-Mañana se llevan la campana- Cristóbal lo dijo mientras anotaba algo en la tablet, Lucas miró entonces hacia la torre casi intacta de lo que había sido la iglesia, y se encogió de hombros.

-No creo que se caiga

-La van a restaurar, al parecer…y después a lo mejor la iglesia,ya se verá..

-Guillerma me dijo que ellos van a Cervejera a misa, los otros seis no…no creo que compense.

-Ya, pero la campana la restauran fijo, me pregunto cómo la bajarán…- Lucas miró otra vez hacia la torre haciendo visera con la mano, e iba a decirle que seguramente con un camión grúa y un forzudo, cuando un claxon le interrumpió. Era César, el cartero, en su coche de reparto.

-Qué! Se cae o no se cae?!- Exclamó riendo al tiempo que salía del vehículo y señalaba la torre, Lucas sonrió encogiéndose de hombros y Cristóbal negó con la cabeza.

-Hoy ya no…a lo mejor mañana- Bromeó haciendo que miraba la hora.

-Que sepáis que tenéis una nueva paisana…- Cristóbal y Lucas se miraron sin entender lo que que quería decir.- Ahí detrás, en la casa de la viuda de Cervera, al lado de lo que era la tahona….

-Por ahí pasé yo hace un rato y seguía todo igual, cerrado a cal y canto..-Comentó Cristóbal mostrándole con un gesto las casas que les rodeaban, todas tapiadas, algunas más ruinosas que otras.

-Pues ya se está instalando…

Los tres hombres se dirigieron entonces a la casa que César había dicho, en la perpendicular a la plaza dónde estaba la iglesia, y éste les señaló el Volkswagen Golf azul aparcado delante de una casona grande algo separada del resto, de la que alguien ya había abierto de par en par contras, ventanas y la puerta principal.

-Hola?!- Medio gritó Lucas hacia el interior al tiempo que llamaba con los nudillos contra el marco de la puerta. Una mujer joven ,en vaqueros y camiseta, salió al zaguán desde uno de los cuartos laterales llevando en las manos una jarra con flores lilas, llevaba el pelo trigueño en una cola de caballo y les miró a los tres con una mezcla de miedo y sorpresa.- Hola Buenas, bienvenida..-Ella pareció respirar tranquila y les regaló por fin su sonrisa, acercándose a tenderles la mano.

-Hola, yo soy Mila, Mila Gómez,esta era la casa de mi tía…perdonad es que pensé que no iba a haber nadie…- Se disculpó ofrenciéndoles entrar al zaguán, todavía invadido por una casi imperceptible nube de polvo, los tres se presentaron a su vez y ella les hizo pasar a lo que había sido la cocina, una estancia amplia de suelos de baldosa y alacenas de formica beis, sobre cuya mesa había varias cajas de supermercado con compra.

-Te vas a instalar aquí entonces?-Se interesó Cristóbal, al tiempo que, por deformación profesional, inspeccionaba con la mirada el techo, ella se encogió de hombros y dejó el jarrón sobre una encimera.

-Un tiempo, todavía no sé cuánto…

-Nosotros trabajamos para Patrimonio, en la reconstrucción de todo esto..-Explicó Lucas, ella levantó las cejas.

-Queda todavía gente? Creía que mi tía había sido la última en irse…

-Quedan ocho, en cuatro casas, en la parte de arriba…

-Ya no tenían pensado irse, y ahora están encantados con el plan…

-Para hacer hoteles?-Aventuró ella entre dudosa y escéptica, los hombres rieron la ocurrencia.

-No, casas asequibles para familias jóvenes, en total cien-Explicó Lucas, ella pareció sorprenderse gratamente.

-Pues qué buena idea….tranquilo es..

-Eso por descontado- Anotó César que hasta ese momento no había dicho palabra.

-Yo he „ocupado“ una a dos calles de aquí…si quieres llamarlas calles…mientras dura el proyecto- Explicó Lucas

-Yo voy y vengo…si bien llevo las obras, los pueblos fantasma no son lo mío- Bromeó Cristóbal mientras inspeccionaba la campana extractora.

