LÓPEZ

Odio esta casa, murmuraba,odio esta casa, una y otra vez como quien recita una oración bajito para si, mientras apuraba sus pies descalzos por el amplio pasillo del segundo piso, dónde habrán puesto la dichosa falda, tanta habitación, tanta habitación, y yo en bragas buscando mi falda, odio esta casa, y eso que les digo dejadme la ropa encima de mi cama, que yo ya la arreglo, pues no, han de colgarla donde yo no la encuentre.

Y abre una puerta, aquí tampoco,y apura un poco más el paso, de puntillas, sesenta metros. Sesenta metros cuadrados mal contados, y cuatro personas. Y cabíamos perfectamente. Tanta habitación. Otra habitación. Aquí tiene que estar…..Ante ella una pared de armario de caoba, manillas doradas. Lo abre de una vez, las puertas se pliegan a los lados, como lo haría la cortina de un teatro. Faldas. Aparta un brazado, cuidadosamente unas cuantas, remira dos, y allí estaba. La falda azul. La tiende sobre un centro de capitoné verde. Y ahora la blusa beij, eso, beij…que si beis o beich, yo digo beij, que es como se lo escuché a uno en la tele. Se vuelve hacia otra pared de armario caoba,manillas doradas. Blusas y chaquetas. Las de seda en plástico protector. Se quita la camisa y se queda en sujetador. Demasiado pecho para tan poca persona, le había dicho una vez su tía, y tenía razón.“Ceñidores Marisol“, siempre los compraba allí, a veces sólo llamaba por teléfono y enviaba a una a recoger el encargo. Reductor Doble L. No entendía como algunas se ponían. Una vez se probó un biquini. Le dio la risa, el suyo le había dicho al verla, que ella así no iba a ningún sitio, que iba a haber muertos.

A ver. Blusa beij, falda azul, medias no, zapatos. Sale de la habitación, recorre unos metros, abre otra puerta, paredes de estantería tipo exposición, los de tacón ocupan los tres primeros cuerpos de la izquierda, „una mujer bajita con tacones altos, siempre será una mujer bajita con tacones altos“había oído una vez, por eso los suyos eran de medio tacón, azules, con las uñas al aire.

Ni se molesta en peinarse, una cola tirante de caballo con una goma. Y otra vez el pasillo en dirección contraria. Tanto pasillo. Y escaleras. Una casa tan grande y nadie había pensado en un ascensor.

Cuando tenga dinero te compro un Jaguar“ le había dicho un día, los dos tiritando de frío en la marquesina de la parada del autobús, dando saltitos, para sentir los pies,“un bocadillo de calamares, amor,eso me basta“ le había contestado ella sin sentir los labios. Y allí estaba el dichoso Jaguar. Plateado e imponente, delante de la puerta principal. Asientos de cuero gris metálico, con sus iniciales bordadas en hilo de seda gris perla, acabado en madera.

Ahora al palco Vip. Allá arriba. Desde donde sólo se distingue un rectángulo verde, y personas vestidas de dos colores indefinidos que corren de un lado a otro, detrás de algo que se sabe que es una pelota. Pero que no se ve. Al menos ella no la ve.

Cuando ella vino al mundo, madre casi muere, a padre le dijeron que posiblemente no pasara la noche, y que la criatura estaba muy débil, que no sabían qué podía pasar. Y padre se sentó junto a la cama de madre y no se movió.

Una monja vestida de azul celeste le dio a la tía Hilaria un papel con muchas letras negras, y un bolígrafo. Póngale nombre y apellidos, el resto lo cubro yo. En su desesperación le puso el nombre María del Patrocinio Huertas Fernández, al menos si moría llevaba el nombre de su abuela. Pero no murieron. Ni ella ni madre. Y como a madre nunca le había gustado el nombre de Patrocinio, todos la llamaban Patri.

Usted es lo más parecido a un campo de piedras“ le había dicho aquel especialista, de bata blanca y gafas de montura negra, al tiempo que con las manos parecía querer alisar un vasto pedregal en el aire. Fran se había quedado en silencio, mirando al frente, sin cambiar de postura. Ella se levantó y se fue. Le habían llamado muchas cosas en su vida, pero nunca campo de piedras.

Le rompo los morros y se come las gafas, le había propuesto Fran en el parking, y ella sabía que lo haría, él siempre hace todo lo que ella dice. Pero ella sólo quería llorar. Llévame a casa, quiero gritar en paz, y se encerró en una de las habitaciones que dan atrás y se desesperó. Déjame sola. Y la dejó sola. Él se quedó sentado tras la puerta. En su propia desesperación. Ya no hablan de eso, para qué, nos tenemos el uno al otro leona, ella lo sabe y le abraza, amor, le llama, y encuentra la calma.

Cuando se pone así, después pasa de mirarse al espejo, y se sienta a comer pipas a la isla de la cocina. Y entonces él según entra, vuelve a irse. Cuando es él, ella ni le busca cuando escucha a Rocío Dúrcal a todo volumen en algún lugar de la casa. Ella es más de Julio Iglesias.

Supo que existía cuando tenía diez años, él había repetido curso y se lo sentaron al lado, ante la ausencia de i, jotas y kas que dijo la señorita Adelaida, motivo que en el momento no entendió, a ver por qué me ponen a éste y no me dejan con Lore.

Lore es Bermúdez, Fran es López. Por eso.

Le preguntó si quería ser su novia un día en el recreo de las doce. Ella dijo que si. Y ya no se habían vuelto a separar más. Comentó que Robusto estaba buscando chicos para formar un equipo de fútbol de la parroquia, y que entrenarían por las tardes, si era un problema, madre metió baza azuzando que el problema sería que no fuese a jugar. Nadie llamaba a Robusto “padre”, porque a él no le gustaba. Decía que Padre no hay más que uno, y el no lo era de nadie. Y sin embargo lo fue para Fran.

Al poco ya jugaba solo. No necesitaba a los otros diez. Ya había tres Fran. Y un Chisco. Le quedó López.

Ellos van de traje y corbata. Ellas como si asistiesen a una boda. Los menos de sport, que es de lo que se trata. La vas a querer del tiempo o con hielos,- Tomás se lo pregunta mientras trajina tras una de las barras, hoy la quiere con hielos, y grande. Besos en el aire y sonrisas falsas, qué gran actriz perdió este país, solía decirle su madre. Se acerca a los ventanales. Rectángulo verde, figuritas que se mueven detrás de varios balones, o al menos eso parece. Tendría que ir al oculista.

