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Alquimista de Historias

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Alquimista de Historias

Archivos mensuales: junio 2019

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19 miércoles Jun 2019

Posted by Alquimista de Historias in Relatos

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77 accionó el Ojo. Normalmente lo que se disponía a hacer, tendría que hacerlo 93. Pero a 93 le habían encargado otra cosa, y esto le había tocado ahora a él. No le importaba. No tenía otra cosa mejor en que ocuparse. 314 había sido enviado allá abajo hacía tres días, y ya había hecho llegar su informe preliminar. 77 se dispuso a escucharlo.

“Puedo ver. Lo que sea que alimenta este lugar no me afecta. No estoy solo, hay otros seres. Se trasladan a través de dos membranas largas móviles. Poseen otras dos membranas más cortas. No son todos iguales. Se cubren con trozos de materiales de colores. Articulan sonidos, que hacen salir de su interior sin esfuerzo, a través de una abertura en la parte inferior de una protuberancia, cubierta por un material inhóspito. No todos los seres tienen este material inhóspito sobre la protuberancia. El material inhóspito es de diferentes colores. En el medio de la protuberancia estos seres tienen dos ranuras y otra protuberancia más pequeña con otras dos ranuras más pequeñas que las superiores. Con las superiores parecen dirigir los movimientos de las membranas mayores y menores. Las ranuras son móviles. En su interior se encuentran unas bolas. Estas bolas son también de colores. No todos los seres tiene el mismo color de bola. Son unos seres con apego al color. He observado a dos de estos seres en sus acciones. Adjunto observación:

Elemento 1- El elemento sujeta con sus membranas superiores un artefacto metálico con acabado cónico. El artefacto está punteado con botones que sobresalen. El elemento se lleva la parte más delgada del artefacto metálico a la abertura situada en la parte inferior de su protuberancia, y parece insuflarle algo desde su interior, que provoca que el artefacto produzca un ruido indescifrable. El ruido parece tener tonos, unos más altos que otros, que el elemento domina a través de los botones anexos al artefacto. Mientras esto ocurre, su protuberancia ha aumentado de volumen en sus extremos, y éstos han adoptado otro color al que originalmente tenían. El elemento mantiene cerradas sus ranuras móviles. Otros elementos cesan en su avance y se detienen ante él, prestando atención al ruido del artefacto. Cuando el ruido cesa, los elementos golpean sus membranas superiores unas contra otras, provocando también un ruido. Lo he categorizado como modo de comunicación a través de ruidos.

Elemento 2- El elemento mantiene la parte inferior de su protuberancia en constante movimiento en vertical. Su abertura inferior está cerrada. En un momento, el elemento cesa el movimiento y de la abertura inferior de la protuberancia sale una burbuja de un color indefinible y parece tener una fina textura. El elemento insufla algo desde su interior al interior de la burbuja, y ésta se hace cada vez más grande, hasta que, debido a su textura, explota. Esta explosión no afecta al elemento, que vuelve a introducir los restos de la burbuja en el interior de la abertura y retoma el movimiento en vertical de la parte inferior de su protuberancia. Lo he categorizado como un mecanismo de autodefensa.

Los elementos son especiales y tranquilos en sus actos. Si bien recogeré pruebas, no he encontrado nada salientable que pueda llamar nuestra atención o provocar nuestro interés en captar la suya. Solicito regreso inmediato”

77 desactivó el Ojo. Después accionó la opción que permitiría regresar a 314.

Decidió esperarle. No tenía otra cosa mejor que hacer.

Subinspector Duarte Naveira. «Nordés»(Tercera Parte y Final)

14 viernes Jun 2019

Posted by Alquimista de Historias in Relatos

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Campo Abierto

Duarte miró a su alrededor. Habían acordonado la zona desde El Obelisco hasta El Parrote, y cerrado el acceso a la Plaza de María Pita. Los testigos habían sido llevados al Ayuntamiento, para que explicasen su versión de los hechos. Varios habían tenido que ser atendidos por ataques de ansiedad, el hombre que había estado junto al que había recibido el disparo, entre ellos. En el tumulto, muchos niños habían salido corriendo en todas direcciones, la histeria colectiva se había hecho dueña de La Marina, y, cuando llegó el primer operativo, se había encontrado con un caos de curiosos, gente fuera de si, padres buscando a sus hijos, testigos empapados en sangre y gritos, muchos gritos. El herido había sido evacuado en helicóptero, que había aterrizado en la explanada, alborotando aún más la situación, entre polvo y aspas.

Ahora todo estaba en una tensa calma. La zona había sido tomada por la gente de Duarte y la de la Guardia Civil, que se movían por la vasta escena, tratando de entender qué había podido pasar.

-Se llama Horacio Penela López, trabaja en Inditex en el departamento jurídico, estaba aquí con su mujer y sus dos hijos…a ella también se la han llevado con una crisis de ansiedad, todos los críos están en el Ayuntamiento con Paz, Regueira y los otros, esperando que pasen a buscarlos..- Explicó Jon, uniéndose a él en la observación del recinto.

-Se sabe algo ya?

-Lo están operando…todavía nada..- En eso se acercó Gutiérrez con Mariola, portando una bolsa de pruebas, con un proyectil en su interior.

-Artesanía fina- Anotó Mariola, cogiendo el proyectil a través de la bolsa con las manos enguantadas, Jon y Duarte la miraron sin entender.

-Está hecho a mano, especial para la ocasión…

-Cómo hecho a mano?- Quiso saber Duarte.

-La persona que lo haya hecho es un profesional, no fue a la compra..por así decirlo, se lo hicieron a medida, sabremos más cuando lo analicemos- Continuó Gutiérrez.

-Pero una cosa os digo, es la primera vez que veo un proyectil así en toda mi carrera- Confesó Mariola, mientras lo observaba con detenimiento.

-Lo mismo digo..- Se unió Gutiérrez, en eso se le acercó otro Guardia Civil.

-Según Cepeda, a narices tuvo que ser desde La Dársena…desde los barcos- Explicó, todos se giraron entonces hacia La Dársena, ahora flanqueada por una pequeña multitud de policías y Guardias Civiles que mantenían a los curiosos detrás del cerco establecido.

-Pero eso esta a tomar….- Comenzó Jon, haciendo visera con la mano.

-Largo alcance, mira telescópica…esto es grande- Le cortó Mariola.

Sin más dilación, se acercaron hasta los barcos atracados, por los que ya operaba la policía científica. Uno de los agentes les llamó desde el CarracedoII.

-Tiene que ser este, coincide la la trayectoria y la altura…- Aclaró. Fue entonces cuando el patrón del CarracedoII se abrió paso hasta el grupo. No parecía muy contento con la espectación que estaba causando su barco.

-Pero qué lle dou a todo Dios co meu barco..vamos a ver…

-Cómo „Todo Dios“…non ve que estamos mirando a ver desde onde dispararon…- Explicó Naveira.

-Xo sei…pero é que antes un chinés loiro estivo tamén aquí facendo afotos..ahí enriba subido..e para mais inri o cabrón fixome unha a minhe- El grupo le miró en silencio, tratando de analizar lo que acababa de decir.

-Cómo dis?- reaccionó Naveira, acercándose más a él.

-Un chino rubio?- Preguntó Jon buscando confirmación a su alrededor, el patrón asintió.

-Sí…un chinés loiro..ahí enriba na ponte..longo como un biorto..a ver qué tiña que fotografiar él ahí..- Duarte se mesó el pelo y cerró los ojos un momento.

-Podería usté describilo a un dos nosos colegas?- Preguntó Gutiérrez, el patrón se encogió de hombros.

-Home..tanto como „describir“….era chinés e loiro…pero sí, por min..

Esa tarde, Jon y Duarte se acercaron hasta el CHUAC para interrogar a Horacio Penela, que ya había sido operado, y estaba fuera de peligro.

-El proyectil le entró por el hombro y le salió por el homóplato, destrozando todo a su paso…una herida de guerra, tal cual..parece ser que juega al Padel…pues ya se puede ir olvidando..- Les explicó el cirujano que había operado a Penela, antes de dejarles entra a hablar con él- Está muy sedado, pero consciente, no creo que os sea de mucha ayuda…- Anotó invitándoles a pasar al habitáculo de cuidados intensivos.

Penela estaba rodeado de varias máquinas que emitían pitidos disonantes, la parte izquierda de su torso estaba oculta bajo un voluminoso vendaje, del que salían tubos, vías y drenajes. El pelo trigueño, algo largo, le caía por el rostro, adormilado y algo confundido. Al notar la presencia de Naveira y Jon, trató de fijar la vista en ellos, sin conseguirlo.

-Hola Horacio…antes de nada, sentimos mucho lo que te ha pasado, yo soy Duarte Naveira, Subinspector de Policía, él es mi colega Jon Lerchundi…querríamos hacerte un par de preguntas..

