Supuso Nati, al tiempo que doblaba una de las bolsas de tela en las que habían traído la compra.
  • Nada, sólo „Deutsch“ o como se diga…y no está solo, a mi me tienen pinta de neonazis…y, ojo, no porque sean alemanes, que los hay majos que en Portugal tenemos a unos de vecinos y son un amor de gente…no, estos son distintos…como que les damos igual, no sé cómo explicarlo..- Bosco intentó explicarse gesticulando con las manos, como buscando una forma geométrica que se adaptase a sus palabras. Mac, dejó el móvil sobre la mesa.
  • Cuántos son?- Preguntó interesándose por el problema, Bosco pensó un instante.
  • Diez…no, doce…y ni uno nos dirige la palabra..
  • Y quién los contrató, entonces?- Se interesó Mac, para beber después un trago del café que tenía delante.
  • Eso mismo se pregunta nuestro enlace sindical, porque a él se los presentaron sin más…es todo muy raro, por eso yo, por si a caso..me matriculo y punto…- Luego suspiró, rindiendose a la evidencia.
  • Vosotras también tenéis jefes alemanes?- Preguntó Mac, Nati y Melanie se miraron escépticas.
  • No…pero ahora que lo dices…a Guadalupe la han ascendido, ahora ella es mi supervisora, por así decirlo…y yo llevo más tiempo que ella..pero lo peor es de lo que va ahora…- Comenzó Nati, Melanie rio.
  • Es verdad…ayer, Nati y yo estábamos riendonos de no se qué mientras colocábamos los comics nuevos…y vino ella, y qué nos dijo Nati?
  • Sí…“Se puede saber qué os hace tanta gracia? Menos reír y más trabajar….cuando lleguemos nosotros eso se va a acabar“- Citó Nati imitando la voz de la tal Guadalupe, Melanie soltó una carcajada.
  • Y claro, yo le pregunté „ Quién va a llegar? Otra como tú, pues vamos apañados“ y ella me miró con cara de estreñida cabreada, y yo le dije que si le picaba algo que se rascase a gusto…se fue bufando..- Explicó entre risas, Nati negó con la cabeza y se sirvió un vaso de agua.
  • Te has quedado de piedra..- Comentó Melanie riendo, refiriendose a Mac, quien con su taza en la mano,parecía no saber si continuar bebiendo su café o no. Mac carraspeó y buscó sonreír, y casi lo consiguió, pero continuó en silencio.
  • Bärbel Zimmermann había tardado cerca de un año en conseguir una melena larga, rubia, sana y reluciente para poder lucirla el día de su boda. Había sido el día más feliz de su vida. Justo después había tenido que teñirse el pelo dos tonos más oscuros que el suyo y dejarse hacer un corte imposible. Rapada al dos desde la coronilla hasta la nuca, dejando dos mechones defilados a ambos lados de la cabeza y un flequillo recto hasta la media frente. Había salido de la peluquería llorando. El pelo crece, Bärbel, suénate los mocos y camina derecha. Y eso había hecho. Ahora se llamaba Gudrum Gerkow, llevaba un piercing en la aleta derecha de la nariz del que colgaba una cadenita que se unía con un pendiente en el lóbulo de su oreja derecha. Los piercings, casi diminutos, tenían forma de esvástica. Se había teñido las cejas de rubio platino y se maquillaba sus casi transparentes ojos verde agua con kajal, de forma que daba más dureza a su mirada, de normal dulce y sonriente. Sonreír. Echaba de menos sonreír. Gudrum Gerkow no sonreía nunca. Era lo más parecido a un Rothweiler. En el trato y a la hora de hablar. Intratable. Ella lo había querido así. Cuanto menos tuviese que hablar con la gente de la que se rodeaba, mejor. Su misión era observar y recabar información. No darla. Cada uno de sus dedos estaba adornado por dos o más anillos de plata labrada con lobos y cabezas de águilas ,algunos de ellos con cristales azules en los ojos, unidos entre si por diminutas cadenitas. El del dedo anular derecho era ancho y simple, y tenía grabada por dentro una estrella de David, sólo visible bajo luz azul. Bärbel Zimmermann era judía. Gudrum Gerkow sólo el personaje que se calzaba cada mañana. Ahora vivía en una barriada muy populosa en Madrid, ciudad a la que había llegado hacía seis meses formando parte del grupo neonazi Eckpfosten33 en el que estaba infiltrada como „mujer-V“* para el „Bundesnachrichetndienst“,Servicio de Inteligencia alemán. El suyo no era el único grupo. Habían venido más, repartidos estratétigamente por todo el país, y seguían llegando. Su grupo había sido contratado en bloque por una empresa de Servicios Integrales, en la que a ella le había tocado hacerse cargo de labores de logística. Aquel día se había levantado muy temprano y después de desayunar había sacado a pasear a los dos perros de raza Husky que tenía a su cargo, una vuelta a la manzana por el barrio. En la pausa del mediodía, poniendo como excusa que no le gustaba la comida de la cantina, hecho que hizo patente arrojando con rabia la bandeja, con todo su contenido, contra una pared, había podido irse sola y llegar a la cita con su contacto. Ella siempre hacía el mismo recorrido con los perros, y pasaba por delante de un negocio abandonado, cuyos escaparates estaban forrados de carteles, anuncios, graffitis y propaganda multicolor. Si alguien tenía la necesidad de contactar con ella, lo haría variando la apariencia de esos escaparates. Y eso había sucedido aquella mañana. Entre el cartel que anunciaba un concierto de acordeón, un anuncio de rebajas en una perfumería y un pasquín en el que alguien denunciaba la pérdida de su gato, había ahora un folleto con los productos estrella de un ultramarinos. Ella sólo tuvo que buscar la hora, disfrazada en el precio del bacalao de las Islas Feroe. Ultramarinos Celso. Tuvo que buscar la dirección en el mapa de papel que siempre llevaba consigo, para no dejar huella alguna en su móvil.
  • Te recomiendo las sardinillas, con tortilla son un manjar- Bärbel no se giró al escuchar la voz de Mac hablándole en inglés a través de los earpods, esta vez el canal funcionaba a la perfección, se limitó a sonreir a las latas de sardinillas en aceite que tenía en la estantería ante si, Mac a su vez parecía tratar de decidirse entre dos paquetes de arroz que tenía en las manos.
  • Te sigue gustando cocinar?…
  • Soy adicto a la tortilla en todas sus opciones…
  • Yo al chocolate con churros…
  • Cuándo llegaste?- Bärbel cogió una latita de sardinillas y la metió en su cesta.
  • Hace seis meses, nos contrató Inversac S.A., somos ciento veinte, vivienda incluida, también transporte, buen sueldo, no hace falta saber el idioma..
  • Objetivo?
  • Seguridad y Servicios, esta semana llegan seis grupos más…
  • Sólo Inversac?
  • Depende de la provincia, aquí es Inversac, pero hay más por todo el territorio, contratos indefinidos, despidos masivos…
  • Descontentos?
  • Cada vez hay más, buscan desestabilizar la situación….
  • Agitadores?
  • También, están tomando posiciones, haciéndose con el control…
  • Sólo alemanes?
  • No, también húngaros y supremacistas…- Mac la buscó entonces sin esconder su sorpresa por entre dos latas de aceite de oliva virgen, y se encontró con su felina mirada en feroz kajal, que sin embargo le sonreía dulce, al fin.- Esta semana llegan tres grupos más, hay un federal dentro, Koa Miniver, en la sierra, cuando sea seguro te buscará no tú a él, fin del mensaje…
  • Cuánto tiempo tienes?
  • Las elecciones son el límite, desapareceré antes, además echo de menos a Humphrey…nos instalaremos en Londres…Gabón no es una opción, París para mi sería demasiado cerca después de esto y él lleva toda la vida allí así que…
  • A lo mejor entonces te permiten repetir el examen…- Ella miró a los botes de ColaCao fingiendo un mueca cansina, él le regaló una queda risa a los espárragos Cojonudos.
  • He llegado a ir a terapia para aceptarlo, la culpa no fue mia, mi padre llevaba muriéndose meses y justo se murió aquel día…el pobre, en fin, todo a una carta…y la jugué mal*…
  • En teoría eres abogado…
  • Sólo en teoría…pero era la mejor de mi promoción…por eso me hicieron una propuesta que no pude rechazar….como a Mer..- Los dos guardaron silencio unos instantes- Cómo está?- Mac cogió un bote de tomate frito y cambió de pasillo.
  • Bien, fuera de todo…- Ella bajó un instante la mirada, y luego suspiró.
  • Si la ves…
  • Lo haré..
  • El sábado Nuevo Poder celebra un mitin, nosotros llevamos la organización…
  • Interés?
  • Alto, nombres importantes, caras conocidas, comida…
  • Comida? -Ve y lo entenderás….oh Dios mío, tienen polvorones! Sabes si hacen envíos internacionales?

Aquella semana subió el precio del pan y se cancelaron dos líneas de autobús, además se anunció una huelga de transportistas de mercancías y un ministro hubo de dimitir al hacerse público su problema con el juego. A Nati y a Melanie les cambiaron otra vez el tipo de contrato, ahora por horas y a rescindir en tres meses, con posibilidad de renovación, a ninguna de las dos les gustó el cambio, pero se contentaron con al menos poder seguir trabajando. Bosco comenzó a seguir la serie „Doctor en los Alpes“ en versión original con subtítulos, para logar avanzar un poco con el alemán.

  • „Nervös es una palabra transparente“- Dictaminó Bosco mientras dejaba la carpeta y el libro de alemán sobre la mesa de la cocina. Todos le miraron sin entender a qué se refería.
  • A tí el alemán te está afectando…- Concluyó Melanie, para después continuar con el empanado de los bisteks que había para la cena, Nati rio mientras pelaba las patatas, Mac, que limpiaba la lechuga sonrió a la ocurrencia.
  • En serio…es transparente- Insistió Bosco, para después echarse a la boca un tomate cherry.
  • „Subanempujenestrujenbajen“ significa „Autobús“- Bromeó Nati, todos se rieron, también Bosco quien levantó el dedo índice de su mano derecha, dispuesto a sentar cátedra.
  • Son palabras que con sólo leerlas ya se sabe qué significan…- Dijo imitando el tono de los eruditos, Melanie le envió un beso.
  • Como tú…un libro abierto- Ironizó, él le envió otro de vuelta y entre risas se fue a llevar los libros a su cuarto.
  • El sábado vienen mi madre y mi hermana para elegir la decoración del local de celebración….no os sorprendáis si salimos en las noticias si acabamos mal- Comentó Melanie.
  • Manteles azules, girasoles en jarras…- Inventó Nati, Melanie hizo rolar los ojos al tiempo que exhalaba un suspiro de resignación.
  • El sábado hay un mitin de „Nuevo Poder“, y tengo que asistir- Soltó entonces Mac mientras cortaba los tomates, las dos mujeres le miraron sin rastro de sonrisa en el rostro.
  • Ni jarta´grifa voy- Anotó Melanie sin dudar para luego ponerse a buscar una sartén, Nati se encogió de hombros.
  • Si quieres ir solo, por mi de perlas…me provocan urticaria- Mac levantó las cejas.
  • Es por ver el ambiente y qué dicen, es para un artículo- Mintió a medias sin mirarla, concentrado en los tomates, Nati suspiró, como quien se da por vencida y le rodeó el talle, apoyándose en su brazo.
  • Vale..iré contigo, pero no aplaudo ni canto..- Avisó, él sonrió y la besó fugazmente.
  • Cómo es la canción dichosa?…“vamos y venimos…“ no „somos y seremos“…- Intentó acordarse Melanie probando distintas melodías.
  • Ni la nombres…me ponen mala- Anotó Nati volviendo a sus patatas.