2-0. Él conduce de vuelta. Le comenta que le han ofrecido ser Director Deportivo de un equipo de fútbol en Nueva York. Ella levanta las cejas y le mira esperando una respuesta, el se encoge de hombros y dice que ya lo pensará. Ahora sólo tengo hambre , leona, te hace un bocata de calamares?-ella sonríe y le da una colleja suave, el enciende la música. “Hey, no vayas presumiendo por ahí. Diciendo que no puedo estar sin ti. Tu qué sabes de mi?”. El imita Iglesias. Se dicen uno al otro Hey.

Ella había leído una vez que Rita Heyworth había dicho que “los hombres se van a la cama con Rita Heyworth y se despiertan con Rita Cansino”, que era su verdadero nombre. Lo mismo le había pasado a Inka. Inka Sorensen. Renduelles había hecho todo lo que había estado en su mano para conquistar a la modelo de modelos, y ahora se despertaba con una sueca oronda y feliz, madre de sus tres hijos. Patri era madrina de uno de los niños, Patricio.

Inka la llama hecha un mar de dudas. Ha decidido cambiar la decoración del salón, por cuarta vez en seis meses, y quiere que ella le acompañe a elegir la nueva. No tiene otra cosa que hacer. Y ella tampoco. Ir a comprar muebles le aburre sobremanera. Sobre todo si no son para ella, pero por Inka hace de tripas corazón, la última vez compró la decoración en gamas de color arena y ahora la encuentra aburrida. Cuando llegan ya les están esperando, y les ofrecen café y varios catálogos para consultar, ella se queda con el de cómodas chinas, por elegir uno. Ya tiene tres.

Le suena el móvil en el momento en que les presentan el muestrario de colores para las tapicerías. Inka no se decide, no sabe si comprar el sofá de dos plazas o de tres, ella compraría el de tres, pero Inka prefiere quizás dos butacones y uno de dos plazas. Todo en blanco. Se abstiene de recordarle que el blanco es mala elección con tres niños en casa. A lo mejor los niños de Inka no manchan cosas, o tiene una o varias chicas que se ocupan de lavar los desperfectos. Una y otra vez. Sin descanso. Se acuerda de madre y de las niñas Rodríguez-Noriega. Y de las manos manchadas de fuet. Sacude imperceptiblemente la cabeza para desechar el recuerdo y se fija en el número que insiste en llamarla. Siente un pellizco en el pecho y se aleja hacia la zona de estanterías para atender la llamada. Busca sentarse en una silla plegable, y se acaricia la frente con los dedos mientras cierra los ojos, asiente con monosílabos.

Cuando vuelve junto a Inka, ésta la nota cansada, pero ella lo achaca al tiempo cambiante.

Al final Inka se decide por el de tres plazas y dos butacas. En la misma tienda se hace con tres lámparas de pie, dos alfombras y una cantidad ingente de visillos . Esta vez todo va en azul. Azul cielo.

-Se fue en paz, no sufrió

-Te ocupas tú del funeral?

-Si, lo dejó todo preparado, ya sabes cómo era…

-Ya llamo yo al resto

-Nos vemos allí

Llega a casa pasadas las cinco, y lo primero que hace es tomarse una aspirina efervescente, comprar muebles le levanta dolor de cabeza, a veces se pregunta si no tendrá alguna alergia. Fran la encuentra en la cocina pelando patatas, ha dado la tarde libre a Dorina, hoy hay tortilla. Deja el cuchillo sobre la isla, y se acerca a él.

Antes de que pueda decir nada le coge la mano y le hace sentar en un taburete. –Me ha llamado Lore.- El parece adivinar lo que va a decir y apoya un codo en la encimera , tapándose la boca con la mano- Robusto se ha ido en paz- y se lo dice con toda la suavidad que puede reunir sin soltarle la mano, el mira al techo un instante y respira hondo- Lore dice que no sufrió- Los ojos de él vagan por un instante por la cocina y buscan los de ella, que comparten tristeza, los cierra y al hacerlo le vence el llanto, ella le abraza- Ya lo esperaba, y aún así….sin él no estaríamos aquí leona,sin él no estaríamos aquí- y se le rompe la voz, hundiendo su rostro en el hombro de ella, quien intenta consolarle abandonándose ella misma a las lágrimas.

Dorina le abrió la puerta antes de que llegase a llamar al timbre, siempre se asegura de a quién le abre el portón, para no llevarse sorpresas desagradables, como la vez que se le coló una periodista con equipo de cámaras incluido. Marcos Segovia la saluda con un gesto desvaído de la mano, y a paso vivo se dirige a la cocina, vive a tres casas de distancia, sabe ya el camino, y que, a esas horas de la mañana allí se encontraría a su compañero de equipo. A veces se pregunta si saldrán alguna vez de la cocina, teniendo una casa tan grande, siempre les encuentra allí.