-Literalmente, sólo dos, no estás tú para mucho rollo- Anotó Jon. Horacio les miró guiñando los ojos y asintió con la cabeza, parpadeando lento, una de las máquinas emitió entonces un pitido agudo, que se ahogó al instante.

-La primera es…tienes algún enemigo? Algún asunto pendiente que pudiera haber llevado a alguien a un acto tan extremo?- Preguntó Duarte, Horacio levantó las cejas y luego las frunció, tratando de buscar algo en su nublada cabeza.

-Hombre…yo..- Comenzó, luego carraspeó y volvió a guiñar los ojos- El otro día…yo, sin querer, pasé por error por el destructor de documentos un …un informe de mi compañero Soengas…pero de ahí a pegarme un tiro…no sé..- Explicó lentamente, sin poder ocultar su escepticismo. Jon no pudo evitar sonreír, Duarte optó por suspirar y adoptar una sonrisa diplomáticamente correcta.

-Ya…

-Era un informe larguísimo…pero no sé…

-Y la segunda pregunta es…por tu trabajo, puedes haber tenido contacto con algo potencialmente peligroso o sospechoso?- Preguntó Jon, otra de las máquinas emitió un ronroneo y dos pitidos, Horacio suspiró, alzó las cejas y parpadeó lento.

-Mi trabajo…tiene que ver con moda y paises.., yo sé mucho de moda y paises..

-Moda y paises- Repitió Duarte.

-Sí…es indispensable..- Casi susurró Horacio.

-Indispensable..- Pareció confirmar Jon, y miró a Duarte negando con la cabeza. Horacio Penela se había quedado dormido.

* * * *

Boutureira accionó el mando del Beamer y el fondo azul desapareció de la pantalla que ocupaba una de las paredes de la sala de reuniones donde se habían reunido todos aquellos, que, desde hacía unas horas se ocupaban del caso. Se habían sentado alrededor de la mesa y observaban espectantes la pantalla, en la que Boutureira y su gente se disponían a mostrar la información que habían podido recabar del peinado de cámaras de vigilancia. La primera imagen fue la de una Marina soleada y con gran afluencia de visitantes, muy concurrido también, el parque infantil, al fondo.

-Nada especial, gente que viene y va, un autobús, varios taxis… lo anodino…hasta que pasa…vamos allá..- Explicó Boutureira, en la pantalla se sucedieron entonces las imágenes, desde distintas perspectivas, del ataque. Horacio Penela cae abatido y todo se complica. Boutureira pasa las imágenes del momento varias veces a petición de los colegas.

-Espera…- Indica Naveira incorporándose de su asiento y acercándose unos pasos a la pantalla- Dale para atrás…a justo el balazo..- Bourureira hace lo que le ordena- Aquí…esta chica rubia…en cuanto pasa sale corriendo con el chaval…- Y señaló a una chica que en esa toma se disponía a cruzar a la carrera la explanada con un niño de la mano.

-Bueno…y?- Preguntó el Inspector Regueira sin encontrar relación.

-El resto se da cuenta y se queda clavado…ella es la primera que sale pitando, después la imitan otros…pero ella …

-Estaba justo al lado, con el chaval…se llevó un susto del copón y salió corriendo asustada…no veo más…

-Estaba justo delante de Penela…y se agachó…- Observó Naveira y haciéndole un gesto a Boutureira, le indicó que volviese a repetir la escena, lo que éste hizo- Véis?…Ella se agacha..él cae…

-Quieres decir que el objetivo no era Penela..-Comentó Jon.

-Hay mucha gente…el objetivo puede ser cualquiera, la chica corre en shock, claramente….y el atacante falló el tiro…no veo más…

-Esa gente no falla tiros…- Dejó caer Mariola desde su posición al fondo de la sala en penumbra, todos se volvieron hacia ella.

-Qué gente?- Quiso saber alguien.

-Quien lo hizo es un profesional, a tenor de la munición y la distancia….

-Os pongo la descripción del patrón..- Medió Boutureira, y en la pantalla apareció el retrato-robot de un individuo de claros rasgos asiáticos, ojos azules y pelo corto rubio.

-Un chino rubio?- Y varios de los asistentes no pudieron evitar reir.

-Suele darse en regiones fronterizas entre China, Mongolia y diferentes antiguas repúblicas soviéticas….también nos dijo que era muy alto..- Explicó Gutiérrez, Boutureira volvió a dar la luz.

-Un hombre así no pasa desapercibido, mandad la foto a patrullas, municipales y cercanía….Corcubión, tú te encargas de hoteles, moteles y pensiones…- Ordenó Regueira.

-Y la chica?- Quiso saber Naveira, Regueira le miró y se encogió de hombros.

-Podemos buscarla como testigo…pero no creo que nos pueda decir nada…- Naveira hubo de darle la razón.- el resto tampoco aportó demasiado..

-Sigue cerrada La Marina?

-Hasta nuevo aviso…

Mi nombre es Amanda Svegård

-Amanda…- Macu la llamó en susurro, y le acarició la cabeza. Estaba sentada en el borde de la cama en la que Amanda se había tenido que acostar la víspera, tras el desmayo. Le había subido la fiebre, y había sido incapaz de pronunciar una palabra.- Amanda cielo…- Volvió a susurrar Macu, apartándole con cuidado el cabello del rostro. Amanda entreabrió los ojos y emitió un gemido, después le cogió la mano.

-Lois?- Preguntó tratando de incorporarse, Macu la volvió a acostar.

-Lois está bien, no te preocupes, tengo que preguntarte algo…- Amanda la miró en silencio- Ya salió en las noticias, y en la radio..creo que es mejor que vayamos a hablar con la policía…- Explicó con calma, a Amanda se le llenaron los ojos de lágrimas, pero esta vez no hizo nada para retenerlas al tiempo que su rostro se contraía en profunda pena.

-Lo siento tanto, Macu..lo siento tanto..- Logró articular, Macu la ayudó a incorporarse y la abrazó, uniéndose a ella en el llanto.

-Ahora estamos juntas en esto…- Sonrió entre lágrimas- Siempre quise usar esta frase..mira tú por dónde- Amanda se retiró las lágrimas con las palmas de las manos y trató de sonreír a medias, sin abandonar su abrazo- Me lo quieres contar a mí antes?- Preguntó Macu acariciándole la cabeza, Amanda suspiró y asintió contra su hombro, al tiempo que cerraba los ojos.

Cándido Seoane había traido una revista de crucigramas para matar el tiempo. La guardia del domingo se presentaba sin demasiados problemas. A lo mejor a la tarde-noche, se complicaba un poco, pero no tenía pinta. „Ser mitológico. Nueve letras. Horizontal“. Acababa en O. Elfo tenía cuatro. Estaba tratando de imaginarse ese „ser“, cuando el timbre de telefonillo de guardia le asustó. Pulsó respuesta, y en la pantalla pudo ver a una chica, que le miraba fíjamente a través del visor con la expresión del que no está muy convencido de que la máquina funcione.

-Buenas Tardes, en qué puedo ayudarla?- Preguntó Seoane.

-Buenas Tardes, verá usted, nosotros venimos a explicar algo en relación con lo que pasó en La Marina..

-Ya, mire, si fue usted testigo, le recomiendo venir mañana que ya vienen más y están los colegas que se encargan…

-Sí, somos testigos…quiero decir, sabemos la verdad de lo que pasó..

-Ya entiendo, pero es que yo ahora mismo no le puedo servir de ayuda, porque los testigos van a venir mañana y..- Entonces, otra chica apartó a la primera y acercó su rostro a la cámara.

-Ese tiro, iba dirigido a mi.

„ Mi nombre es Amanda Svegård. Hace tres semanas sufrí un asalto en mi casa en Inglaterra y A Coruña me pareció el único sitio seguro al que huir….pero al parecer me equivoqué, y lo siento tanto…..no sé por dónde empezar…Mi marido se llama Eric Svegård, y es un „hombre de negocios“ no puedo definirlo de otra forma…él se ocupa de muchas cosas, con las que yo no tengo nada que ver…en realidad él era amigo y socio de mi hermano Miles…él murió hace seis años de cancer…creo que la gente nos llama „millonarios anónimos“…o algo así…y sí..tenemos mucho dinero…pero eso no viene a cuento…lo siento, estoy muy nerviosa y estoy perdiendo el hilo…qué?…no, no necesito intérprete, la mujer que me cuidó de niña era española, Esperanza, y después ya llegó Lu…así que soy biligüe…Lu?…es..era..creo..mi guardaespaldas…qué?…Nosotros tenemos un equipo de ellos, Eric tiene tres y yo a Lu y a Tadic…luego están los del recinto..porque..yo..voy a empezar desde el principio…Nosotros vivimos en una casa en el campo, cerca de Coventry, y es inaccesible…con mucha seguridad….mi marido y yo queríamos tener familia, y como él viaja mucho no era posible…así que decidió reformar una parte del caserón para instalar allí un „centro de operaciones“…como él lo llamó….yo creo que los asaltantes usaron esa obra para colarse…sino…no me lo explico…en fin…ellos tenían explosivos y armas…y me dieron una paliza…Lu..me ayudó a saltar por una ventana…Lu…lo siento…qué?…sí…yo busqué a Macu en Facebook…supongo que ese fue mi error…pero cómo iba a saberlo?…yo….Macu?…la conocí hace muchos años en un campamento de hípica, llegué aquí casi de improviso y desde entonces he estado en su casa…cada vez que lo pienso….lo siento tanto…cómo dice?…Eric?…No sé donde puede estar, sé cómo podría localizarlo…pero tengo miedo…y ahora más…no sé quién puede estar siguiendo la pista…nisiquiera sé si está vivo…yo les puedo dar los datos…y ustedes los usan de forma segura….y me dicen…qué?….no gracias,no necesito un médico…. lloro de nervios y miedo, tengo mucho miedo…por Macu y Lois…dónde están?…el niño tiene que cenar….oh Dios ya sueno como Esperanza….Manda, céntrate…pueden ustedes ayudarme…por favor?“

-Qué tenemos?