El mitin se celebraba en un estadio multiusos. Mac y Nati dieron con el lugar siguiendo una marea de camisetas blancas con el lema „Nuevo Poder“ en la pechera, que brotaba del metro y de innumerables autobuses alquilados para la ocasión. El ambiente era festivo, animado por grupos de jóvenes que cantaban al ritmo de guitarras la canción-insignia de „Nuevo Poder“ y otras melodías que la multitud acompañaba con coros y palmas mientras esperaba a la apertura de las puertas. Mac se fijo en que no había una franja determinada de edad en los asistentes, los había de todas las edades, si bien eran los más jóvenes los que hacían más ruido. Guitarras y camisetas blancas con el logo en negro. No había banderas. Nati le cogió de la mano y entrelazó sus dedos con los de él.

-No sé a tí, pero a mí todo esto me da escalofríos…- Le dijo mientras miraba a su alrededor casi con miedo, Mac asintió y aprovechó para hacer un par de fotos del ambiente, distendido y casi festivo, como el que se crea antes de un concierto de rock. Nada dejaba entrever que se tratara de un mitin político.

Cuando se abrieron las puertas, la multitud accedió al multiusos ordenadamente, sin dejar de cantar ni jalear.

  • Navidad en verano o cómo?- Se preguntó Nati sin salir de su asombro nada más traspasar las puertas de entrada al estadio, Mac se dio cuenta de a qué se refería cuando también vio las largas mesas engalanadas con flores de colores y manteles blancos, sobre las que había cientos de cestas de mimbre con comida, que, según rezaban los carteles, eran gratis y cada uno de los asistentes podría llevarse las que quisiera. Tras guardar una cola, llegaron a una de las mesas, tras las que había hombres y mujeres, todo ellos ataviados con vaqueros y camisetas blancas con el lema del partido organizador, que, amablemente y sin perder la sonrisa, entregaban las cestas a todo aquel que lo desease.
  • Pues podemos llevar dos, una para nosotros y otra para Melanie y Bosco, tengan lo que tengan son preciosas…- Opinó Nati mientras se interesaba por el contenido, Mac les hizo varias fotos, estaban decidiendo cuál escoger, cuando una de las mujeres al otro lado les señaló dos de las cestas más voluminosas, Nati se fijó en sus manos, manicuradas en negro y repletas de anillos de plata labrada con formas de animales, al alzar la vista para darle las gracias por su consejo, se topó con un zarpazo en forma de mirada azul casi transparente agazapado en kajal, que, sin embargo, pareció sonreír al coincidir con su mirada.Nati sintió un escalofrío que le recorrió la espalda,y casi dio un paso hacia atrás, llevándose una mano al pecho. Mac le rodeó el hombro con el brazo.
  • Pues nos llevaremos estas entonces…muchas gracias- Acotó , la mujer asintió en silencio, ya sin atisbo de sonrisa en sus frías facciones, y les indicó con un gesto que podían llevárselas, Nati cogió casi sin atreverse una y Mac la otra, para después alejarse entre la multitud hacia el recinto.
  • Como para encontrársela en un callejón oscuro….qué susto..- Sentenció Nati, aún recuperándose del escalofrío, Mac se encogió de hombros.
  • Seguro que en el fondo es una buenísima persona…- Dijo, pasándole de nuevo la mano por el hombro,Nati le miró escéptica.
  • En el fondo, muy en el fondo… Decidieron ocupar dos asientos en las gradas, de forma que pudieran ver mejor lo que pasaba en el escenario, montado en el centro de la pista del estadio. Poco a poco el recinto se fue llenando de gente, hasta formar una uniforme y ordenada multitud, que ocupaba las sillas dispuestas alrededor del escenario y las gradas, los pasillos estaban reservados para lo que parecía personal de seguridad, también con camisetas blancas con el logo en la pechera, pero con „Seguridad“ en la espalda. Mac se fijó en que las gradas situadas tras el púlpito del orador estaban repletas de asistentes con la camiseta blanca, logrando el efecto de un muro en movimiento. El acto comenzó en punto, y dos hombres jóvenes, vestidos con un traje a medida azul y corbata, salieron al escenario, recibiendo aplausos y silbidos de bienvenida. Tras un par de bromas refiriéndose a la cantidad de gente que asistía al acto, pasaron a recordar, casi como un maestro haría con sus alumnos, el motivo por el cual se encontraban todos allí reunidos.
  • Fíjate tú, por si no lo sabíamos- Le susurró Nati a Mac, sin esconder la ironía en el tono, él sonrió y hubo de darle la razón. Los dos hombres de traje se alternaron en un juego de preguntas y respuestas que se hacían el uno al otro, y que alguna vez, estudiadamente dejaban responder al público, que acompañaba cada oportunidad de respuesta con aplausos y jaleadas. Mac se fijó en la ausencia absoluta de banderas. Sólo un inmenso manto de camisetas blancas con logo en negro en la pechera. Tampoco pancartas. Parecía más una charla TED que un mitin político. Tras media hora de interacción con el público, ya entregado a todo lo que pudiera ocurrir sobre aquel escenario, uno de los hombres con traje azul a medida pasó a hacer la introducción a la siguiente persona que se uniría a ellos. Cada uno de ellos, como de costumbre en alternacia, fue enumerando las virtudes y logros vitales de la persona, alzando la voz cada vez más a cada logro, como aquellos que, en un programa de variedades, se dispusiesen a presentar a una estrella del rock. Hasta que uno dijo su nombre y el otro el apellido. Leandro Cabral. Y el júbilo del público atronó el estadio, de tal forma, que las gradas vibraron. Nati buscó la mano de Mac, un tanto asustada, ya que todo el público a su alrededor se incorporó a la vez dando voces y repitiendo a coro el apellido del que ahora accedía al escenario. Desde su posición, Mac pudo apreciar a un hombre alto, de una edad difícil de determinar, pero que ya peinaba alguna cana, si los trajes de sus presentadores eran hechos a medida, el de él, un tono azul más oscuro,se lo había hecho un maestro de la alta costura, al igual que los zapatos. Sonrisa en su justa medida. Saludando con sólo una mano. Disfrutando con suficiencia del baño de masas. Una vez el público se hubo calmado, Cabral comenzó a hablar. Y lo hizo durante la siguiente hora, sin pausas y sólo con programadas interrupciones por parte del público, en el momento en que él, cesando en su discurso, les llevaba a hacerlo. Un discurso que parecía empezar una y otra vez cada vez que comenzaba un nuevo argumento, ya que repetía siempre el mismo encabezamiento de frase. Una y otra vez, como el que lee un dictado a una clase. Las mismas palabras. Distinto argumento. Pero que era similar al anterior, o incluso parecía el mismo pero usando distintos verbos para hilarlo, hilvanando las tesis y dándoles la vuelta, para después insistir en la repetición del encabezamiento de la frase. Hasta que, antes que la pronuncie, surge automáticamente en la cabeza, como un saco vacío, que él llena después con otro argumento que recuerda a todos los anteriores, pero no lo es, aunque realmente lo parezca. Una y otra vez. Moviéndose por el escenario, gesticulando con elegancia y sin estridencias. Mac observó al público, que bebía de sus palabras, en silencio, todas las miradas hacia él, atentos a cada uno de sus movimientos, casi hipnotizados. Se giró hacia Nati, quien atendía al discurso guiñando levemente los ojos, como él sabía que hacía cuando trataba de entender algo que se le escapaba, más que hipnotizada, parecía tensa. En el culmen de su disertación, cuando ya parecía imposible que Cabral pudiera volver a repetir otra vez el comienzo de frase para desgranar otro argumento sobre una idea original, que, se había diluído en el aire y Mac había conseguido aferrar y escribirla a tiempo en su móvil para no perderla, Cabral señaló casi acusador con el dedo índice de su mano derecha a su entregado público, y repitiendo lenta y feacientemente otra vez el comienzo de su frase, en lugar de otro intrincado argumento, sin más, dio paso a „El Grupo“, lo que causó una especie de terremoto al alzarse todo los asistentes a la vez y dar rienda suelta a un júbilo desatado. „El Grupo“ eran cuatro hombres y dos mujeres, blandiendo guitarras, que accedieron al escenario saludando y haciendo reverencias al público. Eran jóvenes, ataviados con pantalones vaqueros y camisetas blancas con el nombre del partido en la pechera, ellas tenían el pelo muy largo con la raya al medio, ellos cortes modernos, pero dentro del canon general. Sin más comenzaron a tocar entonces la canción insignia de „Nuevo Poder“, y todos los presentes se incorporaron de sus asientos, buscaron cogerse de las manos y alzaron los brazos a lo alto, mientras la entonaban a coro como una sola voz. Mac y Nati se miraron, ellos parecían ser los únicos que no lo hacían, lo que les valió alguna que otra mirada displicente de los que estaban a su alrededor. Nati optó por cruzarse de brazos, Mac por grabar un video del momento. La canción le recordaba a una canción de misa, o de escuela dominical, sobre luces, alegrías, principios, fines e ilusión, mucha ilusión y actitud.
  • Como nos manden después „darnos la paz“ me voy…- Le susurró Nati, que ya no podía maquillar sus ganas de que todo aquello acabase para irse, Mac rio y la rodeó con el brazo atrayéndola hacia si para infundirle ánimos, ella suspiró en busca de paciencia sin encontrarla realmente. „El Grupo“ todavía cantó dos canciones más, muy parecidas en temática y ritmo a la primera. Para la última canción accedieron al escenario Leandro Cabral y su equipo de colaboradores, momento que Mac aprovechó para hacerles un par de fotos. Esa noche envió el material que había logrado reunir, junto con la palabra que resumía el discurso de Cabral: „Niebla“.