-Te has caído de la cama?- Fran se lo pregunta mientras mete unos panecillos en el horno, ya huele a café, y sobre la mesa están dispuestos dos servicios de desayuno. Patri busca algo en la nevera. Segovia se acerca a la isla y se apoya sin contestar, Fran le mira un instante, su gesto tenso, sus ojos claros llenos de un miedo inexplicable – Y ahora qué te pasa?- Segovia se pasa la mano por el cabello, y trata de respirar hondo- No voy a ir a entrenar – Fran elige cuatro naranjas y las lanza al aire como un malabarista – Porque es miércoles – Afirma irónico apoyándolas sobre una tabla y alcanzando un cuchillo, Segovia levanta las cejas, el miedo todavía en sus ojos, busca algo, pero no sabe qué – No puedo Fran, no puedo, hoy es imposible – Fran parte las naranjas con calma – Te has tomado las pastillas? – Segovia le lanza una mirada rápida, está inquieto, araña el borde de la isla con una uña – No me hacen falta – Fran se acerca al exprimidor y coge dos vasos de cristal de una alacena – Amor, el zumo grande o pequeño? – Patri responde que pequeño mientras prepara otro servicio de desayuno – Las tienes encima? – Segovia afirma con la cabeza y se aparta algo de una oreja mientras observa a Patri colocar una taza sobre un plato -No me hacen falta, yo controlo lo que me pasa, yo puedo… sabes? Si quiero….yo controlo – Fran exprime la mitad de una naranja, y luego la otra – Ya sabemos que controlas Marcos, pero si las tomas controlarás aún mejor – Se lo dice sin mirarle, atento a la cantidad de zumo que va llenando el vaso. Marcos frunce el ceño y guiña los ojos, todavía parece buscar algo – Tu crees? Ayer fallé dos corners Fran, yo nunca fallo corners Fran, nunca – Fran asiente y coloca otro vaso ante el exprimidor- Cuántos goles en propia puerta llevo ,amor?- Patri hace memoria y contesta que diez – Pues eso, diez, y eso es muchísimo peor que fallar un corner Marcos, o no? – Segovia asiente rascándose la nuca, una especie de mueca quiere imitar una sonrisa, se fija en los vasos de zumo – Me haces uno? – Fran coge otras tres naranjas, vuelve a hacer malabarismos, una se le cae, y rueda hasta los pies de Segovia, que se la devuelve – Ves?, No siempre todo sale bien – Comenta volviendo al exprimidor, Segovia saca una carterita del bolsillo del pantalón – Ya no quería levantarme macho, me costó un huevo – Explica al tiempo que extrae dos pastillas de un blister, Fran le pone el zumo, y él se toma los comprimidos, Patri le acaricia un brazo de paso hacia una alacena – Tengo donuts de chocolate – le susurra fingiendo confidencia, Segovia ensaya otra mueca, bebe el resto del zumo e intenta respirar hondo, no muy seguro se dirige a la mesa ya preparada con el desayuno – Siéntate, ya vamos juntos, té de frutas?- Segovia asiente, ocupa una silla hundiendo sus manos en su cabello y cerrando los ojos, por un instante consigue respirar hondo, Patri le pasa un paquete de donuts de chocolate, y él le dedica una franca media sonrisa.

Desayunan en animada charla. Segovia se come todos los donuts de chocolate , y sus ojos ya no buscan nada, bebe su té a pequeños sorbos.

Se van juntos. Segovia le pide si hoy pueden ir en el Grand Cherokee, le gusta el efecto dolby de la música en el. Elige “Munford & Sons” y mueve la cabeza al ritmo con los ojos cerrados. Fran conduce despacio, dándole tiempo a ordenar su alma y espantar sus demonios.

So leave that click in my head/ and I will remember the words that you said/left a clouded mind and a heavy heart/ but I´m sure we can see a new start”

Vivi aparece por el jardín a eso de las diez. En rosa y con bolso. Una de las pocas cosas que tienen en común entre ellas es que son incapaces de salir de casa sin bolso. Incluso para ir de visita a casa de la vecina. Le dice que se aburre, con esa forma suya de decir las cosas, como si hubiera cometido un error lamentable y tratase de disculparse. Patri le recuerda que tiene siete hijos. Siete. Y que a su modo de ver es imposible que pueda aburrirse. Vivi se sienta en uno de los sofás del porche y suspira, mirando hacia el fondo del jardín, luego la mira a ella, que se escruta las puntas de su cola de caballo preguntándose si será tiempo de cortarlas o no. No quiere admitir que también se aburre. -Los peques no están. Creo que se los han llevado de excursión con el colegio a alguna parte, y Carlos se ha ido a jugar al golf, tan temprano, fíjate tu qué ganas, no?, a mi no me gusta, eso de andar por el campo dándole a la bolita..-Y traza pequeñas ondulaciones en el aire con un dedo como queriendo marcar hoyos, Patri arquea una ceja – Te recuerdo que el mío se ha ido a jugar al fútbol.- Vivi asiente como haciéndose cargo y se ríen. Patri le comenta que tenía pensado ir al Centro Comercial a ver cosas, y Vivi se apunta. Ella siempre se apunta. Dice que con ella siempre se lo pasa bien. Patri la llama “La Duquesa”. Porque lo es. Vivi en realidad se llama Violante María Bradford- Jones y Rodríguez de Simancas, y es duquesa. Duquesa de Bradford. Y su vecina colindante por la derecha. Tiene siete hijos que van de los dieciséis a los siete años, y un marido, Carlos, que juega al golf hasta por su propio jardín. En confidencia, Vivi le contó que ella sabía que en un principio el se había casado con ella por su dinero, pero no le importó, y ahora no sabía vivir sin ella. A Patri le constaba, ya que a veces le oía llamarla a cada rato por la casa, y había llegado a la conclusión de que si Fran hiciera lo mismo, le acabaría dando un berrido.

Es rubia y lleva el pelo como la de “Los ángeles de Charly”, es una de las pocas personas a las que le queda bien, y si le da el sol se llena de pecas. Como sus hijos. Los asuntos legales de Fran los lleva un primo suyo, también Bradford- Jones y otra tanda de apellidos ingleses,al que Fran llama Johnson, incapaz de acordarse nunca de la combinación.

Se hacen compañía y a veces se aburren juntas. Como buenas vecinas.

Deciden ir en el coche de Vivi.- Al menos hacer algo, digo yo- Y lo dice como si Patri le hubiera echado algo en cara, aunque sólo se lo echa a si misma, como ex alumna de la London School of Economics con méritos.

Pasan a su propiedad por el jardín, antes había una valla, la han sustituido por un seto alto, una suerte de zona franca que les permite tener acceso de una propiedad a otra, pero sin perder independencia. El jardín de Vivi podría ser portada de “Casa y Jardín”, en comparación el de Patri es la selva amazónica, a Patri se le ocurre que en cualquier momento la descubrirá en la portada apoyada en uno de sus setos en forma de mariposa. Le da la risa boba y Vivi se vuelve, curiosa. Pero no le dice nada.

En el garaje de la Duquesa de Bradford podrían aparcar todos los coches de la urbanización y aún sobrarían plazas. A Patri se le representa un hangar, sólo que en vez de aviones hay una decena de coches de diferentes marcas y tamaños aparcados en perfecta simetría. Se decide por un BMW 1 azul cobalto.- Así aprovecho y compro gomas de borrar, cien o así- Y hace un gesto con la mano sabiendo que exagera.- No sé si se las comen o qué hacen, pero la Nanny me ha dicho que necesitan gomas, las venderán en cajas?.- Y se lo pregunta a Patri , pero preguntándoselo a sí misma, Patri se acuerda del olor de las gomas nuevas. Como a vainilla.