-A un francotirador suelto por la ciudad y a su objetivo, ahora es cuestión de neutralizarle a él y mantenera a ella a salvo…

-Si peinamos para encontrarlo, provocaremos una „Caza al Hombre“ y no sabemos a dónde puede llevar…

-Lo principal es mantenerla a ella y a su amiga seguras, él ya la tiene localizada, sólo buscará la ocasión…y esta vez no fallará.

-Hay que actuar rápido y por debajo de la mesa- El equipo de urgencia, llamado a encontrar un pronta solución al problema que enfrentaban, dirigió en bloque la mirada hacia el Inspector Regueira, quien a su vez recorrió los rostros de cada uno de ellos- Está claro que hay que mantener escoltadas a las dos mujeres…y al niño, no hay que olvidarle a él, ya que la cuerda tiende a romperse por su parte más débil. Pero los permisos para el operativo pueden durar su tiempo, así como el quién cuándo y dónde…lo que propongo es montar un operativo ya ; según mi experiencia es más fácil pedir disculpas después, que recibir hostias de todas partes por no haberlo hecho a tiempo.

-Y qué propones?- Quiso saber Naveira

-Tenemos que tenderle una trampa, no es tonto, claramente, se dará cuenta de que lo es, pero es la única manera de que salga a la luz…mientras pensamos qué trampa y dónde, Corcubión y Mariola estarán en la casa de las mujeres, a turnos de veinticuatro horas con otros dos colegas de la Civil…que tendrán que participar…y de eso, ya me encargo yo…propongo de cuatro a seis agentes de paisano controlando la zona y dar aspecto de normalidad absoluta…

-El niño tiene que ir al colegio..- Anotó Mariola, Duarte levantó la mano.

-De eso me puedo ocupar yo, acompañaré a su madre a llevarle y a traerle de vuelta…con colegas de paisano a una distancia prudencial…

-Él tiene ya su objetivo, no va a jugárselo otra vez- Comentó Mariola, Naveira hubo de darle la razón.

-Ya…pero no queremos sorpresas- Anotó Naveira, en eso entró un colega portando lo que parecía un burofax, que le entregó a Regueira.

-La Interpol informa- Ironizó éste poniéndose las gafas- La chica no miente…efectivamente hubo un asalto, pero no salió en prensa….diez muertos y un herido grave…les hemos enviado el retrato-robot y ya tenemos nombre : V.

-V.? Nada más?- Casi rio Jon, el resto se miraron igualmente extrañados, Regueira alzó las cejas.

-Luego os paso una fotocopia de su curriculum…. después, no vais a querer saber su nombre.

Cuando la reunión llegó a su fin, Regueira esperó a que el resto del equipo abandonase la sala, y llamó aparte a Naveira.

-Tú dirás…- Regueira se quitó las gafas y se apoyó contra la mesa.

-De todo el tinglado te vas a ocupar tú…a mí déjame los pasillos, despachos, ruedas de prensa, dijes y Diegos, ya no estoy para estos trotes- Explicó sonriendo a través de su poblada barba, Duarte asintió y le devolvió la sonrisa.

-Gracias, pero un cable me lo echarás…

-Eso por supuesto, y dos también, pero yo me muevo mejor por la retaguardia…tú haz, si te preguntan quién te dio permiso les dices que yo y en palabrería no hay quien me gane…bueno sí..mi mujer…- Y ambos rieron, para abandonar después juntos la sala.

Café para llevar

Tal como había sido planeado, Duarte recogía a Macu y a Lois a las 8:30 de la mañana y les acompañaba a pie hasta el colegio. Se barajó la idea de hacerlo en coche, pero eso alteraría el orden de las cosas y las complicaría, ya que siempre lo habían hecho a pie y eso conllevaría más logística móvil.

Tras dejar a Lois en el colegio, volvían por la calle Rubine y, durante el tiempo que duró esa parte del plan, se acostumbraron a coger un café para llevar en una de las cafeterías de la zona. Macu, desde el primer día, cogió a Duarte del brazo, asegurándole que era la única manera de caminar con piernas de plástina, y él no tuvo nada en contra. Duarte descubrió que hacía demasiado tiempo que no tenía una conversación fluida y sobre cosas anodinas con alguien del sexo contrario, quizás lo había evitado, o no se había dado la ocasión. Macu hablaba mucho, al principio Duarte pensó que por lo nervios, pero con el tiempo llegó a la conclusión de que ella era así, un torrente de informaciones, necesarias o innecesarias, que, llegado un punto, él había encontrado verdadero interés en recabar.

-De verdad que Amanda me ayudó mucho con Lois, porque yo no tengo tiempo para nada…para nada, porque claro, la gente tiene ideas, ya sabes, peregrinas, totalmente, para organizar las bodas, se las dicen a mi jefa y yo tengo que encargarme, no sabes?….velitas para adornar un campo de manzanos, y quién pone las velitas?…servidora, porque más gente cuesta…y no me da la vida…ni a Betanzos puedo ir, mira cómo te digo, ni a Betanzos, con lo que me gustaba a mí ir a la feria…

-Betanzos?- Acertó a preguntar Duarte, ella tomó un trago de su café y asintió.

-Tan cerca y tan lejos, Betanzos…pues yo creo que hace años que no voy..

-Pues yo tampoco, ahora que lo dices…no lo había pensado..

-No sales mucho tampoco?- Él se encogió de hombros.

-Hombre…salir, lo que se dice salir…pues no, ultimamente no…

-Pues formemos un club..

-Hecho…hablando de clubs, Amanda nos dijo que os habíais conocido en un campamento de hípica, todavía la practicas?- Macu tomó un sorbo del café y le miró por encima del vaso para llevar.

-Qué va…, mi tía apuntó a mi prima Noemí y como no quería ir sola, pues me apuntaron a mí también,como ves yo soy siempre la que pringo…no por nada, pero es así, no sé porqué…pero no me quejo..en el fondo soy muy servicial..pero vamos.. yo de caballos lo mínimo…- Duarte rio y tomó él también un sorbo del suyo.

-Como yo el tenis…

-También te apuntaron?

-Como iba mi hermana, pues también tenía que ir yo, pero aún hoy no doy una…

-Hombre, yo si me subo a un caballo sé llevarlo..ahora, no me pidas más…

-Es que yo ni controlaba de dónde me venía la bola…- Macu se tapó la boca para no escupir el café con la risa, avanzaron todavía un trecho en silencio, cogidos del brazo. Cuando alcanzaron el final de la calle, Duarte se paró y la miró muy serio.

-Otra cosa..

-Dime

-Tú…no serás lesbiana*..- Macu arqueó una ceja.

-Y tú no serás un hijo de mamá…

Y con eso, quedó todo aclarado entre ellos.

No Signal

-Está viva.

-Dónde?

-Han estado haciendo preguntas…

-Dónde?!

-En A Coruña, en el norte de España…

-Estaré ahí en veinticuatro horas..

-No te muevas, todavía no es seguro…aún no le tienen..

-Veinticuatro horas

-Lo arreglaré..

-No esperaba otra cosa..

1+1=2

-Era esto o ponerme a gritar por el patio de luces….

-Yo ya estaba en estado de excepción….

-Tal para cual…

-Te diré…

-No estaremos rompiendo ningún sumario…

-Qué?

-Quiero decir….no nos estamos metiendo en ningún lío…

-Liados estamos…

-Bastante…

-Ya no hay qué hacerle…

-Tienes los ojos con motas miel…

-Es que en el fondo soy muy dulce…

-No me digas…

-Te digo…

-Déjame ver…

Un plan sencillo…

El sábado elegido amaneció nublado. Duarte consultó la previsión: treinta por ciento de posibilidad de lluvia. Viento racheado. Habían decidido llevar a cabo el plan a las doce de la mañana, durante una de las actuaciones del Festival de Músicas del Mundo, que se celebraba en la ciudad, y cuyo palco había sido colocado en la ensenada de la playa de Riazor, justo enfrente de lo que había sido el edificio del Playa Club y que ahora albergaba un restaurante.