Mac se levantaba todos los días a las seis de la mañana para hacer su ruta diaria de running. De esta forma, conocía las ciudades por las que iba pasando, variando la rutas, conforme ya le eran conocidas. Era su manera de ordenar su cabeza, y mantener el equilibrio en lo que le ocupaba. Pero ninguna de las rutas que hiciera en cualquiera de sus misiones, se podían comparar con su ruta favorita, la de Randall´s Island en Nueva york. Cruzar el puente de peatones desde Manhattan justo cuando amanece, para después olvidarse de los coches. Nueva York. Hacía mucho tiempo que no iba. Si había algo que echaba de menos, era reunirse con su hermana Cecilia, a la que todos llamaban Silia, a desayunar en el Russ&Daughter de la Orchard Street, sin prisa, mientras hablaban de todo y nada, mirando a la gente pasar. Silia. Era la única de toda la familia que sabía a qué se dedicaba él en realidad, a cambio él era el único de toda la familia que sabía que Silia no soportaba a su cuñada Heather. O ayudar a su madre en el vivero, hacer experimentos culinarios imposibles con su padre. En cuanto acabase la misión, se cogería todas las vacaciones que tenía atrasadas y volvería a casa por un tiempo, a ser él otra vez, para variar.

  • Y tú…? Y tú?…dónde has aprendido eso…? Creo que me han oído en la calle…- Nati se lo decía con la respiración aún entrecortada, buscando las palabras, el rostro encendido y los ojos brillantes, casi riendo, los brazos extendidos contra el colchón, sin acabar de creerse lo que acababa de vivir. Dos orgasmos practicamente seguidos de una intensidad sin parangón. Mac se dejó caer junto a ella riendo, tapándose el rostro con un brazo.-
  • Clases particulares..- Se arrepintió de la elección de las palabras, otra vez las S, pero ella ahora no se daba cuenta,estaba demasiado ocupada en volver a respirar, le miró sin creer lo que había dicho.
  • Cursos Intensivos, diría yo…MadreMía…deberías patentarlo…- Sugirió, para luego arrimarse a él y buscarle la boca en un beso fugaz, y apoyar su cabeza sobre su pecho- Pero eso sí…sólo conmigo- Él rio, pero no contestó, su rostro aún tapado con el antebrazo. Mejor reir. Eso siempre sirve como respuesta. Si le tuviera que contar como llegó a saber la técnica, le faltaría tiempo para marcharse y no volver. „ A follar se aprende follando, Mac, eso escríbelo. Y a follar bien, follando con gente que sabe hacerlo bien. Si follas bien a una mujer, después te dirá lo que quieras…no te confundas con violar o obligar, no, te estoy hablando de un acto sexual consentido por las partes, como dice el código penal. Hay que ganársela y llevarla al más allá del sexo,créeme que después será un libro abierto….“. Maldonado.Y desaparecer sin dejar rastro. Pero él ahora no quería desaparecer. Quería sentir el cuerpo de ella contra el suyo, el roce del pelo de su puvis todavía húmedo contra su muslo, el peso de su cabeza contra su pecho, enredar sus dedos en su pelo, observar las sombras del techo y no pensar en nada. Ella deslizó su mano entre las mantas, al tiempo que hacía que le mordía el cuello, él cerró los ojos y se dejó llevar. A veces también era necesario para mantener el equilibrio.

Ramiro González Solaza tenía los andares de aquel que considera que la calle por la que avanza es de su posesión. No era muy alto, ni se caraterizaba por su presencia física, eso lo contrarestaba con la eterna presencia de su mejor amigo, Costa, un hombre de gran estatura y compacta complexión que le seguía siempre como una callada sombra. Ramiro compartía con su hermana Nati los ojos claros, si bien en ella lucían ensoñados y expresivos, mientras que en él tenían una pátina mate que los hacía sombríos. Era lo único en lo que los hermanos coincidían, por lo demás, Nati, tras la muerte de sus padres, había buscado la distancia como mejor forma de relación.

Ramiro Gonzalez Solaza pertenecía a la suerte de personas que considera su presencia por supuesta en los sitios a los que iba. Sin necesidad de anuncios previos. Como aquel sábado.

  • Pues porque hoy tengo libre, si no te ibas a quedar plantado…- Ramiro se encogió de hombros y levantó las cejas al recibimiento de Nati, quien, todavía en pijama, les dio paso y guió hasta la cocina, donde preparaba el desayuno.
  • Qué vacío está esto…los has despachado a todos?- Preguntó Ramiro mientras la seguía, mirando a su alrededor.
  • Melanie tiene turno hoy, y Bosco se fue temprano- Explicó ella mientras continuaba preparando el café, su hermano y Costa se sentaron a la mesa de la cocina.
  • Si estás sola, quién se está duchando entonces?- Preguntó Ramiro, Nati se volvió a medias, pero no contestó, él levantó las cejas y se sentó mejor en la silla para después carraspear- Yo solo y sin azucar, Costa cortado y con una cucharilla mediada..
  • Desean ustedes bollería?- Preguntó ella irónica, Ramiro sonrió pero no contesto, Costa leía algo en su móvil. En eso entró Mac, en bermudas y camiseta, todavía descalzo, secándose el cabello con una toalla, se quedó clavado en el umbral de la puerta fingiendo una sincera sorpresa ante la presencia de los dos hombres en la cocina, ya que había estado atento a quién era la visita desde que había sonado el timbre.
  • Miguel, te presento a mi hermano Ramiro y a Costa..- Nati hizo las presentaciones sin demasiada ilusión, como quien presenta a los participantes en un debate, Miguel buscó su mejor sonrisa y se adelantó a dar un apretón de manos a ambos hombres, quienes le observaban sin saber muy bien qué pensar.
  • Miguel…también vives aquí, o qué?- Preguntó Ramiro, Mac se puso la toalla al hombro y se arregló algo el pelo con las manos.
  • Prácticamente- Anotó, sin entrar en más explicaciones, Nati preparó las tazas de su hermano y Costa, y se las puso sobre la mesa, ella misma se apoyó en la encimera a beber el suyo, junto a Mac.
  • Trabajas también en la Biblio?- Se interesó Ramiro, mirándo al destinatario de su pregunta por encima del borde de la taza, Nati hizo rolar los ojos.
  • A tí qué te importa…- Mac le indicó con un gesto que no tenía importancia, ella sin embargo negó con la cabeza mientras bebía un trago de su café.
  • No, soy periodista..- Ramiro y Costa se miraron en silencio, Costa no dio ni una muestra de ánimo en su rostro , siempre impertérrito,a cerca de lo que Mac acababa de decir, Ramiro casi rio.
  • De periódicos o de esos que buscan fotos de la gente famosa?- Ahora fue Mac quién rio.
  • No, de esos no…soy autónomo- Ramiro soltó un silbido y levantó las cejas.
  • Dios te coja confesado! Y comes aire, o cómo?- Preguntó haciéndose gracia a si mismo, Nati optó por cortar el pan para hacer tostadas y así no contestarle, Mac se lo tomó con calma.
  • Mucho- Acotó, Ramiro asintió sin apartar de él su mirada.
  • Eres de por aquí?
  • Sí, de Madrid, por?-Si las preguntas de Ramiro le eran incómodas, Mac no lo dejó ver. Ramiro se encogió de hombros y se acabó su café.
  • Por nada-Dejó caer, acariciando el borde de la taza con los dedos.
  • Y tú? Tanto interés por los demás…dónde trabajas ahora?- Preguntó Nati finjiendo interés, Ramiro hizo un gesto de apático escépticismo.
  • Cómo se dice ahora?…trabajo en el Sector Servicios, verdad Costa?…o como se decía antes „En todos lados“..me va bien, muy bien…cada vez mejor..- Y se acomodó levemente en la silla, como para dar más peso a sus palabras, Costa se limitó a mirar a Nati y Mac fugazmente, para luego tomar de un trago su café.
  • Y qué quieres hoy de mi?- Espetó Nati, Ramiro se encogió de hombros.
  • Sólo saber de ti, si estás viva y esas cosas…
  • No exageres hermanito…
  • La edad todavía es un rango…- Nati iba a contestarle algo, pero un móvil, el de Ramiro, comenzó a sonar. Con la melodía de „Yo tenía un camarada“. Nati abrió mucho los ojos e iba a decir algo, pero optó por callarse la boca llenándola de café, Mac observó el gesto, y optó por lo mismo, Costa a su vez, se incorporó despacio a dejar su taza en el lavadero, gesto que Nati le agradeció con una leve sonrisa, él se limitó a asentir levemente con la cabeza, Ramiro atendió a la llamada- Dime…sí, no hay problema, dónde?…allí estaremos..- Y colgó, al tiempo que se incorporaba de su silla- Lo bueno si breve dos veces bueno, no?…ya te dejo en paz, hermanita- Dijo yendo ya hacia la puerta, Nati se limitó a parpadear tras la taza- Hasta más ver…y, encantado, Miguel era no? otro día vengo con más tiempo..- Y sin más se marchó seguido de Costa, dejando su taza sobre la mesa de la cocina. Nati se cercioró de que se iban, y un vez se cerró la puerta, soltó una especie de bufido.
  • No os lleváis bien, por lo que veo- Supuso Mac, ella respiró hondo.
  • Mi hermano es una persona con la que es imposible llevarse bien….has oido su tono de móvil? Pues eso ya te da una idea…“Yo tenía un camarada“, ya era lo que me faltaba…en fin, me voy a duchar y después vemos…- Y desapareció despotricando para si por el pasillo, Mac se quedó en la cocina y se sirvió otro café. Ya sabía a qué iba a dedicar el lunes: canciones y consignas con mensaje.

En algún momento de esa semana, Nati llegó a casa anunciando que todos los negocios chinos de la zona estaban cerrados, pero no por una causa determinada, sino que las rejas estaban bajadas y el interior vacío. También los restaurantes. Mac se acercó hasta el polígono de Cobo Calleja, para confirmar sus sospechas. Todas los negocios tenían las rejas bajadas, sin más explicación que el cartel de „Cerrado“. El máximo goleador de la liga abandonó su equipo de un día para otro y ficha por un equipo en Emiratos Árabes tras comprar éste su ficha, subió el precio de la gasolina, clausuraron tres líneas de metro para efectuar obras, NuevoPoder anunció que si llegase al poder el paro desaparecería, las manifestaciones por uno u otro motivo se volvieron cada vez más violentas por la presencia de instigadores.

La Biblioteca les anunció a Nati y Melanie, que a partir de septiembre, no se les renovará el contrato. Melanie y Bosco, deciden entonces que aprovecharán las circunstancias para ir a Portugal a entregar en mano las invitaciones de boda a la familia de Bosco. En un principio, querían hacerlo después de las elecciones, que iban a tener lugar el primer domingo de septiembre, pero Mac les convenció de que podían irse antes y votar por correo, cosa que ellos no habían pensado, además animó a Melanie a llevar consigo a su madre y hermana, ya que, con toda seguridad iban a querer estar presentes en el momento de la entrega de las invitaciones, como también iba a estar la madre de Bosco, lo que evitaría futuras rencillas. Mac se sorprendió de su capacidad de convicción, ya que Melanie le agradeció en el alma que hubiera pensado en ese factor, en el que, con el agobio que tenía con la boda y los vaivenes del trabajo, no había tenido en cuenta en absoluto. Él por su parte, sorprendió a Nati con un viaje para dos a Nueva York, cosa que a ella le entusiasmó, el único problema fue que ella quería votar presencialmente porque no se fiaba de que su voto llegase a ser contado. Mac intentó convencerla de que, en realidad, por una vez que no votase, no iba a ser tan importante, pero ella le contestó que sus padres le habían inculcado el valor de la democracia, y ella votaría presencialmente el primer domingo de septiembre. Lo que obligó a Mac a replantear de nuevo toda su estrategia, sin dejar de mostrarse de acuerdo con su decisión ni perder la sonrisa, si bien sentía que el tiempo se le escapaba entre los dedos.

