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Alquimista de Historias

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Alquimista de Historias

Archivos mensuales: junio 2021

Cracovia

22 martes Jun 2021

Posted by Alquimista de Historias in Relatos

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Me mandó un Whatsapp a media mañana. Necesito verte, me urgía, necesito tu ayuda. Y le dije que sí. Por supuesto. Me dijo que se pasaría inmediatamente, ya que estaba por la zona. Me sorprendió un poco, la verdad, ya que yo a ella no la trato tanto, a quien yo trato es a su hemana. Pero yo soy una persona que siempre está dispuesta a ayudar. Ese es mi problema. En fin. Llegó enseguida, me dio la impresión de que había enviado el mensaje desde la puerta y luego esperó a llamar al timbre. Venía muy apurada, como aquel que necesita hacer un trámite y sabe que llega tarde. A la pregunta de si quería tomar un café, me pidió té y decidimos tomar uno rojo con vainilla que tengo para semejantes ocasiones. Nos sentamos una frente a otra a la mesa del comedor, abrí una cajita de galletas de mantequilla y la puse en el medio. Tú dirás, le dije, dispuesta a ayudarle en lo que fuera que necesitara, ella suspiró, se apartó la melena de los hombros con las manos, y me miró como lo haría un jefe de estado a su ministro de defensa antes de pulsar el botón de Defcon4.

  • Necesito hacerme polaca- Me dijo con gravedad. Yo me quedé en blanco. No en blanco nuclear, sino que en mi cabeza se formó un conglomerado de ideas inconexas sin principio ni fin. Y opté por no decir nada. Ella asintió con la cabeza, como dándome la razón a aquello que yo nunca había dicho- Sí. No hay otra opción. Necesito la nacionalidad polaca ya, es que si no…a ver, siendo polaca las cosas son mucho más fáciles y no tengo que dar tanta vuelta para conseguirlas, entiendes?Todo es una cuestión de tiempo- Y tomó un trago de su té, yo la imité, todavía tratando de dilucidar cuál era mi papel- Mi tía siempre me decía que para cumplir los sueños hay que perseguirlos sin pausa, y eso es lo que estoy haciendo, perseguir sin pausa mi sueño, lo que pasa es que las trabas son demasiadas…
  • Por?- Me atreví a preguntar, por decir algo. No sé. Ella suspiró y extendió las manos sobre la mesa.
  • Porque la vida, mi vida, es así, llena de curvas y baches, como las carretera que lleva hasta aquí que también podían arreglarla todo sea dicho de paso…y yo necesito ser polaca para que todas esas curvas se vuelvan rectas y no tener que caerme para poder volver a levantarme, porque ese es mi problema, me falta el equilibrio, y eso sólo lo voy a conseguir haciendo por fin lo que necesito para conseguir la felicidad plena..y tú dirás, y quién puede decir que es feliz en estos días de incertidumbre, verdad?, pues mucha gente, amiga mía, mucha gente, y yo quiero ser parte de esa gente feliz, viva la gente que es feliz y que hay dónde quiera que vas, por todas partes, y para eso es de suma importancia que yo salte en paracaidas