A esa hora todavía no encuentran demasiado tráfico. Vivi le cuenta que su hijo mayor quiere aprender a tocar la batería,y ella da gracias que sólo quiera eso, imagínate que se le diese por saltar de puentes o peor, de aviones con trajes de esos, menea la cabeza y hace otra vez su gesto con la mano como quien separa un visillo invisible, le han dicho que si saca buenas notas en junio se lo conceden, levanta el dedo índice derecho y lo mueve en el aire, pero en el conservatorio, que no quiere ella que se dedique a aporrear tambores. Patri la mira escéptica, no se imagina a Miguel aporreando tambores. Ni tocando la batería. Con su raya al lado y sus gafas de concha.

Vivi se asusta al oir el grito de Patri y casi da un volantazo hacia el carril de la izquierda.-Para!!-Chilla y se desabrocha el cinturón, Vivi grita también pero sin saber por qué- Para!!- Y Vivi se aparta al arcén ante la lógica protesta de los vehículos que la siguen, antes de que pueda preguntar nada Patri ya está fuera del coche. La sigue sin ponerse el chaleco reflector, ni mirar si viene coches, escuchándola todavía gritar en algún lugar.

Cuando acierta a saberse segura en el arcén, la descubre caminando rápido hacia ella con algo en sus brazos, cree que es un perro, ve mal de lejos, tiene que ir al oculista. Patri está muy colorada, y respira tan agitada, que Vivi piensa por un instante que se va a desmayar, es entonces cuando distingue lo que lleva en brazos. No es un perro. Es una criatura – Madre Santísima, Madre Santísima- Repite entrelazando los dedos de las manos, de repente le tiemblan las piernas, sólo de pensar lo que pudo ser y no fue, Patri también tiembla, como una hoja. La criatura es casi un bebé, está sucia, mal cubierta con un vestidito harapiento y descalza, tiene el pelo oscuro en melena enredada y sus enormes ojos negros viajan de la una a la otra en silencio, aferrada a la camiseta de Patri. Las dos mujeres se miran sin saber qué hacer.

Hay que llamar a la policía – Se le ocurre a Vivi, y hace amago de volver al coche, pero Patri la detiene – No. Llévanos a casa – Vivi quiere protestar, pero accede y le abre la puerta de atrás del coche. Vuelven atrás en silencio, sólo roto por las palmas y balbuceos de la criatura, todavía en brazos de Patri, quien la abraza sin dejar de mirarla, como para asegurarse de que es real.

La niña se sienta en el suelo del baño y acaricia las baldosas con las manitas,balbucea algo ininteligible y da palmadas, les sonríe mostrándoles sus pocos dientes por entre la suciedad que cubre su carita, sus ojos grandes y negros van de la una a la otra mientras da palmas y acaricia el suelo una y otra vez. Las dos la miran en silencio.

-Hay que llamar a la policía, seguro que alguien la tiene que estar echando de menos- Vivi está nerviosa, gesticula demasiado y respira rápido, Patri no aparta sus ojos de la criatura,y no se mueve.-Nada de policía. Sé quien la echa de menos, es mejor que lo hagamos nosotras- Explica quedamente,Vivi no puede disimular su horror abriendo mucho sus ojos azules- Hacer nosotras el qué?-Patri se dirige a la bañera y abre el agua caliente, la mira mientras se saca el reloj- Primero la vamos a bañar y lavar el pelo, y la ropita, hay que lavar la ropita también, la vamos a devolver muy guapa- Vivi la escucha y asiente mientras entrelaza y separa los dedos de las manos varias veces, como siempre que piensa mucho y rápido- Tu lavadora es también secadora como la mía, no?, bien, voy a casa en un minuto, aún tengo cosas de las niñas en el almacén del sótano y sé dónde, dos años le echo, como mucho,ya anda y tiene dientes, año y medio largo, zapatos mejor zapatillas, no tardo nada- y se va del baño casi corriendo.

Patri se sienta en el suelo junto a la niña y esta le sonríe, le devuelve la sonrisa y la sienta en su regazo con mucho cuidado, como si temiera se fuera a romper, le aparta con suavidad el pelito de la cara,- Mi vida,cosa bonita, seguro que debajo de todo esto eres la niña más guapa del mundo, ven, me ayudas a sacarte el vestido? Si?Manos arriiiba que esto es un atraco,muy bieen, muy bieen, arriiiba mi niña morenita, arriba, ven, a ver que tenemos aqui en el pañal, ay ay, si ,ay ay, ven, túmbate aquí, un globo dos globos tres globos, la luna es un globo que se me escapó – y da una palmada y la niña se ríe, imitándola haciendo girar sus manitas en el aire-otra vez?Si? Un globo dos globos tres globos, luna es una globo que se me escapó,chas, muy bien!, un globo dos globos tres globos, la tierra es un globo dónde viiiivo, quién?, yo- y le hace cosquillas en la barriguita, la niña da palmas y repite algo parecido a „globo“ entre risas.

Vivi vuelve cuando la niña ya está dentro de la bañera en medio de una montaña de espuma rosa, se ha cambiado de ropa,ahora lleva un pantalón vaquero y una camiseta blanca con zapatillas de deporte azules, en los brazos una caja de cartón mediana que situa sobre el vater, para después arrodillarse a su lado junto a la bañera. Patri repasa el pelito de la niña con un peine, tiene el pelo tan negro como los ojos en melena lisa hasta los hombros y la piel cetrina, da palmadas contra la espuma y juega con una esponja.

-Y quién dices que la echa de menos?-Preguntó Vivi acariciándole un bracito, Patri pasa cuidadosamente el peine de nuevo por la cabeza de la niña antes de contestar- Podemos devolverla mañana, mira qué bien se lo pasa- y sopla una montañita de espuma de la palma de su mano provocando la algarabía de la criatura que intenta hacer lo mismo, Vivi la mira y su mirada se torna casi triste sin perder la dulzura, posa la mano en su hombro y se lo acaricia- Lo sé Patri, pero tenemos que devolverla, quién quiera que la haya perdido,está desesperado buscándola- y su voz parecía querer convencer a una niña de devolver una muñeca que no le perteneciese, Patri se vuelve hacia ella y Vivi aprecia las lágrimas en sus ojos, la abraza en silencio acariciándole la cabeza, Patri apoya la frente en su hombro dejando fluir el llanto.