La organización les había asegurado que en las ediciones anteriores, la mayor afluencia de público se había dado por la tarde, y a ellos no les interesaba que hubiese demasiada gente. A primera hora, Naveira se reunió con Gutiérrez y su gente. Irían de paisano y tomarían posiciones en el edificio del restaurante y la duna de la playa, confundiéndose con los asistentes. El operativo policial, haría lo propio en el paseo y aledaños del palco. Macu y Amanda, a las que se les suministraría un chaleco antibalas, estarían en todo momento acompañadas de Duarte y al menos otros cuatro agentes, dos hombres y dos mujeres, tambien en civil. Repartidos por la multitud, habría varios cebos, de apariencia semejante a la de Amanda. Jon y Mariola mantendrían posiciones en las inmediaciones del semáforo. Corcubión, y al menos dos hombres más de Gutiérrez controlarían el acceso desde el colegio „Las Esclavas“. Según sus previsiones habría más policía y Guardia Civil de paisano, que civiles asistentes.

-Dónde está Lois?- Preguntó Macu, mientras Duarte le colocaba el chaleco antibalas, estaba tan nerviosa que le temblaba la voz, Duarte escondió por un instante el rostro de ella entre sus manos la hizo fijar su mirada en la de él.

-Está con tu madre, en su casa, y dos compañeros…todo va a salir bien..repite conmigo..- Macu asintió con la cabeza y juntó sus manos con las de él.

-Todo va a salir bien- Repitió aún no muy convencida. Luego se puso una sudadera dos tallas más grande.

Amanda se unió a ellos, a ella le habían dado un forro polar de cuello alto y una gorra de visera que escondía parte de su rostro.

-Me tiemblan las piernas..-Confesó, tratando de respirar hondo, Macu la abrazó.

-Todo va a salir bien-Le susurró al oído, y Amanda asintió apretándola un instante contra si.

Corcubión llegó entonces, acompañado de uno de los hombres de Gutiérrez.

-Lo de que no iba a haber ni Dios..era coña, no?- Preguntó, Duare le miró sin entender a qué se refería- Ni que fuera la final de Copa….claro, como no llueve…

-En todo caso que bajen cincuenta más…

-Ya está hecho..entre unos y otros seremos cien…

-Y cuándo salen los de las flautas?-Preguntó Macu entonces.

Habían decidido que las dos mujeres hicieran acto de presencia durante la actuación de un grupo folclórico, famoso por sus interpretaciones con flautas, así evitarían que al público asistente se le diese por bailar desordenadamente, y hacer más difícil la situación.

Macu y Amanda recorrieron el trecho entre su casa y el edificio del restaurante cogidas del brazo y rodeadas por Naveira y otros seis agentes en civil, que enseguida se volvieron invisibles en la lengua de gente que avanzaba en la misma dirección.

La afluencia de público superó todas las espectativas, el palco,situado en la ensenada, estaba ya rodeado de una multitud que se extendía por el arenal, sobre la duna y el paseo inferior , y el superior, desde donde no pocos iban a contemplar el espectáculo asomados al cierre de piedra. A eso se unían los numerosos vendedores ambulantes de globos, que pululaban entre la multitud, dificultando con su voluminosa mercancía una visión global de la zona por parte del operativo. Las dos mujeres se situaron en los laterales del edificio del restaurante, en la parte baja del paseo, justo a medio camino entre el palco y el semáforo, rodeadas por los seis agentes invisibles y Naveira.

Pero no comenzaron las flautas.

Al palco salió un nutrido grupo de hombres y mujeres ataviados como cosacos, portando varipintos instrumentos, y que tras lanzar varios gritos de saludo a A Coruña en gallego, y meterse con ello al público en el bolsillo, se arrancaron a tocar polkas.

„Y dónde están las putas flautas?“Escuchó Duarte decir a Corcubión en el dispositivo que él llevaba en el oído, sabiendose observado alzó los ojos, le buscó en la multitud y se encogió de hombros.

„Llega más gente desde Rubine“

„Necesitamos al menos tres más en la duna“

„Mantened posiciones“

„Que alguien neutralice los globos“

„Negativo“

„Demasiados globos. Repito. Demasiados globos“

V. había hecho su buena obra del día. Les había pagado a dos vendedores de globos cien euros a cada uno por los dos atillos. Uno con Mickies Mouse y el otro con caballitos y unicornios. Lo suficientemente voluminosos como para tapar su larga estatura. Además les había dado más dinero para que dijesen a sus colegas que se mezclasen entre la multitud. No había voluntad que no se pudiera comprar con un buen fajo de billetes. Aquello era una trampa y él estaba en un península. Pero él tenía una misión y tenía que terminarla.

Esperó a que el paseo y la ensenada estuviesen tan llenos de gente, que fuese casi imposible desplazarse.

Por un momento dudó. Habían dispuesto varias Amandas en la multitud. Pero él localizó enseguida a la verdadera. Él nunca perdía de vista su objetivo.

„Hay que desahogar. Repito. Desahogar hacia atrás“

„O.K“

„ De dónde salen tantos globos?. No tengo campo.“

„En la ensenada se quiere formar un Pogo. Neutralizar“

„ Que alguien se ocupe de los niños en la duna. Repito. Los niños en la duna“

„O.K“

La multitud se movía y bailaba como un solo hombre, en alegre algarabía al ritmo de las polkas. Mariola le vio entre los globos, sacudidos por un golpe de viento. Sin perderle, se movió de su posición lentamente, entre empujones de la apretada aglomeración. V. también la localizó a ella, pero no se movió, le mantuvo la mirada, el viento nordés, por un instante, apartó los globos que portaba. Le regaló una enigmática sonrisa. Después, soltó su leve carga, sin separar un ápice sus ojos de los de ella. Antes de que Mariola pudiese siquiera coger aire para dar aviso, V. sacó del interior de su chaqueta un rifle recortado,y, dirigiendo los cañones al aire, apretó el gatillo. Dos veces.

Y cundió el pánico.

„Todos abajo! Todos abajo!“

„No disparéis! No disparéis!“

„Cortad el tráfico, joder! Alguien al tráfico!“

„ CagoenSanRos!“

Jon se vio arrollado por un muro de gente que optó por huir en desbandada hacia atrás. Duarte y dos de los agentes, agarraron a Macu y Amanda y emprendieron la carrera hacia „Las Esclavas“, chocando contra todos aquellos que, presa de la histéria colectiva, huían hacia algún lugar.

V. volvió a cargar su recortada y lanzar disparos al aire para fomentar el caos, en el que él mismo se movía rápido, como en su propia burbuja de aire, abriéndose camino en cada zancada, tras Amanda y aquellos que, protegiéndola, corrían con ella. En un momento, la multitud, por algún motivo, se bifurcó, y él apuntó hacia donde su misión huía. No llegó a apretar el gatillo. Un tiro le alcanzó la nuca.

Mariola Alcalde tampoco perdía nunca de vista su objetivo.

Muchos miraron hacia el cielo. Inundado ahora de globos.

La calma

Eric Svegård había llegado a la ciudad en un avión privado y reservado, para él y su comitiva, toda una planta del Hotel Finisterre, al que llegó en una caravana de cuatro monovolúmenes de alta gama con las lunas tintadas. Después de reunirse por fin con Amanda, lo había hecho con todos aquellos que habían tenido participación en el operativo para agradecerles lo que habían hecho por ellos. Aquella tarde había mandado aviso de que deseaba reunirse con Naveira, y enviado a recogerle un coche con chofer. A Naveira, Svegård le recordó a Julio Cesar, como se le solía representar en los bustos de los museos, de considerable altura, tenía el pelo rizo muy corto, de un rubio casi blanco,que cubría su perfecto cráneo y unas facciones muy marcadas, en las que se enrocaban sus grandes ojos verdes que no perdían detalle de lo que ocurría a su alrededor, aún en vaqueros y sueter no dejaba de ser elegante en su porte.

-Amanda se ha echado un rato- Explicó en perfecto castellano , silvando las eses y suavizando las erres, al tiempo que le indicaba uno de los sillones.

-Demasiadas emociones- Anotó Duarte sentándose frente a él, Svegård asintió con la cabeza, de algún lugar surgió un hombre con un traje azul con una mesita rodante con café, y distintos tipos de tartas y pasteles, con el mismo sijilo que había aparecido, volvió a desaparecer.

-También puedo ofrecerle un refresco o una cerveza si lo prefiere- Ofreció Svegård indicándole que se sirviera lo que gustase, Duarte sonrió a modo de agradecimiento y se sivió un café solo, Svegard cruzó una de sus largas piernas sobre la otra y juntó las llemas de los dedos.- No he podido todavía agradecerle personalmente todo lo que ha hecho por nosotros, y por Amanda en particular.

