LEAF
La despertó una bocina, de lo que supuso un camión. Cuando abrió los ojos supo dónde estaba, la noche anterior había bebido, pero no tanto como para no acordarse, levantó levemente el edredón que la cubría y confirmó lo que suponía, estaba desnuda. Oía a alguien respirar a su lado, pero no se atrevía a volverse. Las cortinas de la ventana eran oscuras, y estaban echadas, lo que regalaba una agradable oscuridad, se volvió con cuidado, pero el hombre estaba bocabajo, casi totalmente tapado con el edredón y con la cabeza girada hacia el lado contrario al suyo. Con sumo sigilo salió de lo que le pareció una cama enorme y alta, ya que casi se cae al tratar de poner los pies en el suelo. De puntillas comenzó a recoger del suelo la ropa suya que fue encontrando, la interior, y los leggins que estaban empapados y apestaban a cerveza, se acordó entonces del incidente, y casi le da la risa. Sin saber qué hacer, decidió ir en busca del baño.No tuvo que buscar mucho, estaba anexo. Entró y cerró la puerta con cuidado. En ese baño cabría todo su apartamento, pensó cuando fue consciente de su amplitud, bañada de luz por un lucernario abovedado en el techo, justo sobre la ducha, que carecía de plato y se separaba de la zona del lavabo y vater con una mampara fija de cristal. Decidió aprovechar la ocasión. No iba a tener otra oportunidad de hacerlo en una de esas características. La cebolla tenía forma de plato y en lugar de dos mandos, como en la mayoría de las duchas, se encontró con seis botones. Pulsó el que tenía un punto rojo y fue calibrando la temperatura pulsando con suavidad el botón azul. En un metido de la pared encontró un gel de ducha unisex que olía a lavanda. Tocó con suavidad otro de los botones, y de uno de los laterales salió un chorro casi a presión, no pudo evitar soltar un chillido del susto, todavía riendo rozó el otro y sucedió lo mismo desde el otro lado. Optó por acariciarlos a la vez, y el efecto fue el de una ducha masaje. Pensó que podría quedarse horas allí dentro. Pero después de aclararse la espuma del pelo, volvió a acariciar los botones para cerrar el agua. Encontró toallas en una estantería, se envolvió con una azul y con otra verde se hizo un turbante en el pelo. Cuando salió del baño observó que la cama estaba vacía, por un momento se puso nerviosa. Sólo había hecho una cosa así una vez antes, y se había ido antes de volver a ver al tipo. Casi sin atreverse, salió de la habitación al pasillo. Escuchó ruidos al fondo, y casi de puntillas los siguió.
-Buenos Días…..estás bien? Te oí gritar..- Se lo preguntó aún de espaldas mientras parecía poner en funcionamiento una máquina de café electrónica, era un hombre alto de pelo castaño claro algo largo, se había puesto una camiseta azul y unos pantalones vaqueros, estaba descalzo, cuando se volvió se acordó de por qué había accedido a irse con él a cualquier sitio. Aún con claras muestras de sueño en el rostro, éste mantenía sus facciones donde debían estar, tenía unos ojos bonitos, aunque no supo averiguar el color, por más que lo intentó ella no encontró una palabra congruente que decir. Él pareció darse cuenta y sonrió, al tiempo que le mostraba una de las sillas ante la mesa de la cocina.- No te quedes ahí…siéntate, te gusta el café? O prefieres té?- Ella asintió como toda contestación y se sentó a la mesa, donde ya había dos platos y una cesta con bollos dulces, él ocupó la silla frente a ella. Por unos instantes se mantuvieron en silencio, hasta que a ambos les dio la risa- Esto es ridículo…..estoy seguro que me dijiste tu nombre…
-Leaf, me llamo Leaf…
-Leaf?…de Leaf
-Si, Leaf de Leaf…- Y asintió sonriendo, ya estaba acostumbrada a esa reacción a su nombre, él asintió también.
-Yo soy Jasper… de Jasper- Ella rio casi sin atreverse, se acordaba de haberse reido mucho la noche anterior, aunque no recordaba exáctamente de qué, él se incorporó al escuchar la máquina haciendo ruidos- Cómo lo quieres?
-Con leche y azucar, gracias…- El abrió una alacena y sacó dos tazas, volvió con dos cafés con leche.
-No te había visto por Beast antes…
-Es que no voy nunca…es decir… a mi amiga Florence le regalaron pases por su cumpleaños y ayer decidió ir…tú vas mucho?