Los estudiantes universitarios se pusieron en huelga por la subida del precio de las tasas. También los empleados de limpieza municipales. Se modificaron las condiciones para la recepción de becas estatales. Gracias a mociones de censura y maniobras tránsfugas „Nuevo Poder“ se hizo con numerosas alcaldías repartidas por toda la geografía. Empezó a escasear la harina.

Una mañana, al regresar de su carrera diaria, Mac se encontró con el suelo de su portal casi empapelado de panfletos de publicidad de una discoteca, que anunciaba una „Fiesta del Verano“. Los recogió y los leyó uno a uno antes de ir tirándolos a la cesta de basura. Encontró lo que buscaba en el penúltimo.

– Koa Miniver

  • Federal
  • Necesito datos..
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  • Tengo contacto, creo que necesita cobertura..
  • Cotejaremos la info
  • OK
  • Nos han puesto a uno por el medio, que ordena y manda que ni un capitán de corveta..- Explicaba Bosco mientras ponía la mesa.
  • Y también es alemán?- Preguntó Melanie, al tiempo que removía las albóndigas en salsa de tomate que había para cenar, hoy con arroz. Bosco negó con la cabeza.
  • No, este es de aquí, Paulo, se llama, Paulo no sé que más…
  • Mientras no te echen..- Anotó Nati, que cortaba el pan, Bosco se encogió de hombros.
  • Llevo cinco años y nunca un problema, no creo que los vaya a tener ahora…yo me mantengo más bien al margen- Explicó colocando los platos, que le entregaba Mac.
  • Oir, ver y callar…que sé que no es lo correcto, pero qué quieres? Como está la cosa…- Sentenció Melanie apagando el fuego de la cocina.
  • Por lo de pronto este finde libro..- Anunció Bosco, haciendo el signo de la victoria con ambas manos, alzándolas al aire y dando saltitos fingiendo alegría.
  • Nosotras también…qué casualidad!- Rio Melanie, y situó la tartera con las humeantes albóndigas en el centro de la mesa.
  • Pues habrá que armar plan, no? Qué dices Miguel?- Preguntó Bosco haciendo como que se marcaba unos pasos de baile. Mac colocó la jarra del agua junto al pan.
  • Tengo uno imbatible..- Anunció, todos le miraron espectantes, y él sacó del bolsillo del pantalón un panfleto de la discoteca- Discoteca „Oh the On“, „Fiesta del Verano“ con todo esto y mucho más- Y movió el panfleto en el aire, para dar más efecto a sus palabras.
  • Discoteca „Odeón“?- Preguntó Bosco, Mac le entregó el panfleto.
  • No, „Oh the On“…en Ayales de Mulas- Aclaró sentándose a la mesa, los otros se miraron compartiendo la ignorancia sobre dónde estaba la discoteca.
  • Ayales de Mulas?…pues mira que no habré recorrido yo pueblos y pueblos llevando y trayendo…pero ni pajolera..- Bosco le entregó el panfleto a las chicas.
  • Pinta bien…además hay HappyHour y hasta concurso de baile..- Nati levantó las cejas, Melanie rio al tiempo que comenzaba a servir.
  • A lo mejor nos descubren….a ver tocan tres por cabeza, salsa aparte o sobre el arroz?

„Oh the On“ estaba situada a las afueras de Ayales de Mulas. Mac había alquilado un vehículo todoterreno para llegar hasta allí, un lugar en medio de la nada castellana. Antes habían recorrido la zona, y cenado en una venta que encontraron por casualidad. La discoteca era una edificación muy similar a una nave industrial con una fachada pintada en negro y plagada de luces de neón multicolor, entre las que resaltaba un enorme rótulo con todos los colores del aroiris y que sobrepasaba el borde superior del edificio, con el nombre del establecimiento imitando letra cursiva. El aparcamiento estaba ya casi repleto, y ellos caminaron en el medio de una multitud hasta la puerta del local, en la que personal de seguridad cobraba la entrada.

-Yo hasta estoy nerviosa y todo…lo que hace que no voy a una discoteca- Exclamó Melanie, Bosco rio y la cogió de la mano.

  • Yo de aquí a „Mira quién baila“, así te lo digo..-
  • Si llegamos a entrar…porque cada vez llega más gente..- Apuntó Nati mirando a su alrededor, Mac hacía lo mismo, pero él buscaba, sin éxito, un rostro determinado en aquel mar de gente que los rodeaba.

Media hora después conseguían franquear la entrada. Nati y Melanie entraron gratis, Mac y Bosco pagaron sólo la mitad por ir acompañados, además todos recibieron un número para una rifa, pero no les dijeron de qué. Se adentraron entonces en la vibrante oscuridad del local, decorado con lo que parecían cientos de bolas de discoteca multicolores que pendían del techo y focos de neón que se encendían y apagaban en trepidante alternancia. A partir de ese momento les fue imposible intercambiar palabra alguna sin tener que gritarse unos a otros en el oído. Casi empujados por la muchedumbre llegaron a la amplia zona de baile.

Les recibió una Bulería-Bulería que acabó convenciéndoles de que el ritmo le sobraba a Salomé, y sintieron los cristalitos que se rompían, Tra-Trá, para comprarse luego un one more ticket to the blues, sin dejar atrás a MackauleyKulkin Mackauleykulkin y su error sin solución, porque no hay como el calor del amor en un bar, ObladíObladá, ahí ahí hasta perderlo todo como un Gentlman e irse a los toros toritos que tienen botines, no van descalzos y están enamorados de la luna, aunque para ser realmente feliz sólo hace falta un camión, litros de alcohol que corran por las venas y Tusa, mucha Tusa, bebé, con Cosquillita porque pase lo que pase siempre puede ser la gran noche de alguien. Hasta que llegó Rasputín.

Fue entonces cuando Mac encontró a su contacto. Bosco se unió a una larga fila de gente que, al ritmo de la canción, agarrándose unos a otros por los hombros, se pusieron a bailar como los cosacos, ante la algarabía general. En ese momento, Mac, observando la multitud, se fijó en un hombre, al otro lado de la pista, que, a su vez le miraba a él. Si bien la luz era cambiante, y la multitud danzante se movía incesante entre ellos, apreció que era un hombre alto,rubio, que llevaba el cabello recogido en un moño medio deshecho en lo alto de su cabeza, con vaqueros y una camisa de lino, estaba con un grupo de gente, y una chica de pelo largo estaba abrazada a él. Koa Miniver.

Mac le dio a entender a Nati que iba un momento al baño, y se alejó como pudo, abriéndose camino entre la gente. Como era de esperar, él no era el único que quería ir al baño y éstos estaban prácticamente colapsados. Se fijo entonces en que alguien había abierto la salida de emergencia de par en par, para liberar un poco el aforo del local, con un único vigilante para controlar la situación, que no era otra que clientes que deseaban fumar u orinar en el exterior. Y eso es lo que hizo Mac. Después volvió a entrar, y cuando cruzaba la puerta, un hombre que salía en con otros, chocó contra él sin querer. Se disculpó en inglés, Mac no le dio importancia, el hombre se colocó mejor un moño, que apenas sujetaba su abundante melena rubia,sobre la cabeza y, sin prestarle más atención, salió al exterior siguiendo a su grupo. De camino a la pista, Mac metió la mano en el bolsillo de su pantalón, para confirmar la presencia de un lápiz de memoria.

En la rifa, a Nati le tocó una tiara de purpurina rosa con piedrecitas azules, que no dudó en ponerse inmediatamente, a Melanie unos guantes de boxeo, a Mac un molde para freir huevos en forma de corazón y a Bosco un Pocoyó gigante con trompeta incluida.

Sin previo aviso, en un determinado momento, en el local se hizo la oscuridad total, y con ella el silencio. Entonces, el DJ, un hombre que había dejado los cincuenta atrás hacía un tiempo, cogió un micrófono, e imitando la voz en off de Thriller, articuló un nombre con sumo cuidado.

M A R I C A R M E N

Y antes de que la multitud pudiese reaccionar, tres cosas sucedieron a la vez: se hizo de nuevo la luz, una bomba de confetti con purpurina estalló desde el techo y la canción con ese nombre comenzó a sonar. Y se desató el fin de fiesta.

No fueron los últimos en salir de la rave, pero casi, cuando lo hicieron ya comenzaba a amanecer. Salieron rebozados en confetti, purpurina y sudor, pero todavía cantando, Mac tuvo que ayudar a caminar a Bosco a quien se le habían subido los gemelos y cojeaba aferrado a su Pocoyó gigante, y las dos chicas avanzaron hasta el coche agarradas del brazo coreando algo entre carcajadas.