-Es mi trabajo, Sr. Svegård , ayudar a los demás – Y tomó un trago del café, Svegard sonrió y miró fugazmente hacia la ventana.- Hay algo que querría preguntarle- Svegård le animó a continuar con un leve gesto de cabeza- Por qué tanto ensañamiento? Quién puede odiarle tanto como para querer matar a Amanda?- Svegård paseó su mirada por algún lugar en la lejanía tras los cristales y regresó a él.

-En el mundo de los negocios,Sr. Naveira, no se hacen muchos amigos pero sí demasiados enemigos. Este en particular, gracias a ustedes, ya no podrá hacer más daño, de hecho, le he propuesto a Mariola Alcalde formar parte de mi equipo, en sustitución de Lu, pero no ha querido…es buena señal que su gente no quiera dejarle. – Dijo haciendo un gesto desvaido con las manos, Duarte sonrió levemente y levantó las cejas como respuesta.- Usted y su gente han puesto en peligro sus vidas por salvar la de la persona que más quiero Sr. Naveira, y eso no se puede pasar por alto.. No sé como podría recompensarles

-Amanda…la Sra. Svegård se encuentra bien, y ese era el objetivo, esa es nuestra recompensa- Svegård se acarició la mandíbula y le estudió brevemente con sus cristalinos ojos verdes.

-Me gusta usted Sr. Naveira- Duarte acertó a articular una media sonrisa, sin saber muy bien qué contestar, Svegård se incorporó en su asiento y se sirvió también un café solo- Me tranquiliza saber que todavía hay gente como usted en el mundo- Removió despacio el oscuro y humeante café,y lo alzó a modo de brindis sosteniéndolo delicadamente por el asa- Pero siempre le deberé el favor, le ruego no dude en cobrarselo cuando lo precise- Duarte le imitó en el gesto y ambos tomaron un trago a la vez.

* * * *

Macu y Duarte acompañaron a los Svegård al aeropuerto, el día que abandonaron la ciudad. Amanda se fundió en un estrecho abrazo con Macu, y ambas se dijeron algo al oido, que Duarte y Svagard , no pudieron oir. Ambos hombres se miraron y Svegård levantó las cejas, Duarte asintió y le imitó en el gesto. En el momento en que las mujeres se separaron, Svegård se volvió hacia Duarte y le abrazó también brevemente, ofreciéndole la mano, que apretó con firmeza. Duarte sonrió un tanto tímido, mientras Macu se borró lo que a él le parecieron lágrimas de los ojos, que ella disfrazó con una sonrisa.

-Todo listo Sres. Svegård- Anunció la voz del piloto a sus espaldas, Amanda buscó la mano de Svegård, que entrelazó sus dedos con los de ella.

-Espero que esta despedida no sea para siempre, vamos a dejarlo en un „hasta luego“- Apuntó Svegård, Amanda le miró y sonrió, como Macu no la había visto hacer hasta ese momento, y luego apoyó brevemente su cabeza en el brazo de él. Aún de la mano se alejaron hacia la escalerilla de acceso al jet y desaparecieron en su interior, tras lo cual la portezuela se cerró automáticamente tras ellos.

Macu y Duarte observaron como, a los pocos minutos, la nave se ponía en movimento y, con elegante lentitud, avanzaba hacia las pistas. Duarte siempre se había imaginado los aviones privados más pequeños, y admiró las aeródinámicas líneas de este con las que el sol, aún entre las nubes, comenzaba a jugar.

-Definitivamente, este puede ser el principio de una bonita amistad- La voz de Macu le sacó de sus pensamientos, se borraba las lágrimas otra vez y trataba de controlar su nariz con el embés de su mano, Duarte le ofreció un kleenex,y ella se lo aceptó con una leve sonrisa.-

-No te preocupes, a nosotros siempre nos quedará París- Dijo él mientras miraba a lo lejos cómo el jet cogía el impulso para despegar, Macu sonrió tras el kleenex, y el jet se perdió en las nubes con rápida precisión.

-O Betanzos- Apuntó ella.

-O Betanzos- Corroboró él, luego le pasó el brazo por el hombro y ella él por la cintura, y sin prisa, volvieron a la terminal.

 

 

* El comentario de Naveira hace referencia a algo que sucede en su primer caso „Tengo una muñeca“. No conlleva connotación negativa alguna para con el Colectivo LGBT, al que profeso un profundo respeto. Muchas Gracias.

 

Subinspector Duarte Naveira. «Nordés»(Segunda Parte)

06 jueves Jun 2019

Posted by Alquimista de Historias in Relatos

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Procesionaria

Jon la localiza a las once, cuando ella sale de casa. Lleva una bolsa de tela. Gafas oscuras. Sube la calle, cruza y se mete por la peatonal. Él lo hace un coche después. Ella entra en una panadería, él hace que mira un escaparate de un negocio de telas. Dos metros, tres euros. Ella compra una barra y lo que parecen dos croissants. Sigue por la peatonal. Se pasa por una papelería. El País, Diez Minutos, dos piruletas. Jon cuenta los pares de zapatillas de deporte falsas que un „mantero“ africano coloca con toda parsimonia sobre una sábana. Veinte. Ella tuerce a la izquierda y enfila hacia la mercería. La tercera vez aquella semana. La anterior habían sido sólo dos. Siempre seguía el mismo esquema, ella entraba en la mercería, le pedía a la dependienta dos bragas Norma, talla S, de color rosa, que la dependienta tenía que coger de una caja que estaba en la estantería del suelo al techo de detrás del mostrador. La caja estaba en el estante más alto. La dependienta no ponía pegas. Él sólo había entrado dos veces, aprovechando dos ocasiones de una mayor afluencia de público, y su presencia pasó desapercibida.

Ella pagaba y después se iba, doblaba otra vez hacia la peatonal y se encaminaba a su casa, de la que no salía hasta el día siguiente a la misma hora.

Habían recibido la orden de seguirla, y le había tocado a él. No les habían explicado porqué. Al parecer su ex-novio andaba metido en jaleos en Sevilla, y querían saber si ella tenía algo que ver. Pero ella sólo compraba bragas. Casi todos los días. Norma, S, de color rosa.

-Pero vamos a ver…Mariola..tú, cuántas bragas tienes?- Mariola miró a Jon y levantó las cejas, sonrió levemente e hizo como que hacía memoria.

-Oscila…unas veinte, o así..

-Veinte?

-Sí, veinte…pero oscila, ya te digo..

-„Oscila“ dice…- Mariola le regaló una franca sonrisa, Jon suspiró y ordenó las fotos de la mujer, la dependienta y la mercería que tenía delante de él.

-Le pregunté a Lara y me contestó lo mismo „depende“…ella calculó veinticinco…y yo me tengo que conformar con diez tristes calzones, oye…- El resto del equipo, sentado alrededor de la mesa estalló en carcajadas.

-En serio…diez tristes calzones…

-Lo que está claro es que tiene que ver con las bragas…- Anotó Mariola, Jon asintió.

-Sí…hasta ahí llegué yo, pero qué..venta clandestina? Al por menor…con las vecinas..?- Supuso Jon.

-En Ebay, a lo mejor las vende en Ebay…- Apuntó Boutureira, al tiempo que tecleaba algo en su portatil, todos le miraron sin ocultar su extrañeza, Boutureira asintió con la cabeza varias veces- En serio, a lo mejor no se fabrican en todas partes igual…pasa con las tetinas de los biberones de cero a tres meses-Levantó la vista y descubrió a los otros mirándole a su vez, en silencio, sin creerse del todo lo que él acababa de decir- En serio, mi sobrino sólo quería beber de las que se fabricaban en Corea…

-Pues mira ahí dónde fabrican las bragas Norma, a lo mejor son „virales“ y no lo sabemos- Concluyó Corcubión.

-Y siempre le atiende la misma dependienta?- Quiso saber Duarte

-Sí, es una mercería grande, hay tres dependientas, pero hasta ahora sólo la atendió una de ellas…

-La próxima vez voy yo contigo, a ver si también me las vende a mí- Comentó Mariola, Jon la miró con interés.

-Qué quieres decir?

-Si siempre le atiende la misma persona y compra el mismo producto…algo no cuadra..

-Mañana, sin ir más lejos…

-No vayáis juntos… a lo mejor ya está sobre aviso- Comentó Duarte.

-Cómo se llama la mercería?- Se interesó Mariola.

-„Cuca“- Respondió Jon, todos le miraron a la vez e iban a decir algo, pero Jon levantó el dedo índice de su mano derecha, conteniendo a penas la risa.

-Coñas las justas, por favor.

Jon siguió a la mujer como de costumbre, y ésta volvió a repetir el mismo patrón. Esta vez, mientras ella entraba en la mercería, él entró en un bazar chino que se encontraba justo enfrente , desde donde podía observar lo que ocurría en el mostrador. Misma dependienta. Misma caja en lo alto de la estantería. Después de comprar lo que supuso eran las bragas, la mujer salió del establecimiento y volvió a la zona peatonal mientras fumaba un pitillo. Jon le dio media calle de ventaja, y la siguió. Se cruzó con Mariola, quien no le concedió ni un soslayo.