-Yo os invitaría a algo…si supiera dónde lo tengo-

-No te preocupes, ya habrá ocasión..- Anotó Lucas

-Mañana podemos venir y ver si es factible que la habites…parece que sí, pero nunca se sabe…-Cristóbal dio un par de golpecitos al marco de la puerta de la cocina.

-Si necesitaras echar algo al correo yo vengo todos los días sobre esta hora…-Se atrevió César, ella sonrió, Lucas observó que su tensión inicial había desaparecido.

Tras haberse despedido de ella, los tres se dirigieron de nuevo a lo que había sido la plaza del pueblo.

-Bueno, pues ahora ya tenemos un muy buen incentivo para venir hasta aquí…-Comentó César, los otros dos le miraron y los tres rieron descreidamente la ocurrencia.

Al día siguiente a media mañana, Lucas y Cristóbal cumplieron su promesa y llamaron de nuevo a la puerta de la nueva vecina. Esta vez Mila preparó café y les acompañó en su recorrido por la casona, de dos plantas, con incontables habitaciones, muchas de ellas sin ventana, abierta hacia atrás a un patio de tierra pisada cerrado por un muro bajo. Cristóbal determinó que era habitable, y no corría riesgo alguno de derrumbarse, si bien en un futuro iba a necesitar un tejado nuevo.

-Y tú a qué te dedicas?-Quiso saber Lucas, removiendo su café, se habían sentado en un banco corrido de piedra que adornaba la fachada que daba al patio, Cristóbal había tenido que irse a Cervejera a buscar unos planos.

-Yo trabajo de química, en el laboratorio de „RIB56“, la empresa de cosmética..

-Y te has cogido vacaciones

-Algo así, un tiempo, digamos…demasiadas horas extras- Y llevándose su taza a la boca bebió un trago largo de su café.

-Tu tía dónde está?

-Ahora mismo en Alicante, me la pasó en herencia en vida….y tú?, también eres ingeniero?

-No, arquitecto y aparejador y albañil y pintor, doy a todo..-Mila rio

-Faena no va a faltar…

-Aún estamos en las primeras fases del proyecto…después vendrán las cuadrillas y todo el follón…

-Y ya no será un pueblo fantasma..

-Volverá a ser Templete de Arriba…

-Ah, que hay también un Templete de Abajo?

-No, le debió de gustar a alguien

-Y tu casa la has „ocupado“ de verdad?

-No, me la han cedido mientras esté aquí…pero le estoy cogiendo cariño, no creas, después si quieres vamos…

La casa de Lucas era más pequeña que la de Mila, y estaba adosada a lo que había sido la escuela. Era de planta baja, y repartía sus espacios en una amplia cocina que daba al frente y dos estancias más, que él utilizaba como dormitorio y sala de trabajo que también hacía las veces de salón.

-Todo muy ecléctico, como puedes ver…

-Muy Feng-Shui…-A los dos les dio la risa

-Muchos muebles no tengo, es verdad, la cocina ya estaba y el resto lo he ido comprando a medida que lo he ido necesitando..

-Esto qué es?- Mila le señaló unas bolas de cuero, que colgaban de unas tiras del mismo material y que pendían de un clavo en la pared.

-Boleadoras argentinas…me las trajo mi cuñado de un viaje por la Pampa, por si alguna vez las pudiera necesitar, fíjate tú qué tontería…

-Agún caballo que se desboque, despistado…

-Exacto…y voy yo y acierto…

-Nunca se sabe..

A partir de ese momento Templete de Arriba volvió a recobrar un poco de la vida que había tenido antes, los otros ocho habitantes de los que el más joven acababa de cumplir setenta años, se alegraron de contar con Mila, a la que recordaban de niña, como nueva vecina, Lucas y Cristóbal hicieron con ella enseguida camarilla y dieron en llamarse el „Club de las once“ ya que a esa hora de la mañana se reunían en la casa de ella a tomar café y hacer una pausa en sus cálculos y medidas.