-Pues si…la verdad- Y le ofreció un bollo dulce, que ella cogió, tenía un hambre de lobo, pero le resultaba incómodo comentárselo, él cogió otro y le dio un buen bocado-No sé tú…pero estoy muerto de hambre…..te gustan estos bollos?…..no soy buen cocinero- Admitió guiñándole un ojo, ella sonrió y se mordió la lengua para no comentarle que tenía otras cualidades, no quería resultar soez.
-Están muy buenos…de qué son?
-De canela…..- Ella asintió y se llevó a la boca la taza de café, podía no ser buen cocinero, pero hacía muy buen café, y así se lo dijo, él rio, tenía una risa franca.
-No es mérito mio…la máquina es buena..- Admitió, ella se quitó el turbante y se colocó bien la melena húmeda con los dedos de una mano, sin dejar de sujetar la toalla con la otra, él la observaba sin decidirse a llevarse la taza a la boca, al darse cuenta, ella sonrió nerviosa y se ajustó la toalla, él le dedicó una media sonrisa que recordaba haberle visto la noche anterior y que volvió a confirmarle su presencia en aquella casa, él ladeó levemente la cabeza, ella levantó las cejas.- Te va a coger el frio….- ella se concentró en buscar en su cabeza algo coherente para contestar, pero sólo le salió una especie de risa absurda, él se incorporó y rodeando la mesa le tendió la mano, ella se la cogió sin estar muy segura de ser eso lo que tenía que hacer.- Ven, creo que tengo algo que te servirá….porque creo que tu ropa está empapada de cerveza como la mía…- Le siguió hasta el cuarto, allí él abrió el armario y de una de las baldas sacó un contenedor trasparente y lo puso sobre la cama, – Veamos…- Y comenzó a colocar prendas de ropa femenina sobre el edredón.
-Y todo esto se lo dejaron olvidado otras tías?- Preguntó ella sin poder esconder su sorpresa, él negó con la cabeza.
-No, cuando no estoy le dejo las llaves a mi hermana, y mi amigo Pete también tiene copia…la gente se olvida de cosas y yo las almaceno- Y colocó sobre el edredón varias camisetas y varios pantalones, además de ropa interior.- voi-la…mejor que en las rebajas- Ella sonrió, y ambos se quedaron mirándose en un impass.
-Leaf de Leaf, creo que no hay punto de tu cuerpo que no haya visto ya….pero si quieres me voy…- Ella se apuró a negar con la cabeza, y luego le pareció precipitado y notó como su rostro cambiaba de color, acabó por sentarse en la cama, como rindiéndose al ridículo que le parecía estar haciendo, él rio , se sentó junto a ella y la rodeó con un brazo atrayéndola hacia sí- hey…- y la hizo mirarle levantandole la barbilla con la mano- Te va a coger el frío- y le rozó los labios, para incorporarse después.
Ella eligió un mono vaquero que le quedaba un poco grande, y una camiseta roja de manga larga, él mientras tanto entró en el baño a darse una ducha, una vez vestida ella le esperó mirando por la ventana, brillaba el sol, pero todavía no calentaba lo suficiente, entonces cayó en la cuenta de que no recordaba dónde había dejado su abrigo.
-Podemos ir a dar una vuelta si quieres, los sábados siempre hay mercadillos por ahí..- Su voz la sacó de sus pensamientos, que habían vagado desde su abrigo perdido, hasta qué le iba a contar a Florence, pasando por cómo iba acabar todo aquello, se volvió casi de un respingo, él volvió a reir mientras se ponía el pantalón, luego se acercó a ella despacio- hey, Leaf de Leaf, no te voy a comer….todavía- Y la buscó asegurándose de que ella estaba de acuerdo, ella se puso de puntillas y le secundó, olvidandose de su abrigo, de Florence y de todo lo que pudiese encontrarse a su alrededor.
-A mi antes me gustaba correr, pero desde hace un tiempo tengo problemas con los pies…
-Con los pies?
-Tengo unos dolores indescriptibles, como si me los estuvieron serrando, se suele decir que los hombres no lloran, pero doy fe que sí..
-Y por qué?
-No lo sé, empezaron de repente, ya lo he intentado todo, yoga, pilates, he ido al neurólogo, a un fisio que me dejó peor, al ortopeda….sólo me falta ir a Lourdes
-Has probado la osteopatía?
-Algo leí, pero no me atreví…
-Yo fui después de caerme de la bici..
-Autsch
-Un idiota abrió la puerta del coche y allá voló Leaf, no me rompí nada, pero tenía dolores en todo el cuerpo, la osteópata me dio la vida..