Tras un domingo, en el que lo más productivo que Mac pudo hacer fue buscar series en Netflix, el lunes, en cuanto pudo, inspeccionó el contenido del lápiz de memoria de Koa Miniver:

„Si estás viendo este video, es porque o bien he muerto y lo has encontrado en algún lugar de mi cuerpo al hacer la autópsia, o he conseguido pasártelo de alguna manera que ahora mismo no me puedo imaginar. Soy Koa Miniver, agente del FBI, infiltrado dentro del grupo supremacista alrededor del Senador William Malborough. El grupo tiene su zona de acción en Arizona. Cuando hablaron de irnos a España, yo pensé que sería una ciudad con ese nombre en Arizona, o en México. Pero no. De un día para otro me vi en un avión hacia España, el país. De eso hace diez meses, en los que he estado totalmente desgajado de mis puntos de contacto y referencia. Supongo que a estas alturas me creen muerto. Nos instalaron en una urbanización de alto standing, en algún lugar, rodeada de otras urbanizaciones muy parecidas, en un recinto al que se accede a través de una garita vigilada. Nuestro cometido en supervisar la llegada de armas y formar a grupos paramilitares en prácticas de tiro. Llegan dos cargamentos por semana, cada vez a puertos distintos, son recogidos por camiones y repartidos. Adjunto a este video, suministro listas y mapas. También nombres y fotos. Mi grupo se mueve con gente de mucho poder adquisitivo, el dinero se ve y no tienen miedo de mostrarlo. Hacen muchas reuniones sociales. Las mujeres tienen un papel importante como nexo de unión entre todos los miembros, se conocen unas a otras o están emparentadas y se parecen mucho entre si. Al poco de llegar me presentaron a una de ellas, llevamos juntos desde entonces. Yo las denomino las „Merys“ con „e“, porque todas se llaman así, o se hacen llamar así, aunque su nombre sea otro. Hace poco que descubrí que la mía, en realidad, se llama Estefanía…no Mery. En fin. En este tiempo he asistido a una cantidad ingente de bodas, parece ser a lo que aspiran todos ellos. No entra en mis planes casarme con Estefanía, supongo que me echará de menos si me voy, pero si eso ocurriera, si puedo irme en algún momento antes de que esto estalle, para ella supondrá un incidente pasajero, que en seguida tendrá solución…no sé si me estoy explicando. Mi físico me abre muchas puertas,alto, melena rubia, ojos azules, soy el sueño de toda suegra, supongo que si supiesen que soy así por culpa de algún algorítmo genético, la cosa cambiaría… porque mi familia es nativa hawaiana, toda ella, soy el único rubio de ojos claros en cinco generaciones, mis hermanos me decían en broma que era adoptado…pero no…la genética tiene esas cosas…en fin, me estoy yendo del tema…a lo que iba… Están muy nerviosos, y desean que algo suceda ya. Mi suposición es que quieren hacerse con el sistema y echarlo abajo. El peor momento hasta ahora ha sido un ensayo de fusilamiento…sólo disparaban contra sacos, pero acabé vomitando. Voy a intentar escapar. Si no lo consiguiese, querría decir a mi familia que siempre les llevo en el corazón“

Su enlace dentro del Servicio de Inteligencia español tenía como nombre clave „Tundra“. Región biogeográfica polar, cuya vegetación es de bajo crecimiento. Su verdadero nombre era Octaviano López López, un hombre de mediana estatura,que se había rendido a su calvicie rapándose su escaso pelo y portador de unas gafas bifocales de fina montura metálica cuadrada que aumentaban el tamaño de sus tranquilos ojos negros. Mac se había puesto en contacto con él nada más llegar al país, y regularmente le había tenido al corriente de dónde estaba, y lo que le ocupaba. Cuando su lugar de residencia se acercó a la capital, el contacto se había hecho más contínuo, si bien nadie podría jurar nunca que se hubieran encontrado jamás. Si „Tundra“ quería verle, publicaba un anuncio por palabras en „El País“ en su edición dominical, en la sección de „Varios“, ofreciendo para su venta un arpa birmana en buen estado, y el número de contacto eran el día y hora estipuladas. Mac por su parte publicaba uno en la sección „Motor“ ofreciendo una ChevyVan de tercera mano.

Esta vez, la venta del arpa birmana urgía.

  • Creo que es mejor que empieces tú- Concedió Mac, mientras revisaba la contraportada de un libro de suspense en la mesa de Superventas de la Fnac, „Tundra“, justo frente a él, hojeando impaciente un comic gótico levantó las cejas sobre el borde de la montura de sus gafas.
  • Todas vuestras conjeturas son ciertas, están preparando algo gordo, ya hemos dado parte…- Dejó el comic gótico y pareció interesarse por un libro de cocina jamaicana.
  • -Pero…- Conjeturó Mac adivinando el final de la frase, „Tundra“ hojeó el libro de cocina.
  • No le dan importancia, „que ya hablarán las urnas“ dicen, que no hay que dar alarmas innecesarias…nosotros por si acaso hemos sondeado los cuarteles…-Mac le miró un instante, tratando de traducir algo de su tranquila expresión, pero „Tundra“ leía atentamente una receta siguiendo los renglones con un dedo.- También estaban al tanto…pero ellos no se unirán a lo que quiera que hagan…ningún cuerpo.- Mac dejó el libro de suspense, y escogió otro sobre pesca submarina.
  • Qué váis a hacer?- „Tundra“ suspiró hondo y achinó levemente los ojos.
  • Nosotros ya hemos hecho nuestra parte…ahora sólo falta que se convenzan..
  • Podéis ir más arriba?- Sus miradas coincidieron un instante a través de las torres de libros, y ambos negaron a la vez con la cabeza, sin entrar en más explicaciones.
  • Necesito que hables con Monlieva, el Secretario..
  • Sé quién es..
  • Hasta ahora es el que más nos ha escuchado…si tú le convences, a lo mejor aún logramos dar volantazo sin más inconvenientes…
  • Puedo intentarlo…y tú? Qué harás?…-“Tundra“ se decidió ahora por un cuaderno de crucigramas y se pasó despacio la mano por su calva cabeza.
  • Cuando ya creíamos que no podía ser, Lucía, mi mujer, está embarazada…de alto riesgo, salimos de cuentas la primera semana de septiembre, no puedo hacer otra cosa que esperar, no puedo arriesgar nada…- Le miró arqueando una ceja, Mac asintió en silencio.
  • Niño o niña?- Una sonrisa se abrió paso en el rostro de „Tundra“, quien se encogió de hombros para después coger un libro sobre potajes.
  • No lo queremos saber…- Anotó, Mac sonrió también y se decidió por un libro sobre alpinismo.
  • A treinta metros del portal de la casa de tus suegros hay un kiosko de prensa, cuando tenga día, hora y lugar pondré un Telva detrás del último ejemplar de Hola Colecciones…- „Tundra“ asintió al tiempo que pasaba una hoja de un libro de paisajes nórdicos.
  • No te preguntaré cómo sabes dónde viven mis suegros…- Dijo casi sin ocultar una sonrisa cómplice, Mac levantó las cejas a una vista aérea del K2.
  • Cuídate „Tundra“…- Casi susurró, para luego escoger un libro de recetas con patatas y alejarse de la mesa.
  • Tú también „Wisconsin“..- Contestó „Tundra“ observando como se alejaba con su relajado andar por el pasillo, Mac levantó una mano entonces como despedida sin volverse, y „Tundra“ sonrió para si, para después volver a la foto de la costa noruega.

Tundra organizó el encuentro entre el Secretario de Estado Arturo Monlieva y Mac en un parque de Ávila, un día de entresemana, a primera hora, gente paseando perros, joggers, alguna mamá madrugadora, jardineros comenzando su jornada. Y dos hombres sentados en un banco con vistas a la ciudad.

  • Siempre he querido hacer esto, como en esas películas en las que dos se sientan en un banco con vistas al Capitolio y traman conspiraciones mientras dan de comer a los patos…- Dijo Monlieva, un hombre ancho, que ya había dejado atrás los sesenta, que había elegido para la ocasión un pantalón vaquero y una camisa de cuadritos azules.
  • Vistas las tenemos, y el banco, sólo faltarían los patos- Anotó Mac sin mirarle, contemplando las vistas que le ofrecía el banco.
  • Y la conspiración..
  • Como ya le he dicho, no es una conspiración, es más bien un plan trazado desde hace tiempo
  • Planes como esos los hemos tenido muchas veces, y ninguno ha llegado a buen puerto, España no quiere otra guerra civil..- Monlieva afianzó sus palabras dando golpecitos con el dedo índice de su mano derecha contra la madera del banco.
  • No se trata de una Guerra Civil, Sr. Monleva..- Cortó Mac.
  • En unas semanas se celebran las elecciones, que yo sepa de unas elecciones democraticas, y, le puedo asegurar que limpias, no va a salir una dictadura, de dónde?..
  • Nuevo Poder
  • Hay millonarios que se compran equipos de fútbol, otros pueblos en el Pirineo, a Cabral se le ha dado ahora por jugar a los partidos políticos…ya se cansará, además, las hurnas no mienten y caerá por su propio peso…
  • Cabral y su gente no van a esperar a que hablen las urnas, Sr. Monleva, y lo que caerá será todo su sistema…- Desveló Mac, Monleva fingió reir y negó con la cabeza
  • „Cabral y su gente“, de qué „gente“ me está hablando?, un par de bolsillos pudientes a los que les gusta salir en las fotos y hacer actos multitudinarios, eso sólo no echa abajo un sistema, Sr. Robinson…y los militares no creo que estén por la labor..-
  • Ahí lleva razón, están buscando ya Cuarteles de Invierno…
  • Creo que no le entiendo…
  • Para decirlo de forma concisa, Sr Monleva, el aparato militar no entra dentro de la ecuación..
  • Cómo lo sabe?- Monlieva le miró sin ocultar su sorpresa.
  • También lo sabe usted, tengo entendido que ya ha sido informado…
  • Si hay una cosa que se me da mal, Sr. Robinson, son los Sudokus, y la conversación que estamos manteniendo está tomando la forma de uno…para decirlo de forma concisa..no sé de lo que me está hablando..
  • Yo también seré conciso, Sr.Monleva. Nuevo Poder tiene un plan para hacerse con el sistema, pero sin ayuda militar, contarán sin embargo con colaboradores, reclutados para tal fin más allá de las fronteras…
  • Nuevo Poder se limita sólo a nuestro país, y en cuanto carezcan de votos, desaparecerán, como antes lo hicieron otros. No es algo que me quite el sueño, Sr. Robinson..
  • Pues haga curas de él, Sr. Monleva, pronto le será muy difícil conciliarlo…
  • Ustedes acostumbran a hacer informes sobre sus misiones, si tan convencido está de sus suposiciones, querría leerlas sobre papel y así analizarlas mejor…
  • Está usted en lo cierto, pero esos „informes“, como usted los llama, los realizamos una vez finalizada la misión…y la que me ocupa todavía está en curso, me he permitido la licencia de avisarle personalmente, para que pise usted sobre seguro….
  • Le agradezco su interés, pero créame cuando le digo que todo quedará en nada, como el humo después de los fuegos artificiales…
  • Pero el olor de la pólvora permanece, Sr. Monleva, y no se ve…

Después de dejar a Monleva, Mac regresó a Madrid y dio un paseo largo, para tratar de despejar la sensación de impotencia que le había causado la entrevista.

Mac entro en el piso de Nati con su llave, y se sorprendió de ver a Bosco en el pasillo, delante de la puerta de la cocina, por su postura y la expresión de su rostro al verle aparecer supo que algo iba mal.

-Hola Bosco..- Saludó, Bosco le saludó con un gesto de la cabeza, y Mac se asomó a la puerta de la cocina. El motivo de la actitud de Bosco, era la presencia en la cocina de Ramiro, el hermano de Nati,y de Costa. Nada más entrar supo qué iba mal. Costa estaba apoyado contra la pared del fondo, Ramiro, se había sentado a la mesa, ambos vestían ahora trajes de buen corte y zapatos hechos a mano, pero eso no fue lo que centró su atención, tampoco la presencia muda de Nati y Melanie, que estaban apoyadas muy juntas contra la encimera. Lo que centró su atención fue el revólver que Ramiro había situado ante si sobre la mesa, un Smith&Wesson 629-5“, cuya presencia resultaba absurda entre las tazas de café.