Mariola también se ayudó del bazar. La dependienta que siempre atendía a la mujer todavía estaba en el mostrador, las otras dos, seguramente, al fondo de la tienda.

Un grupo de chicas con sus madres entraron al rato en la mercería. Mariola, en el bazar, haciendo como que contrastaba dos llaveros de la Torre de Hércules que al parecer brillaban en la oscuridad, pudo observar que la chica del mostrador, ante la demanda de una de las clientas, se ausentaba hacia el almacén. Mariola, aprovechó la ocasión, y cruzó.

Cada vez que entraba un cliente, se activaba una campanita con la escala musical „doremifasol“. Mariola pensó que ella sería incapaz de trabajar si tuviera que escucharla todo el día una y otra vez. Se ajustó las gafas oscuras, se repasó el ya de por si tirante cabello negro sujeto en una cola de caballo, y se acercó al mostrador. Bingo. Otra de las dependientas se acercó solícita a ayudarle.

-Dime

-Yo quería unas bragas…

-De qué tipo?

-Norma, talla S, rosa…de las que están en la segunda caja por la izquierda, en el último estante- Precisó señalando la caja exacta con el dedo. La dependienta levantó mucho las cejas y alzó la vista hacia donde ella le indicaba.

-Ya, pero Norma también tenemos…

-No, gracias, a mí me dan especialmente gracia las que están ahí..- La chica asintió, y alcanzó una escalera a la que se subió para coger la caja.

-Cuántas quieres?

-Me vas a dar cuatro..

-Sólo rosa?..las tenemos monísimas en azul y en coral..

-Pues una de cada..

-Son comodísimas…vendemos muchas..

-Me consta.

Cuando Duarte llegó esa tarde al portal de su casa, pensó, por un instante, que había una reunión de vecinos y que a él, por alguna razón, se le había olvidado. Además de Indalecio, el portero, se encontraban una mujer bajita, y que parecía peruana, vestida con un uniforme rosa palo y mandil blanco de organdí, tratando de plegar un cochecito gemelar, una chica con cola de caballo, ataviada con una cazadora de forro polar y vaqueros, con un niño que no llegaba a los tres años de la mano y que le indicaba a la otra cómo tenía que hacer, y Gelo, éste con un bebé en brazos, tratando de mantener controlados a otros cinco chavales en uniforme de colegio, que se divertían saltando de escalón en escalón por la escalera del portal.

-Buenas..pasó algo?- Preguntó Duarte, sin saber a dónde atender. Gelo cambió de brazo al bebé, que parecía encantado de estar a tales alturas, y sujetó con suavidada uno de los niños que amenazaban con salir a la calle.

-Nada…circulen, circulen…y a patas, que tenemos copao el eleveitor..- Explicó optando por situarse en el umbral del portal para evitar más fugas. Los otros tres, ocupados en plegar el coche gemelar, le saludaron sin prestarle demasiada atención, y Duarte se dispuso a subir los cinco pisos a pie.

Después, Gelo le explicó que hacía un par de días había coincidido con la chica que se ocupaba de cuidar a los niños, siete, de la familia que había comprado los pisos de Xoxón*. La había ayudado en la labor de subir a los niños en el ascensor, y, desde entonces, aprovechaba cada ocasión para estar con ella.

-Una forma muy peculiar de ligar- Opinó Duarte, medio recostado en el sofá haciendo zapping con el mando de la tele, Gelo, junto a él, en la misma posición le miró de soslayo.

-Es que es como la película „300“…pero con chavales, neno, no los controlas…y la pobriña achantando con todo…buah..no me da el alma, neno..es muy riquiña..

-Cómo se llama?

-Susa

-De Jesusa..

-No, neno, de Susanita…como la del ratón, no sabes?

 

No Signal

-Sabían las claves de acceso, no dio tiempo a nada, entraron a tiros.

-Cómo está Amanda?

-…..

-Dónde está Amanda?!

-No lo sé, Eric, cuando yo llegué la policía había tomado el lugar…..han muerto todos, menos Tadic, que está en coma….

-Pudiste ver los cadáveres?

-Si…..pero ella no estaba entre ellos, sólo Lu,..pensé que era ella …pero era Lu….

-Estaré ahí en menos de veinticuatro horas…

-No te muevas, no es seguro…

-Encuéntrala.

-No me llames, yo te busco.

 

V.

El coche era azul y automático. Había dejado al navegador guiarle, sólo había hecho una pausa, no le gustaba perder el tiempo. La voz artificial del aparato le explicó qué desvío debía tomar, y se descubrió en la arteria de entrada a una ciudad. Se sentó mejor y agarró el volante con las dos manos enguantadas, al verse de pronto en uno de cuatro carriles, por los que circulaban cientos de otros coches que cambiaban de vial a toda velocidad, no siempre usando intermitente. Tras un cambio de rasante, la ciudad se abrió a él en la lejanía. Maldijo a W.. Aquello no era un „pequeño pueblo de pescadores“. Dejó la arteria en una de las salidas hacia algún lugar, y buscó un sitio donde aparcar el coche. Lo dejaría abandonado. Como de costumbre. Encontró una plaza en lo que parecía el aparcamiento de un edificio oficial, no supo identificar de qué. Si había algo que no soportaba eran los imprevistos. Y aquel era uno. Llegas, te ocupas y desapareces, le había dicho W. Un plan simple. En un pueblo de pescadores, quizás. Pero no allí. En un kiosko compró un mapa de la ciudad y lo abrió sobre un banco. Estaba en una península. En una ciudad grande. Todo menos sencillo. Sacó casi con rabia su móvil del bolsillo del pantalón. Esta vez, no claudicó al inglés.

-Es una puta península

-Y qué puedo hacer yo para cambiarlo?

-Dame los datos

-Todavía no los tengo

-No tengo todo el tiempo del mundo

-Macu Efe. Estamos descifrando.

-Foto?

-Positivo. Te la envío.

-Esto cambia las condiciones

-Ocúpate de ella. No del dinero.

-Eres un hijo de puta

-Lo sé, ella misma me lo dijo.

 

 

De flamencos y hombres

Lorenzo Carreira era muy guapo y encantador. Y eso era todo lo que se podía decir de él. Además era el padre de Lois, el hijo de Macu. Habían empezado la relación como adolescentes, y hacía cinco años había llegado Lois. Antes de que el niño cumpliera un año, la relación se había roto. Por desgaste, y la negativa de Macu a seguir tirando sola del carro de la vida de ambos, ya que Lorenzo, si algo no hacía, era trabajar, ya que vivía de las rentas de sus padres.

-Entonces mañana lo recoges de judo..

-Mañana?…pues no puedo..

-Por?

-Quedé con estos, para arreglar un asunto y va a coincidir…

-„Con estos un asunto“….y qué asunto, si puede saberse?

-Macu…

-Bueno, vale…pues no lo recoges, pero me das los veinte euros que te corresponden para la excursión..

-Veinte?

-Sí, Loren, veinte…fiftyfifty que dicen los ingleses, y no digas que no tienes porque te pongo un pleito…

-Me encanta cuando sacas las cosas de quicio…- Sentenció Lorenzo, dedicándole la mejor de sus sonrisas y un guiño, al tiempo que sacaba la cartera del bolsillo del pantalón. Macu optó por respirar hondo y arreglarse la melena.

Amanda, que asistía a la escena sentada en el sofá del salón, hojeando el periódico, sonrió, pero continuó en silencio. Desde que había llegado a casa de Macu, se había ofrecido voluntaria para hacerse cargo de Lois. Macu vivía bastante céntrica, por lo que había podido observar hasta ahora, en una de las calles que desembocaban en el estadio de fútbol de la ciudad, muy cerca de un colegio religioso, cuyo uniforme le recordó al que había tenído que llevar ella de niña en el suyo. Lois, sin embargo, no iba a ese colegio, él iba a uno llamado Eusebio da Guarda, en una plaza enorme, no muy lejos. Ella le recogía y le llevaba a las actividades que tenía por las tardes, mientras Macu estaba trabajando. Lorenzo siempre tenía cosas mucho más importantes que hacer, y la madre de Macu se había ido de excursión con el Inserso a Tenerife. A Coruña era más grande de lo que había pensado. Y pasaban cosas. Acababa de leer en el periódico, que la policía había desarticulado una red de tráfico de drogas que camuflaba la cocaína impregnándola en ropa interior femenina, que después distribuía a través de una mercería. No pudo sino maravillarse de las ideas a las que llegaba la gente para tales tratos.

-„Sacar las cosas de quicio“ dice, porque quiero la fiesta en paz…si no…- La voz de Macu apenas podía maquillar su ira, tras acompañar a Lorenzo a la puerta y volver al salón.

-Qué tiene que hacer?- Se interesó Amanda, dejando el periódico a un lado.Macu hizo girar los ojos.