-Tiene hambre, lo mejor es darle leche, soy una fan de la leche, alimenta y harta, yo soy lo más parecido a una vaca lechera,chica, hubiese servido para ama de cría- y se lo comenta envolviendo a la criatura en un toallón, ha comenzado a llorar, se la pasa Patri y alcanza un paquete de chupetes sin abrir de dentro de la caja de cartón que ha traido, lo abre con asombrosa rapidez y le pone uno a la criatura, que para de llorar- El mejor invento después de la lavadora, la frase no es mía, es de mi prima, y eso que ella sólo tiene tres, así que imagínate nosotros, los comprábamos al por mayor -Patri acuna levemente a la niña en los brazos, que se frota los ojos y se aferra a su camiseta- Tenéis leche?O también tenéis eso de la lactosa? Vamos a la cocina, algo encontraremos- Y Patri la sigue, aferrando su carga contra si.

Al entrar en la cocina Vivi lanza un chillido, parados delante de la nevera están Fran y su amigo Borja tomándose un Aquarius, los cuatro se miran en silencio y sin moverse, como si alguien hubiese detenido el tiempo de forma caprichosa, a Patri se le forma un nudo en la garganta, cuando sus ojos coinciden con los de Fran.- Mejor que no sepáis nada- Sentencia Vivi y la hace volver sobre sus pasos, Patri la obedece lanzándole una última mirada de auxilio a Fran, que no la entiende. Pero no las sigue.

De la caja Vivi extrae un pañal, y varios vestiditos en gamas de color del verde agua al rosa palo, pasando por azul y gris perla, con nido de abeja en el pecho, con enaguas, sin enaguas, con lacitos y estampados con flores, todos con sus braguitas o pololos a juego. Y cofias. Los extiende sobre la cama, mientras Patri sigue abaneando a la criatura que casi duerme en sus brazos.- No creo que le tengamos que poner la cofia.- Apunta Patri besando la cabecita de la niña, Vivi se encoge de hombros y elige un vestido azul con bordados de pajaritos en el pecho, cuello ribeteado y lazo a la espalda- Este lo puso Casilda sólo una vez, a Soledad no le sirvió nunca, es ancha como mi padre-Comentó arreglando el lazo de la espalda, Patri asintió pero sin escucharla, estaba más pendiente de no despertar a la niña, que ya dormía con la cabecita contra su pecho.

La visten con sumo cuidado para no despertarla, Patri le peina con dos coletas a ambos lados de la cabeza. No parece la misma niña.

-Y ahora me tienes que decir quién la echa de menos- Susurró Vivi al tiempo que le abrochaba las zapatillas a la criatura, que respiraba tranquila haciendo una especie de ronroneo al soltar el aire, Patri se sentó sobre la cama – Hay un poblado de chabolas entre la circunvalación y la nacional, a veces les veo cruzar o andar por los arcenes. Seguro que es suya- Vivi asiente y se sienta también- Y cómo hacemos?-Patri no aparta sus ojos de la niña, acariciándole la cabecita con suavidad- Tenemos que ir en un coche normal – Vivi no la entiende en un principio, luego levanta un dedo y asiente- lo dejaremos en el acceso y entraremos andando. Les diremos que obramos de buena fe. – la mira con un halo de tristeza- Y es la verdad.-Vivi le coge una mano y se la aprieta, luego carraspea y se incorpora.- Defíneme „coche normal“.

Berta, una de las chicas que trabaja en casa de Vivi tiene un Ford Fiesta rojo, Vivi se lo pide prestado sin darle demasiadas explicaciones y Berta le da las llaves sin entender para qué puede querer la Señora su Fiesta, teniendo su propio parque móvil. Desde una de las ventanas distingue a Patri con algo en los brazos envuelto en una manta, y decide no indagar más, confirmando su opinión de que el dinero puede llevar a la gente a hacer cosas raras.

Para acceder al poblado tuvieron que tomar una salida de la circunvalación, una pista de tierra, casi un desmonte de barro y piedras. Aparcaron junto a un murete de lo que había sido una casa, de la que sólo quedaban restos dispersos de dos paredes. Patri aferró a la niña contra si, mientras avanzaban por la pista embarrada. Vivi llevaba en la mano una bolsa con la ropita que la criatura había llevado antes, dos mudas completas, incluidas cofias, y chupetes.

Se cruzaron con dos chicos que se detuvieron a mirarlas con intensa curiosidad, y optaron por seguirlas a corta distancia.

Avanzaban despacio, como quien camina sobre un campo minado, Vivi miraba a su alrededor aferrándose a la bolsa atenazada por los nervios y el aspecto del lugar, más parecido a un paisaje bélico que a una zona donde pudiera vivir nadie. Patri escrutaba las primeras chabolas que aparecían a lo lejos, y a los grupos de gente que se movían entre ellas, la niña se había despertado pero seguía arrebujada contra ella en la manta, aferrando su camiseta con sus manitas.

Llegaron a un campo abierto, sembrado de muebles y restos de enseres, lo suficientemente cerca para que la gente que se encontraba fuera de las construcciones de lata y madera notaran su presencia.

Vivi miró a Patri entonces, y le agarró un antebrazo con suavidad.

-Patri, quiero que sepas que te quiero mucho. No te lo he dicho nunca, pero mi vida es más rica desde que te conozco- Y su voz sonó como a última confesión, con calma dentro de su contenida tensión, Patri asintió prohibiéndose el llanto.

-Yo también, Vivi….eres mi comadre, que lo sepas- Vivi respiró hondo, y dirigió su mirada al frente, encarando lo que fuera a suceder.

Varias mujeres comenzaron a gritar. Se llevaban las manos a la cabeza, se exasperaban y desesperaban al tiempo que avanzaban hacia ellas,profiriendo voces en su lengua de siglos, los brazos desnudos levantados hacia el cielo, corrían perdiendo las zapatillas que cubrían sus pies, sin importarles las piedras. Los hombres venían lentos, con la calma del que sabe que va a llegar.

-La chabí! La chabí! Ay que ha palmao la chabí! Amor de Dios!- Y unos gritos se confundían con los otros, y extendían sus brazos hacia ellas rotas en llantos que parecían aullidos. Patri negó lentamente con la cabeza y con sumo cuidado libró a la niña de la manta, levantándola con las manos de forma que todos pudieron verla, en su vestidito azul con lazo atrás y pololos a juego, los dos chichos con gomas de purpurina, el chupete con cadenita de seguridad, que escupió para gritar a su vez “mama” y extender sus bracitos hacia delante.

Y se hizo el silencio. Como cuando el mar se recoge para formar una ola mayor, o el segundo antes del trueno en la tormenta.