-Esta flor cómo se llama? Nunca la había visto antes- Preguntó un día Lucas, refiriéndose a dos macetas con una planta de tallos largos y flores lilas, que adornaba el alfeizar de la ventana de la cocina de Mila, era sábado, y ella le había pedido si podía ayudarla en la tamaña tarea de vaciar el desván.

-La he bautizado „Percivalia“…

-Bautizado? Tú tampoco sabías el nombre?

-La encontré minúscula entre unos riscos en el Pirineo, la pasada Semana Santa, me la llevé de recuerdo y se puso así, busqué los siete buscares, pero no encontré el nombre…

-Y por qué Percivalia?

-Porque mi libro favorito es „Percival“,y como en él hay mucha mágia, pues la llamé así…

-También es mágica, o qué?- Mila le miró un instante y parpadeó varias veces, sin saber qué contestar, optó por sonreír, con lo que a él le pareció un rictus nervioso.

-Sacos de basura, necesitamos sacos de basura….Jacoba me dijo que tenía unos para ocho kilos, voy en un momento,vale?- Cambió de tema dando una palmada, él asintió y optó por no indagar más. Mientras ella se iba a buscar los sacos él se decidió a subir al desván para ir haciéndose una idea de lo que tendrían que hacer, iba a abrir la puerta que conducía a él, cuando escuchó los aldabonazos. La puerta principal tenía una aldaba de hierro fundido, pero nadie hasta ahora la había usado por lo que pensó sería Mila, que quisiera probar el sonido. Cuando abrió la puerta, se encontró con una aparición hecha persona en forma de mujer muy joven de larga melena blanca, que enmarcaba un precioso rostro de princesa de cuento iluminado por dos dulces ojos azules y vestía una especie de vestido túnica en tonos lilas, antes de que él pudiera decir nada, a la aparición se le sumó un hombre muy alto, que a él le pareció identico al del antiguo anuncio de Marlboro, sólo que en blazer, camisa blanca y chinos, lo que le llevó a pensar que la idea de usar el pueblo como escenario de anuncios publicitarios se había hecho real y aquella gente los iba a protagonizar. Pero no.

-Hola, Buenos Días, está Mila?- La voz de ella correspondía con su aspecto, le hizo recordar la última vez que había visto „La Cenicienta“, no supo por qué. Acertó a negar con la cabeza, incapaz de apartar sus ojos de los de ella.

-Si el coche está, es que sí…- La voz del hombre le sacó de sus pensamientos,y logró encontrar la suya.-

-Por supuesto…perdonad, pasad por favor…- Y les dio paso al zaguán, en el que los tres se quedaron en un impass, sin saber muy bien qué hacer, él optó por hacerles pasar a la estancia que Mila había decidido iba a ser el salón, y que provisionalmente estaba ocupada por un sofá y una televisión como todo mueble.- Mila se ha ido a buscar una cosa, vuelve en seguida….sentaos por favor, os puedo ofrecer algo?- La mujer le regaló la más bonita de las sonrisas que hubiera visto nunca y negó con la cabeza, sentándose en el sofá, el hombre permaneció de pie, con las manos en los bolsillos.

-Nos perdimos dos veces- Anotó mientras observaba el techo de vigas de madera.

-Eso te pasa,Emiliano, por no querer utilizar el navegador ese…

-Me revienta los nervios, Puri, preguntando también se llega a todas partes, no?..

-Tarde, sí, pero se llega…

-No empieces…

-Callemos…

-Eso…-

Lucas asistía a la conversación habiéndose decantado por el silencio, cuando Mila apareció en la puerta del salón. Al ver a los recién llegados, dejó caer al suelo los sacos que llevaba en los brazos y su rostro no pudo esconder la más rotunda sorpresa.

-Hola, mi vida…-Saludó Puri incorporándose de su asiento, Mila logró articular una leve sonrisa.

-Cómo me habéis encontrado?

-Mi vida, te conozco desde que ni siquiera eras una idea en la mente de tu madre….no podías estar en otro sitio-Argumentó Puri acercándose a ella y dándole un abrazo, que Mila secundó, ya más tranquila, Emiliano imitó a su mujer, y los tres miraron entonces a Lucas, que los contemplaba a su vez sin decir una palabra.