-Nada, ese es el problema, Loren no hace nada…por eso me revienta los nervios, él se relaciona y pasea, nada más…

-Y de qué vive?

-De la madre que lo parió y del padre que lo hizo..- Sentenció Macu abandonando el salón al tiempo que soltaba un bufido, Amanda iba a comentarle algo, pero se quedó sin palabras al verla aparecer de nuevo con un brazado de cartulinas rosas con flamencos dibujados y dos bolsas con plumas verdes imitando marabú.

-Qué es eso?

-La deco de la próxima boda…

-Y tienen que ser flamencos?- Amanda cogió entre las manos un puñado de plumas , sin ocultar un gesto de escepticismo, Macu se sentó en el suelo y comenzó a recortar la figura de uno de los cartones con unas tijeras de tamaño considerable.

-Sí, al parecer se conocieron en un sitio donde había muchos y quieren que sea igual- Contestó mientras cortaba con precisión milimétrica el flamenco, Amanda se sentó junto a ella en la postura del sastre, y comenzó a pegar las plumas sobre el flamenco que ya estaba recortado, Macu la miró sorprendida.- No te preocupes, ya lo hago yo…

-Así acabas antes, flamencos…a quién se le ocurre?- Y pegó unas cuantas plumas, Macu se encogió de hombros.

-Demasiado dinero, por eso se les ocurre- Amanda pegó unas cuantas plumas más y le dedicó una mirada fugaz.

-Demasiada tontería, hay mejores cosas en que invertir „demasiado dinero“ Macu, créeme- Macu le dio la razón mientras pensaba en qué invertiría ella si tuviese dinero, meneó la cabeza rechazando la idea y volvió a centrarse en el flamenco.

-El aloe te está haciendo bien en la cara, pues sí que debió ser bueno el accidente…- Le comentó apartándole un mechón rubio del rostro, Amanda sonrió levemente.

-Siniestro total…- Mintió pegando con cuidado un par de plumas, Macu levantó las cejas.

-Y de verdad no quieres ir al médico…

-No, no hace falta…es eso purpurina?

-Sí hija mía, quieren también „brilli-brilli“…

-Pues lo hacemos en la bañera, porque si no acabamos las dos como bolas de discoteca…- Macu no pudo evitar soltar una carcajada, Amanda la imitó y lanzó al aire un puñado de plumas.

 

Nunca pasa nada

Cuatro brazos cargan más que dos. Y si además, dos de los brazos eran de Gelo, más que mejor. Duarte, aprovechando que tenía la tarde libre y que Gelo prácticamente se había mudado a su casa, decidió acercarse con él al supermecado que quedaba al lado para hacer una compra. En un principio querían hacerse con básicos, como leche y pan de sandwich, pero acabaron cada uno empujando un carro lleno.

-No pilles de esas, que tienen el aceite de palma de los cojones….

-Aceite de palma?…son galletas…

-Ya pero mira..ves?…por todas partes, nos envenenan neno, es lo que hay..

-Estas no tienen…y viene en pack-ahorro..

-Dalle…

-Vamos a pasar de largo de las patatas fritas….que la última vez nos cundieron de aquí hasta el portal…

-Ay yo me pillo las Bonilla….tú haz lo quieras…

-Una cosa…entonces esa gente cuántos son?…porque yo ya perdí la cuenta..

-Qué gente?

-„La que frecuentas“ que diría mi madre…- Gelo sonrió y metió dos bolsas de magdalenas a su carro.- Cuando hay sonrisitas….

-A ver cómo te explico, neno, „esa gente“ son ellos dos, la pareja, y luego la chavalada, que son siete…u ocho, como lo veas, porque viene otro al parecer-Duarte soltó un silbido y cogió un tarro de mermelada de fresa.- Si, neno, flipa…pueden montar ellos su propio cole…

-Y tú eres un „cooperador necesario“..

-No hagas coñas que sí, a ver cómo te explico…es que pavo, yo me jayo, neno, Susa es sola para los chavalitos y Hemérita…se llama Hemérita la pava, en fin, pues eso, que Hemérita es para la casa y cocinar, pero no dan, neno, no les da la vida…porque ellos ni un dedo eh?…cuidadito, no se vayan a herniar…

-Ya sólo lavadoras..supongo, no sé..a propósito, necesitamos suavizante…

-No lo compres con olor a maracuyá…que vas oler a combinado de puticlú, o eso dice mi vieja..- Duarte le miró con los ojos muy abiertos.

-„Combinado de puticlú“?

-A ver cómo te explico…mismamente, y planchan con almidón..que yo ni flores de que aún existía eso, y luego está el agua bendita por el cogote, no te partas el eje que es cierto, neno, que me muera aqui mismo de un parraque, que el domingo de librar nada, todos a rezar…bueno, todos, menda no…ellos van a darse golpes de pecho..ah claro, pero Susa y Hemérita tienen que ir para apancar con la chavalada y uniformadas, no te lo pierdas, que ellos ni un moco suenan eh?…y claro después se van al „vermú“, que ella es de los Madriles y allí hacen eso, no sabes?

-De „vermú“?

-Como lo oyes y te lo narro, neno, pero Susa y Hemérita no eh? Cuidadito, ellas apancan con la chavalada de vuelta pa casa…y a todo esto, Hemérita es evangélica, pero tiene que ir a darse golpes de pecho con ellos también a Santa Lucía…

-Hemérita? De dónde es?….paso de coger verdura, patatas si eso, tú qué dices?

-Patacolas? Te traigo yo un saco de un pavo de Coristanco…la pava es de Perú, y ya me dijo que ella apanca porque le están haciendo los papeles y porque manda dinero a dos chavalitos que tiene allá..que si no no la volvían a ver…

-Pero se los están haciendo, o dicen que se los hacen…porque esa es otra…Pimientos de Padrón, trae pa cá…

-Sí, en eso le tienen ley, que ya tuvo que ir a hacer rollos ella y tal…pero es que mira…son ellas dos, para el caso Indalecio y menda…y es un no parar…

-Te veo muy puesto en la materia…Donetes, qué sería de mi sin Donetes…

-Por lo que me conviene, neno, que a Susa yo ya le tengo ley, entiendes?

-Pero hay tomate?

-Orlando, si te parece…julay, le di un pico y flipé neno…que se caiga la Torre si miento joder…que morí..con un pico, neno, „tomate“ dice el pavo…

-Bueno, hombre, un pico en Flandes..- Y no pudo evitar reirse, al tiempo que le lanzaba un paquete de Donuts de chocolate, Gelo le miró haciendose el ofendido.

-Y tu madre qué tal mea?…no te partas el eje, que tú también achantas en dique seco..

-El desierto del Goby..

-Chamalle X…

 

Riesgo Calculado

El sábado amaneció con sol y un cielo sin una nube. Macu se había tenido que marchar temprano a una de sus bodas, y Amanda se había quedado a cargo de Lois. Desayunaron juntos Colacao con galletas María, combinación insuperable a su modo de ver y que ella ya había catalogado como manjar, que superaba con creces todo lo que había podido desayunar alguna vez antes. En vista del buen día, decidió salir con Lois de paseo, sin rumbo fijo, así continuaría descubriendo la ciudad y de paso aprovecharía para hacer una compra pequeña, si pasaran por delante de algún supermercado. Lois recibió la noticia dando saltos de alegría, como si llevara meses encerrado en una celda de incomunicación, Amanda no pudo sino reir, ya no le dolían los músculos de la cara al hacerlo y los moretones ya habían desaparecido, pero en algún momento tendría que visitar un dentista ya que estaba segura de haber perdido una muela. Otra cosa era su pelo, abundante, rubio y lacio, que siempre llevaba en un corte en capas y que, ahora caía en desigual melena hasta sus hombros, con una especie de flequillo, sonrió a su imagen en el espejo y se lo peinó lo mejor que pudo. También peinó a Lois, con agua de colonia y raya al lado, lo que le regaló un aspecto de lord inglés en miniatura.

Cogieron el autobús en la parada junto al Estadio de Riazor. Ella se sentó en un asiento de ventanilla y a Lois en su regazo, entreteniéndole en hacer que contase coches rojos, su color favorito. El autobus atravesó la Plaza de Pontevedra y continuó por la Calle San Andrés, zona que ya había recorrido en sus primeros días, al ir a recoger a Lois al colegio. Decidió continuar ruta un rato más, después volverían caminando y comerían en algún lugar, respiró hondo y besó a Lois en la cabeza. Al menos eso. Poder respirar hondo. Lois le regaló un sonoro beso y una sonrisa que la hizo reir.

Se bajaron del autobús a la altura del Teatro Colón, y, de la mano, tras cruzar hacia Los Cantones, se adentraron sin prisa en la Calle Real. Lois, fiel a su costumbre, se paró delante de todos los músicos callejeros que encontraron a su paso, y a todos quiso dejarles una moneda. Toda la ciudad parecía haber salido a la calle aquella mañana, aprovechando el primer día de sol en mucho tiempo, sólo enturbiado por el viento, aún frío, que se colaba traidor por las bocacalles. Una vez llegaron a la altura del Teatro Rosalía, Amanda se decidió por bajar hasta La Marina, antes, le compró a Lois un perrito de peluche que ladraba y saltaba dando una voltereta en el aire, a un chico negro que los vendía sobre una manta tendida en el suelo.