sobre Cracovia…- Y a mi me vinieron a la cabeza todos los acontecimientos históricos que se relacionan con Polonia, y los polacos, y las invasiones, el Pasillo de Dantzig, pianistas, jinetes, frentes del Este, persecuciones, y un violín, un sólo violín, y todas las lágrimas, los mineros y su Solidaridad, aquel compañero que se apellidaba Karpinski, y lo bonita que debe ser Cracovia, también desde el aire, supongo. No sé. – Y esa es la única razón, y buena es, o no?
  • Posiblemente- Respondí yo. Por responder algo. Yo seguía escuchando el violín. Tomé un trago largo de té.
  • Yo aterrizo con el paracaidas en algún lugar de Cracovia, y la gente se acercará a mí…y yo tendré que hablarles, en qué? En polaco, por supuesto, y si tengo la nacionalidad polaca muchísimo mejor, entiendes? Porque si uno sabe el idioma del país ya gana puntos, pero si además muestras el pasaporte, todo lo demás pasa a un segundo plano, teniendo en cuenta que el fin justifica los medios por el bien de la gente, qué gente? La gente que es feliz…- Y yo me fui. Me fui lejos. Me fui a las verbenas de verano, a bucear olas, a días sin reloj y comidas a deshoras, a lo que pudo ser y no fue, pero fue al fin y al cabo, y fue maravilloso, y todas las risas compartidas, como los pisos, con más gente que habitaciones, y donde comen seis comen doce, si tú me dices ven lo dejo todo y vas tú y le dices ven y lo dejáis todo, y de mesa un atlas sobre una caja de cartón, y el Somme en coche es infinito y verde, y el corazón is all over the place, hasta el final, tal como decía la Houston, sólo que a tí no te sale tan bien. La mejor película de Kevin Costner es „No hay salida“, por mucho que después bailara con lobos, se podrá bailar con lobos? Si los amaestras supongo. Los Huskys tienen los ojos de diferente color, de tener perro yo me decidiría por un perro pastor ovejero, al parecer sólo les falta hablar. Qué susto, no? que te hable de pronto el perro. Estoy convencida que mi problema de base fue no haber escogido Hogar en BUP, ahí está el quiz…- Y por eso necesito que hables con Augusto- Y yo salí como de una nube de las que antes había en las discotecas, y ante mi vi AUGUSTO en letras luminosas de colores con purpurina, y supe que no tenía nada que ver con nada de romanos, ni con Algueró, ni con payasos, ni con el padre de Matilde, entonces con qué?.
  • Quién?- Y se lo pregunté con toda la sinceridad que pude reunir, ella asintió con la cabeza.
  • Ya supuse que no tendrías el teléfono, pero tenía que intentarlo…cómo se llama a la embajada polaca?- De haber sido esta la última pregunta antes de ganar el millón en „Quiere ser millonario?“, después me habrían tenido que buscar en la Polinesia.
  • Llamando a la embajada polaca- Contesté, ella volvió a asentir con la cabeza, suspiró y se incorporó al tiempo que se colgaba el bolso.
  • Pues eso, que ya te iré diciendo como va la cosa…muchísimas gracias- La acompañé hasta la puerta y se fue. Después me senté en el sofá. Y ya está. Tú me acabas de despertar.