-Pues tendré que ir, dame el teléfono..
-Espera, a ver, es este…
-Qué bien, gracias, además está cerca….
-La verdad es que vives muy céntrico…
-Pero me quiero mudar…
-Por???
-El baño es demasiado grande, y la ducha? Tú misma te asustaste hoy…para qué quiero yo una cosa así?…
-Pues me la das a mi…se pueden trasplantar duchas?
-Te gusta mi ducha?
-Pues si, mucho
-Pues nada, ya no me mudo….
-Tonto
-Leaf de Leaf?
-Yo
-Si no como algo ahora mismo me caigo…
-Ay no! Que no puedo contigo
-Ahí hacen unas hamburguesas de muerte….no serás vegana?
-Ostento el título de campeona mundial en deglute de hamburguesas..
-Perdona, ese título me corresponde a mi…
-Retira eso ahora mismo…Jasper de Jasper
-Leaf de Leaf?
-Así me llamo
-Qué haces mañana?
-….
-Me refiero….te puedes plantear volver a usar mi ducha indefinidamente?
-Y tú? Es tu ducha…
-Ya te dije que es muy grande para mi solo
-….
-Me acompañas al osteópata?
-Si claro
-Cuándo puedes?
-Mejor los jueves, salgo antes…
-Dónde trabajas?
-En la biblioteca pública, soy bibliotecaria allí…
-Hace años que no voy a una….me puedes hacer la tarjeta? Hay aún tarjetas?
-También hay app…pero no funciona bien..
-Pues una tarjeta, necesitas foto?
-No…pero si me quieres dar una por mi encantada
-Te acepto en Instagram y listo…
-No tengo
-Eso se arregla ahora mismo, dame…
-Qué haces?
-Ponerte en mi mapa
-Qué mapa?
-El mío…yo me entiendo
-Ya
-Voi-la…leafdeleaf4
-4?
-Tienes cuatro lunares…
-Si?Dónde?
-Dónde sólo yo puedo verlos…
-….
-Me puedo comer tus patatas?
-….
-Leaf?
-Mm?
-Las patatas…
-Qué les pasa?
-Me las voy a comer..
-….
-Leaf?
-Claro, no hay problema…son demasiadas para mi..
-Y a qué hora sales normalmente?
-A las seis, seis y media… y tu?
-Eso también querría saberlo yo….
-Pero tendréis un horario…
-Tener lo tenemos….ahora seguirlo es otra cosa…
-Lo importante es tener trabajo
-Gran verdad
-Jasper…
-Dime Subcampeona de deglute de hamburguesas?
-Perdona?
-Es un hecho….
-Porque ya no puedo más…si no te retaba otra vez…
-Lo dicho…campeón absoluto…qué querías decirme?
-Ya no me acuerdo…
-Podemos volver dando una vuelta por el parque
-Volver a dónde?
-A casa, Leaf, a dónde va a ser?
JASPER
En cuanto la vio lo supo. Había oído que podía ser posible, y había leído alguna vez al respecto, pero nunca lo había creido. Hasta que la vio. No le cupo la menor duda. De repente todo a su alrededor dejó de existir, y su único y principal objetivo fue hacerse con ella. Se había alegrado al observar que ella y su amiga tenían pases VIP, sin ellos nunca hubieran podido acceder al Biest un viernes a esas horas. Ellas se quedaron abajo, Pete y los otros insistieron en ir al lounge de Karina al piso de arriba, según parece tenía algo que celebrar, él hubiera preferido quedarse por abajo, pero les siguió. Desde arriba, la buscó en la multitud, ella y su amiga se habían quedado en uno de los laterales tras pedir un cocktail, supuso que el de consumición. Después de un tiempo, convenció a Pete de bajar a bailar un rato, si bien Pete no era buen bailarín, y él hacía tiempo que no lo hacía, pero el otro accedió. Buscó un lugar cerca de ella, que bailaba con su amiga, sin ser siquiera consciente de la existencia de él, su amiga sin embargo les miró alguna vez un tanto curiosa, pero sin atreverse a entablar conversación, cosa de todo punto imposible de todas formas habida cuenta del volumen de la música y los gritos de la gente. Y entonces ocurrió. De la nada surgió un tipo con tres jarras de cerveza, tropezó con algo y al caer se las echó por encima a ellos dos y al resto de los allí presentes. Si alguna vez le volviera a ver, le daría las gracias. Sin su inestimable ayuda, nunca se hubiera dado la oportunidad. Todo se llenó de cerveza, gritos y caos. Cuando en el tumulto una avalancha de gente amenazó con arrojarlos al suelo, él la había agarrado y arrastrado hacia un lado, protegiéndola contra él, ya que dos habían comenzado a pelearse y vasos volaban por el aire. Sin soltarla un instante la había acompañado a uno de los lounge, donde un empleado les había dado toallas, deshaciéndose en disculpas. Ella estaba más confundida qúe asustada, y no sabía muy bien lo que tenía que hacer, él había conseguido hacela reir haciendo bromas sobre el aspecto de ambos. Cuando ella le dijo que quería irse a casa, decidió que era el momento de usar todas sus armas para no perderla. Y así hizo. A tres calles del Biest, tras tantear un poco el terreno, la buscó y ella accedió, llegados a un punto de no retorno le propuso ir a su apartamento y paró un taxi que casualmente pasaba por allí. Después le había dado la impresión de haber rozado el cielo con los dedos.