  • Hombre! El que faltaba! Entra, hombre, entra…como si fuera tu casa, que ya lo es para el caso, tengo entendido…Natividad ponle un café también, que no se diga..- El tono de Ramiro era de todo menos festivo, y la expresión de sus ojos más sombría que de costumbre, Nati no supo qué hacer, parecía estar al borde de las lágrimas, aferrada a la mano de Melanie, quien se tapaba a su vez la boca con su mano libre.
  • Ya he tomado uno, gracias Ramiro…- Mac se movió despacio hasta situarse junto a Melanie, de forma que tenía a Ramiro y Costa de frente, éste último le miraba a su vez sin dar muestra de sentimiento alguno, con los brazos cruzados ante el pecho.
  • Ah que te acuerdas de mi nombre…pues qué bien, no?, es lo primero para que a uno le respeten, que se sepa el nombre, vamos digo yo…
  • Por supuesto, Ramiro, tienes toda la razón…- Dijo Mac con calma, Ramiro se sentó mejor arreglándose la chaqueta del traje y se pasó las manos por su impecable corte de pelo.
  • A partir de ahora, el que no me respete sabrá quién soy yo, las cosas se van a poner en su sitio…verdad Costa?, van a saber todos esos dindundis cómo se tiene que hacer la cosas…por las buenas o con este señor de aquí, le has visto?- Y señaló el revolver sonriendo con suficiencia.
  • Si, lo he visto, Ramiro, es impresionante…- Mac asintió despacio y sonrió denotando verdadera admiración con su expresión.
  • Verdad? Me preguntaron, cuál quieres? Y yo vi a este bebé…y no me corté, es que ni notas el peso…mira- Y sin más agarró el revolver con su mano derecha, Mac notó como Melanie comenzaba a temblar y Nati ya no podía reprimir la lágrimas, Bosco se quedó paralizado en el umbral de la puerta, Costa no se movió ni un ápice.
  • Ya lo veo, ya…me lo dejas coger, Ramiro? Debe ser una pasada sentir esa culata..- Propuso Mac adelantando la mano, pero sin apartarse de la encimera, Ramiro sopesó el revolver y rio.
  • Es que ni la sientes…- Pavoneó, para luego incorporarse y adelantarse un paso apuntándole con él, Mac sonrió maravillado y se hizo con el revolver que Ramiro le tendía, para, nada más tenerlo en sus manos girarlo con rápida precisión, abrir el tambor y hacerse con la munición, seis balas, que se metió en el bolsillo, ante la atónita mirada de Ramiro.
  • Cómo se hace eso, tío?….es que ni lo he visto!…- Exclamó, como quien se maravilla ante un truco de mágia, Mac levantó las cejas y regaló a su sonrisa un halo de misterio.
  • Todo mago tiene sus secretos, Ramiro..- Anotó con calma aún sosteniendo el revólver entre sus manos, Ramiro rio y quiso recuperarlo, pero fue la mano de Costa quien lo hizo.
  • No te acostumbres…que es mío, Costita- Regodeó, Costa ni se inmutó, y sin más salió de la cocina, teniendo que apartar a Bosco, quien se había tenido que apoyar en el borde de la puerta con la mano en el pecho.- Pues bueno…hasta más ver „grupito“…ya queda menos…- Tras decir estas palabras, Ramiro se ajustó la chaqueta del traje y siguió a Costa. Todos esperaron a escuchar el cierre de la puerta. Melanie se dejó caer al suelo, ahogando sus gritos contra sus manos, Nati permaneció de pie, paralizada, con la mirada perdida enjuagada en lágrimas, hasta que Mac la abrazó y comenzó a temblar casi sin control. Bosco buscó sentarse en el suelo, con la mano aún en el pecho, su rostro carecía de color.
  • Si alguien..ve mi corazón..que me avise..- Susurró.

Dos compañías aéreas echaron el cierre de la noche a la mañana y dejaron a cientos de empleados en la calle, a Nati le cambiaron el contrato a semanal, no había día en que algún sector no se manifieste por algo y todas las manifestaciones acababan en batallas campales de mayor o menor envergadura. El ritmo de actividad de Mac apenas sufría cambios, la relación con Nati era un hecho, de forma que él , practicamente, se convirtió en el cuarto habitante del piso de ella, acudiendo al suyo sólo regularmente como mero trámite. El verano avanzó tranquiló, sin sobresaltos. Fue entonces cuando hizo su aparición Dolores.

Nati comenzó a hablar de una persona que trabajaba con ella en la biblioteca y que tenía ese nombre, Mac en un principio dio por sentado que se trataba de una mujer, pero para su sorpresa se trataba de un hombre, que de no aparecer en las conversaciones, pasó a ser protagonista asiduo, detalle al que no dio demasiada importancia, ya que las narraciones de Nati eran corales, es decir, siempre tenían mucho elenco. Hasta un miércoles terco en lluvia.

  • Hoy Dolores ha encontrado un atlas mundial del 1920, imagínate, ese mundo ya no existe..- Comenzó a explicar Nati, mientras disponía el tendedero de ropa en el pasillo, Mac, que sacaba la ropa de la lavadora en la cocina, con la intención de después poner la siguiente, continuó con la labor sin más- y estuvimos buscando países, y él nos fue explicando a su manera lo que había sido de muchos de ellos…
  • A su manera?- Se interesó Mac al tiempo que trataba de rescatar un calcetín del fondo del tambor, Nati agarró la primera pieza de ropa de la tina para colgarla.
  • Sí, porque es mudo, no te lo había dicho?.. no sordomudo, él es sólo mudo, oye mejor que tú y que yo…no sé porqué yo siempre había dado por sentado que no era así..en fin..
  • Y cómo os entendéis?
  • Él se comunica con lengua de signos, poco a poco, a fuerza de “palique” ya casi le entiendo todo…yo antes no lo trataba mucho porque él estaba en almacén abajo, y yo estaba arriba, pero ahora él está también arriba conmigo y por eso hablamos más…es venezolano, calla que tiene una historia como para no dormir…-Mac le dio la razón con un sonido indistinto, ocupado ahora en separar la ropa blanca de la de color para la nueva colada- él vivía en Venezuela tan tranquilo, y cuando todo se complicó pues se tuvo que marchar…y aquí viene lo bueno, pudo abandonar el país y tuvo que hacerlo haciendo parada en Estados Unidos, en Wisconsin…fíjate tú qué vueltas hasta llegar aquí…- Mac dejó lo que estaba haciendo y la miró un instante, ahora sí que tenía su plena atención.
  • Wisconsin?- Preguntó sin esconder su sorpresa, ella se encogió de hombros mientras tendía distraída la siguiente pieza.
  • Sí, yo también flipé…de Venezuela a Wisconsin, y de Wisconsin aquí…sólo de pensarlo ya me canso…-Mac carraspeó y continuó con su labor de separación de ropa.
  • Pues ya me lo presentarás, seguro que tiene muchas cosas que contar…- Insinuó, ella le miró y sonrió. – Claro!…ya le he hablado de ti, cuando vengas a la biblio te lo presento….no eso es lavar a mano, ahí está la tina..

Dolores era un hombre corpulento, tenía la piel morena y el pelo liso muy negro con un corte en visera, lo más llamativo de su rostro, de facciones finas pero marcadas, eran unos inmensos ojos verdes que observaban a su interlocutor con una tranquila expresión que se tornaba en sonrisa con mucha frecuencia. Nati se lo presentó a Mac dos días después de su conversación, nada más llegar a la biblioteca fue a buscarle a la zona en la que trabajaba.

  • Dolores, mira, te quiero presentar a Miguel, mi chico, que tanto le hablé de ti que quiso conocerte- Le explicó Nati señalándole a Mac, quien se adelantó a estrecharle la mano, Dolores le correspondió y gesticuló algo con sus manos.- Dice que encantado de conocerte..- Tradujo Nati, Mac sonrió.
  • El gusto es mío, voy a estar por aquí toda la mañana, tengo trabajo atrasado…seguro que habrá tiempo para un café- Propuso, Dolores asintió con la cabeza, regalándole su amplia sonrisa y se expresó de nuevo con las manos.
  • Que no hay problema…y algo de buscar?- Supuso Nati riendo, Dolores le dio la razón y sin más se despidió para volver a su puesto- A lo mejor hago un curso de lengua de signos, me parece fascinante…en fin, yo también tengo que entrar, te veo por ahí..- Y se despidió de Mac con un beso, para después desaparecer por un pasillo. Mac se dirigió a la zona de periódicos. Apenas una hora después Dolores pasó por el fondo de la sala, portando varios libros, y desapareció por entre dos estanterías. Mac le siguió.
  • Me alegro de que mi sonda haya llegado a su destino- la voz de Dolores hizo eco entre las paredes del archivo al que fueron a dar, después de bajar dos pisos y abrir varias puertas cerradas con llave, tenía un suave deje caribeño al hablar español, que casi desaparecía tras su marcado acento ruso.
  • Wisconsin, Evgeni, de verdad?- Preguntó Mac divertido, Evgeni Petrovich Ilianov De la Senda rio con ganas, tenía una risa grande, casi como él.
  • Te vi ya hace un par de meses, pero no tenía contacto con Nati, logré que me cambiasen de zona…era la única manera de que diera resultado- Rio, sentándose sobre una mesa, Mac se sentó a su lado.
  • Me despistó que dijese que Dolores era mudo…y venezolano
  • Ser venezolano aquí, ahora mismo, te abre muchas puertas..y tú tienes mucha suerte, no tienes ni un viso de acento…
  • Las “S”, y las terminaciones en “ar”…trabajo en ello..
  • Yo ni trabajando podría, yo nací ya en Moskú, y hablo como hablo, no puedo hacerme pasar por nadie que no sea yo mismo…normalmente no vengo a cosas de primera línea…
  • Qué pasó?
  • La apendicitis pasó, el que tenía que venir tuvo que ingresar de urgencia, y por no perder el tiempo vine yo en persona, cuando sucede eso me hago pasar siempre por mudo, domino seis lenguas de signos…
  • Viniste también siguiendo la estela del dinero de “Nuevo poder”?
  • No…por otra cosa que no tiene nada que ver, y que supongo te llegará en algún momento..me encontré con el problema después, y me quedé para ver cómo terminaba, pero eso no va a ocurrir..
  • Cuál es tu límite?
  • Cuál es el tuyo?
  • Yo creo que harán coincidir lo que sea que planeen con las elecciones…desapareceré antes..
  • Yo no voy a esperar tanto, si la cosa se complica como creo que se va a complicar, prefiero estar ya muy lejos…
  • Tundra y su gente ya han pulsado todas las alarmas, pero no han tenido éxito..yo mismo he hablado con Monleva…
  • Estamos en el el país de “Nunca Jamás”, querido Mac, nunca pasa nada…hasta que pasa..
  • A lo mejor hay alguna reacción…
  • La esperanza es lo último que se pierde, justo antes del sentido del oído….o eso dice mi mamá, también sostiene que yo debo tener algo descalabrado en ese sentido, porque soy totalmente arítmico…- Mac soltó una carcajada y Evgeni negó con la cabeza como quien se rinde a su destino- Qué sale de la mezcla de un ingeniero aeroespacial ruso y una bailarina cubana? Un químico arítmico, no te rías…yo no bailo, parece que me está picando un enjambre de avispas…siempre según mi señora madre, tan bailarina ella…
  • No te creo…
  • Algún día te lo demostraré…qué vas a hacer con Nati?- Mac levantó las cejas y miró al techo.
  • Lo correcto sería preguntar qué voy a hacer sin Nati…
  • Hagas lo que hagas, hazlo a tiempo, yo ya he arreglado mi asunto…cuando me vaya definitivamente le regalaré un libro a Nati, eso te avisará..
  • Nati y los libros..
  • Tiene el trabajo perfecto…
  • El nuestro no está mal…
  • Los hay peores…
  • Eso también es verdad…

Bosco, Melanie y sus respectivas familias se marcharon a Portugal unos días antes de las elecciones. Melanie y Nati se despidieron como si nunca más se fueran a ver, haciendo grandes aspavientos y teatro, entre risas. Mac no pudo encontrar la suya.