La mujer del martillo

20 domingo Jun 2021

Posted by Alquimista de Historias in Relatos

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Toma de declaración de la Sra. Dña. María P. En La Coruña, a 20 de Mayo de 1952, en presencia del Sr. Inspector José Antonio B. y el Sr. Subinspector Pedro M.

De verdad que no necesito nada, estoy estupendamente. Sí, todos los datos que he dado son ciertos, si no aquí tengo mi cédula de identidad si quieren verla, que está en regla. Cómo dice?..quieren ustedes que les explique el porqué de la situación, el porqué de la situación…pues a ver por dónde empiezo. Yo conocí a ese individuo..sí al Sr. Rodríguez, yo conocí a ese individuo en el año 42, después de Navidad. Mi hija le había conocido a su vez unos pocos meses antes y se decidió a presentárnoslo a mi marido,en paz descanse, y a mí. Nos pareció un chico estupendo, responsable y estudioso..qué?..Derecho, él cursaba estudios de Derecho..y, bueno, como son las cosas, mi hija y él comenzaron un noviazgo formal como hay tantos. Él fue acabando la carrera, y se decidió por preparar oposiciones al Cuerpo Jurídico Militar, al tiempo que las preparaba ya iba tomando forma la idea de preparar la boda. Se presentó a su tiempo y las aprobó a la primera, pueden imaginarse la alegría que sentimos todos, y en especial mi hija, que ya tenía el ajuar. Salieron las plazas, y a él le tocó Cartagena. Cartagena. Más lejos no le pudo tocar. Pero en fin, así fueron las cosas. Mi marido, en Gloria esté, pensó que sería buena idea si él y ese hombre hicieran un viaje a Cartagena antes de la boda, para montar la vivienda del matrimonio y el despacho de él. Fue entonces cuando mi hija se vio en cinta, pero dado que era una cuestión de poco tiempo que se casara, no lo vimos como un problema. En fin, allá se fueron los dos hasta Cartagena. De lo bueno lo mejor para su hija, faltaría más. Mi marido regresó nada más arreglar el asunto, el otro, con la excusa de tener que formalizar todavía unas cosas, se quedó allí. Pasaron días, y semanas, y no recibíamos noticias de cuando volvía. Intentamos llamar a las señas que teníamos en Cartagena, pero fue inútil. Como ya les dije, la boda estaba ya apalabrada y el día marcado. Al mes y medio, mi hija recibió una carta de ese hombre, en la que le decía que no tenía intención de casarse con ella. Se pueden imaginar el disgusto que recibimos…mi marido, con el fin de calmar las cosas, viajó de nuevo a Cartagena para hablar con él y hacerle entrar en razón. Pero ni le recibió. No fue capaz ni de dirigirle una palabra. Mi marido regresó enfermo, enfermo de pena y desesperación. Decidimos que mi hija pasase el embarazo en casa de unos parientes, lejos de todo lo que se pudiera hablar. Pasó el embarazo en la cama, y mi nieta nació prematura. Mi marido murió poco después, la disfrutó poco. Mi hija pudo emplearse en la gestoría de unos conocidos, y así poder sacar adelante a mi nieta, y ayudar en casa. De eso hace seis años.

Hoy por la mañana, cuando cruzaba la Plaza de Pontevedra, le vi. De paseo con un amigo, todo risas. Así que entré en la ferretería que hay en la esquina, y compré un martillo. Del golpe en la cabeza le derribé. Cómo dice? Con intención de matarle? Sí, tenía , tengo y tendré intención de matarle, de eso no le quepa ni la menor duda…como él mató a mi marido, casi a mi nieta y enterró en vida a mi hija y a la postre a mí. Sí, quise matarle. Pero no murió, sólo espero que cada vez que le duela la cabeza, se acuerde de mi. (Alguien entra. Entrega un papel) Qué pasa?…Que no presenta cargos? Sólo faltaría…entonces me puedo ir? Creo que mi hija está ahí fuera…Cómo dice? Estoy estupendamente. Hacía muchos años que no sentía tanta calma, fíjese que hasta me quiero reír…me puedo ir, entonces?…Pues nada, un placer.

*Basado en hechos reales.

K.

17 jueves Jun 2021

Posted by Alquimista de Historias in Relatos

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Hoy encontré a K. Mejor dicho, él me encontró a mí, ya que llamó mi nombre por la calle. Al volverme le reconocí enseguida, sigue teniendo la misma sonrisa. K. vino caminando desde el Kurdistán-Irakí y una serie de maniobras burocráticas le sentaron en mi clase. K. no paraba quieto, acostumbraba a abrir todas las ventanas de la clase, que estaba en un sexto piso, desde el que había vistas a las montañas y se asomaba, a veces demasiado,a ver el aire libre. Yo le pedí a H., un gigante de ébano, que se quedase a su lado para vigilarle. Se hicieron intimos. K. aprendió alemán hablando con todo aquel que quiso escucharle, llevaba siempre una libreta consigo, y si no se podía explicar, dibujaba lo que quería pedirle a su interlocutor. En esas libretas escribía su historia, y todo lo que le pasaba, una especie de diario para no olvidar. Una vez le regalaron una chaqueta de abrigo para combatir el frío polar que aquel invierno nos invadió, le quedaba demasiado grande, pero a él no le importó, no se la quitaba nunca. K. me contaba de sus montañas, sus canciones y de su pueblo, muy pequeño, pero que logramos encontrar en un atlas. Siempre estaba de camino a algún sitio. Siempre llegaba tarde, pero todas las mañanas me traía un café y me lo entregaba con casi una reverencia. Él se convirtió en mediador entre todos los frentes que había en aquella clase, compuesta por jóvenes, a los que yo aún llamo „mis niños“, provenientes de tantas zonas de conflicto como países,que no tenían una lengua común. Hoy encontré a K. Sigue teniendo la misma risa. Está estudiando para convertirse en Terapeuta Ocupacional, tiene una novia tan guapa como simpática y es feliz. Yo entonces estaba un poco loco, me confesó, y nos reímos los tres. Nos dimos los teléfonos. Me alegrará mucho verle otra vez. H. es Maestro Electricista y orgulloso padre de cuatro hijos.