Tenía los mismos ojos que su hija,ahora muy abiertos y clavados en los de Patri, a los que acuden las lágrimas en torrente sin que pueda hacer nada por evitarlo, mientras sostiene a la niña en alto. Se acercaba descalza, vestida de un negro que resaltaba su piel morena.

Sin apartar su mirada de la de ella, cogió a su hija en brazos y al tiempo le agarró a Patri la mano, llevándosela a los labios y besándosela. Una bendición fluyó de su boca, extensa como la historia de su pueblo y con la calma del que sabe lo que tiene que decir . Los ojos de ambas eran ahora torrente, y Patri escondió la manos de ella en las suyas .

Las otras mujeres las rodearon, y emitieron gritos de alegría, llamando a otros habitantes del poblado a unirse a la algarabía. Vivi, que había observado la escena en silencio alcanza a entregarle a una de las mujeres la bolsa y esta rió sin titubeos, y ella la secundó dando rienda suelta a su alivio, sin saber decidirse por las lágrimas.

Las guiaron entonces entre cantos hasta la construcción de mayor tamaño, y comparten con ellas su techo y su pan.

-Hoy mismo voy a hablar con el alcalde, esto no puede ser, esta gente no puede vivir así, y si él no quiere, voy más arriba, y mañana vengo con Miguel a traer cosas, que toque la batería si quiere, pero también que vea, que vea como vive esta gente, a ver por qué los que se van a la India se van hasta allí, si tienen esto aquí ,y tendrán servicios sociales digo yo, o tampoco hacen nada? ya sólo el acceso, como para que pase algo cualquier día…- Vivi había comenzado a planear lo que haría a partir del momento en que volvió a sentarse al volante,y no había parado de hablar y preparar su estrategia para los días siguientes, Patri, sentada a su lado, sin poder todavía para de llorar, la miraba y asentía sin saber muy bien a qué, pensando que Vivi ya había encontrado algo en lo que ocupar productivamente su tiempo.

Se despidieron en el seto, abrazándose en silencio, cada una volvió a su casa sin mirar atrás, como por acuerdo tácito. Patri llegó como pudo a su habitación, sin atender lo que Dorina intentó decirle, y se tumbó vestida sobre la cama, dejándose llevar por un llanto mezcla de agotamiento, tristeza y alivio, pero no a partes iguales.

Cuando ya casi la iba a vencer el sueño, sintió a Fran a su lado. No tenía mejor aspecto.

-Hay días en la vida- Musitó el tapándose los ojos con las palmas de las manos, ella se sonó la nariz con el pañuelo de papel que apretaba en una de sus manos y asintió con la cabeza- Tengo que llamar a Johnson- Ella le miró de reojo,y volvió al artesonado del techo-Algo gordo?- Se lo preguntó secándose las lágrimas otra vez, el resopló y tardó en responder, sin apartar las manos de los ojos- Fotos con gente en sitios, cosas de esas- Ella no entendió lo que quería decir pero permaneció en silencio por un momento-El funeral es el sábado, quieren que digas algo- El giró la cabeza hacia ella frunciendo el ceño- Decir yo algo?- Volvió a resoplar y se tapó los ojos con un brazo- Kinski es la de los discursos, yo nunca sé que decir- Ella pareció sonreír y se volvió a secar las lágrimas- Está muy ocupada con Fierro- El soltó una amago de carcajada- Ya era hora…es un varas- Ella cerró los ojos y buscó su mano, entrelazando sus dedos con los de él- Qué quería Borjilla?- El emitió un quejido de dolor falso y casi la hizo reír- Pregúntame otra cosa- Atajó él negando con la cabeza- También viene Mara- El sonrió levemente sin apartar el brazo de los ojos-Has visto LA foto?-La voz de ella se rompe, el tragó saliva con dificultad- David, David -Ella le apretó la mano – cállate, ya me duelen los ojos, cállate…-la voz de ella casi un susurro. Se quedaron así un rato, en silencio, sin moverse. – Voy a decir que sí a lo de Nueva York- Sentenció él al cabo de un rato volviendo el rosto hacia ella, ella hizo lo mismo y levantó las cejas como respuesta- Estoy cansado leona, muy cansado, Director Deportivo suena bien y el pecunio es bueno…te vienes?- y se lo preguntó de la misma forma que le hubiese preguntado si daba una vuelta con el en su Vespino, o si hacía pellas. Ella acercó su rostro al de él y se lo acarició, él le besó la frente- Quién te ha hecho llorar?, la duquesa esa?- Susurró secando las lágrimas de sus mejillas con un dedo, ella negó con la cabeza y le besó los labios- Contigo al fin del mundo- El le recorrió la nariz con un dedo y la atrajo hacia si- Y más allá.

LÍBERO

Lo jodido de llevar encima diez mil pavos que no son tuyos, es que a medida que avanzas te da la impresión de que todo aquel con el que te cruzas lo sabe. Y si además, al tío al que tenías que habérselos entregado le acaban de meter en un furgón en un ataúd de plástico gris, y el que te los dio llevaba un pasamontañas y no dijo una sola palabra, aceleras el paso hasta casi alcanzar la carrera. Sin saber a dónde.

Me llamo Borja Álvarez del Castillo, y aunque tengo nombre de niño bien me crié en la calle. Iba para futbolista, pero no di la talla. No me amargué, lo acepté sin más. Fran lo hizo mejor. Ahora está ahí arriba, pero sigue siendo el mismo. Conmigo tiene que seguir siendo el mismo, sólo nos faltó haber compartido un útero. El resto lo hicimos juntos. Voy a contarle el papelón. Me va a dar dos que me va a poner la cara del revés. No se las voy a devolver. Me las merezco. Se encargó de buscarme algo fijo y más o menos bien pagado, y ahora salgo por peteneras. Algo pensaremos.

Fran hoy no entrena con el resto, lo hace con Isidro, su técnico de fitness. Les encuentro en el campo de atrás, dando zancadas y saltando con los brazos en alto, una y otra vez, ninguno de los dos parece estar contento con el resultado. Yo ya ni sería capaz de dar esas tres zancadas. Pero Fran si. Me sorprendo a veces a mi mismo admirándole en su hacer, como si fuera un superhéroe. Mi superhéroe. Me descubre y me saluda con la mano, repite otras dos tandas y le comenta algo al técnico, quien asiente y parece explicarle algo moviendo las manos en el aire formado figuras con los dedos. Fran le da la razón secándose el sudor con una toalla y se acerca a mi, relajando su rostro en esa sonrisa tan suya, de bendito canalla.