-Creo que es mejor que se lo expliques- Sentenció Emiliano al tiempo que se mesaba el cabello.

-Todo tiene que ver con Percivalia- Comenzó a explicar Mila,había preparado café y se habían acomodado alrededor de la mesa de la cocina, Lucas la escuchaba sin perder querer perderse detalle de lo que iba a contarle- La planté en una maceta pequeña y la puse en la cocina, sin muchas esperanzas de que sobreviviera, la verdad, pero para mi sorpresa, a los dos días había doblado su tamaño y el número de tallos, las flores también eran más grandes y desprendían un olor exquisito, la tuve que cambiar de maceta. Me fijé entonces en las flores, que rezumaban una especie de miel blanca, me llevé unas cuantas al laboratorio y tras llegar a la conclusión de que no era venenosa, se me ocurrió crear una crema con esa miel como ingrediente principal ya que sólo el olor invitaba a usarla. Dio para dos botes grandes…

-Y justo ese día me encontró en la escalera…- Comentó Puri, Mila sonrió y asintió.

-Y le di uno, yo me quedé el otro.

-A nuestras edades no tenemos tantos miramientos con las cremas, y la utilizamos como hidratante de cuerpo y de cara…tanto él como yo…además olía tan bien…

-Daba buen humor…- Anotó Emiliano sirviéndose otro café.

-Para hacer un resumen, en cuestión de días nuestro cuerpo y nuestro rostro rejuvenecieron, desaparecieron las arrugas, las manchas, las imperfecciones…incluso las cicatrices que pudiéramos tener…

-A las dos semanas volvimos a tener el aspecto que teníamos con veinticinco años….

-A nuestros hijos les dijimos al principio que nos habíamos puesto Botox…y nos creyeron..

-Yo les dije que a lo mejor, si dejaban de usarla, el efecto desaparecería,y volverían a ser los de antes….- Explicó Mila

-Pero no, estamos estancados en la veintena, y creo que se va quedar ahí, …opté por dejarme el pelo blanco, por aparentar un poco más mayor….pero lo hace peor…aún llamo más la atención…

-Siempre llamaste la atención, mi amor, te los llevabas de calle…- Bromeó Emiliano cogiéndole la mano y dedicándole la más amorosa de las miradas, ella le correspondió con un beso en el aire.

-Pero te elegí a tí….

-El mes que viene hará cincuenta años…

-Y él no se queda corto, el otro día le armé una escena de celos porque le vi reirse con la panadera…-Emiliano negó con la cabeza, buscando paciencia en el techo.

-Qué interés puedo tener yo en esa chica…vamos a ver…si puede ser mi nieta..- Mila ahogó la risa, Puri arqueó una ceja y le miró de reojo sin decir nada más.

-Pero..entonces…cuántos años tenéis…los tres?- Se atrevió a preguntar Lucas.

-Yo acabo de cumplir setenta y dos, Emiliano tiene setenta y cuatro…- Puntualizó Puri, Mila se apartó un mechón de delante de la cara y sonrió casi tímida.

-Yo tengo treinta y cinco….sólo la usé una vez de crema de cuerpo…y… bueno, sólo surtió efecto ahí, no en la cara…

-No le hagas caso, siempre tuvo tipazo..- Aclaró Emiliano, Puri le dedicó una profunda mirada, y él volvió a buscar la paciencia en el techo.

-Para que lo entienda….esa planta hace rejuvenecer los tejidos, pero por dentro seguís teniendo la misma edad?- Intentó entender Lucas mirándolos alternativamente.

-Hombre…yo sigo siendo yo, en la cabeza, como era antes….pero buena pregunta….cómo estamos por dentro…entonces?- Preguntó Puri, y Emiliano y ella miraron espectantes a Mila, quien se encogió de hombros.

-Ni idea…..os sentís como antes o no?- Preguntó, Emiliano dirigió a Puri una mirada casi de horror.