  • Se te acaba el tiempo, no lo pierdas
  • Sólo tres días más
  • Va más rápido de lo que esperábamos..
  • Me consta. Tres días..
  • La chica
  • Todo controlado.
  • No te haces una idea de lo complicado que es aterrizar un helicóptero en una terraza, y la de nuestra embajada de Madrid no sería mi primera elección…
  • No entiendo..
  • Me tocó aterrizar en una de aquellas terrazas en el caos de Saigón, juré no volver a tener que hacerlo. Y no lo haré..
  • Todo controlado
  • Tres días
  • Tres días
  • ok
  • Koa Miniver
  • Todo controlado
  • ok

El sábado por la mañana, víspera de las elecciones, Mac intentó alquilar un coche on-line, de forma que sólo tuviera que ir a recogerlo, pero le fue imposible. Probó con varias empresas, pero o bien la página web estaba en construcción o no le permitían hacer su trámite. Acabó por ir él mismo a la empresa de alquiler de coches que le quedaba más cerca, y la encontró cerrada, lo mismo sucedió con las otras dos. Intentó entrar en la web de Uber, pero estaba fuera de servicio. Regresó al piso de Nati empapado en sudor, contrariado y agotado por la caminata. Encontró a Nati ultimando su maleta, feliz y ajena a todo, eso lo tranquilizó un poco. Pero apenas pudo probar bocado en la comida, Nati se había reido y dicho que ella también estaba muy nerviosa, ya que era su segunda vez en un avión y encima tan lejos. Consiguió convencerla de que metiese en la maleta la colección de libros que había ido trayendo de la biblioteca, que ya llenaban dos baldas de la estantería de su habitación, a ella le parecía totalmente innecesario, pero él argumentó que iban a tener tiempo para todo y que podía aprovecharlo para releerlos, y ella acabó cediendo. Los repartieron en las maletas de los dos. Cuando la supo dormida, él entró en el cuarto de Bosco y Melanie, y recogió las fotos familiares enmarcadas que Bosco le había dicho que guardaban tantos recuerdos para ambos, también la colección de rosarios de Melanie. Lo guardó todo en su maleta y la cerró con la clave, por si a Nati se le ocurría abrirla. Antes de volver a la cama a intentar dormir, se asomó un momento a la ventana del salón, cerró los ojos al fresco de la noche y respiró hondo para después expulsar despacio el aire. Alguien había apagado el sonido a la ciudad, y el silencio le pareció de pronto atronador. „Las olas grandes, Mac, se forman mar adentro,van cogiendo volumen y velocidad a medida que van alcanzando la orilla, y cobran toda su altura…entonces sucede, el silencio, esos segundos en los que la ola permanece plena y encaramada en lo alto, antes de derrumbarse sobre si misma y romper la orilla con su embestida llevándose todo lo que encuentra por delante…ese silencio, Mac, te avisará de lo inevitable, y entonces será demasiado tarde…“. Meredith Honig. En su caso lo inevitable había sido una bomba, de la que sabía el quién, el porqué y la hora, pero no el dónde y cuando lo había averiguado la onda expansiva la arrastró consigo. Algo de ella había muerto allí, si bien ella continuó viviendo. Mac sonrió levemente al imaginársela en su taller de alfarería para niños. Volvió a respirar hondo.Todo era cuestión de estar lejos de la rompiente en el momento de la caida de la gran ola. Miró el reloj. Normalmente a esa hora solían pasar los camiones de la basura. Esa noche no lo hicieron. Había llegado el momento de desaparecer. Cerró la ventana y se fue a intentar dormir.

El primer domingo de septiembre amaneció luminoso y sin una nube en el cielo.

  • De verdad que no vas a votar?- Nati se lo preguntaba mientras acababan de recoger la cocina antes de abandonar la casa para ir al colegio electoral,él sonrió y negó con la cabeza.- Pues no lo entiendo, tu sabrás…- Él se encogió de hombros y continuó en silencio, en eso le sonó el móvil, pero él no hizo visos de atender la llamada- No lo coges?
  • No..
  • Por?
  • Es mi madre, ya la llamaré…
  • Micky, está claro que viajar te afecta…estás rarísimo…- Él fingió reír. A pesar de ser muy temprano, ya había gente por la calle, y las cafeterías estaban abiertas. Tuvieron que ir andando hasta el colegio electoral que le tocaba a Nati por zona, arrastrando cada uno su maleta, ya que alguien en la parada del autobús que pretendieron coger, les había dicho que no había pasado uno en dos horas. De camino se cruzaron con varios grupos de gente, con camisetas blancas con „Nuevo Poder“ en la pechera, que avanzaban por el medio de la calle, parando el tráfico, cantando la canción que había sonado en el mitin, a voz en cuello. Nati les llamó locos, mientras negaba con la cabeza sin poder creérselo, Mac se paró un instante a hacer una foto y un video corto, cosa que ella no entendió y él puso por excusa que después lo subiría a Instagram con algún comentario. Nati le creyó. Al menos. La cola de espera para entrar al colegio a depositar el voto llegaba ya hasta la mitad de la calle en la que se encontraba. Mac miró la hora. Su vuelo salía a la una, eran las nueve, Nati no entraría antes de las diez y todavía no sabía cómo iban a llegar al aeropuerto. Trató de respirar hondo, y Nati le cogió de la mano, para luego darle un beso fugaz.
  • No te preocupes, llegamos fijo..- Quiso tranquilizarle, y la alegría en su mirada casi le convenció. Pero sólo casi, y entrelazó sus dedos con los de ella. La cola avanzó lenta, y nati entró a depositar su voto a las diez y media. Él esperó fuera, observando cómo la cola, poco a poco iba alcanzando el final de la calle y daba vuelta a la esquina. Los grupos con camisetas blancas seguían pasando, cada vez más numerosos, interrumpiendo el tráfico, uno de ellos entró en el colegio con el fin de alborotar y crear confusión, buscando confrontaciones innecesarias con aquellos que ya estaban dentro y con los que esperaban pacientemente en la cola. Nati salió justo en el momento en el que dos de los alborotadores se subían a la mesa sobre la que estaban las hurnas. Alguien salió vociferando que dónde estaba la policía. Mac cayó en la cuenta de que no había visto una patrulla en toda lo que llevaba de mañana.
  • Están armando una buena ahí dentro, por suerte mi voto ya está a buen recaudo- Nati llegó junto a él tras abrirse paso entre la multitud que se había formado en la acera al romperse la cola, Mac la cogió de la mano y ella entrelazó sus dedos con los de él- No sea que me pierda…- bromeó, él asintió mientras miraba infructuosamente a su alrededor en busca de un taxi, Nati sacó su móvil del bolsillo- Espera que llamo a la central de taxis…supongo que podrán mandarnos uno..- Y deslizó el dedo por la pantalla. Una voz enlatada le comunicó que por problemas técnicos, su llamada no podía realizarse.- „Problemas técnicos“ dice…- Y le miró extrañada, encogiéndose de hombros, Mac se pasó las manos por el cabello. Ella miró hacia lo lejos.- A lo mejor aún pasa el bus…- Supuso haciendo visera con la mano. En eso, una multitud de gente vociferante apareció por el fondo de la calle.- La gente está loca o qué?- Se preguntó Nati, a Mac le sonó el móvil, pero no atendió la llamada- Tu madre?- El asintió, pendiente de la envergadura que estaba tomando la improvisada manifestación. Sintió el corazón en la garganta. La ola comenzaba a caer. Fue entonces cuando un audi azul cobalto se paró ante ellos tras dar dos bocinazos, y alguien abrió desde dentro la puerta del copiloto.

„Tienes que tener siempre en cuenta que en todo lo que hagas, siempre tendrás un „ángulo ciego“, algo que no has podido controlar porque no sabías siquiera de su existencia. Para bien o para mal, siempre está ahí. Sólo debes estar alerta cuando se haga ver. Para bien o para mal“.Maldonado. Se acordó de sus palabras cuando se acercó a ver quién era. Costa. Sin dar explicaciones, salió del coche tras abrir el maletero y, cogiendo una de las maletas como si fuera de papel la introdujo en él.