Cuando pienso en todos ellos, me emociono, ya que, aunque hoy se hayan convertido todos en „hombres de bien“, siempre serán „mis niños“.

*Mis recuerdos sobre aquella clase también están plasmados en «El Curso».

Tara

12 sábado Jun 2021

Posted by Alquimista de Historias in Relatos

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Hoy ha venido Brittany. No viene nunca, ya que vive fuera del país. Pero el problema con la pared se ha complicado, y el jefe de obra quería hablar con ella. Él todavía no está. Brittany apareció de repente, desde detrás de la mata de malvas, y casi me asustó, sólo casi, ya que antes había escuchado pasos que se acercaban por el sendero de baldosas que lleva al jardín desde la entrada. Pensé que sería la vecina, dijo que se pasaría. Ha venido en coche, un BMW tan grande que no lo salta un torero, literalmente, porque por mucho tonelaje que tenga un toro con toda su corpulencia, ese coche lo supera. Brittany se mueve y habla muy rápido, yo la comparo con un colibrí al que se le hubiera suministrado cafeína, y mantiene sus enormes ojos azules siempre muy abiertos, como si alguien en algún momento le hubiera dado un susto y todavía no se hubiera recuperado de la impresión. Me dice que habría que sacar las malas hierbas de entre las baldosas, que es muy fácil, y saca una para demostrármelo, yo le explico sin perder la calma que Gunther cortó la hierba y la maleza hace un mes, pero que ese jardín es como esas selvas asiáticas en las que la maleza crece a medida que la vas cortando. Sólo hay que tirar, y ya sale, me contesta, y parpadea dos veces, espera que yo arranque al menos una hierba. Pero no lo hago. Le dedico mi sonrisa japonesa y no me muevo. Como buen colibrí, se aleja hacia la escalera de acceso al sótano desde el jardín. Suspira y entrelaza los dedos de las manos al ver la escalera, me mira ensoñada, casi en trance, y me dice que ellos siempre tenían macetas con petunias a ambos lados de la escalera, en todos los escalones, una alegría daba verlas, yo le digo que me puedo imaginar la alegría que sentían ellos al ver las petunias, pero que seguro que no es comparable con la mía cada vez que la bajo aferrada al pasamanos y logro llegar a su fin sin resbalar en el musgo y las grietas que la jalonan. Ella asiente, y me dice que las macetas siempre eran portuguesas. Qué bien.

Llega el jefe de obra, un tal Schimanski, que la saluda llamándola Sra. Schmitt. Yo estoy convencida de que sus padres le pusieron Brittany para dar color al Schmitt. Tiene un hermano. Él tiene un nombre de esos que suenan como un tren de mercancías, pero con sólo una vocal. Se llevan mal. Ella dice que él es un gangster.

Sólo le vi una vez. Pasó por delante de la casa en su Mercedes, muy lentamente y mirándome desafiante desde dentro. Tan pendiente estaba de ser desafiante, que casi atropella a Sr.Holper, que casualmente pasaba por allí. Por mirar tanto pa ti, metín un zoco na merda, que diría mi abuela.