-Borja! Qué te trae por aquí?!-Bromea, a sabiendas que ese es mi puesto de trabajo, responsable de utillería del complejo de entrenamiento del equipo. Intento no parecer nervioso, pero lo nota enseguida, como si me oliese-Qué te pasa?- Y se para, clavándome con la mirada, sudoroso y aún con la respiración alterada, su mano en mi hombro. Y yo no sé por dónde empezar. Y él lo vuelve a notar.- Algo con Lucía?-Se preocupa, él y Patri son los padrinos, yo niego con la cabeza y respira aliviado- Me ducho y me cuentas- Y se va a las duchas tirando la toalla a uno de los cubos.

No me da una del revés. Pero hace el amago. Va y viene un momento con las manos en las caderas. Estamos en el parking, desierto a esas horas. Me mira como de lado y aún espero una del revés. Pero no llega.

– Eres…eres….mira…ya no sé lo que eres. Imbécil. No eso es poco. Gilipollas…tampoco, eres..eres un “Cabeza de Redoblante”…que no sé lo que es, pero Robusto te lo llamaba y supongo que estará ahora a la altura….Joder! Quítate de ahí que….- Y vuelve el amago, pero no me la da, se pasa la mano por el pelo negro, fuerte y húmedo de la ducha- Y dónde lo tienes?- Yo señalo mi pechera y niega con la cabeza- Creo que voy a hiperventilar- Lo digo apoyándome en mis rodillas, tengo unas ganas terribles de llorar, me hace incorporar, me sujeta por los hombros y me abraza. La ganas se van. Como siempre.

– Vamos a casa. Tenemos que pensar- Y lo dice en plural. Como si nuestros dos cerebros juntos fuesen capaces de encontrar una salida factible a tal situación.

Hoy ha traido el Grand Cherokee. Tiene un contrato de publicidad y cada poco le dan un modelo nuevo, el de hoy es negro y más grande que el anterior. Me acuerdo cuando nos movíamos en una Vespino trucada que hacía un ruido como de ametralladora con el tubo de escape, se lo recuerdo y nos reímos. Me da una colleja.- Te voy a dar yo ametralladora.

Tardamos apenas media hora en llegar a su urbanización , los guardas de la entrada le saludan por su apellido, y le comentan algo del Osasuna, el asiente sonriendo y avanza con el coche. Sólo nosotros le llamamos Fran. Para el resto es López. Como si fuera una marca patentada. – Osasuna. Le voy a dar yo Osasuna- Dice entre dientes, y hace un gesto con la mano para no darme explicaciones. Y yo lo entiendo.

Su casa parece una de esas que aparecen en las series norteamericanas. Pero es de verdad. Patri nos envidia nuestro piso de tres habitaciones, cocina, dos cuartos de baño y trastero. Él se adapta en cualquier sitio, en peores lugares nos tocó dormir. Vuelvo a tener ganas de llorar. No sé por qué. Carraspeo y me fijo en un BMW aparcado de cualquier manera ante la imponente puerta principal. Él también se fija.- Será alguien de Patri- Y se encoge de hombros, abriendo el garaje con el mando a distancia, dentro, aparcados hay otros dos modelos Grand-Cherokee, el Jaguar y un BMW. Nosotros tenemos un Skoda.

Me guía hasta la cocina, en la que fácilmente cabría todo mi piso y el salón del vecino del 4c. Abre la nevera y me lanza un Aquarius, le digo que lo que necesito es un chute de Whisky, asiente, pero levanta el dedo índice de la mano derecha- Después “Cabeza de Redoblante”. Después. Tenemos que pensar- Y se toma un trago de su Aquarius, y se me da por pensar sea una pócima mágica que hará que se le ocurra algo de forma súbita. Me da la risa boba. A él no.

Oímos llorar a una criatura. Un sonido totalmente fuera de contexto en esa casa. Al menos hasta dónde yo sé. Una mujer rubia con pantalones vaqueros y camiseta blanca irrumpe en la cocina. Y se asusta. Da un grito. Patri la sigue, comentando algo , con una criatura envuelta en una toalla, que ya ha parado de llorar y se aferra a su pelo. Los cuatro nos miramos en un impass.

– Mejor que no sepáis nada- Zanja la mujer rubia y las dos vuelven a irse con la criatura por donde vinieron. Patri nos lanza una mirada una tanto angustiada y Fran quiere seguirla, pero yo le detengo.- Mejor que no sepamos nada, créeme.- Haciéndole volver a lo nuestro. El menea la cabeza- Joder qué día- Susurra, y se acaba el Aquarius.

Nos vamos a uno de los sótanos, que tiene habilitado como gimnasio, ya que sabe positivamente que Patri no nos irá a buscar allí. La sauna nos sirve como centro de operaciones, no la usa por culpa de sus bajadas de tensión, pero eso sólo lo sabemos Patri y yo. López no padece los males de los mortales.

-Y todo esto cuándo pasó?

-Hoy a las siete

-A las siete?De la mañana? Y ya estaba tieso?

-No sé si tieso, pero allí había policía de todos los colores y Chicho estaba en el suelo y…

-Y cómo sabes que era Chicho?

-Porque tenía la cara vuelta hacia aquí, osea hacia dónde yo iba, o estaba, y era Chicho…

-Y quién lo tumbó?

-Y yo qué sé, sólo me faltaba saberlo….tienes cada cosa…

-Hoy a las siete…hoy a las siete…son las…qué hora es?

-Las doce y media

-Osea que estará todavía en el depósito, no creo que le hayan hecho todavía la autopsia o lo que sea que hagan después con el fiambre…

-Se me está revolviendo el estómago

-Como si fuera el primer fiambre que ves

-Fran…por Dios

-Y por la Virgen María….no te giñe!

-Y entonces que hacemos?

-Ir al Depósito

De repente mi cabeza se vacía. Como por magia de embudo. Y me cuesta respirar.

-Ahora focus

-eh?

-Eso es lo que me dice siempre Isidro para que me concentre. Focus.

Mi cabeza sigue vacía.

-Nosotros vamos al Depósito de Cadáveres, y le metemos el sobre a Chicho en el pantalón o donde sea….el forense se lo da a la policía, y los otros se enteran fijo.

-Qué otros?

-Los otros- Y señala con la mano hacia algún lugar por encima de nuestras cabezas.

A mi me da la risa boba. A él no.

-Borjilla. Focus.

-Y cómo se supone que le metemos el sobre, Superlópez?