-Ay cari que vas a tener que usar la pildora otra vez…- Puri abrió mucho los ojos y soltó una especie de chillido.

-No puede ser!- Y se tapó la cara con las manos, apoyando los codos en la mesa.

-Nos habremos vuelto inmortales?-La pregunta de Emiliano quedó prendida en el silencio que se instaló entre ellos.

-Seguro que piensas que nos hemos escapado de la unidad de agudos de algún psiquiátrico…- Dijo Mila dirigiéndose a Lucas, quien les miraba sin ser capaz de decir nada congruente.

-Hombre…-Alcanzó a decir, haciendo un gesto con las manos, como queriendo explicar lo que él intentaba asimilar.

Puri y Emiliano les explicaron que habían decidido mudarse, ya que les era imposible continuar con el paripé, se mudarían a un lugar en el que nadie les conociese y donde pudieran comenzar una nueva vida todavía no habían decidido  dónde, en algún momento se lo explicarían a sus hijos. Se marcharon prometiendo comunicarles su nuevo paradero y decirles si se daba algún otro cambio en su aspecto, se despidieron de ellos con un cariñoso abrazo. Esta vez quiso conducir ella, y programó el navegador, Emiliano se limitó a buscar la paciencia en algún lugar de la inmesa meseta que les rodeaba.

-Mi jefe lo descubrió- Y la voz de ella le sonó a Lucas como si estuviese declarandose culpable de un crimen.

-Y te escapaste…

-Mira lo que les pasó a Puri y Emiliano, no tengo ni idea de qué otras propiedades puede tener…pero a él no le importa…sólo ve el dinero..

-Y qué vas a hacer?

-Por el momento nada, después ya veré

Lucas acompañó ese lunes a Cristóbal a Cervejera para entregar unos informes en el ayuntamiento y hacer algunas compras, fueron en el coche que Patrimonio les había puesto a disposición para los desplazamientos, mientras Cristóbal iba a solucionar los papeles él entró en el ultramarinos.

-Hombre Lucas! Qué bien que vienes, tengo ya los botes antipolilla que me pidió Mila, si quieres se los llevas ya…ah, y dile que un tipo vino preguntando por ella..- Explicó el dependiente del ultramarinos mientras colocaba los botes antipolilla sobre el mostrador, Lucas dejó de buscar lo que estaba buscando.

-Qué tipo?

-Un tipo alto, bien plantado, de traje,blandiendo un mercedes….le envié para allá..- Cuando alzó la vista de los botes, Lucas ya había desaparecido.

Se dirigió a donde habían aparcado el coche, pero ya no estaba, seguramente Cristóbal había tenido que ir a otro ayuntamiento a hacer otras cosas, como ya le había dicho, giró sobre si mismo en busca de alguien que le pudiese ayudar y vio a Cesar cargar su camioneta con el correo de ese día, recorrió la distancia hasta él a la carrera.

-Hombre Lucas!…

-Necesito que me ayudes…

-Tú dirás…

-César, tu te acuerdas de aquella película de un autobús que iba a toda leche y no se podían pisar los frenos?

Cuando abrió la puerta y le vio, Mila supo que estaba todo perdido. Le dejó pasar sin decir una palabra.

-Tú te vienes ahora mismo conmigo, tú y la plantita, vamos al laboratorio, me dices la fórmula, yo llamo a los japoneses y todos contentos, sin necesidad de tener que darte golpes, ni amordazarte ni prometerte la muerte….no me gusta el teatro- Explicó él, acariciando con los dedos las flores de la planta, ahora ya en tres macetas- Te robo agua…qué cantidad de polvo levanta esa carretera…- Y se sirvió dos vasos grandes de agua de una jarra junto al fregadero, Mila se calló comentarle que se acababa de beber el agua de un ramo de „Percivalia“que había puesto allí a remojo y ahora colgaba bocabajo de las alacenas para secar. Él metió una de las macetas en una bolsa y la agarró a ella del brazo para salir de la casa.