Avanzaban despacio por delante de las terrazas de La Marina, cuando Lois le señaló un parque de juegos infantiles al otro lado de la explanada, que no era tal, ya que, como pudo observar, pasaban coches. Aún preguntándose a quién se le habría ocurrido situar justo allí el parque de juegos, cruzó la supuesta explanada. Lois se soltó entonces de su mano y corrió a hacerse con un columpio que había quedado libre. El parque estaba muy visitado, y los niños corrían jugando de un lado a otro en alegre algarabía, salpicada de llantos e infantiles discusiones sobre quién subía primero a qué tobogán, todo bajo la más o menos atenta mirada de numerosos adultos, emparentados o no con los niños, y que se entretenían charlando en grupos, muchos acunando a bebés todavía en cochecito de capacho. Amanda empujó varias veces a Lois, que se cansó pronto del columpio, y quiso jugar con su perrito. Mientras él se entretenía en hacer ladrar y saltar al perrito, Amanda se fijó en el puerto colindante, y los barcos de pesca atracados, que ya había visto en postales, pensó que, después, podrían pasar por delante y verlos de cerca, se estaba preguntando dónde estaría ahora atracado su yate, cuando Lois llamó su atención.

-Mira Manda! Si tiro de aquí salta dos veces!- Exclamó maravillado, Amanda sonrió y se agachó para ver lo que era capaz de hacer el perrito.

Y entonces sucedió. Amanda escuchó lo que le pareció fuera el intento inutil de alguien de hacer explotar una bolsa plástica llena de agua, y el hombre que hasta ese momento había estado de pie tras ella, charlando animadamente con un amigo, se desplomó al suelo exhalando un grito de dolor y salpicando en su caida a su alrededor con chorros de sangre que provenía de una herida en su pecho, que la alcanzaron a ella,a Lois y al hombre con el que estaba hablando. Amanda agarró entonces del brazo a Lois,y salió corriendo. Dejando atrás los gritos desesperados de todos los presentes, cruzó la explanada sin mirar, sólo concentrada en alcanzar más velocidad de la que sus piernas podían darle, respira Amanda, respira, solía repetirle su entrenador personal, y eso hacía, respiraba y corría, ajena a los frenazos que generó a su paso a ciegas, a la gente que empujaba, en su desesperada huida a lo largo de La Marina. Sin ni siquiera mirar hacia los lados, alcanzó el Casino, dobló hacia Rua Nova, haciendo caso omiso de las protestas de la gente con la que chocaba a su paso, sin bajar un ápice su ritmo de zancada. Alcanzó San Andrés, que cruzó tan rápido, que los conductores apenas tuvieron que frenar, para recorrer después la Rua Alta y tras ella cruzar hacia el Paseo Marítimo. Respira, Amanda, respira. Y continuó corriendo, zancada tras zancada. Fue entonces cuando escuchó una especie de gemidos junto a ella. Lois. Había llevado todo el tiempo a Lois aferrado de un brazo, y él no había hecho otra cosa que intentar rozar el suelo con sus pies y seguirla, atenazando el perrito contra él. Lois. Amanda, sin encontrar apenas aliento con el que respirar, incapaz de contener las lágrimas, le cogió en brazos y lo abrazó contra si, llamándole quedo mientras le acariciaba la cabeza.

-Y no me caí…Manda…no me caí….- Repetía el niño abrazándola a su vez, sin entender el porqué de su llanto.

Cuando entraron en casa, Macu ya había regresado de su evento, y les recibió dando una teatral vuelta sobre si misma en un vaporoso vestido de tul azul cielo, con una falda con mucho vuelo.

-UUUy qué maravilla….como la Cenicienta…me lo dio Cami, era de una que no lo quiso…- Y volvió a girar sobre si misma, al cesar en el giro, reparó en el aspecto que ambos traían. Bañados en sudor, claramente agotados y con las ropas salpicadas de algo rojo, que quiso pensar no era la sangre de ninguno de ellos.

-Al señor se le cayó pintura….mamá…por todas partes….pintura roja….y…Manda sabe volar…y mira, si tiro de aquí el perrito salta dos veces…- Aclaró Lois mostrándole el perrito, Macu se llevó la mano a la boca, y antes de que pudiera reaccionar, Amanda se desplomó desmayada al suelo

 

V.

Había dejado entrar a dos personas al autobús antes de entrar él. No se sentó, permaneció en el espacio del medio, atento a lo que Amanda pudiera hacer. Ella jugaba con el niño a contar coches. El niño. No entraba en el encargo. Pero suponía otro problema. Vas, te encargas y desapareces, le había dicho W. Pero no iba a ser tan sencillo. Siempre llevaba su mochila colgada al pecho. Esperando la ocasión. Cuando W. se había decidido a enviarle los datos que necesitaba para localizarla, lo había hecho sin problema. Hasta ahora no había tenido ocasión para llevar a cabo el encargo. Había alquilado una habitación en un hostal en los alrededores de la estación de autobuses. Sin papeles ni preguntas. No tenía pensado quedarse demasiado tiempo.

La chica decidió apearse en una especie de parque, él no se apeó enseguida, dejó salir a otras personas antes. No era tonta, siempre iba mirando a su alrededor, atenta a aquellos que se acercaban demasiado, evitando multitudes. Nunca sola. Le resultó difícil seguirla entre la gente, el niño se paraba cada poco ante los músicos callejeros, o quería juguetes. Él hacía como que miraba escaparates, o que consultaba su móvil. Pero no la perdía de vista. Él nunca perdía de vista su objetivo. Cuando ella decidió abandonar la calle peatonal, él se alejó media calle. Cuando alcanzó La Marina, casi le dio la risa. Campo abierto. Ella cruzó la explanada, que no era una explanada, porque pasaban coches, para ir al parque infantil. Campo abierto. Sólo tenía que buscar dónde apostarse. Sacó unos pequeños prismáticos del bolsillo de su cazadora, y oteó en la distancia. Sonrió. Si hoy hubiera jugado a la lotería, a lo mejor le hubiera podido tocar. Pero, para él, ese era el mejor premio.

El CarracedoII no era un barco grande. Pero tenía el techo de la cabina del puente de una sola pieza de madera y éste tenía la altura perfecta. No había vigilantes, así que no le resultó complicado entrar. Ya sobre su atalaya, montó el arma y paró su cronómetro, cuarenta segundos, cuatro segundos más rápido que con la anterior. Calidad y precio. Sólo metió un proyectil. No iba a necesitar más. Te encargas y desapareces, se dijo. Campo abierto. Sólo el viento. Noreste. A rachas. Y allí estaba. Mirando hacia los barcos. Parecía que le mirara a él, sonriéndole con sus infinitos ojos azules. Adiós rubita. Y apretó el gatillo. Maldijo. Se maldijo. Maldijo al niño. Los niños siempre eran un problema. Cuando volvió a su mira telescópica, ella se había esfumado. El blanco equivocado estaba con vida. La próxima vez apuntaría al corazón.

-Pódese saber que busca usté ahí?*- Ya había guardado su equipo, ahora estaba de rodillas sobre el puente, tratando de enviar un mensaje a W. La voz del hombre, que parecía querer preguntarle algo desde la puerta del puente, le distrajo. No entendía lo que le estaba preguntando.- A ver qué vai ser esto….faltaría mais…aghora subensenos ós barcos para ás fotos…manda truco…- V. le miró y parpadeó lento. Si le eliminaba, tendría que hacerle desaparecer. A él y al barco. Y no tenía tiempo para tonterías. Así que, sin más, le sonrió y enfocándole con su móvil, le hizo una foto con un potente flash.- Arre coño!….e encima me fai unha foto o tio!….esto é a repanocha!…pero boeno.!…Oiches Tito!…hay que mandar orden de que poñan vixilancia eh…Tito!- El tal Tito, que estaba en el barco vecino le miró sin entender.

-Qué che pasa..ho…tanto berro!

-Non viches? Tiña a un enriba do ponte fasendo fotos…

-Qué dis?!

-Ese tío…

-Qué tío..- Cuando el patrón del CarracedoII miró a su alrededor, V ya había desaparecido.

 

 

  • Xoxón: Personaje que aparece en el primer caso del Subinspector Naveira.
  • Se puede saber qué busca usted ahi?/ A ver que va a ser esto, ahora se nos suben a los barcos, manda truco/Y encima me hace una foto el tío, esto es lo más, oiste Tito? Hay que mandar a decir que pongan vigilancia que nos entran en los barcos/Qué te pasa…tanto grito?/ No viste?Tenía a uno encime del puente haciendo fotos/Qué dices?

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