Schimanski le tira los tejos a Brittany. Y ella los recoge gustosa y se los tira de vuelta. Por un momento estoy tentada a ofrecerles una de las habitaciones. Pero no digo nada. Ellos que son blancos que se entiendan, que dirían en Dominicana. Entiendo que habría que tirar el muro, y otras muchas cosas que Brittany no está dispuesta a hacer. Pero tiene que hacerlas. Schimanski la convence. De eso no me cupo nunca la menor duda.

Damos juntos la vuelta a la casa, para inspeccionar otros posibles desperfectos. Brittany recuerda las pérgolas de rosas y los arbustos en forma de mariposa, Schimanski intenta hacerse una una idea, al menos, yo voy atenta a no tropezar con los restos de la acera rota. Pasamos por delante de unas argollas clavadas en uno de los muros, y Brittany gime al tiempo que se lleva las manos al pecho. Schimanski se apura a asistirla, yo sólo veo tres argollas negras algo oxidadas. Brittany sonríe embelesada, y nos dice que allí sujetaba ella a sus caballos, Schimanski le pregunta por los nombres, Mimí, Piti y Balú. Schimanski se rie al decir que la novia de su hermano también se llama Mimí, yo no acabo de comprender cómo se le puede poner a un caballo el nombre de un oso.

El resto del paseo de inspección, Brittany nos deleita con la narración de la película que ya sólo existe en su cabeza de cómo era su casa y el jardín cuando la familia todavía residía allí. Schimanski juega sus cartas, yo llego a la conclusión que ya no es Brittany quien nos acompaña, sino Scarlet O´Hara, quien por fin, ha podido regresar a Tara. Tara. Les dejo alejarse solos hacia lo que un día fue un estanque. Qué pasará con estos dos?. Francamente, queridos, me importa un bledo.

Controversia

05 sábado Jun 2021

Posted by Alquimista de Historias in Relatos

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Yo me posiciono siempre en el centro del QUE. El QUE como suplemento verídico de la sustancia que sostiene la índole, de forma que las esferas de lo conocido se circunscriben fuera de la intolerancia colectiva. Ojo, esto no tiene que ver con la ignominia del lenguaje, eso no, ese aspecto corrige de alguna manera la visión paleontológica de la supremacía mesopotámica que ya nombraba Harrys. A tenor de lo dicho, los lugares de las casualidades aprendidos gracias a los aparatos de verificación, atenúan la beligerancia consentida entre iguales. Por supuesto, mi posición impera en detrimento de la alquimia milenaria de reductos plantígrados, no siempre cartesianos. Ni que decir tiene, mi modo de ver se distancia de la óptica gravitacional orbital palaciega existente en la línea del horizonte, teológicamente ilegítimo. Si mi gusto gustara del gusto que gusta tu gusto, tu gusto gustaría del gusto que gusta mi gusto, pero como no es así, empíricamente ambos nos distanciamos de la esencia del alma partida en los orígenes del Blues. Con esto no quiero decir, que yo en los espacios sonoros no reviva y me convierta en un ser tridimensional que aporta y suma a la semblanza colectiva, querría que quedase claro. El ámbito político de la situación encumbra la misma pretensión, no hay duda. Naturalmente la luz del sol, nihiliza la sombra, y confunde el aire, lo que nos convierte en tránsfugas en la noche de los tiempos de atolondre, como diría MacMillan. Creo haber contestado a su pregunta, en todo caso, los emblemas oníricos vienen a ser los mismos.

(Bebió medio vaso de agua, nos dio las Buenas Tardes y se fue. Desconozco lo que pensaron en aquel momento mis colegas también presentes en la rueda de prensa, pero si algo me quedó claro es que mi empanada favorita es la de zamburiñas)

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