Lucas les divisó desde el fondo de la calle, César había llevado la camioneta a todo lo que podía dar, sin pararse a preguntarle el por qué, y él había corrido entonces a su casa, y cogido las boleadoras. Sin perder un minuto, las hizo girar con fuerza en el aire, y cogiendo impuso las lanzó casi perdiendo el equilibrio al hacerlo. El tiro llegó a su objetivo, y el hombre que llevaba a Mila cayó al suelo junto a ella, quien soltó un grito de susto.

-Ay que lo has matao!- Gritó casi llorando ella cuando Lucas se acercó, él le tomó el pulso y negó con la cabeza.

-No, sólo está noqueado- Aclaró, Mila se abrazó a él y él la secundó.

-Buen regalo el de tu cuñado-

-Sin duda…

Ella le ayudó a transportar a su jefe hasta el interior de la casa, decidieron encerrarlo en la antigua despensa, ya que carecía de ventanas. Daban la llave, cuando César apareció en la puerta de entrada a la casa, casi sin aliento.

-Pero qué te pasaba?!Para qué tanta prisa?!….pero oye…qué subidón!menos mal que aún no han puesto los radares…sino…- Y les miraba a ambos con una radiante expresión de satisfacción en el rostro.

-El del catastro- Acertó a contestar Lucas, Mila asintió vehementemente con la cabeza al tiempo que se apoyaba contra la puerta que acababan de cerrar.

-Catastro..

-Sí…no sabes cómo se ponen si no hay nadie para recibirles cuando vienen..- Explicó Lucas acompañando sus palabras con un creíble gesto de agobio, César levantó las cejas y pareció hacerse cargo.

-Entonces el cochazo ese de ahí abajo es de él…

-Sí…supongo que ahora estará por arriba preguntando y tal…

-Pues sí que deben de ganar bien en el catastro…- Supuso César rascándose la nuca, Lucas logró sonreír apenas, Mila se tapó la mano con la boca y fingió toser.

Los tres abandonaron entonces la casa, César hizo su reparto diario, y ellos dos, para hacer tiempo subieron hasta el castillo en ruinas que velaba en lo alto del pueblo.

-Estoy tan nerviosa que me tiemblan las piernas- Confesó ella sentándose sobre una piedra, él se mesó el cabello con las manos y expulsó aire con un sonoro soplido, en aras de encontrar él de nuevo también la tranquilidad.

-Pues anda que yo…

-Cuando se despierte, le doy la fórmula, la planta y que se vaya en paz…esto me supera.

-Tienes razón, y que sea feliz…o lo intente…y después qué?

-Qué es un pueblo sin farmacia?…no sería mala idea- Lucas se sentó junto a ella.

-Ah, es que también eres farmacéutica?- Preguntó sorprendido, ella sonrió.

-Yo también doy a todo-Y le cogió del brazo.

Volvieron al pueblo despacio, recuperando la calma, mientras Lucas le iba explicando los planes que había para cada calle. Llegaron a casa de Mila dispuestos a hacer lo que habían pensado y abrieron la puerta de la despensa. Lucas dio la luz.

-Y dónde está?- Mila entró tras él, la estancia estaba vacía.

-Cómo que no está?….si no hay ventanas y la puerta estaba bien cerrada- Se extrañó. Fue entonces cuando escucharon el maullido. Ambos se miraron un instante sin entender lo que estaba pasando, y el maullido se hizo más alto, hasta convertirse en un claro llanto de bebé. Los dos a la vez dieron un salto hacia atrás acompañado de un grito. Fue Mila la que se atrevió a acercarse con pasos inseguros al fondo de la estancia, a un desordenado montículo de lo que había creído serían sacos. Resultó ser ropa. Al separar dos de las piezas para saber qué escondían, le descubrió. Se llevó la mano a la boca y se giró hacia Lucas con los ojos anegados en lágrimas. Era un bebé recién nacido, que lloraba dejando claro que tenía sanos los pulmones. Lucas se acercó con las manos en la cabeza.

-Dime que no es verdad

-No puedo, lo es..

-Pero..pero..qué..

-El agua, se bebió agua con Percivalia, dos vasos grandes…

-Osea…es él…pero…

-Ahora es un bebé- Mila envolvió a la criatura en la camisa, lo estrechó contra ella y lo acunó, pero sin conseguir que el llanto cesase.