Ahora le da a él la risa boba. Mira al techo de madera de la sauna en busca de inspiración.

-Tu lo has dicho. Superlópez. Yo te serviré de parapeto…todavía tengo que pensar qué coño se me pierde a mi en el Anatómico Forense a la una de la tarde de un miércoles. Pero después de tanto anuncio, creo que tengo tablas.- Se levanta y da una palmada. Yo no soy tan rápido.- Andando que es gerundio.

-Me mareo

-Ahora no. Después. “Cabeza de Redoblante”. Después.

La última vez que fui al Anatómico Forense fue para reconocer a Puri. Y juré no volver. Me pregunto si mantienen todo el edificio sin calefacción para ahorrar, o para que no se note la diferencia de temperatura con la zona de cámaras. Y todo es gris, y hay pasillos por todas partes. Me quiero ir, pero Fran me retiene por el brazo señalándome con el dedo índice de su mano derecha. Tiene más de Robusto que lo que él piensa.

-Tú acuérdate de la vez que le sacaste mil duros de la cartera al Fitipaldi, pero ahora al revés- Yo ni me acordaba de aquello, busco el valor, pero no lo vuelvo a encontrar.

-Y tú qué haces?

-Tú te pones las gafas y estás muy triste, por….cómo se llamaba?De verdad, quiero decir..

-Calixto Torres…creo

-Calixto?…joder..en fin…que te has enterado de su muerte y querrías verle porque estabais muy unidos y tal…

-Y me creen.- Yo soy una persona de por mi muy escéptica.

-Eso déjamelo a mi.

Los del mostrador de información se incorporan a la vez al descubrirnos ante ellos, no por mi, sino por Fran, quien elige su mejor sonrisa, la del anuncio de seguros de vida, para darles los buenos días. Yo lloro de verdad detrás de las gafas oscuras. Me tranquiliza un poco. Se hacen un selfie con él y le explican por dónde tenemos que ir. Me dan el pésame como de paso.

El hombre de la bata blanca y gafas bifocales nos mira grave por encima de los lentes y sonríe al reconocerle. Le comenta algo del pase de Óscar el otro día, Fran le da la razón y le echa la culpa a Toledo, el hombre asiente y los dos están de acuerdo que fue injusta la expulsión de Latas. Yo empiezo a sudar frío. No sé por qué . Yo nunca sudo. El hombre de las bifocales me da el pésame y me confirma que Calixto todavía no ha pasado a mesa. Lo que sea que eso signifique. Si soy familiar. Fran le explica que deseamos discreción ya que la familia está reñida y que yo soy de la otra parte. El hombre de las bifocales asiente y expulsa por la boca un soplido sonoro, si le contara las cosas que ve él por allí. Nos hacemos cargo. Nos cuenta una anécdota. Él la encuentra graciosísima. Fran también. Pero yo sé que no. Le pide un autógrafo para su hijo, Fran se hace otro selfie con él y le firma un papel con cariño para Guille. Le ruega de nuevo discreción. El hombre hace como si se sellara los labios. Y nos pide que le sigamos. Me siento como a punto de saltar de un avión sin paracaídas. Lloro sin consuelo.

La sala es aséptica y gris. La pared de la derecha está ocupada por las cámaras. Me tiemblan las piernas. Fran apoya su mano en mi hombro. Creo que me voy a caer. El hombre consulta una lista y coteja las cámaras. Es la B52. Se me ocurre que suena a grupo de música. No sé por qué. Voy a necesitar un whisky doble. Y la abre, para deslizar después la mesa rodante. Fran se acerca al hombre y le susurra algo al oído, este duda un momento. Fran insiste en susurrarle algo y entonces el hombre asiente. Ambos se alejan hasta la puerta y abandonan la sala.

Retiro la sábana. Y allí está Chicho, dormido y gris. Aún está vestido, no distingo qué le puede haber matado. Sin perder tiempo le introduzco el sobre por dentro de la pechera y lo vuelvo a cubrir. Y lloro de alivio. Y vuelvo a poder respirar. Fran y el hombre de la bifocales vuelven a entrar. El hombre vuelve a esconder a Chicho en su cámara. Y el mundo parece volver a girar.

-Se puede saber qué te pasa?- Lore me lo pregunta mientras intenta calmar a la criatura, haciéndola subir y bajar en sus brazos, yo creo que así la marea más, y se lo digo, me la pasa perdiendo la paciencia. Le pongo el chupete y lo escupe. Me da la impresión de que tiene fiebre. Noto su exasperación y busco un termómetro. Lo vi por última vez en la repisa del baño. Pero ahora no está. Por supuesto. La criatura no para de llorar. Escuché una vez por la radio que en esos momentos hay que fabricar su propia burbuja de calma. Yo ni lo intento. El termómetro está en el cajón de los tampones. Me pregunto por qué. 39 y medio. Le doy Dalsy sin decir nada. No quiero que piense que le reprocho nada. Le cambio el pañal y le saco el pijama. Se duerme nada más la tumbo en la cuna.

La descubro en el umbral, abrazada a si misma. La abrazo yo y ella me secunda, buscando mi cercanía. Nuestra burbuja.

Y llegó el sábado. Y después que pasó todo, allí volvían a estar. En el mismo banco, ellos en el respaldo, ellas en el asiento. Vestidos de adultos, pero comportándose como los chicos que una vez habían sido. Escupiendo cáscaras de pipas, riendo a gritos, chinchándose unos a otros, una le arregla algo en el pelo a la otra ,ellos compiten a quién escupe más lejos- Si me cae en la cabeza te enteras- Y si hago así te caes-Uno casi pierde el equilibrio del respaldo- Parad ya- Saca el pie de ahí- Me voy a chivar- No me tires del pelo- Gané yo me debes una birra- No, la mía llegó más lejos- Define lejos- Ya habló el “esperto”- Mediapunta!- Parad ya- No sé si cortármelo- Cortarte el qué?- A ti qué te importa- Si hago así te caes- Toma colleja- Déjale en paz!- Tu no le defiendas- Yo soy más de pijamas- Creo que va a llover- Y yo creo en tu madre en bragas- No te lo cortes..- A lo mejor en capas- Cortarte el qué?-Pero bueno!- Se te ve el calzoncillo- Pues no mires- Saca el pie de ahí- Te estoy diciendo- Eso- AlabimAlabamAlabimbombam!- Y eso a qué viene ahora?- Si hago así te caes- Pásame más pipas.