Le había despertado un chillido, proveniente de algún lugar, y se incorporó de vez al no verla junto a él en la cama, le tranquilizó un poco oir la ducha y su risa, supuso que había descubierto los chorros laterales, él personalmente hubiese preferido una ducha más normal, pero había comprado el apartamento con esa ya instalada. Se levantó, se vistió con lo primero que encontró en su armario y se apuró a la cocina a encender la máquina de café, se alegró de haber comprado unos bollos dulces de canela el día anterior en algún lugar de paso hacia casa. Los estaba poniendo en un plato hondo, cuando la oyó llegar. Y allí estaba, envuelta en una toalla azul y con la cabeza en un turbante verde, mirándole con sus enormes ojos miel, aferrada al borde de la toalla, sin decir una palabra. Él se confirmó a si mismo que ella era la persona con la que quería pasar el resto de su vida, y se lo hubiera dicho en ese mismo momento, pero optó por esperar un tiempo prudencial. Lo último que necesitaba era que le tomara por loco. Su nombre. Se lo había dicho, pero no se acordaba. Leaf. La persona que había decidido ponerselo había estado muy atinada. Leaf. En un momento se quitó el turbante y su melena rojiza cayó húmeda en cascada sobre sus hombros, mientras trataba de arreglársela con los dedos. Leaf. Podría pasarse horas mirándola y no cansarse, ella a su vez parecía nerviosa y la estaba comenzando a coger el frío. Le ofreció ponerse las cosas que su hermana y sus amigas se dejaban olvidadas siempre que venían a la ciudad, ella pensó que era la ropa de otras chicas que también hubieran pasado la noche en su casa. Optó por no decirle que ella era la primera y única que la había pisado. A las otras siempre las había llevado a un hotel. De cinco estrellas. Pero un hotel. Pero no a Leaf. Está tan nerviosa que se tiene que sentar en la cama. Se pone de todos los colores. El ya la sabe de memoria. Qué problema hay?. Leaf. Se van de paseo sin rumbo, la coge de la mano. Saltan de un tema a otro, le cuenta de sus pies, y ella le da la dirección de un osteópata. Es el único médico que le falta por visitar. Le propone ir juntos. Le hace una cuenta en Instagram. Ella intenta entender algo que se le escapa. Pero él no se lo explica. Aún no. Porque él ya no puede concebir sus días sin ella. Leaf. Su Leaf.
FLORENCE
Florence les observa bailar en una de las pasarelas, saltando y levantando los brazos, ya descamisados, alguien les pasa copas, le gusta como se mueve él, sabe que tiene buen cuerpo y lo mueve como quiere, rie y canta la canción a gritos levantando la copa, le ofrecen un pitillo, hasta para fumar tiene clase. En un momento le descubre mirando hacia ella, clavándola con una mirada que ella adivina a través de las luces y el humo, mientras toma un trago de su copa, pero no es ella quien le interesa, Leaf baila junto a ella, ajena a sus observaciones. Por un instante siente un chasquido en el corazón, pero se le pasa en seguida, Leaf se alegra por una canción y comienza a saltar al ritmo. Cuando le vuelve a ver, ya están junto a ellas, él no pierde a Leaf ni por un segundo de su radio de visión. Florence piensa que en el reino animal, él sería lo más parecido a un depredador. Leaf baila ajena y feliz. Cuando estalla el caos, la pierde en la marea de gente, sólo alcanzó verle a él protejerla contra si de los vasos que alguien lanzaba por el aire, y supo que ya tenía su presa.
Leaf y Jasper parece que están predestinados. Besos
Mercedes
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A veces los astros juegan a nuetro favor….Muchas Gracias Mercedes!. Un beso!
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