-Y él por supuesto sabe que…

-Supongo que por eso llora tanto…

-Y qué hacemos?- Mila miró al bebé, que a su vez la miraba a ella con el ceño fruncido, brocado de llanto, y sonrió acariciándole la minúscula cabecita.

-Tengo una idea

Le entregó el bebé y abandonó corriendo la estancia. Volvió pocos minutos después, con las manos enguantadas y una manta todavía en su funda que había encontrado en la que había sido la habitación de su tía. Tras sacarla de la funda, la extendió sobre el suelo, y cogiendo al bebé con sumo cuidado lo depositó en el centro de ella, para luego envolverlo de forma que después sólo se le veía la carita, arrugada de lágrimas.

-Le dejaremos en el portal de la iglesia, los de arriba aún están en Cervejera en el Hogar del Jubilado y en Labores, lo sé por Guillerma, no habrá problema. No nos verá nadie. Después llamamos a la Guardia Civil..o la policía…no sé…y ya está.

-El coche…qué hacemos con el coche?..ya sé, lo escondo en uno de los cobertizos, tengo suficientes cadenas y candados, nadie sabrá que está ahí…-Explicó, ella asintió y abrigó un poco más al bebé, que parecía haberse quedado dormido.

Y llevaron a cabo su plan. Dejaron al niño en los escalones de la iglesia, de forma que era imposible no verlo u oirlo si alguien pasara por delante, y llamaron a la Guardia Civil. Cuarenta minutos más tarde, el habitual silencio se vio roto por sirenas y luces, pertenecientes a coches de la Guardia Civil, Policía Nacional, una ambulancia medicalizada, agentes de Protección de Menores y el cura de Cervejera al que también casi hubo que atender. Ellos contaron que volviendo del castillo habían escuchado un llanto y que se habían encontrado con el bebé, lo habían cogido en brazos para calmarle, y que del resto no habían tocado nada. Y les creyeron. Un médico se llevó entonces a la criatura, que gritaba y braceaba sin consuelo. Uno de los presentes comentó emocionado que el chico quería dejar claro que estaba vivo, Mila y Lucas se limitaron a asentir, seguir al médico con la mirada y verle desparecer en la ambulancia.

-Una cosa está clara, va a ser un niño difícil y un adolescente complicado…- Sentenció Lucas. Habían vuelto a subir al castillo, desde el que observaban el ir y venir de los coches patrulla y de los equipos de prensa que ya se hacían eco de la noticia, ellos, tras declarar, habían decidido desaparecer. Mila le miró y sonrió.

-Hasta que le crean va a pasar la tira de tiempo….si no lo toman por loco-Lucas rio también. Se quedaron en silencio un instante, sentados uno junto al otro observando los juegos de luces en la caida de la tarde.

-No pienso tener nada contigo-Casi susurró él.

-Ni yo contigo

-Eso sólo pasa en las novelitas o en las películas…ella llega y se ven,y veinte minutos después ya están juntos…eso no pasa…

-Raro que pase…

-Hombre…una alegría al cuerpo sí que podíamos darla…-Ella se ríe por fin, y cogiéndole del brazo, apoya la cabeza en su hombro- en serio…por aquí debió ser deporte nacional en otros tiempos…porque otra cosa..- Y él extiende los brazos como para mostrarle la anchura de la meseta castellana, ella continúa riendo su ocurrencia.

-Deporte Nacional?

-Muy sano…y recomendable…

-Como el yoga..

-No deja de ser una variante

-Lucas?

-Dime

-Quieres guardar conmigo este secreto para siempre?

-Por los siglos de los siglos?

-Hasta el fin de los tiempos..

-Y tú? Quieres ser mi adorada dama?

-Como gustéis…

Observaron el sol perderse poco a poco en el horizonte regalando una penumbra, que, en su avance hizo desaparecer la luz, y dio paso a la oscuridad que tendió un inmenso manto perlado de estrellas sobre ellos,y su secreto.