  • Metéos dentro, hay que salir cagando leches – Exhortó, mientras se ocupaba del resto del equipaje.
  • Qué casualidad, Costa! Te manda el Cielo!- Rio Nati sin ocultar su alivio, para después meterse en la parte de atrás del coche, Mac ocupó el asiento del copiloto. Costa se incorporó al tráfico haciendo caso omiso de las protestas de los otros conductores. También hizo caso omiso de las restricciones de velocidad.
  • Cómo …?- Comenzó Mac, Costa le miró de reojo, atento a avanzar en el, de pronto, denso tráfico.
  • Sabía que volábais hoy…
  • Pero cómo nos encontraste?- Quiso saber Nati, Costa se encogió de hombros y miró fugazmente a Mac, quien trataba de ordenar la piezas del puzzle. Costa encendió la radio, que sólo ofrecía bandas sonoras de musicales en cualquiera de sus emisoras, y subió algo el volumen, de forma que en la parte de atrás se escuchase más alto que en la de delante.
  • „Sonrisas y Lágrimas“!…me encanta- Dictaminó Nati, para después relajarse en el asiento y comenzar a cantar „Do,re,mi“.
  • Es cuestión de horas…- Costa deslió su voz por entre la música, de forma que sólo Mac podía escucharle.
  • Tú también estás dentro?…
  • Ramiro está muy dentro, yo no..
  • Qué plan tienes?
  • Primero llegar al puto aeropuerto, después se verá…
  • Cómo lo supiste?
  • Tú eres tan de Madrid como yo de Albacete, de primeras pasó, pero después te me quedaste como una mosca detrás de la oreja…y decidí seguirte..-Mac negó con la cabeza sin dar crédito.
  • Nunca te vi…- Costa sonrió casi para si, atento al tráfico.
  • Soy tan grande, que no se me ve…
  • Qué sabes?
  • No sabía dónde meterte, hasta que te vi cogerle la pistola a Ramiro…sabías cómo hacerlo, el leve acento de ninguna parte, periodista sin periódico, que habla solo sin dispositivo aparente….blanco y en botella, qué más quieres?
  • Y Ramiro?
  • A Ramiro le dejé a oscuras, y ahí sigue, mi madre no me crió sin principios…Ramiro ahora es otra persona..- Mac le miró, sólo le faltaba la última pieza del puzzle, aunque ya sabía cuál iba a ser.
  • Por qué nos ayudas?- Costa siguió atento al tráfico, entre el que avanzaba a gran velocidad, a punto de alcanzar la autopista.
  • La quiero desde hace tanto tiempo que ya ni lo cuento, pero..como ya te dije, soy tan grande, que no se me ve, y ella tampoco…por eso quise saber quién eras, para protegerla…
  • Qué hubiera pasado si…
  • Te hubiera roto el alma, en tanto trozos como estrellas tiene el firmamento…pero no tengas cuidado, me consta que tienes buen fondo, si no no te la llevarías contigo…
  • No sabe nada..
  • Mejor, a toro pasado siempre se cuenta mejor la faena…déjala que duerma..- Y Costa miró por el espejo restrovisor a Nati, quien se había quedado dormida escuchando „Tomorrow“ de „Annie“. Cuando habían recorrido pocos kilómetros de la autopista, se encontraron con un atasco, producido, al parecer, por un camión atravesado en la calzada. Costa buscó algo debajo de su asiento, y Mac supo lo que buscaba cuando vio un foco de luz de sirena policial entre sus manos.
  • Mejor no preguntes…- Acotó Costa, para luego enchufarla en algún lugar del tablero de mandos, y, tras bajar la ventanilla, colocarla sobre el capó del coche. Después la puso en funcionamiento, y aceleró- y ahora a quemar rueda.- Anunció. Acto seguido el coche salió disparado por el pasillo que los coches iban dejando a su paso, y Mac se aferró al sujeta manos sobre su puerta para vencer el vértigo. Al llegar a la altura del camión, Costa viró a gran velocidad hacia el arcén derecho y salvó el obstáculo que representaba el enorme vehículo, para después continuar camino, haciendo caso omiso a los bocinazos, voces y pedradas que dejaba detrás. Sin reducir un momento la velocidad, ni apagar la sirena, solventaron varios atascos más, también provocados por camiones o furgonetas atravesados en la vía, y llegaron al aeropuerto Adolfo Suarez. Costa utilizó varias tarjetas que le dieron paso a zonas de acceso restringido, y acabó aparcando el coche ante uno de los accesos a „Salidas“ de la T4.
  • Ahora a correr..- Dictaminó Costa mientras depositaba en el suelo todo el contenido del maletero, donde además de las dos maletas de Mac y Nati, también había una bolsa grande de deporte, que él se colgó al hombro. Nati, que se había despertado a pocos kilómetros de destino, se desperezó y miró a su alrededor un poco confundida.
  • Tampoco hay tanta prisa, no?…llegamos bien…por qué pusiste esa sirena?- Quiso saber, Costa sonrió levemente y se encogió de hombros, sin contestar. Después entraron en la terminal, que bullía ya casi sin control aparente. Mac buscó estrecharle la mano, y Costa aprovechó para darle un abrazo.
  • Cuídamela- Le susurró al oído.
  • Lo haré..- Respondió Mac.
  • A dónde vas?- Quiso saber Mac antes de que se separasen sus caminos, teniendo que alzar la voz para hacerse entender entre el gentío, Costa le guiñó un ojo.
  • Sabrás encontrarme, Inglaterra no deja de ser un isla grande- Dijo, luego buscó abrazar a Nati por última vez, y se alejó por entre la multitud sin mirar atrás.

Mac y Nati se abrieron paso entre el desorden de gente, carros de maletas y bultos en que se estaba convirtiendo la terminal,y lograron llegar a uno de los mostradores de American Airlines, ante el que la cola no era demasiado larga. Mac sólo tuvo que proporcionar un código guardado en su móvil y los pasaportes, Nati, entretenida en mirar el jaleo a su alrededor, no deparó en qué nacionalidad tenía el de él. Después , casi a la carrera, se dirigieron al control de seguridad del paso hacia las puertas de embarque, donde los empleados del aeropuerto intentaban mantener el control de la situación ante la ausencia total de policia o Guardia Civil. No hizo falta que guardasen ninguna de las interminables colas, Mac mostró los billetes a uno de los hombres que custodiaba la puerta de acceso para viajeros con prioridad y les dejó pasar. Tras ellos, gran parte de los integrantes de las colas, intentaron hacer lo mismo, entre gritos y protestas. Pero para entonces, Mac y Nati ya avanzaban hacia su puerta de embarque por uno de los pasillos mecánicos, para llegar más rápido. Alcanzaron la puerta en el momento en que se abría para el embarque del vuelo.

  • Más justos no pudimos…si no llega a ser por Costa no llegamos- Dijo Nati aliviada, Mac la cogió de la mano entrelazando sus dedos con los de ella y asintió, poco a poco dejaba de sentir su corazón latir en su garganta. Algo llamó su atención a lo lejos, una persona. Era un hombre alto, vestido con un pantalón tipo hippy de lino marrón y una camisa larga azul, llevaba el pelo, rubio, recogido en un moño medio deshecho en lo alto de su cabeza y protegía sus ojos con unas amplias Ray-Ban modelo Wings de cristal tintado en verde, caminaba rápido por uno de los pasillos mecánicos. Cuando estuvo más cerca, miró en su dirección y le saludó llevándose el dedo índice y corazón de la mano derecha a la frente en un gesto casi desvaido,para luego perderse en el fondo. Koa Miniver. Mac sonrió como respuesta y justo después Nati y él pudieron acceder al pasillo que llevaba al avión.

El suyo fue uno de los últimos vuelos que salieron. Poco después se cerraron todos los aeropuertos del país, así como las estaciones de tren y autobús, los puertos y las fronteras. Por último se desconectó la señal de los satélites. Y con el caer de la ola, se hizo la oscuridad.

Ya en el aire, en el momento en que pasó el servicio de comida a bordo, además de dos menús completos, Mac pidió dos botellines de jugo de naranja. Cuando ya se encontraban sobrevolando algún punto sobre el océano Atlántico, le ofreció uno a Nati para que bebiera. Sin darse cuenta, Nati se hundió entonces en un profundo sueño. Tan profundo, que no se despertó cuando llegaron al aeropuerto de destino, ni en el viaje hasta una casa buscada para la ocasión, donde continuó durmiendo ajena a todo lo que pasaba a su alrededor.

  • Pronto despertará…
  • Tienes que contarle todo
  • Ya lo sé..
  • En el caso de que..
  • Ya lo sé..
  • Informa en cuanto ocurra..
  • Lo haré..
  • Ok

Nati despertó a media mañana del primer martes de septiembre. En el centro de una enorme cama tipo Box-Spring, casi totalmente tapada por un edredón muy abrigoso y ataviada con un pijama que no era suyo. Cuando abrió los ojos, le dio la impresión de que su cabeza pesaba una tonelada, y tardó en poder incorporarse para saber dónde estaba. A través de las cortinas echadas, se filtraba la luz necesaria para regalar a la habitación una agradable penumbra, además de la cama sólo había un armario empotrado de pared a pared, y una butaca orejera junto a la cama. Nati miró a su alrededor achinando los ojos, tratando de recordar cómo había llegado allí, sin conseguirlo. Quiso llamar a Mac, pero no le salió la voz, sólo pudo toser, tenía la boca seca y mucha sed. Como si hubiera leído sus pensamientos, Mac entró en la habitación en aquel momento, portando una botella de agua y un vaso.

  • Buenos Días, Bella Durmiente..- Saludó sentándose en la cama junto a ella, al tiempo que le ofrecía una vaso de agua, ella sintió un alivio inmenso al verle y aceptó el vaso, que bebió hasta dejarlo vacío.
  • Cómo he llegado aquí?…Qué pasa..? Es raro..- Preguntó después mirando a su alrededor sin saber qué pensar. Mac colocó la botella y el vaso en la mesilla de noche, y le cogió las manos, para luego buscar su mirada.
  • Nati, tengo que contarte algo..

Le contó todo lo que tenía derecho a saber. De principio a fin, sin dejar un detalle. Con calma, sin soltarle las manos ni desviar un ápice su mirada de la de ella, quien le escuchó atentamente, abriendo mucho los ojos en ocasiones, preguntando algo en otras, siguiendo el hilo de su narración, que trajo lágrimas a sus ojos que dejó rolar por sus mejillas sin pararse a secarlas. Cuando hubo terminado la explicación, permanecieron cogidos de las manos, mirándose en silencio. Nati separó sus manos de las de él, y también su mirada, después volvió a acostarse sobre la cama dándole la espalda y tapándose completamente con el edredón. Mac se incorporó y abandonó el cuarto, entendiendo por su reacción que deseaba estar sola.

La puerta de la habitación permaneció cerrada hasta las cinco de la tarde, momento en el que Nati la abrió para salir de ella. Mac, que había intentado ocupar la espera haciendo muchas cosas, había claudicado y había acabado por sentarse en uno de los sillones mirando hacia la puerta, cuando la vio aparecer se incorporó sin saber muy bien qué esperar. Nati se acercó a él despacio, y buscó abrazarle apoyando la cabeza en su pecho, al tiempo que exhalaba una especie de suspiro de alivio.

  • Ay Macky, yo también te quiero mucho…-Mac la abrazó también, sintiendo como toda la tensión que se había acumulado en su cuerpo desaparecía de pronto y casi temió perder el equilibrio.
  • No te imaginas cuánto me alegro…- Alcanzó a decir, Nati alzó la mirada hacia él y sonrió.
  • Te hace tortilla?
  • A mí siempre me hace tortilla..

*“Nuestro hombre en Wiskonsin“ forma parte de un proyecto mayor en el que estoy trabajando.

*Mujer-V: V-Frau/Mann> Infiltrad@

*En Alemania sólo se puede considerar Abogado aquella persona que haya superado con éxito los dos Exámenes Estado posteriores al término de la carrera universitaria en si. Si el candidato suspende el Primer Exámen de Estado pierde la opción de presentarse al segundo y con ello la oportunidad de algún día poder ejercer como abogado. Existe la posibilidad de repetir el exámen, pero sólo en casos excepcionales. Aquellos que suspenden el segundo, en su mayoría,han de contentarse con sólo poder ser Notarios.

*Todo parecido con la realidad es pura coincidencia

*https://open.spotify.com/playlist/6u5w7X01ccqM0JuQOXDqPP

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