Abrió la puerta del apartamento con la llave que aún conservaba, tenía pensado dejarla después sobre la encimera de la cocina. Sólo quería recoger su pasaporte, la última vez se le había quedado olvidado en uno de los cajones de la mesa del salón, estaba segura de que él no estaría. Nunca estaba. Ni en casa ni en ninguna parte. Meneó la cabeza para no darle más vueltas al problema y abrió la puerta. El apartamento estaba sumido en la penumbra, las cortinas estaban echadas y olía a cerrado, se preguntó cuánto tiempo hacía ahora que él no lo pisaba,cerró la puerta y se dirigió a la mesa baja junto a uno de los sofás, abrió el cajón y cogió su pasaporte. Iba a dar media vuelta, dejar la llave sobre la encimera de la cocina americana y marcharse para no volver, pero se detuvo. Se acercó a las ventanas, descorrió las cortinas y las abrió de par en par para ventilar. Sonrió levemente, él solía llamarla „Señorita Corrientes“ por su manía de abrir las ventanas en cuanto entraba en una habitación por primera vez, ella a él „Willy Fogg“, porque nunca estaba más de dos días en el mismo lugar del mundo. Respiró hondo, y se acarició la frente, para, quizás así, borrarle de su cabeza. Fue entonces cuando se abrió la puerta del cuarto y él apareció en el umbral, sólo ataviado con el pantalón largo de un pijama, medio tapándose los ojos de la claridad, y con el pelo completamente revuelto. Ella se asustó, y no pudo evitar dar un chillido y un respingo.
-Lara?-La voz de él estaba aún cascada por el sueño, ella no pudo moverse, aunque lo que hubiese querido fuese correr hacia él, colgarse de su cuello, y decirle que por fin había vuelto, que ya estaba allí, y que no se hacía una idea de lo rápido que su corazón podía llegar a estar latiendo en esos momentos. Pero no se movió, se limitó a abrazarse a sí misma y permanecer en silencio.- Lara…qué sorpresa!…Qué hora es?…- Preguntó él, mientras se acercaba a ella frotándose los ojos con las palmas de las manos.
-Las once- Contestó ella buscando su voz, y abrazándose aún más fuerte a sí misma, el rostro de él, aún inundado de sueño la miró y sonrió, con aquella sonrisa en la que ella podría quedarse a vivir.
-…de qué día?- Bromeó él.
-Miércoles- Acotó ella, para luego apartar su mirada de él y perderla en el exterior lluvioso, él ladeó la cabeza y quiso acercarla a sí, pero ella dio un paso atrás.
-Lara…
-No, Luc, por favor….yo, pensé que no estabas…yo…- Él la alcanzó de todas formas y la envolvió en un abrazo que casi la hizo desaparecer- Luc…verás…yo…
-Lara…leí tu Email….- Ella escondió el rostro entre las manos, no había pensado tener que volver a verle después de pulsar aquel „enter“- y tienes razón…- Ella alzó su mirada inundada de lágrimas hacia él, que no presentaba mejor aspecto- pero no me pidas lo imposible.
-Luc…
-No puedo sin ti, Lara, de verdad que no, vivo para el día en que te vuelvo a ver….y si eso no ocurre soy lo más parecido a un perro rabioso al que nadie se atreve a dirigir siquiera un saludo…tú, tú y tus corrientes, tus pies fríos, tu amor por las tortugas, tus tartas de queso, tu risa de voltereta, tu orden, tus duchas interminables….no me pidas lo imposible, Lara, por favor….porque no puedo…- Ella se atrevió a sonreir entre lágrimas y él se las secó con los pulgares-….y hay algo más…- Ella sintió un pellizco en el pecho, si ahora le decía que había otra persona, su vida se apagaría justo en ese instante- estás hablando con el nuevo socio de, ahora, Melway-Weston-Leight y Winley…- Lara se llevó las manos a la boca y él rio.- se acabó el avión…mi amor, de acuerdo?…Lara…- Ella le abrazó a su vez con toda la fuerza que pudo reunir y apoyó la cabeza en su pecho, él la buscó en un beso entonces, en el que la enredó sin remedio, para llevarla casi en volandas hacia el dormitorio.
Ella dormía bocabajo, desnuda y arrebujada entre un desorden de mantas y sábanas, el pelo rojizo se extendía sobre el colchón, y algunos mechones sobre su rostro tranquilo, en un sueño profundo, en el que había caido después de haberse dedicado ambos a deshacer la cama lo que había quedado del día y parte de la noche. Él,tumbado a su lado, la observó en silencio, y le acarició la cabeza con suavidad sin despertarla, luego abandonó desnudo la cama y salió del cuarto tras alcanzar su móvil, cerrando la puerta con sigilo tras si.
-Molly? Anula todas mis citas de esta semana, por favor….ya lo sé…y los vuelos, ponlos el mes que viene…pues cuélgalo a las horas extras…..estoy en Homeoffice hasta nuevo aviso…ah…Molly?….Busca casas, voy a comprar una- Y colgó el teléfono, lo dejó sobre la encimera y volvió al cuarto, ella no se había movido. Él se deslizó junto a ella y la tapó mejor, cubriendo de nuevo su delicadamente moldeado cuerpo, con todo lo que él necesitaba para que su vida tuviese un perfecto equilibrio, se entretuvo en su cuello para despertarla a medias, y la escondió entre sus brazos, ella apoyó la cabeza en su pecho y dijo el nombre de él aún dormida, él la afianzó más contra si, porque no quería volver a perderla, porque la quería, como no había querido nunca nada ni a nadie en este mundo, y la necesitaba. Para ser feliz. Para hacerla feliz. Para poder seguir funcionando.
Menos mal que Luc y Lara tuvieron ese encuentro, que parece definitivo.
Besos
Mercedes
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A menos eso… Muchas Gracias, Mercedes! Un beso enorme!
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